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El Diablo También Se Enamora

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renacimiento/renacer
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Descripción

La ambición mueve al mundo, es una triste realidad, sin embargo, me aferró a ese pensamiento de que todo irá bien que las personas son buenas, pero cuando lo conocí no podía pensar en esa oscuridad que lo envolvía, mi mente me decía que corra que no había nada ahí, pero el deseo gano, mi corazón latió tan fuerte que casi me dolía, aunque siempre me iba él siempre estaba ahí esperando por mi.

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Prefacio
El inicio del cuento Él El amor era mirarla, hacerla sonreír, aunque lo que sentíamos estaba prohibido, me arriesgue, pero para ella no fue suficiente, quería más y lo entiendo más bien, quise entenderla. Por años entrené, hasta ser la mano derecha del creador, hubo momentos en los que hice cosas de las que no me puedo enorgullecer y hasta cierto punto me odies, sin embargo, siempre me recordé que esto era por un bien. Otros momentos que tuve fue en los que me cuestioné varias ideas que tenía el creador y que me resultaban cuestionables. Pero, ¿Quién era yo para cuestionarlo? Soy un simple peón en su tabla. El día parecía tranquilo, aunque la tierra estaba al punto del colapso, la maldad estaba arrasando con gente inocente, quería impedirlo, sin embargo, se me ordenó quedarme quieto. Podía escuchar sus súplicas por auxilio, pidiendo piedad, cuestionando y hasta juzgando, aunque logré mantenerme en pie, sentía que había fallado. Fue entonces que llegó el desastroso día, como en cualquier historia típica de ser contada, su error me costaría el destierro. Yo no tenía el corazón para verla caer, el que le cortaran las alas, de solo pensar en el acto tan atroz que nuestro creador decía que merecíamos al deshonrar sus leyes hacía que sé me revolviera el estómago. Me eché la culpa tontamente mientras sentía asco de la mirada que ella me daba fue cuando entendí que el amor que le profesaba era mi condena. Grito y humilló igual que todos consciente de que era su error, vi lo que el egoísmo era capaz, me parece un insulto ser parte de ellos. Nosotros somos mucho peor de los que están ahí abajo, al menos ellos luchan por su vida ¿Y yo? Es cuando están a punto de cortar mis alas que me cuestionó, ¿por qué debía humillarme ante alguien que parece ser más un verdugo que quien dice profesar amor? Y que está dispuesto a perdonarte mientras te arrepientas, él debe saber que yo no fui y aun así pide que me hagan esto. Me castiga por una razón muy diferente a la original. ¿Esto es lo que un padre debe hacer por sus hijos?, he visto en la tierra ser más benevolentes. Escondo mis alas y hago mi cabeza hacia atrás para golpear con mi cabeza al que tiene el arma. Luego golpeó a los que me tienen sometido deshaciéndome de ellos con facilidad. Soy el mejor guerrero, además mano derecha del creador, no lograrán tocarme ni el polvo. Extiendo mis alas volando para impulsarme a la salida, Miguel intenta alcanzarme junto con Gabriel y Rafael que intentan impactar contra mí desde frente, sabía que intentarían algo así. Los dejo pensar que lo lograran cuando de un golpe hago caer a Miguel, mientras que a Gabriel de un puñetazo lo desestabilizó, Rafael intenta agarrarme desde atrás, así que le respondo de un cabezazo. Logró salir con ángeles y arcángeles pisándome los talones, ha enviado a todos, decido deshacerme de cada uno hasta que el creador desista, pero no es hasta que ella aparece, esto debe ser un chiste que le debe divertir. —Debes entregarte —Si no estuviera pasando por esto le hubiese creído, suelto una carcajada, ¿En serio? Me acerco a ella haciéndole creer que desistiré, me permite abrazarla, aunque aún tiene un arma apuntando en defensa. —Te amé —susurro en su oído, es cuando encajo mi espada en su abdomen, esto no la matara, pero demostrara que no me tentaré el corazón, no volveré a arriesgarme por alguien. Llevo una semana escondiéndome, camuflarse fue fácil al ya no ser un ser puro, la oscuridad me ha envuelto dándome una bienvenida más amigable. Entró en el bar donde hay mujeres en poca ropa, aunque una es la que me llama la atención Lili, me acerco a ella a paso lento, ¿No estaba muerta? Es ella la razón por la que esté aquí, si no hubiésemos cruzado palabra, tal vez esto sería diferente, seguiría haciendo mi trabajo sin ningún tipo de pensamiento absurdo. —No es mi culpa —afirma cuando me ve, sale del bar casi corriendo, debería hacerlo. —De todos los que podías hablar, ¿Por qué yo? —bramo, la agarro del brazo deteniendo su paso, pero cuando da vuelta su cuerpo impacta contra el mío, hay una energía que me hace alejarla de golpe, por lo que la suelto de inmediato. —Eras el único que podía comprenderme sin decir nada, no tenía intención de que fueras desterrado —suelta un suspiro cansado, —Tarde o temprano te darías cuenta —afirma —Además esto no es tan malo —dice divertida dando una vuelta. —Si te soy sincero no le encuentro divertido —afirmó caminando para dejarla atrás, pero casi corre a un lado mío —Puedes quedarte en mi casa —dice antes de saltar en mi espalda, por lo que la agarro de las piernas intentando detener su caída —¿podrías ir más lento, grandullón? —suelto una carcajada y la dejo caer al suelo. Caminamos hasta llegar a una pequeña cabaña a las afueras de un pueblo, es de dos pisos y parece abandonada. Ahora que la miro parece más delgada, aunque su cabello rojo sigue llamando la atención a varios metros, además de que su vestido color blanco largo con una abertura de la pierna la hace ver hermosa, aunque no es mi tipo, demasiado problemática. —Solo tengo una cama, así que podemos dormir juntos —dice con una sonrisa coqueta, alzo las cejas incrédulo ¿En serio lo dijo? —No puedo bajar la guardia —suelto con tranquilidad y le sonrió a su mueca como respuesta. Cuando caí en la tierra la maldad humana estaba en su pleno esplendor y me cuestioné si de verdad se merecían lo que obtenían o quizá solo estaban sucios de un mal que no era suyo, este mundo no era ni una pizca de diferente al mío, terminé por confirmar. —¿En serio haces esto? —Lili se asusta al escucharme —Sí, algunos niños merecen ser salvados, ya que, cuando crecen la crueldad a la que son lanzados sin advertencia —contesto con toda la sinceridad que puedo, me está abriendo las puertas de su casa, es lo menos que puedo hacer. Sonríe aunque es más una mueca —¿Sabes que, aunque sean almas puras, no podrán entrar a los cielos? — hago saber, por su expresión, ahora sé que no lo sabía, las reglas han cambiado desde que fue desterrada. —Son hijos del pecado, no están bajo las leyes —me encojo de hombros y comienzo a caminar alejándome. —Hace falta que alguien llegue a tu corazón —afirma como si supiera algo que yo no, esta mujer puede cambiar de actitud como el clima. Suspiro deteniéndose, quizá es lo que me falta. —Quizá sea cierto —susurró pensativo, pero error, ahí comenzó su locura, entiendo que los quiera salvar, ¿A estos extremos? Después de decir eso me presentó a un montón de niños, mujeres que pasaron por mi cama cabe agregar y hombres según trabajadores y honrados a comparación de ella, yo puedo ver más de lo que sale de sus bocas y no estas personas están más podridas que los que están en un cementerio. He buscado durante meses y por hoy he decidido darme por vencido, la humanidad ya no tengo ningún argumento para defenderlos, ya me he rendido. Es una tarde fría, el invierno está por llegar, estoy seguro de que en cuanto Lili sepa de mi llegada me buscará esperando una respuesta, sé que entre los dos ella es la más esperanzada y de alguna manera me siento culpable, quizá no busque lo suficiente. Hago un gesto con el vaso para que el cantinero vuelva a llenar. Es cuando alguien llama mi atención que hasta quiero reír por lo irónico que es, A lo lejos hay una chica de cabellos rubios casi tan brillante como el oro puro y piel blanca no debe medir más 1, 50, con un vestido color rojo bastante corto hasta la mitad de sus muslos. Está rellenita de una manera que la hace ver tierna con esa sonrisa, pero con su cuerpo voluptuoso es una tentación andante. Se encuentra vendiendo flores. Es la primera vez que siento como mi corazón late desbocado quiero ir y oler su dulce aroma directo de su cuello, es un sentimiento bestial envolviéndome. La veo moverse entre las mesas hasta que llega a mí, es difícil no notar el collar de oro con un enorme diamante en su cuello, lo que significa que no está disponible y que alguien de alto rango ya la tiene. —Señor, ¿Compra flores? —dice, hasta su voz es melodiosa. —¿Cuál es tu nombre? —logro decir, aunque mi voz sale afectada, parece no notarlo. —Soy Ángel —sus mejillas toman un rubor que me hace sonreír. —Quiero todas las flores —abre los ojos sorprendidos y luego asiente con una sonrisa para comenzar a hacer un ramo hasta entregármelo. —¿Vendes flores por aquí seguido? —cuestiono tratando de sonar desinteresado. —Sí, señor —murmura agachando la cabeza, para luego caminar hasta la salida, la miro hasta que su presencia deja de cosquillear mi piel, cuando su olor a vainilla desaparece. Salgo del bar sintiéndome como nuevo, es cuando me encuentro con Lili que me observa con una ceja enarcada, le doy una sonrisa socarrona y tiro las flores en el camino, Interesante.

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