Hablar y nadar con los peces era algo que Jaen solía hacer, era parte de esas rutinas que lo hacían sonreír y sentirse seguro, y Lior reconocía que le gustó cuando lo hizo el día anterior junto al rubio, sin preocuparse demasiado por su alrededor, o de no alejarse demasiado de su clan, porque sabía que al a dónde regresar, y de alguna manera el tritón rubio también lo hacía. Pero estar en el arrecife no era porque él quisiera repetir la experiencia del día anterior, no sin Jaen a su lado, a quien estaba buscando ahí, y por quién se acercó a un pez payaso a preguntarle si lo había visto; la reacción del pez no fue grande, como si le costara entenderlo ya que se detuvo de nadar por unos segundos y luego pareció ignorarlo al comenzar alejarse en una dirección totalmente diferente, sin embarg

