Parte 3

2203 Palabras
La noche llega más rápido de lo que hubiera querido; estaba ansiosa, pero los nervios era aún más grandes. Carla me hizo salir temprano porque no podía llegar tarde en mi primera jornada de trabajo, al llegar al restaurante me visto con el uniforme que me entregaron; es un pantalón n***o, una camisa blanca, un blazer sin mangas del color de los pantalones y zapatos negros, por ultimo suelto mi corto cabello n***o, coloco sobre el blazer la placa que lleva mi nombre y listo. En el camerino donde estaba entran unas chicas que vestían igual a mí. - Hola, tú debes ser la nueva. - Sí, soy Nicolle - Lo digo señalando la placa. - Nosotras somos Verónica y Nataly - Un gusto conocerlas – Les sonrío lo más emotiva posible. - ¿Ya estás lista? - ¡Más que lista! - Entonces salgamos, los comensales están por entrar. El chico que lidera la cocina me entrega una libreta y un bolígrafo para apuntar las ordenes, me da instrucciones de cómo me debo acercar a las mesas y en qué orden están distribuidas, me muestra las zonas VIP para clientes preferenciales y las zonas de reservas, tras varios minutos de inducción me deja sola. Mi noche empieza y hago mi primera orden, no parece tan difícil, creo que lo puedo manejar. Siempre estoy sonriente, le doy la bienvenida a las personas que llegan y escribo lo que desean pedir. Parece sencillo, creo que puedo hacerlo. Todo marcha bien, me imaginé que podría ser difícil pero veo que mis nervios fueron por nada. Al final de mi primera experiencia en este lugar me fue muy bien, Carla tenía razón, las propinas son bastante generosas. Es tan motivador, ya quiero que sea mañana y seguir con esto, no está tan mal a final de cuentas. Es hora de cambiarme y dejo todo en orden, mañana debo volver. Me despido de las chicas y les agradezco por ayudarme con mi inducción. Llego al apartamento y Carla parece dormida, yo me tiro en un clavado a la cama y hago lo mismo, los pies me piden descansar. Mi sueño profundo es interrumpido por el sonido de una alarma, me despierto de golpe y veo a Carla saltar de la cama. - ¿Por qué tengo que ir a estudiar tan temprano? ¡Carajo! La chica arrastra sus pasos hasta el baño y yo solo río de su cara de "felicidad" me dirijo a la cocina y preparo unas tostadas, huevos con tocino y algo de café para que Carla coma antes de irse. - Wao, se ve muy rico todo. - Toma el café para que te despiertes, tu cara te delata. - Es que me desvelé un poco, te esperé pero me quedé dormida. Me moría de ganas por saber cómo te había ido en tu nuevo empleo. - Me fue muy bien, tenías razón con lo de las propinas. - No sabes lo feliz que me hace escucharte decir eso, hoy debes llevar tu hoja de vida ¿no? - ¡Mierda! Lo había olvidado. Salgo de la cocina y busco en la mochila mis documentos, Carla me indica lo que necesito y lo guardo todo en un sobre de color blanco. - No sé qué sería de mi vida sin ti. - Soy la mejor lo sé Sonrío por su comentario y me dispongo a organizarme para volver nuevamente al restaurante. Me baño rápidamente y me visto con una sudadera de color blanco, unos jeans sueltos, tenis blancos y mi gorro de lana. Antes de salir tomo mi mochila y salgo junto a mi amiga. Tras unos veinte minutos me encuentro esperando a la señorita Caroline, al verla llegar esta me pide que la siga hasta su oficina y lo hago en completo silencio. - ¿Traes lo que te pedí? - Si señora, esta es mi hoja de vida. Le extiendo el sobre de color blanco, lo toma y lo mete en una de sus cajones sin revisarlo. - Ya puedes salir. - Pero… - Ya puedes retirarte. - Ok, permiso. Me retiro y llego a la cocina para saber si alguien necesitaba de mi ayuda, en unas pocas horas empezaba mi turno así que decidí quedarme y esperar. - Hey, chica nueva ¿cómo estás? - Hola Nataly, estoy bien, ¿y tú? - Algo cansada, como siempre, pero es algo normal en este trabajo. Seria extraño si no lo estuviera. Reí por su comentario, aunque es algo cruel a fin de todo. Mientras ella me contaba de su vida, del tiempo que lleva aquí y de lo difícil que puede ser la jefa, nos alistábamos para empezar el trabajo. - ¿Qué te pareció la jefa? - Pues, creo que es buena persona. - Vamos, puedes responder con total confianza, ya todos sabemos que es una maldita bruja. Nos reímos durante un largo rato hasta que fuimos interrumpidas - Chicas, estén todas listas, la jefa almorzará en la zona VIP con un acompañante, pide que sean bien atendidos. - Está bien - Respondimos al unísono. Todos andan como locos porque la jefa traerá a alguien; la mesa que pidió está un poco más retirada del resto, está ubicada cerca de una bonita vista de la ciudad y con la mejor ventilación. - ¿Quién acompañará a la jefa? - Le pregunto a Nataly con discreción. - No lo sé, creo que es su novio, es un hombre muy atractivo, ya ha venido un par de veces a comer con ella. - Debe gustarle mucho ese sujeto para hacer un caos aquí por su venida. La hora de almuerzo llegó, los comensales llegan y yo empiezo a tomar las órdenes, hoy mi trabajo es atender la zona general, cuando recibo la última orden voy hasta la cocina. - ¡Nicole, ven aquí! - El encargado de la cocina me llama y se ve algo molesto. - ¿Pasa algo señor? - Necesito que cambies tu turno con Arnold, al parecer no se siente bien y necesitamos personal en la VIP. - Claro que sí señor, no hay problema. Solo dígame que tengo que hacer. - Toma, ponte este gorro de tela y cubre tu cabello, no queremos una queja porque alguien encuentre un cabello en la comida. El encargado me entrega un gorro de tela n***o y le pide a Arnold que se quite su blazer, el cual es de color dorado. - Ponte esto, no importa que te quede más grande, solo corre a la zona VIP y primero pide la orden de la Jefa, esa mujer debe estar con ganas de matarnos. Tomo un respiro y camino apresurada hasta el fondo del gran salón donde se encuentra la zona que me asignaron, intento controlar mi respiración cada vez que me acerco a la mesa y veo a mi jefa observándome con ganas de matarme, seco sutilmente mi frente con la manga de la camisa para parecer fresca. Miro la persona a su lado y me encuentro con un hombre muy apuesto, como un personaje de los libros de mitología griega. - Buenas, disculpen la demora es que tuvimos un pequeño problema con nuestro personal, pero ya todo está resuelto. Sean bienvenidos, este día yo me encargaré de tomar su orden - La mujer me mira con ganas de ahorcarme y el hombre se dedica a ver algo en su celular. - Menos mal que ya solucionaron el problema, solo pide la orden del caballero que debe estar hambriento y algo intranquilo por tener que esperar tanto. - Mil disculpas. Díganme, ¿que desean pedir? - Las damas primero, por favor. Caroline se sonroja y por cómo le brillan los ojos puedo decir que este hombre le gusta mucho. - Bueno, yo quiero Tabulé, estoy un poco antojada de comida árabe y para postre una porción pequeña de brownie con un baño sutil de chocolate blanco y para acompañar el postre una copa de vino Mistela. Escribo rápidamente lo que la mujer me dice pero soy interrumpida - Sabes que, mejor tráeme vino Pinot Noir, el Mistela es muy amargo. ¿Qué dijo? La observo y le digo de forma muy amable - Señorita, si me permite debo decirle que el vino Mistela no es amargo, todo lo contrario es un vino dulce, perfecto para acompañar postres. La mistela es un licor elaborado con la mezcla de mosto de uva y alcohol. Generalmente de sabor dulce. Por lo tanto es el mejor acompañante para su brownie. Ella me mira con cara de pocos amigos y el hombre que la acompaña me observa y se dirige a mí -  Interesante observación. A ver, yo pediré carne roja, ¿que vino me recomiendas? - Perdón, ¿qué? - sí, dime que vino me recomiendas para acompañar mi comida. Lo pienso por unos segundos y luego respondo. - Le puedo recomendar el Merlot - Interesante sugerencia y ¿Por qué me recomiendas ese vino? - Porque es un vino tinto muy suave, y sus aromas a cerezas, ciruelas y toques de hierbas, combinan muy bien con las carnes rojas. - Creo que ha sido suficiente, puedes retirarte – Dice la mujer que me mira y mueve su cabeza como una señal para que me retire; le entrego la orden al chef y espero que este me llame para llevar la comida. No sé cuantos minutos pasaron cuando me dieron aviso que la orden estaba lista. Deposito la comida en uno de los carritos y la llevo hasta la mesa de mi jefa - Creí que iban a demorar más – lo dice con sarcasmo la mujer que no se ve a gusto -  lo lamento mucho Chris, por lo general el servicio es muy bueno, solo que tengo empleados algo torpes. No hago caso a lo que dice y pongo los platos en la mesa, sirvo las copas de vino y al intentar ponerlas en la mesa se me deslizan y caen sobre el delicado mantel blanco, unas pequeñas gotas  rebotan y se estampan sobre el vestido de mi jefa. - ¡Oh Dios mío! Lo siento mucho, no fue mi intensión – Tome un pañuelo e intento ayudarla. La mujer se pone de pie completamente enojada y hace que me detenga. - ¡Lárgate de aquí! maldito bueno para nada. - No fue mi intensión, lo lamen… - Que te largues miserable, esto es lo que gano por compadecerme de los muertos de hambre. Siento un nudo formarse en mi garganta, quiero disculparme una vez más pero los ojos se me nublan y la voz no puede salir. Me retiro del lugar y mis lágrimas amenazan con salir, empiezo a correr hasta la salida y todos tienen su vista en mí, algunas personas parecen extrañadas y no me importa, sigo corriendo hasta lograr salir de tan horrible sitio. Camino hasta unas bancas de una parada de bus y me desahogo como una niña pequeña, mientras sorbo mis mocos escucho algo - ¡Hey tú, el que llora! Levanto la cabeza y mi vista nublada por las lágrimas no me dejan ver, seco mis ojos con el respaldo de mis manos y vuelvo a mirar en la dirección donde se escucha la voz, veo un auto muy bonito del otro lado de la calle y un sujeto mirarme, ¿es conmigo? Miro a mí alrededor y no veo a nadie más - Sí, tú ¿podrías venir aquí? Me quedo inmóvil tratando de entender que sucede, el hombre se baja de su auto y camina en mi dirección, no sé si correr o pedir ayuda. Cuando me pongo de pie para retirarme noto que el hombre que se acerca a mi es el acompañante de mi jefa o más bien mi ex jefa. - No te vayas por favor, quiero hablar contigo. - Lo que pasó antes no fue mi intensión, fue un accidente las copas de vino se me deslizaron yo... - Lo sé, no tienes que explicarme nada, está bien. La verdad no quería hablarte de eso. - Entonces, ¿por qué está usted aquí? - Bueno déjame presentarme, soy Christopher Golden. ¡Por Dios! ¿Es lo que yo creo que es? - ¿Golden, de Golden Wine? - Sí, ¿me conoces? - Acaso bromea, todo el mundo sabe quién es usted, mi abuelo es viticultor, así que conoce sobre Golden Wine, la productora más grande de vino. - Oh, ahora entiendo como sabes de vinos. Sabes, yo quería hablarte de algo así que seré breve, abriré un bar para mujeres en la mejor localidad de New York en unas pocas semanas, el Golden Wine Club y estoy buscando hombres con las capacidades que tú tienes. - ¿Hombres? - Sí, bueno es un club para mujeres, la idea es que sean atendidas por chicos expertos en el tema de vinos y yo pensaba que quizás tú... El hombre intenta mirar mi nombre en la placa y yo en un impulso lo quito y lo guardo en mi bolsillo, aclaro mi garganta y digo: - Soy Nicolás - Bueno, pensaba que tú Nicolás podrías estar interesado en trabajar conmigo - ¡Sí! Estoy interesada... digo, estoy interesado.  
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