bc

Atada a ti

book_age18+
146
SEGUIR
1K
LEER
oscuro
una noche de pasión
los opuestos se atraen
maldición
chico malo
jefe
drama
bxg
pelea
ciudad
sassy
love at the first sight
friends with benefits
like
intro-logo
Descripción

Cuando el destino empuja a Isabella, una joven de espíritu noble y rostro angelical, a los límites de la desesperación, no tiene más remedio que aceptar un trato impensable. Su hermano está a punto de ir a prisión por un crimen que no cometió, y necesita doscientos mil dólares para pagar abogados y cubrir deudas familiares. Sin recursos ni apoyo, Isabella acepta la sugerencia de su vecina y acude a la misteriosa señora Bortot, una mujer que maneja un oscuro negocio de "intercambios discretos". Allí, Isabella descubre que su virginidad tiene un precio… y que hay un hombre dispuesto a pagarlo.Marcos Richardi, un CEO arrogante y carismático, solo quiere una noche con una inocente que no tenga intereses ocultos. Pero lo que empieza como un contrato termina por desatar pasiones, obsesiones, heridas del pasado… y una historia que ninguno de los dos podrá controlar.

chap-preview
Vista previa gratis
Emergencia
El reloj marcaba las seis con veinte cuando el teléfono fijo sonó por tercera vez. A esas alturas, ya sabía que no traía buenas noticias. Nada bueno llega después de las seis cuando vives en un apartamento sin calefacción, con las cuentas acumuladas sobre la mesa y la nevera vacía. Lo supe incluso antes de contestar. —¿Diga? —mi voz salió quebrada, como si pudiera adivinar el peso que se venía. —¿Isabella Ortega? —preguntó una voz masculina, firme, como un martillo golpeando en seco. —Sí. ¿Quién habla? —Habla el oficial Ramírez. Su hermano, Matías Ortega, fue arrestado esta tarde. Necesitamos que se presente en la comisaría central para hablar sobre su situación. Sentí que el piso se desmoronaba bajo mis pies. Me aferré al borde del mueble para no caer. —¿Arrestado? ¿Por qué? ¿Está bien? —Está bien, pero necesita representación legal urgente. Los cargos son serios. Robo agravado y resistencia a la autoridad. Le sugiero que venga lo antes posible. Colgué sin responder. Mi mente era una maraña de pensamientos. Matías jamás haría algo así. Era impulsivo, sí, pero no un delincuente. Corrí al baño, me eché agua en la cara y salí con lo puesto, con las manos temblando y la garganta cerrada por la ansiedad. Cuando llegué a la comisaría, ya había anochecido. El lugar olía a café frío, sudor y desesperación. Una oficial con cara de no haber dormido en días me hizo pasar a una pequeña sala de espera. Esperé casi media hora antes de que me llamaran. —Isabella —dijo el oficial Ramírez, un hombre de rostro duro pero mirada cansada—. Su hermano fue detenido durante un intento de robo en una tienda. El dueño lo acusó directamente. Tenemos imágenes de seguridad. Él alega que fue un malentendido, que estaba tratando de recuperar algo suyo, pero el fiscal no lo cree. —Pero... ¿no tiene derecho a un abogado? —Por supuesto. Pero necesitarán uno bueno. Y rápido. La fianza está en doscientos mil dólares. Me reí. No porque fuera gracioso, sino porque me sonó como una cruel broma. —¿Doscientos mil? ¿Está usted loco? —No estoy loco, señorita Ortega. Pero si no consiguen el dinero antes del viernes, lo trasladarán a prisión preventiva. Ahí adentro no va a estar tan "bien" como ahora. Salí tambaleándome, sintiéndome como una sombra. Afuera, la ciudad seguía su curso, indiferente a mi tragedia personal. Me senté en la acera, ignorando el frío y la humedad que se colaban por mis pantalones. Tenía exactamente cincuenta y ocho dólares en mi cuenta. Ningún trabajo, pocas opciones. Y una vida que parecía derrumbarse por completo. Esa noche no dormí. Me senté en la cama junto a la ventana, mirando las luces lejanas, y repasé todas las maneras posibles de conseguir ese dinero. Préstamos, empeñar cosas, rogarle a algún desconocido... Nada servía. Nadie me daría esa cantidad. Nadie salvo... alguien que pidiera algo a cambio. La solución apareció a la mañana siguiente, disfrazada de consejo. —Isabella, cariño, ¿estás bien? —preguntó doña Silvia, mi vecina del 402, al verme bajar con ojeras y el alma en los pies. —No, doña Silvia. Mi hermano está en problemas. Necesito dinero. Mucho. Y no tengo a quién recurrir. Ella guardó silencio un momento, como si pensara si debía abrir la caja de Pandora. Luego me tomó de la mano. —Hay alguien a quien podrías ver. No es lo ideal, pero... cuando una mujer está contra la espada y la pared, hace lo que tiene que hacer. ¿Has oído hablar de la señora Bortot? —¿Bortot? ¿Quién es esa? —Una mujer que... ayuda a chicas como tú. Conoce gente con dinero. Gente que está dispuesta a pagar por cosas... especiales. —¿Qué tipo de cosas? Me miró a los ojos. Su silencio fue la respuesta más clara. —No, doña Silvia... Yo no puedo... —¿Tienes otra opción? ¿Vas a dejar a tu hermano pudrirse en la cárcel? Sentí que el corazón me martillaba el pecho. Me tragué el orgullo. El hambre y la desesperación son asesinos lentos, silenciosos, que se comen primero tu dignidad. —Dame la dirección. Esa tarde, me presenté en una casa antigua, de fachada impecable, en una zona que solo había visto en películas. Me temblaban las piernas. Una mujer de unos cincuenta, con vestido entallado y labios rojos como sangre, me recibió con una sonrisa tranquila. —Señorita Ortega. La esperaba. Soy Bortot. Pase, por favor. Entré a un salón decorado con gusto, caro y elegante. Olía a perfume francés y secretos viejos. —Sé por qué estás aquí. Tu vecina me contó lo necesario. Yo puedo ayudarte. Pero tú también deberás ayudarme a mí.

editor-pick
Dreame - Selecciones del Editor

bc

Prisionera Entre tus brazos

read
101.9K
bc

La embarazada sacrificada

read
3.2K
bc

Mafioso despiadado Esposo tierno

read
25.7K
bc

Una niñera para los hijos del mafioso

read
53.8K
bc

Venganza por amor: Infiltrado

read
64.7K
bc

Eres mío, idiota.

read
3.6K
bc

Profesor Roberts

read
1.5M

Escanee para descargar la aplicación

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook