bc

Silence

book_age18+
158
SEGUIR
1.0K
LEER
oscuro
chico malo
chica buena
otros
drama
tragedia
bxg
misterio
tierra realista
abuso
like
intro-logo
Descripción

Mí vida antes era complemente miserable y al pisar aquel lugar se derrumbó aún más, dejándome peor que nunca.

Él quería salvarme y el otro matarme, sin embargo, preferí al chico que más daño me hacía antes que aquel que me entregaba por completo su corazón.

chap-preview
Vista previa gratis
Capítulo 1
Catriel era hermoso, su belleza era inigualable, atrapaba a todos y a todas con tan solo una mirada. Su caminar era imponente, su maldad era cruel. Catriel era como un huracán, donde pasaba dejaba huellas. Su mirada te dejaba paralizada. Catriel era como una droga, cuando lo probabas deseabas más y más. Catriel era como una maldición, una maldición que repetiría una y otra vez, él se adhirió de una forma tan inimaginable y yo caí tan estúpidamente rendida a sus pies, me enamoré tan perdidamente de él. Quisiera repetir el tiempo y nunca haberlo conocido. Sí las cosas hubieran sido diferente, sí él tan solo fuera distinto, yo no estaría sufriendo por su causa. (...) {El inicio} *** Mi madre detiene el automóvil, en una esquina de nuestra nueva casa, me bajo tomando mi mochila y me quedo admirando la casa, por fuera no se ve muy grande, es bonita. Cuando ya tenemos nuestras maletas a mano, entramos sin esperar un minuto más, al entrar siento una sensación de calidez, la casa es acogedora y por dentro se ve aún más hermosa. Está nueva casa me gustará. Empezamos arreglar nuestras cosas. Después de un largo día, terminamos todo, mi madre preparo la cena que consistía en pasta, después de cenar subo a mi habitación para darme una larga ducha. Cuando iba al armario, pase por el espejo y me quede un momento admirando mi cuerpo, solté la toalla que me cubría para mirarme mejor. Era fea, horrible, me daba lástima verme a mi misma, yo no era para nada bonita y eso todas las personas lo sabían, siempre me lo recordaban. ¿Quién querría a una chica tan solitaria y horrible como yo? Mi cabello no era para nada bonito, tan corto y oscuro. Mis ojos color mierda como decían los poco conocidos que tengo, tampoco no eran bonitos. Mi rostro, mi cuerpo, nada en mi era hermoso, eran tan delgada que daba lástima verme. Siempre fui la menos agraciada, siempre fui la solitaria con la que siempre se burlaban o tomaban por diversión. Vinimos a parar aquí por mi culpa, todo siempre era mi culpa, soy un asco de persona. Nada en mi está bien, mis ojeras, mis ojos muertos, mi sonrisa tan superficial, cualquiera que me viese diría lo mismo, solo soy un cuerpo sin vida, uno que desearía no haber nacido. Salgo de mis pensamientos y notó las lágrimas que recorrían mi rostro. Suspiró. Cada día me mato a mi misma, con mis crueles palabras, pero eso era lo que siempre me decían que no me quedo de otra que grabarlo en mi cabeza y creerles. Voy al armario y tomo mi pijama, me acuesto en mi cómoda cama, mi única mejor amiga, la que a estado para mí siempre. Antes de caer en un profundo sueño, agarró mi teléfono y reviso si ahí mensajes en el, veo que solo tengo uno y es de Daniel con la única persona que me llevaba solo un poco y que no fue tan cruel conmigo. Respondo su mensaje, que solo decía, que como estaba y si había llegado bien, después de hacerlo lo coloco en su lugar y termino cayendo en los brazos de Morfeo. [...] —Buenos días - le digo a mi madre entrando a la cocina. —Buenos días, cariño - responde de igual forma. Ella se sentó después de servir nuestros desayunos. Entre el desayuno mi madre me preguntó si iría a inscribirme a la universidad a lo que yo asentí. No perdería tiempo, quería entrar lo más rápido posible y salir lo más pronto posible. Terminamos de desayunar y salimos de casa subiéndonos al auto, ella me dejaría y luego iría a una entrevista de trabajo que consiguió antes de venir aquí. —Nos vemos luego cariño - dijo dándome un beso en la frente. —Suerte mamá, espero que consigas el puesto - dije sonriéndole y saliendo del automóvil. Personas iban y venían apurados, me quedé un minuto en la entra, respirando con nerviosismo, tenía miedo, el socializar o hacer algo por mi cuenta nunca a sido mi fuerte. Tome valor y entré, este lugar es inmenso me costaba encontrar la dirección, así que en el camino me tope con un chico algo extraño y decidí preguntarle dónde quedaba, él me miró mal y me respondió a secas. Sin decir más se apartó de mi vista a toda prisa. Me dirijo donde el chico odioso me había dicho, en la entrada me topo con una mujer bajita y regordeta, está me sonrió. —Hola ¿En qué te puedo ayudar querida? - preguntó con una tonalidad dulce. —Hola - saludé tímida -Vine a inscribirme. Ella me guio a la oficina e hicimos todo el procedimiento, ella me había dicho que mañana empezaría y que me entregaría mi horario y número de casillero, me despedí de ella y salí de la oficina. En el camino a la salida tropecé con una chica. —Perdón, no te vi - me disculpé. —Para la próxima fíjate inútil - dijo molesta. —Perdón, ya te dije que lo siento - iba a seguir mi camino, pero ella dijo algo que me dolió. —Estúpida, bicho raro. No hice nada y seguí caminado, lo que menos quería era tener problemas antes de iniciar la universidad. Camino por las transcurridas calles de New York, guiándome por el camino que vi cuando iba a la universidad, cuando paso por una cafetería veo un letrero que dice que necesitan una mesera. No lo pienso dos veces y entro, necesito un empleo para mis gastos y no puedo dejar a mi madre sola en esto. Al entrar suena la campana anunciando mi llegada. Voy a Hacía una chica con un uniforme amarillo digno de una mesera o de alguien que trabajaría en un lugar como este. —Hola vine a ver si aún está libre el puesto de mesera - señalando el letrero, ella me sonrió asintiendo. —Ven te llevaré donde mi jefe - la seguí por un pasillo algo iluminado. Nos paramos en una puerta café y ella la tocó dos veces, escuchamos un pasé, pude ver a un hombre de unos cuarenta años sentado detrás de un escritorio, con muchos papeles a su alrededor. —Señor Grey's ella vino por el puesto de mesera - el hombre dejo lo que estaba haciendo y enfocó su mirada en mi, era guapo no lo podía negar, para su edad estaba bien conservado. —Puedes retirarte - le dijo a la chica y ella se fue no sin antes cerrar la puerta. —Siéntate por favor - hice lo que dijo —Mi nombres es Marcos Grey's, soy el dueño de esta cafetería ¿Cómo te llamas? —Olivia, Olivia Scott - dije extendiendo mi brazo en forma de saludo, él la estrecho dándole un leve apretón. Luego de la presentación él señor Grey's empezó hacerme preguntas ¿Sobre que edad tenía? ¿Qué había trabajado anteriormente? Entre otras más. A final de cuenta obtuve el puesto, le agradecí y el mando a llamar a la misma chica para que me enseñará mis labores ya que hoy mismo empezaría. La chica la cual se llamaba diana, me mostró el lugar y a los demás compañeros de trabajo. Me mostró como tengo que hacer mi trabajo, que no era para nada difícil. Fui pidiendo y entregando órdenes, limpiando mesas y etcétera. La noche llegó bastante rápido y ni cuenta me había dado, me despedí de todos y salí de la cafetería. Llegué a casa exhausta, llamé a mi madre pero está no contestaba, al parecer aún no llegaba. Subí directo a mi habitación, tire mis cosas a la cama y me decise de la ropa, me metí a la ducha, mi cuerpo se relajo al sentir la lluvia artificial caer. Al terminar me envolví en una toalla y salí del baño para tomar la pijama y colocármela. — ¿Olivia ya llegaste? - escucho a mi madre preguntarme — ¿Cariño? —Ya bajo mamá - me apresuré a terminar de ponerme la pijama y salí de mi habitación, dirigiéndome donde estaba mi madre. —Eso huele delicioso ¿Qué trajiste? - pregunté haciéndose agua mi boca. —Lasaña - me sonrió. — ¿Cómo te fue? ¿Cómo estuvo tú día? - preguntó mientras servía la cena. —Pues, todo bien, me inscribí y conseguí un empleo de mesera, la paga es buena, así que no te preocupes - ella me miró preocupada. —Cariño sabes que no tienes que trabajar, yo lo puedo hacer sola. —Mamá puedo hacerlo, no te quiero dejar sola en los gastos, además necesito comprar cosas y no te lo pediré a ti - me llevé un pedazo de lasaña a la boca y lo deguste como si fuera la cosa más deliciosa del mundo y si que lo era. —Pero nena... —Mamá basta, ya la decisión está tomada - la interrumpí. —Esta bien, pero si no podrás con eso sabes que estás en todo tú derecho de dejarlo ¿Ok? -Dijo tomando mi mano con cariño. —Ok - susurré para seguir con la cena. [...] —Inútil. —Eres una buena para nada. —Das asco. No, no, no. Mienten —Hazle un favor al mundo y suicídate. —Nadie te quiere. ¡Basta! Es mentirá. —Por eso tú padre te abandonó y pronto tú madre lo hará. Es mentira, no les creas, es mentira, no les creas. —Bicho raro, bicho raro, bicho raro. Las voces iban aumentando, eran tan fuertes que me lastimaban, sus palabras lo hacían. —Cariño, cariño, despierta - escuché la voz de mi madre y desperté con la respiración entre cortada, sollozando —Tranquila bebé, solo fue un sueño. —Mamá, no me dejarás, dime qué tú no lo harás - la abrace fuertemente, como si no quisiera que nunca se apartara de mi lado. —Nunca cariño, nunca dejaría a mi princesa - mis lágrimas mojaban su pijama y mi vista estaba nublada —Nunca te abandonaría. Da un beso en mi frente y empieza a cantarme una canción de cuna que siempre cantaba cuando me ponía así, esa canción y su dulce voz me relaja tanto que quedaba dormida al instante. Mi mamá aparca el auto en la entrada y yo salgo no sin antes darle un beso de despedida. Cuando voy entrando algunas personas me miran y comienzan a murmurar, eso causa que mis ganas de salir corriendo aparezcan. Voy a la oficina y paso a recoger mi horario y número de casillero, cuando entro a la oficina la misma mujer de ayer me atiende con una sonrisa, dándome la bienvenida a la universidad. Buscó algo perdida mi casillero al encontrarlo entró algunas cosas en éste, cuando termino busco mi salón de clases. Veo a dos chicos parados en el pasillo me acerco tímidas a ellos. —Hola! Una pregunta, ¿Podrían decirme donde queda el salón 3411? - preguntó algo asustada por lo que vallan a decirme. Ellos prestan atención a mi pregunta y el pelirrojo me sonríe —Este es tu día de suerte guapa, nosotros vamos al mismo salón - respondió amable —Síguenos. —Gracias - le sonreí. — ¿Eres nueva? - pregunto el otro chico, el cual tenia el cabello pintado de un azul eléctrico. —Si - respondí bajando la mirada cuando ambos me miraron fijamente. — ¿Y como te llamas guapa? - me sonroje cuando el pelirrojo volvió a llamarme de esa forma. No digas eso, no soy para nada guapa. —Olivia Scott - susurré. —Bonito nombre - sonreí —Me llamó Adrián McCann y este que vez aquí es Neal Hampson - el de cabello pintado de azul me guiño el ojo —No seas tímida, no comemos personas. —Pero si tú quieres, no habría problema - nuevamente me sonroje y ellos rieron. Llegamos a nuestro salón correspondiente me senté en la última fila cerca de una ventana y los chicos se sentaron a mi lado. El salón se fue llenando poco a poco y mi ansiedad iba en aumento, habían tantas personas que solo me faltaba orinarme encima de los nervios que tenía. —Buenos días, alumnos - entro un hombre calvo y por su apariencia parecía un amargado. Pocos respondieron su saludo, los demás guardaron silencio o solo siguieron con lo que hacían. El maestro inicio la clase, Historia, era la materia que impartía, una materia super aburrida, pero que tenía que prestar mucha atención, de pronto se escuchó un toque, el maestro molesto paró su clase un segundo para ir a ver de quién se trataba, le dijo un par de cosas a la persona detrás de esa puerta, cuando termino su sermón, dejó pasar aquella persona. El mundo se detuvo a mi alrededor, mi mirada se clavo profundamente en él, era hermoso, no, era un Dios, su caminar tan imponente, su mirada tan profunda, su presencia daba a entender que todo le importaba poco, su piel era tan blanca como la nieve, sus labios era rojo como la sangre, en resumen era absolutamente perfecto. Tenía un aire de superioridad, arrogancia, de maldad, todo lo que a una chica le gustaba. Sin verlo venir él me mira, pero tan solo fue un segundo, apartó mi mirada de él, ¡Dios! ¿Por qué me le quede mirando como babosa? Miró mis manos y estás estaban sudadas y temblando, trató de calmarme. —Deja de ponerte así ni que fuera la gran cosa - me miento a mi misma —Aun así él ni por error se fijaría en ti, míralo y mírate ¡Por Dios! Saco de mi mente cualquier tipo de pensamientos hacía él y me concentro en la clase. En la hora del almuerzo los chico me invitaron a sentarme con ellos a lo que yo me negué varías veces, pero insistieron tanto que al final acepte. —Y dime guapa ¿Qué haces en este mugroso lugar? - preguntó curioso el pelirrojo. —Pues, nos mudamos porque mi madre consiguió un buen empleo aquí - respondí su duda, dándole un sorbo a mi jugo. Mentirosa. — ¿Cuántos años tienes? - está vez cuestionó el peliazual. —22 años - dije un poco aburrida de las preguntas, no me gusta mucho que pregunten cosas sobre mí. —Eres muy tímida ¿Cierto? - dijo riendo Adrián. —Si algo así - respondí sonrojándome, estos chicos hacen que me sonroje por nada. Seguimos hablando sobre cosas irrelevante, aunque a veces me ponía a pensar si esto era una broma, temía que hicieran algo contra mí, siempre lo hacían. De pronto el lugar se quedó en un total silencio, las miradas de todos estaban clava en algo o en alguien. Seguí sus miradas y ¡Oh por Dios! En la cafetería entraban los chicos más guapos de todo el universo y con ellos venía él chico que vi anteriormente, él los opacaba a todos y con él iba la chica con la que me tropecé el día anterior. Se sentaron en una mesa vacía y comenzaron hablar entre sí. —No pierdas tú tiempo - Neal habló, lo mire confundida. — ¿Qué? - pregunté. —Que no pierdas tú tiempo con él - ahora sí estaba más confundida. — ¿De qué hablan? - cuestioné incrédula. —Te quedaste como perra en celo mirándolo - me señaló a la mesa donde se habían sentado aquello chicos —Querida fuiste muy obvia. En estos momentos la vergüenza no me cabía. —Así que yo tú y no pierdo mi tiempo - siguió hablando Adrián. — ¿Quién es él y porque me dicen eso? - pregunté curiosa. —Él querida es conocido como el moja bragas, el infierno echo persona, el Dios andante, deseados por todas, envidiado por otros - Neal hizo una pausa de suspenso —Él es Catriel, Catriel mascherano y te recomiendo no acercarte a él, no es buena persona. — ¿Por qué lo dicen? - mi curiosidad no daba para más. —Porque él no es del tipo de persona que se enamora, él solo te lleva a la cama y al otro día ni te conoce, también dicen que anda en cosas ilegales. Él y su grupo no son buenos, no confíes nunca en ellos - lo que dijo Adrián me había intrigado sin duda. —Así que ya cumplimos con advertírtelo - asiento dudosa. Miró aquella mesa y mí mirará está clavada en él, Catriel. Mi mente solo advertía algo... No juegues con fuego, porque te quemarás. Y creo que había decidido quemarme desde el primer momento en que posee mi mirada en él. [...] Caminaba apresurada por la calle, no quería que se me hiciera tarde para el trabajo y menos en mi segundo día. Cuando iba a cruzar la calle una moto paso a toda velocidad haciéndome saltar de regreso a la cera, sin pensarlo grite insultando al dueño de aquella moto. De repente se detuvo de golpe, paralizándome al momento. Aquella persona se bajó de la moto acercándose a mí, mi cuerpo no respondía el miedo se me notaba a leguas, cuando estuvo frente a mi se quitó el casco logrando ver a la persona que se ocultaba tras de ella. ¡Joder! El alma se me fue del cuerpo y la respiración se me paro, creó que en este momento me desmayaré. —Repite lo que dijiste, niña - dijo remarcando el niña. Sentía que su mirada me traspasaría el cuerpo, me miró de arriba hacía bajo, escudriñándome toda. — ¿Te comió la lengua el gato? - cuestionó con burla. —Tú, tú... — ¿Yo que? - preguntó impaciente —¿Sabes que? No perderé mi tiempo contigo, niña. Se alejo de mí dándome una última mirada, cuando no lo vi en mi campo de visión deje escapar todo el aire que había retenido. Tonta, tonta, tonta. Me había quedado como estúpida, sin decir nada, hice totalmente el ridículo, como siempre. Trágame tierra y nunca me escupas. Continúe mi camino aún recriminándome por aquel suceso. Todo el día no pude dejar de pensar en él y lo bien que se sintió tenerlo cerca, aunque me causará miedo. Nunca en mi vida me hubiera pasado esto que estoy sintiendo, es una atracción que no puedo controlar, pero que debo hacerlo. Solo quiero terminar mi carrera sin ningún inconveniente, sin meterme con nadie, solo vivir en la sombra, sin que nadie sepa de mi existencia, pasando desapercibida para todos. Eso es lo que quiero pasar desapercibida. Salgo de la cafetería al terminar el trabajo, camino hacia mi casa que no quedaba tan lejos. Cuando llegó a casa me fijo en la casa de nuestros vecinos del frente, la música que sale de un auto está a todo volumen, pero de lo que me percató es que los chicos de la universidad están ahí, fumando y bebiendo como si no hubiera mañana. Siento que alguien tiene su mirada en mí, buscó al dueño y veo a Catriel mirándome fijamente el chico que está con él sigue su mirada y me ve para luego decirle algo a Catriel entre risa, rompo todo contacto con ellos y entro a casa, choco mi cabeza contra la puerta suspirando. —Olivia olvídate de él - me digo a mi misma —No será bueno para ti, no eres buena para nadie. Me despegó de la puerta y buscó a mi madre, notó que aún no a llegado, así que subo a mi habitación para darme una larga ducha y así olvidarme del mundo y de Catriel. Pensar en su nombre causaba escalofríos en mi cuerpo.

editor-pick
Dreame - Selecciones del Editor

bc

¡Lo quiero a él!

read
40.4K
bc

Una hermosa coincidencia

read
102.9K
bc

Apuesta por un amor. (Saga familia Rossi- Duque)

read
109.0K
bc

Sorprendiendo al Bully (Serie de Amor Verdadero Libro 1)

read
98.9K
bc

Nota De Amor

read
1.9K
bc

Mi Guardaespaldas

read
2.8K
bc

Solo dos veces al año

read
15.3K

Escanee para descargar la aplicación

download_iosApp Store
google icon
Google Play
Facebook