Capitulo 10

3288 Palabras
Me encantaba su sudor. Tessa Williams me hacia temblar y sudar en tan solo un momento. Cuando al fin habíamos terminado nuestro juego la puerta nos traiciona y se abre de repente. Mierda. Es ahí cuando veo que no estábamos solo. Aquellos ojos de Búho parecían atónitos. La mandíbula de Leah parece desencajada y cuando estaba a punto de huir solo se tropieza con sus pies. Pequeña torpe. Quiero ayudarla a levantarse, pero ella me da un manotazo y sale disparada como una bala lejos de nosotros. -Maldición-Grita Tessa una vez que huye-No dejes que se vaya, esa pequeña zorra le dirá a los demás. Me giro y la fulmino con los ojos-Ella no dirá nada. -Claro que si, es una chivata. Le dirá a todos lo que acaba de ver y …. -Deja el escándalo, Tessa-subo el cierre de mi bragueta-será mejor que nos separamos antes que alguien mas venga a vernos. La deje sola en su pleno ataque de histeria. La banda de Silver ya estaba bajando del escenario y no veía rastro de la pequeña Leah por ningún lado. Busco en medio del mar de gente, pero un sábado por la noche en el bar significaba tener que empujar a las personas para que te den algo de espacio. Me dirijo hacia nuestra mesa. Dante seguía con dulce rubia entre sus piernas besándose y Jake tenia a la morticia contra una pared. - ¿sucede algo? -Sam preguntó. De seguro tenia el rostro pálido en este momento. Necesitaba buscar a Leah a como diera lugar. -¿Haz visto a Leah?-pregunto alzando mi cabeza. -Si, hace rato la vi correr hacia la entrada. Neil fue detrás de ella y más atrás Bea para tranquilizarlo. Diablos. -¿Pasa algo?-Sam pregunta pero no tengo chance de responder. Solo corro a toda velocidad por Leah. Cuando logro salir del bar veo a Neil alzar sus manos en forma de pelea. Justo al frente estaba David temblando como un gallina a la vez que Leah se coloca frente a él. -¿Qué derecho tienes de coger con mi hermana?-el grito mas duro y esta vez ni Bea lo pudo hacer callar. -Cierra la boca, Neil-en el rostro de Leah hay lágrimas negras que surcan sus mejillas-No eches a perder esto como lo haces con todo lo demás. Estoy harta de que quieras controlarme. -¿No te das cuenta? Tú eres demasiado estúpida. Cualquiera va a engañarte. Leah salta sobre el con todas sus fuerzas. Era la primera vez que veía a alguien enfrentarse son gran furia contra Neil, pero ni eso fue suficiente. Su hermano solo la detiene y con un fuerte empujo logra sacarla de encima. -No la toques-Grita David y su repentino ataque de valentía que termina en el suelo con la nariz rota. -Están peleando-alguien grita y veo la banda de Silver irse con todo contra Neil. Maldición. Corro hacia ellos y dejo que mis puños viajen contra cualquiera que intente acercarse a Leah. -Oigan, dejen a mi amigo-Jake gruño detrás de mi y cuando supe todos los chicos estaban defendiendo a Neil de la propia mierda en la cual se había metido. Leah como puede logra levantarse. Ella corre lejos de la ráfaga de puños que se desataba entre nosotros. Por verla siento que alguien me da en la mejilla, pero logro enderezarme y romperle la nariz con tiempo suficiente para ir detrás de ella. Leah cojea por culpa de su bota. Era evidente que se había torcido el tobillo. Le digo que se detenga, pero era tan terca que solo acelera el paso para de nuevo estamparse contra el suelo. -Que obstinada eres-digo inclinándome hacia ella. Había sangre en sus rodillas pero eso no parecía importarle tanto a que yo la tocara. -Déjame en paz, Alex. No quiero que me toques. -Leah, yo-cierro la boca. Solo no podía explicarle algo que ella vio con sus ojos. -Realmente no quiero verlos a ustedes. Tú y mi hermano son los mas grandes imbéciles que conocido. Todo lo que tocan lo dañan y estoy cansada de eso. «Todo lo que tocas lo dañas.» Una ola de recuerdos se desato en ese pequeño instante. Sentí como si las palabras de Leah me hubiesen golpeado más fuerte que cualquier puño. Retrocedo mientras sigo perdido en el rostro de mi madre y sus amargas palabras. «Eres un Green y eso no va a cambiar.» Sofocado solo mantengo la distancia. Sin poder decir alguna palabra le escribo a una persona que no me va hacer ninguna pregunta. En ggpocos minutos Bea esta ahí y su silencio parece ayudar mucho mas a Leah que mi presencia. La mañana siguiente siento mi cuerpo hecho polvo y una sensación hueca en mi estomago. Aun recuerdo los ojos turbios de Leah maldiciéndome como una vez lo hizo mi propia madre. No la culpaba. A ninguna de las dos. De verdad había algo dentro de mi que estaba maldito. Yo tenia la capacidad de arruinar cualquier cosa o persona en este mundo. Es por eso que tengo que alejarme de los que quiero y eso por eso que necesitaba solo mantener la distancia de Leah. tomo una camiseta, tenis y salgo a correr por la calle. No era muy adicto a los deportes, pero recorrer todo el vecindario mientras escuchaba música me hacia sentir mucho mas libre de lo que creía. Así que solo muevo mis pies y corro tan rápido como puedo. Dejo que las gotas de sudor caigan en mi espalda mientras que mis pulmones me piden auxilio con el oxigeno, pero no iba parar. Necesitaba sacarme esta oscura sensación que estaba en mi pecho. Yo tenia que olvidarme de Leah, de sus palabras, del hecho de que ella era la hermana de mi mejor amigo. Rayos, había tantas cosas que deseaba sacar de mi sistema, incluso también la deshonra de mi apellido y lo terrible de mi linaje. Yo provenía de un seno familiar súper disfuncional. Papá golpeaba a mi madre cada vez que podía. Siempre que quería invitaba a sus amigos hacerle cosas y me obligaba a mirar. El imbécil tenía la creencia de que aquello me haría un hombre. Por años vi como abusaban de mamá y la torturaban todos los días. Yo tenía que ser fiel testigo de eso, para papá era casi necesario que yo supiera como funcionaba el mundo. Incluso una noche me obligaron a ver como lo mataban. Aún recuerdo como el filo del cuchillo traspasaba su gruesa y hedionda piel mientras. El soltó un sonido lastimero que se oyó como el de un cerdo y solo cayó. La sangre lo rodeo mientras de nuevo era perforado varias veces. La policía dice que fueron cuarenta y seis veces. Los hombres que hicieron eso se llevaron todo lo que había de valor y perdonaron a mi madre y mi la vida. O quizás solo fue que mi madre nos escondió debajo de la cama sin hacer ningún ruido. Cuando los hombres terminaron su trabajo, mamá salió de la cama y pateo muchas veces mas su moribundo cuerpo con una sonrisa complaciente. Aquella fue la primera vez que vi a una persona alegrarse por la muerte de otra y aquella vez fue una de las primeras donde sentiría el desprecio y el castigo solo por ser hijo de Albert Green. Mi teléfono celular suena por sexta vez en la mañana. Esta vez no reconozco el número y lego de dudar un par de veces consigo contestar. -AL fin, cretino-se escuchó una voz con desafinada y familiar-Pensé que jamás me contestarías. -¿Cómo pueden dejar que los tontos tengan teléfonos?-pregunto solo para hacerlo irritar. -Tonto será tu estúpido trasero, Alex ¿Dónde andas? ¿acaso no te olvidase que nos llevarías al cine? Cierto. Lo había prometido. -Estaré un rato por allá ¿ella está? -preguntó con cautela. Sabia que no era su persona favorita. -Está trabajando. No tienes que alarmarte. -Nos vemos en media hora. Y Salí a Arreglarme no me costó mucho. Solo 10 minutos de ducha, 5 minutos de desayuno y 2 minutos para convencer a Jake que me prestase su furgoneta. Aquello era lo mas fácil del asunto. Lo más difícil…tener que recorrer las calles de aquel vecindario en busca de mis hermanos. Ellos vivían en la zona más apartada y marginada. Luego del asunto de papá, mamá busco una casa con lo poco que tenia y aquí logro trasladarse. Al año conoció un imbécil que la dejo embarazada de Colton y años luego otro que la dejo embarazada de Peyton. Curiosamente aquellos imbéciles que la habían abandonado eran mucho mejor que mi padre. Jamás vi que les levantara la mano a algunos de mis hermanos. Para ellos siempre hubo amor y abrazos y para mi solo trabajo. Yo necesitaba trabajar duro para compensarla a ella todo el sufrimiento que le había causado y por si fuera poco tenía que ser ese ejemplo a seguir de mis dos pequeños hermanos. -Alex-grito Peyton mientras hacia una carrera desde la entrada a la furgoneta. Él siempre se mostraba feliz de verme. Sus pequeños brazos me rodearon. Se sentía extraño que un niño de ocho años se alegrara tanto por mí. -Colton dijo que no ibas a venir-se quejó mientras arrugaba su pequeño rostro-Que estabas tan ocupado con tu nueva novia que te habías olvidado de nosotros. Sus pequeños rizos rojizos se agitaron con el viento caluroso. Cargaba una camiseta con la imagen de Minecraft que yo le había regalado el año pasado y unos zapatos realmente rotos. «Tengo que solventar eso pronto». -Dile a Colton que patearé su trasero si no se alista-fue mi respuesta. No podía solo entrar aquella casa. Había perdido cualquier derecho a estar con mis hermanos luego de lo que había pasado hace dos años atrás. Mamá jamás lo superaría y yo tampoco. Había sido tan estúpido que casi pierdo a alguien especial para mi y eso mamá no me lo perdonaría. -Pareces una niña, deja de quejarte-Replica Colton mientras subía a la furgoneta. -Deja de decirme asi-Peyton lo golpeó con sus puños infantiles y cuando Colton le iba a responder el vio mis ojos de pocos amigos. -Cierren la boca y abróchense los cinturones-les ordeno en tono grave. -Esta furgoneta no tiene cinturones-se quejó el niño. -solo sujétense y dejen de pelear. Coloco algo de música en el reproductor. Afortunadamente Jake era muy fan de ACDC y T.NT nos explotó para tranquilizarnos. Se que a Colton no le gustaba el rock como a su hermano, el prefería música mas para su edad con ritmos eléctricos que causaban mareos en tu cabeza, en vez de la poderosa guitarra chocando con todas aquellas notas. Peyton corea conmigo. Aun el pequeño podía tener salvación y luego de un par de canciones mas llegamos al centro comercial. A ellos les encantaba ir conmigo al centro comercial. Sabía que nuestro día significaría películas, comidas y si tienen suerte algún regalo. -¿Entonces, como esta tu novia?-pregunta Colton intentando hacer conversación conmigo. -¿Acaso eso te importa?-alce la ceja. Me gustaba ver como aun el temblaba de miedo con tan solo elevar el tono de mi voz. -pues…soy tu hermano y me preocupo. -Preocúpate por tus asuntos, Colton. No te pregunto a ti por tu novia. -Es que no tiene-Peyton suelta sin compasión-invito a una cita a Alysha Harrys y ella lo rechazó delante de toda la clase. -Cierra la boca, tu no estuviste ahí-grita mi hermano con todas sus fuerzas. -Lo vi por i********:-confiesa-incluso te colocaron una etiqueta “Rechazo100”-el niño se burla-tu vida es realmente triste, mi amigo. -¿Qué puedes saber tu de eso. -Yo tengo novia-Peyton se encoje de hombros-y es real, se llama Handy Clinton. Es linda, va en mi clase. -Amigo, concuerdo con Peyton, tu vida si que es triste-bromeo con Peyton. Colton se queda en un profundo silencio mientras vamos al tercer piso. El cine se encontraba justo a al lado de una tienda de video juegos. Por un instante Peyton se detuvo a contemplar las luces azules y rojas flotaban para mostrar aquellos enormes juegos que tenían. -¿Podemos entrar?-pregunta mientras se aferra a mi camiseta. -Después de ver la película. Para él fue realmente satisfactorio. Su sonrisa se amplió y luego corrió hacer la fila para el cine. Me gustaba pasar tiempo con mis hermanos. Sé que no era un gran ejemplo a seguir, pero intentaba duramente dejar todas mis estupideces del pasado y trataba de al menos se sintieran orgullosos de mi. Luego de media hora de peleas porque querían ver una película de súper héroes y una de terror, yo me decidí por algo de acción y de pelea. Después de todo no podía darle gusto a ambos todo el tiempo y realmente quería ver esa película. Compro dulces, palomitas, algo de refresco y por una hora y cincuenta minutos dejo que todos mis problemas desaparezcan mientras que los puños de mi actor favorito partían las quijadas de cualquiera que se atravesara en su camino. Al finalizar Peyton me recordó mi promesa y los tres fuimos juntos aquella tienda. El lugar era amplio y había juegos de mesa y simulaciones de autos con una enorme pantalla en frente. También estaba esas maquinas ruidosas de música donde varios chicos obedecían los pasos según el ritmo. -Quiero jugar Batalla en el panteón-grito mi hermano pequeño y se fue justo al lugar donde había una enorme cantidad de gente. Muchos chicos, en su mayoría nerd estaban completamente alborotados cuando en la pantalla un enorme sujeto de piel azul y grandes músculos era derrotado por una especie de chica con traje de ratón que hablaba japonés. -Maldición-grito alguien más y todas sus cámaras grababan aquel épico momento. -Le esta dando una paliza-Colton me señala el record aun lado de la pantalla-No se quien sea Shiromaru, pero sin duda está destrozando a Bones. -¿Qué?-digo sin comprender. -Son seudónimos-Peyton me explica con paciencia-Shiromaru es una leyenda. Nunca lo he visto pero domina cada personaje del juego. Estiro mis labios en una amable sonrisa. La verdad no me interesaba aquella mierda de los videojuegos. Me sentía un tanto perdido y casi anciano al escuchar a todos esos ñoños usar jergas y términos. -Gana shiromaru-dijo alguien y todos vitorearon al campeón. El hombre gordo de lentes alzo la mano de quien parecía ser una chica pequeña. -¿Shiromaro es niña?-pregunta Peyton confundido. -Y una muy sexy-Colton se había emocionado cuando vio a la pequeña Leah Cooper alzar sus puños de manera eufórica para burlarse de su contrincante. -¿alguien mas?-pregunta ella con mucho mejor ánimo. Siento que al fin mi alma regresa a mi cuerpo pues Leah parecía feliz y enérgica por haberle ganado aquel tonto de cabello verde y maquillaje extraño. -Yo-grita otro chico paliducho con una especie de bandana metálica en la cabeza-esta vez voy a vencerte, Shiromaru. No puedo evitar alzar mi ceja al escuchar el tono serio con el que se lo estaba tomando. Aquello era un tonto juego, pero para los demás era algo de vida o muerte. Leah toma su lugar y esta vez elige a un anciano de túnica verde y orejas puntiagudas, mientras que el chico agarra una especie de demonio n***o. -No creo que tenga vida, esta vez la van aniquilar-Peyton dice algo asustado. El toma de mi mano y me arrastra a un lugar que esta mucho mas cerca. Fue fácil abrirme camino entre aquellos nerds. Todos temían a mi colosal tamaño. El demonio oscuro empieza el ataque con una especie de luz roja y espesa que simula la sangre y la cual arroja sobre el anciano. Este la esquiva y con una especie de mantra de luz golpea al demonio hasta destrozarlo con un solo golpe. -Mierda, ganó-suelta mi hermano pequeño. Se supone que debería regañarlo por sus malas palabras pero justo ahora estaba muy ocupado viendo el ceño fruncido de una Leah completamente furiosa. -Vamos a conocerla-Peyton y Colton corrieron hacia ella mientras yo me quedo inerte sin saber que decir. -Hola, Shiromaru-mi pequeño hermano la saludo-no sabías que eras niña, pero te admiro. Tienes el mejor puntaje. -Gracias. Leah le dio una suave y amable sonrisa, incluso a Colton que enseguida se enfoco en sus piernas desnudas y perfectas. El estilo de Leah de hoy me hizo recordar un poco a la antigua Leah. Tenia un tonto gorro rosa y peludo en su cabeza y un suéter ancho que le acompañaba. -¿Y tienes novio?-pregunta Colton con un gesto patético que según él es de seducción. Ahora entiendo porque lo han rechazado 100 veces. -¿ es en serio, Colton? ¿quieres que sea la 101?-Peyton gruño un poco. -Pequeño moco… Atajo el brazo de Colton antes de que golpee a Peyton. No tengo que gritarle o decirle alguna amenaza, con la expresión de mis ojos sabe que si lo golpea, yo haré lo mismo con él. -Alex, me quiere pegar-chilla Peyton abrazando mi cintura con gesto dramático. Leah queda unos segundos en silencio y luego reacciona. Observa aquellos dos chicos que en realidad no tenían ningún parecido a mi. Colton tenia el cabello liso y de un n***o casi verdoso con rasgos un poco asiático y Peyton era una bomba pelirroja llena de pecas y energía. Y yo…bueno, yo era solo un digno hijo de mi padre. -Son mis hermanos-explico vagamente lo cual hace que ella abra la boca. Era normal. No hablaba mucho sobre mi familia. A diferencia de la mayoría de los chicos de la banda, yo provenía de un lugar completamente roto donde nunca hubo amor, solo odio. -¿Tu eres su novia?-Peyton pregunta cuando nos ve mirándonos en silencio. -Yo, no-Leah habla confundida-soy-hace una pausa-una amiga-continua despacio. Le agradecí en silencio que dijera eso. Casi pensé que Leah se marcharía llena de odio al verme y no la iba a culpar por eso, sin embargo estaba ahí, muy callada observando como Colton hacia una carrera con Peyton para ver quien llegaba primero a los autos. -No tenía idea de que tuvieras hermanos. -No suelo hablar mucho sobre ellos-confieso. -¿Los chicos lo saben?-se ajusto aquel horrendo gorro en su cabeza. -Si. Pero jamás los han conocido. Creo que eres la primera en hacerlo y no es que los oculte. Solo creo que es mejor mantenerlos a raya de mi mundo. Sus ojos curiosos se volvieron enormes como los de los búhos. Me gustaban como brillaban con curiosidad. A veces Leah podía ser irresistible cuando lucia como una niña inocente. Ambos quedamos en silencio. Quería hablar sobre anoche. Una parte de mi necesitaba darla una explicación y la otra solo cerro la boca. -Shiromaru, ayúdame contra este tonto-pidió Peyton. -Creo que será mejor que ella se…-intento alejarla, pero no pude terminar la frase. Leah corrió hacia el asiento enorme y con Peyton en sus piernas le dio una completa paliza a Colton. Esa chica si que era una bestia para los video juegos. Luego de un par de horas y con los bolsillos casi saqueados llego la hora de despedirse. Conocía esa extraña expresión de Peyton. A penas tenía ocho años y si no tomaba su siesta de la tarde se volvía muy irritable. -Debo llevarlos antes de la cena-le digo a Leah-¿quieres venir? ¿puedo llevarte después a casa? Leah se congelo. Su mente se detuvo, o quizás fue su respiración pero por casi cinco segundos no dio ninguna señal de vida. -nos gustaría que fueras con nosotros. Mire de reojo a mi hermano menor. El si que había sacado el encanto de su hermano. Su voz fue tan ridícula que para Leah sonó casi irresistible. «Bien hecho, Peyton».
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR