Ese niño era una verdadera diablura. Tenía cara de ángel y una voz tan empalagosa que hacía difícil que pudieras resistirte. Se suponía que odiaba a Alex y así era. Hasta hace dos horas quería que se muriera. Imaginé que su rostro era cada contrincante de los videojuegos y lo partí en pedacitos. Aquello fue realmente terapéutico. Casi lo había sacado de mi sistema pero ver a Alex con sus dos hermanos pequeños causo un corto circuito en mí.
Primero, no sabía que Alex tuviese mas familia. Casi creí que era adoptado como Jake. Pero ahí estaba, descubriendo su gran secreto. A simple vista ninguno de ellos se parece, salvo por aquella encantadora sonrisa con hoyuelo en las mejillas que en su hermano mayor era casi irresistible.
Peyton toma mi mano gentilmente y me lleva hacia la furgoneta casi en contra de mi voluntad. Intento concentrarme en su conversación, a él le apasionaba los videojuegos tanto como a mi. Pero estar tan cerca del chico que había jurado odiar hace apenas unas horas atrás me colocaba un tanto nerviosa. Y es que, Alex es un imbécil que de cierta forma me rompió el corazón y aunque debía mantenerme alejada de él, no podía.
Lentamente nos alejamos de la ciudad al otro gran extremo de la ciudad. Conocía un poco esa zona. Las casas estaban amontonados unas a las otras, sin ningún espacio para guardar los autos, por eso había una fila aparcada en sus frentes marchitos y descoloridos. Tampoco había árboles frondosos que hicieran sobra a los minutos patios de juegos, quizás por eso muchos niños preferían jugar en las calles mientras corrían cuando se acercaban los vehículos.
Tomo una profunda bocanada de aire. Los caminos eran tristes y tan grises que sentí una profunda melancolía y no deje de preguntarme si esta era la vida de Alex.
-Gracias por compartir con nosotros, Shiromaru. Perdón, Leah-chilla el niño a la vez que se inclina a darme un beso en la mejilla.
Me agradaba mucho Peyton. Era realmente dulce e hiperactivo. Su energía era casi una fuente cósmica inagotable.
-Sígueme en i********:-Colton me guiñó el ojo-Soy tucazadorbb.
-es por eso que no tienes novia-Alex le golpea detrás de la cabeza-baja de una vez, galán.
Puedo ver una sombra observarnos entre las ventanas. La puerta café se abre de golpe y una mujer de aspecto cansado cojea hacia nosotros. Peyton corre lleno de alegría hacia ella, pero es ignorado.
-Lo que me faltaba, que los lleves a conocer a tus putas-exclamó de forma tan cruel que casi pude sentir como se quebró algo dentro de mi.
Bajo la mirada y con los colores al rostro solo finjo que no estoy ahí.
-Basta, mamá. No es lo que crees, ella es solo una…
-Te dije que no te lleves a mis hijos sin mi permiso. Tú no puedes estar a solas con ellos, solo los vas a corromper. Justo como tu padre lo hizo contigo.
Escucho la respiración de Alex muy fuerte. El aprieta sus puños contra el volante y solo acelera. Mi cuerpo se sacude un poco pero logro agarrarme. Me sujeto bien mientras comparto su silencio y las palabras de odio de…su madre.
Nunca pensé que una mujer pudiese hablarle a su algún hijo suyo. La señora lo despreciaba, podía ver el odio latente en sus ojos y eso me heló la sangre.
Alex condujo por un largo rato sin saber hacia dónde dirigirse. Sus nudillos estaban marcados y vi aquella vena prominente en su cuello. Siempre era lo mismo cuando estaba tenso y enojado.
-¿Estas bien?-logró decir tras quince minutos de camino.
El no me responde, solo asiente con la cabeza y trata de respirar. Respira profundo mientras yo me quedo impotente de hacer algo. Quiero ayudarlo de laguna manera. Solo no podía seguir mirando a ese Alex derrotado y sin vida, como si de pronto sus colores negros y neones se distorsionaran al mas triste gris que había visto.
-Alex-coloco mi mano encima de la suya. Me doy cuenta de lo grande y fuerte que era y como sus nudillos estaban completamente destrozados.
-Lo siento, Leah-al fin logra pronunciar-solo no quería que vieras eso.
-Esta bien, no fue tu culpa.
-si, realmente lo fue. Tuve que decir que no cuando Peyton te invitó con nosotros. Yo sabía que ella iba a estar ahí y haría lo mismo de siempre.
¿Era así siempre?
Intento solo no llorar. No quería que Alex pensara que lo estaba compadeciendo.
-Sonia solo no está bien y eso es mi culpa.
-No lo és, Alex.
Quiero abrazarlo. Me moría por estar en sus brazos y besarlo, pero este no era el momento.
-No lo entiendes, Leah-su mandíbula se tensa mientras intenta tragar saliva-Yo soy su vivo retrato, por eso me odia. Mi padre la aplastó como a un bicho y me obligó a mirarlo una y otra vez. Siempre tenia que observar como gritaba y lloraba sin opción a defenderse y no pude hacer nada.
La furgoneta se detuvo.
Reconocí el lugar. Era mi casa grande y confortable.
-¿Qué dices?-estoy confundida. Tomo su mano-Alex, de seguro lo que paso no fue tu culpa. Eras un niño y …
-Yo tenia que defenderla y salvarla de mi propio padre, Leah. Eso ella jamás me lo va a perdonar. Soy como el acido, todo lo que toco lo corrompo. Lo sé, ella lo sabe y se asegura siempre en recordármelo.
-Basta Alex-digo-Si algo aprendí en todos esto años, es que los niños no tienen la culpa de las decisiones de sus padres-ahora soy yo la que tiene el nudo en la garganta-los hijos no somos los culpables. Me costó mucho tiempo entenderlo y creo que tu tienes que hacerlo también.
Alex se gira hacia mi. Su rostro sigue lúgubre, vacio y a la vez tan roto.
-Alex yo…-no puedo decir mas. Solo me inclino hacia y lo beso.
Cierro mis ojos. Se que lo he tomado por sorpresa pero solo basta un momento para que me corresponda.
Su boca sabe a refresco de naranja embriagadora que me tiene como una adicta a seguir probándolo. Me acerco un poco mas hacia él. Alex no me rechaza, solo se acomoda para darme algo despacio entre el asiento y el volante estrambótico con piel de culebra. El cambia mis labios por mi cuellos. Me encanta como subciona con cuidado y pasa su lengua de una forma que me llena de histeria. Intento hacer lo mismo, pero mi estúpido y gordo trasero toca la bocina largamente, lo cual nos hace salir del trance.
-Maldición- dice recostándose contra el asiento incomodo-Lo he hecho de nuevo.
-¿El besarte con la hermana de tu mejor amigo?-ruedo los ojos un poco molesta-Me gustaría que solo una vez en tu vida tuvieses el valor y dejaras de pensar en eso. Neil es mi hermano, pero no mi dueño. Yo puedo salir con quien se me de la ganas y ni él, ni nadie puede prohibirlo.
Abro la camioneta. Estampo la puerta completamente furiosa.
¿Hasta cuando Neil seguirá arruinándome todo?
Pareciera que su misión en la tierra era el hacer que yo me quedara sola. Y lo estaba logrando. Abro la puerta de mi casa y cuando estoy a punto de entrar alguien me empuja. Mi cuerpo es llevado en fracción de segundos contra la pared. Siento un poco de dolor, pero eso no importa cuando veo a Alex en medio de la oscuridad de mi casa. Un poco de luz naranja se filtra por la pequeña abertura de la puerta e ilumina sus ojos.
Mi corazón empieza a bombear sangre fuertemente. El tenía algo que hacia que mi tensión se disparara sin razón. Alex se inclina hacia mí y me besa. Siento como su boca se estampa contra la mía de nuevo y mi boca pese a la negación solo se toca con la suya en pleno desenfreno.
No le cuesta mucho cargarme y arrastrarme a mi habitación. Era un alivio que la hubiese arreglado antes de salir, aunque algo me dice que eso ahora no era importante.
Por un momento me salgo del trance, pero el se encarga de nuevo que me concentre. Aprieto mis parpados y respiro profundamente, sus dedos eran como liquido caliente sobre la piel desnuda de mi estomago. Jamas había dejado que nadie depositara besos en él o pasara su tibia lengua hasta el borde de mis pantalones cortos.
-Lo preguntaré una vez-dijo deteniéndose-¿Estas segura de esto?
¿De que? ¿De los besos? ¿Del ardor en mi entrepierna? ¿De esta locura que estaba cometiendo?
-¿Vas a follarme?-aquella palabra se escapa de forma espontánea. Se lo que podía esperar con Alex. Después de todo tenía esa fama de romper bragas.
Alex suelta una de esas sonrisas que detesto y hace que me derrita. A veces era insoportable ver como aquella mirada malévola y los hoyuelos en las mejillas podían verse tan sexy y peligroso.
- ¿Sabes, que?-besa la punta de mi nariz y se acerca a mi oreja-No voy a follarte.
¿Qué es lo que está diciendo?
Aprieto mis puños mientras intento no golpearlo. No le haría ver creer lo desesperada que estaba por que tocara mi cuerpo.
-Vete a la mierd…-sus dedos cierran mis labios.
-Todo con calma, mi pequeña saltamontes-sus labios presionan mi cuello y de nuevo he caído en su trampa.
-¿alguna vez te has tocado?-pregunta con una calma realmente inquietante. Los vellos de mi espalda y muslos se erizan por su pregunta.
-¿a qué viene esa pregunta?-mi voz se vuelve un fino hilo mientras retrocedo.
-Vamos, no es para tanto-suelta una hermosa carcajada.
Debería golpearlo, pero creo que era la primera vez que lo veía tan relajado.
-Yo no te pregunto cuántas veces te masturbas-gruño fingiendo indignación-Eso se supone que es privado.
-No seas una remilgada. Solo me da curiosidad ¿Te tocas?
-pues…-mis labios tiemblan mientras intento luchar con mi respuesta, pero soy débil-Si-me confieso sintiéndome mucho mas pequeña.
Sus manos tocan las mias. El observa con detenimiento mis diminutos y esqueléticos dedos con uñas coloridas pintadas y luego de un corto silencio los lame suavemente.
¡Santo Dios! Esto era nuevo y placentero.
Perturbada y completamente sorprendida ahogo mi grito de sorpresa. Alex no deja de observarme al mismo tiempo que su lengua se desliza entre mi dedo índice y medio.
-Eres una pequeña traviesa, Leah Cooper-suelta y enseguida besa mis labios con mucha calma-¿Alguna vez alguien mas lo ha hecho?
-¿Qué parte de soy virgen no entiendes?
-Me refiero a tocarte-su risa se vuelve un poco ronca.
«¿Qué le pasa?» «¿no se suponía que estaba deprimido?»
Alzo mi ceja. Este imbécil se estaba aprovechando de mi. Y sí, me estaba gustando mucho.
-¿Qué? Yo no…-respiro profundamente pero a estas alturas era absolutamente difícil.
-¿Cómo es que nunca?-su ceño se frunce.
-Bueno, ya lo sabes. Neil.
Ambos quedamos en silencio. Nombrar a mi hermano de nuevo ha hecho que mengue nuestros libidos. Alex besa mi mejilla y después sigue con mis labios. Con el corazón latiendo rápidamente y sin saber que esperar soy llevada hacia aquel colchón con un edredón purpura de peluche. Alex contiene una risa cuando lo ve. Se que era ridículo, pero me encantaba estar en su suavidad.
-Es como si miles de dedos te tocaran-me defiendo a la vez que me desparramo de forma no sexy. A estas alturas me daba un poco igual.
-Lo puedo ver-el se acerca hacia mi. Me toma de la cintura con demasiada posesión. Sus manos me aprietan y su boca me aprisiona de forma tan violenta que otra vez salen chispas. De un momento a otro el aprieta mis senos debajo de mi blusa. Aun con el sujetador puesto puedo sentir como pequeñas hormigas pican mi piel. Siento un poco de nervios. Ya me había besado con el varias veces, pero no como ahora.
Como puede se deshace de mi ancho suéter y luego solo desliza mis pantaloncillos cortos dejándome expuesta a él.
Alex no deja de mirarme. Soy como una presa. Un pequeño ratón con ropa interior rosa de algodón nada sexy. Me siento avergonzada por aquella elección de colores y conjunto. Intento esperar su carcajada como burla pero en vez de eso solo coloca su mano sobre mi abdomen con suavidad. Siento mi piel sedosa reventarse como miles de burbujas. El cosquilleo es intenso y crece a medida que se desliza por mis braguitas. Sus dedos parecen deslizarse con ternura hacia el borde de la tela lo que hace que cierra mis piernas, pero el no me lo permite. En cambio me regala una pirada pétrea. Alex podía ser intimidante cuando quería y justo ahora lo estaba haciendo.
-Confía en mi-y se inclina un poco-Solo quiero que sepas lo bien que se siente cuando alguien mas te toca.
-yo…-no puedo ni hablar.
La sangre se sube a mis mejillas. Bajo mi rostro. Nunca antes me habían tocado, pero a él no parece afectarle. Solo abre el interior de mis muslos con mucha suavidad. Su rostro se aproxima lentamente mientras que desliza la tela hacia un lado. Su aliento tibio golpea mi zona húmeda hasta que su lengua hace contacto con mi piel.
Ahogo un suspiro cuando se interna lentamente a mi centro y da vueltas con suavidad. Aquellos círculos líquidos hacen que mi cuerpo enloquezca. Arqueo mi espalda contra el colchón. No se en que momento, pero justo ahora me sujeto a su cabello al mismo tiempo me revuelvo entre mis sabanas deseando por mas. Quería que Alex me comiera completamente y cuando pensé que no podría haber mas placer el solo inserta un dedo en mi interior.
-Si-dejo salir lentamente-Alex-pronuncio con dificultad su nombre. Aquello parece gustarle porque entre rápido en mi interior mientras me folla con tan tolo su dedo y su lengua completamente deliciosa hasta que me hace gritar cuando los espasmo viene y llega mi orgasmo.