Capitulo 12

1294 Palabras
¿Qué había hecho? Su pequeño cuerpo se retuerce entre aquellas horrendas sabanas. Leah intenta recuperar su respiración mientras yo sigo teniendo su dulce sabor en mi boca. Ver las pequeñas perlas de sudor sobre su frente y como sus ojos se vuelven de un color suave por las lagrimas que apenas había contenido por su orgasmo me han puesto a mi extremadamente caliente. Justo ahora mi mente lucha entre detenerme o hacerla mil y un cosas sucias a esta chica. Eres un imbécil. Su cuerpo casi desnudo yace en la cama temblando y luego solo se relaja cuando pasa el siguiente minuto. Me acerco hacia ella. Se que esta mal, pero quiero besarla. Deseo que ella también pruebe lo que sabe. Mi lengua toca la suya, los dedos que unos segundos antes se aferraban a mi cabello ahora acarician mis mejillas y de algún modo me hace sonreír. Leah toma la sabana y cubre su desnudez. Mi primer instinto es no dejar que lo haga, pero me detengo. No era quien para prohibírselo. Me aplasto contra la esponjosa almohada y el pequeño bebé dragón verde de peluche que esta a mi lado. Me doy cuenta de que estaba en su habitación, en el mundo de Leah y me hace sonreír. Todo aquí era tan raro y a la vez tan típico de ella que no puedo evitar de curiosear desde la distancia. En una pared esta un mural pintado con una hermosa geisha y tenia un estante con ciento de figuras de chicas japonesas de las cuales le obsesionaba. -¿En que piensas?-ella pregunta a la vez que acerca su rostro. -En lo rara que eres-confieso y le señalo las historietas sobre el escritorio-Te apuesto a que hay material pervertido en ellas. -No las guardo ahí-fue su respuesta y luego sus mejillas se ponen rojas al darse cuenta de lo que ha dicho-yo solo… -Ya, lo escuché todo, Leah Cooper. Eres una chica con secretos sucios-y la beso de nuevo. No me cansaría de besarla todo el día si por mi fuera. Ella tenia un efecto sedante para mi. Me gustaba estar a su lado y que todas mis preocupaciones desaparezcan. -Cállate, tonto-golpea mi pecho-Y deja de mirar mi habitación. Nunca las encontraras. -No importa-me encojo de hombros-Se que después de lo de hoy, esos comics pervertidos no se comparan con la imagen mental de mi lengua dentro de ti. Leah cierra los ojos. Su pequeño cuerpo tiembla a mi lado. Ella no es consiente, pero cuando se mueve su mano roza mi bragueta que aun sigue endurecida. -Alex-deja escapar un sonido casi ahogado. -Deja esa mano ahí-sujeto su muñeca. Sus ojos de búhos se agrandan a medida que sigo rozando sus diminutos dedos sobre la tela-¿Lo sientes, no? ¿Puedes sentir lo duro que estoy justo ahora? Esto es por ti, Leah. -¿Quieres que lo ponga en mi boca?-pregunto con suavidad. Rayos, pequeña. -Créeme, es lo que mas me gustaría en este mundo-confieso viendo esos delicados y carnosos labios rosas formando una ligera “O”. Pero mejor será que no-respondo Contra mi voluntad-Por ahora pienso que esto es suficiente. -No soy tan inocente como crees-sus cejas se unen ofendidas. -Lo sé, Leah-le robo un beso-Solo por ser inexperta, no quiere decir que seas inocente. Puedo verte. Eres una pervertida de primera. -¿Entonces? Estoy algo confundida-sacude su cabeza- ¿no vas a follarme? ¿no quieres que te haga una mamada?-señala con sus ojos mi erección. Rayos. Aquellas palabras tenían un efecto afrodisiaco sobre mi. Me gustaba que la pequeña Leah tuviera aquella boca completamente sucia, pero se que ahora no era el momento. O mejor dicho, nunca. Leah era ese tipo de chica que se merecía algo mucho mejor que un cretino que le robe la virginidad y le deje luego de eso. -No, todo a su tiempo-acaricio su cabello. Me encanta lo suave y tibio que se siente. Hablo con ella un poco hasta que se queda dormida. En silencio y como un completo ladrón me marcho sin dejar ningún rastro. Aun puedo conservar en mi mente aquel hermoso sonido de su respiración entrecortada. Pensar en ella desnuda hacia que mis vellos se erizaran. Mi teléfono suena y hace que mis pensamientos se desvanezcan. El nombre de Neil me da un golpe justo en el estomago. Mis dedos tiemblan ligeramente mientras dudo en contestar, pero lo hago. -Se lo que estas haciendo-suelta. Mi pie por reflejo acciona el freno de la camioneta, haciendo que los neumáticos se quejen sobre el pavimento. Las bocinas a mi espaldas y los autos desviándose me descolocan un poco. -¿Te asuste, cretino?-suelta una carcajada. No digo nada-Debes estar muy ocupado con alguna chica, pero justo ahora necesitamos la camioneta. Debemos guardar los instrumentos. Instrumentos... Camioneta… Los besos de Leah… La hermanita de Neil… Neil, el cretino… Son muchas cosas en mi mente. Presiono el volante mientras ignoro al tipo de del auto lujoso insultándome. -Si, voy para allá. No tengo ánimos de contestarle su estúpida broma. Así que cuelgo y me dirijo directamente hacia la enorme casa. Cuando llego las luces están encendidas y hay música a todo volumen, lo cual era raro. Después de que la bebé nació, las fiestas y los ruidos fuertes en casa habían cesado por si solos. Me aparco en mi lugar de siempre. La puerta se abre y Dante sale con algunos equipos, a su lado Jake se acerca hacia mi solo para saludarme. El tipo ni siquiera está molesto por entregarle la furgoneta casi medio día después de lo que le había indicado. -Unos amigos de Dante nos dejaran tocar en la zona de bandas. -Genial-respondo-No se que me sorprende mas. Si tocar en la zona de bandas o que Dante tenga vida social después de nosotros. -vete al infierno-grita el hombre escuchándome-Mueve tu trasero para ayudar con los instrumentos ¿y donde esta Neil?-empieza a quejarse. -Lo esta haciendo con Bea-Jake dice relajadamente-Los escuche hace unos minutos en el baño. -Genial. El lo hace con su novia la rara mientras que yo tengo que subir su estúpida batería a la furgoneta-se queja celosamente. -Esta de mal humor-es la respuesta del chico de cabello azul-Creo que recibió un mensaje de su abuela. -¿Tiene abuela?-aquello era completamente nuevo para nosotros-Pensé que no… -Aun los escucho-el advierte-Yo tengo familia-rezonga-para ser preciso, la abuela. Me estaba llamando para decirme tonterías-rueda sus ojos-Ya sabes, cosas de viejitas. Con aquella despreocupada respuesta muevo mi trasero por los demás instrumento. La casa se siente tibia por dentro. La luz del recibo parece algo opaca. No tardará mucho en quemarse. Tomo el bajo de Jake y mi guitarra cuando veo a Neil bajar con una flamante sonrisa y mas atrás sale una Bea despeinada con boca recta. -Felices 7 minutos en el cielo-bromeo y mi amigo solo saca su dedo medio. -A juzgar por esa sonrisa de imbécil que cargas creo que tú también tuviste los tuyos. Odiaba que a veces fuese intuitivo. Él tenía aquel cierto don de adivinar cuando tenias sexo o algo parecido. Y si, aunque no recibiera placer de Leah, aquella sesión de besos intensos por alguna razón me había hecho bajar mi guardia. -Solo diré que fue una tarde interesante-con tu hermana pequeña. Aquel ultimo pensamiento se sintió como un sonido turbio dentro de mi cerebro. Neil estaba completamente feliz, casi no era el cretino de siempre. Me pregunto como reaccionaria si le dijera que bese a su hermana. Justo a hora me cubría una especie de culpa mezclada con placer. No podía decidirme si estaba bien o no sonreír por recordar a una pequeña Leah Cooper retorcerse entre las sabanas cuando probaba su cálido y delicioso interior.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR