Obligada
Obligada a casarme con el nerd de mi colegio, para mi mala suerte sí, estoy comprometida a los 18 años con ese nerd y no refiero a que solo sea el que está pegado en su portátil, sino que además está lleno de granos, los cuales destacan en su piel blanca, no es ni gordo ni flaco, se puede decir que rellenito, rellenito de esas frituras que come todo el día.
Pero iniciemos bien, mi nombre es Gabriela Erwain, como ya dije tengo 18 años, soy muy popular entre mis compañeros, muchos quieren salir conmigo, pero yo estoy con el más popular del colegio, Thomas, pero ambos sabemos que esto se termina hoy, ¿Por qué hoy?
Porque hoy específicamente terminamos nuestro cuarto medio en el colegio Wenlock School, y todo nuestro noviazgo se terminó, ambos teníamos el acuerdo de ser novios, más que nada para mantener nuestros estándares de popularidad altos, ustedes entiendes los más populares siempre forman pareja, Thomas era bisexual, pero eso solo lo sabía yo, ante todos aparentaba ser completamente hetero, yo siempre me negué a dormir con él, pero una noche de nuestras tantas salidas terminamos en la cama, no fue nada especial, además de que ambos estábamos borrachos y un poco drogados, ya me desvié, la cosa es que lo nuestro quedo hasta la salida de nuestro último día.
Al llegar a casa con mis padres luego de la ceremonia de graduación y dos medallas, una por deporte y otra por lo lista que soy, obviamente tenía que mantener notas altas, de lo contrario mis padres me mataban, bueno aquí de nuevo desviándome, la cosa es que al llegar nos sentamos a cenar y me contaron lo del dichoso matrimonio, y nada menos que con Marcus Brown.
El chico nerd, resulta que nuestros padres habían preparado un trato cuando ambos teníamos 10 años, mi padre tenía problemas financieros por lo que su padre implanto un alto capital en la empresa de mi padre, que es de autos y repuestos, algo por el estilo, pero la condición no fue la devolución del dinero, sino que el compromiso de nosotros.
El señor Manuel Erwain, mi padre, lo único que me dejo claro es que si no me casaba me olvidara de todo el dinero y apoyo, y que la boda seria en un mes, mi madre, Laura Smith, solo me miraba tratando de darme su apoyo, y lo único que me dijo, “es por la familia” y “mañana iremos a ver tu vestido”.
¿Pueden creerlo? Con esta clase de padres no quiero enemigos, me fui más que furiosa a mi cuarto, tire algunas cosas en el camino, lo que lamentaría por las chicas que hacen el aseo, y en mi cuarto grite, destroce una almohada y tire más cosas, hasta que me pude quedar en calmar, mire a mi alrededor y tenía un desastre.
Suspire y me levante de la cama, donde me encontraba mirando todo lo que había provocado, me puse a recoger todo lo que pude, luego cuando vi que estaba todo un poco más ordenado me fui a dar una ducha para luego ir a dormir.
Ya en la cama me puse a imaginar como seria mi vida con ese hombre, que digo hombre, ese nerd, siempre se lo pasaba en una esquina solitaria de nuestro salón, pues si estaba en mi clase, digamos que era el invisible de la clase, invisible porque nadie lo tomaba en cuenta, pero resulta que ahora va a ser mi esposo, de solo pensarlo me da un escalofrío por todo el cuerpo.
Él, por lo que recuerdo esta desde hace dos años en mi salón, antes venia de EE. UU. lo sé porque mi padre me dijo en la mesa que Marcus y sus padres Nithan y Cloe, se habían mudado temporalmente para acá, Chile.
Eso es, mi padre me dijo que ellos venían temporalmente, no creo que se queden por mucho tiempo, seguramente van a querer que me vaya con ellos, pero algo se me va a ocurrir para quedarme acá.
Terminando de analizar esto me quedo más tranquila, así que me pongo mi antifaz de seda para dormir y trato de relajarme.
(...)
–Hija me parece que este es el adecuado–dice apuntando a un vestido de novia muy lindo.
De mala gana asiento y me lo llevo al probador, hoy es el octavo vestido que me pruebo, y eso que hemos estado buscando toda la semana.
Me miro al espejo solo en ropa interior y quedo pensando si me tendré que acostar con él y otro escalofrío recorre mi cuerpo, me pongo rápido el vestido y me gusta, no tengo muchos ánimos de casarme, pero si lo hago tiene que ser top de lo top, antes muerta que sencilla.
Salgo del vestidor y me voy a donde mi madre me espera, ella al verme aplaude y eso significa que al fin es el sí al vestido.
–Perfecto Gabriela, ¡me encanta! –me habla feliz– nos lo llevaremos –lo dice en dirección a la chica que nos estuvo atendiendo.
–Señora Laura, el vestido puede ser entregado en una semana, primero se le tienen que hacer los ajustes pertinentes– le dice de forma amable– si me permite señorita– dice en mi dirección a lo que asiento con la cabeza– marcaremos los ajustes y tendremos su vestido en una semana sin falta.
–De acuerdo, por mí, espero que no esté nunca listo– digo entre una sonrisa, a lo que ella me mira sorprendida – broma– digo para calma a mi madre que me mira con ojos de lechuza.
(...)
Ya han pasado unos días de la prueba de vestido, mi madre junto con la señora Cleo están planificando la boda, yo no quiero saber nada, mientras menos mejor, solo le pedí que me no invite a nadie de mis amistades, bueno “amistades” entre comillas, ya saben solo las que nos hacíamos asar por amigas, en realidad nunca he tenido una amistad verdadera, solo por apariencias, pero por lo mismo le pedí que no los invite, más que nada que sea algo privado, al fin y al cabo es solo firmar unos papeles, solo firmar mi condena.
Mi madre me ha insistido en que tengamos una cena con los padres y el novio, pero me negué rotundamente, mientras meno me relacione con ellos mejor, ya después de la boda lo tendré que hacer a la fuerza, pero por el momento no, además tengo que estudiar para dar la PTU, me queda tiempo, pero no mucho, y para lo que quiero debo tener un excelente puntaje, mi meta es estudiar medicina, para volverme cirujana plástica.
Unirme al equipo de plástica siempre me ha interesado, pues si vi anatomía según Grey y me encanta esa serie. La verdad me interesa por que me di cuenta de que existen cirugías que pueden ayudar mucho a personas.
(...)
Lamentablemente llego mi día, el día que debería ser el mejor de mi vida, pero es el peeeeeor, ya estoy maquillada, pelo trenzado en un tomate un tanto suelto, mi vestido es tipo Bella, de Amanecer, la verdad es muy parecido. Tengo un ramo de flores azules, mis tacones son blancos.
Me voy analizando mientras camino en al altar, bueno el altar improvisado el patio de mi casa, es algo sutil, pero con la elegancia de la familia. Antes de la ceremonia me presentaron a los señores Cleo y Nithan, una pareja muy amable y atentos, al novio no lo vi por la tradición de la mala suerte, aunque no se si cuenta para una boda civil.
Pero bueno aquí estoy, llegando frente al novio, está en un traje azul, una camisa blanca y un corbatín n***o, al igual que sus zapatos, esta con sus típicos lentes cuadrados negros y su cara con granos, y me da una sonrisa, y es primera vez que noto que tiene frenillos.
Yo trato de tener una sonrisa, más que nada por los invitados, que son solamente adultos, no superamos los 30 invitados, lo cual agradezco, ahora ya me encuentro frente a frente a él y por primera vez noto que es alto, yo mido 1, 73, él debe medir 1, 85, nunca me había percatado de eso.
La ceremonia transcurre tranquila, ya firmamos y ahora venia el momento del beso, yo trataba, de verdad que trataba de ser valiente y me da pena decirlo, pero él lo noto, porque simplemente me dejo un beso en la frente, un tierno beso, me sorprendió, luego me tomo delicadamente del brazo y salimos hasta una habitación que estaba preparada para la espera, mientras pasaban a la recepción de la boda.
–Se que esto es complejo–dice el de forma tímida.
–Como no lo va a ser, míranos estamos casado– digo alterada, pero sin levantar la voz.
–Lo siento, yo no quería... –no lo dejo terminar.
–Claro dime que no te querías casar conmigo, porque eso no te lo crees ni tú– dogo mientras lo miro con un tanto de desagrado, no es que lo haga a propósito, me sale de esa manera.
–¿Qué? –dice molesto– ¿de verdad crees que iba a querer casarme con alguien como tú?
–Pues sí, soy hermosa, inteligente, todo un buen partido para cualquiera.
–Cualquiera que no tenga sentimientos, eres una bruja, si podrás ser hermosa y todo lo que tu digas, pero no dejas de ser una chica fresa, que mira a todos en menos–dice todo sin respirar y obviamente molesto.
Mientras que yo trato de respirar profundo porque este ya me está cabreando, yo bruja.
–Claro yo seré una chica fresa, pero tú–digo apuntando con el dedo– ¿te has mirado al espejo?, no sabes la vergüenza que me da ser tu esposa, que me vean en la calle contigo, ni loca, jamás.
Veo como se le ponen cristalinos sus ojos, pero no cae ni una lagrima, siento una opresión en el pecho, por todo lo que le dije, sé que fui cruel, pero ni modo ya todo está dicho.
–Realmente eres la bruja que todos dicen, creía que podíamos ser amigos o algo, pero ahora solo sé que eres una simple bruja cruel, podrás ser bella por fuera, pero estas podrida por dentro, y quiero que te quede claro que yo no te quiero como esposa, si no fuera por ese maldito trato que hicieron nuestros padres no estaría acá, frente a ti, pero claro mi padre como siempre tiene que cagarme la vida y que mejor casarme con una horrible persona disfrazada de una bella dama, si es que se te puede llamar dama.