prólogo
Para los amores que nacen donde no deberían, pero florecen como si el mundo les perteneciera.
Para quienes guardan en silencio lo que el corazón grita, y para aquellos que aprendieron que a veces la historia más intensa no es la que se cuenta… sino la que se vive.
AHORA ES MI MARIDO.
Prólogo
A veces la vida te lanza hacia el vacío y lo único que puedes hacer es decidir si caer o luchar. No siempre tenemos el lujo de elegir cuándo caer, o cómo levantarnos después. Yo, Alexia, nunca imaginé que mi vida tomaría el giro que tomó. Me enamoré de él, del hombre que según el mundo, nunca debía ser mío. Pero el amor no sigue reglas, ni lógica. El amor no entiende de juicios, de normas impuestas o de lo que se supone correcto. El amor nunca le hace caso a la razón.
Muchos me llamaban egoísta, desleal, incluso traidora. Me señalaron con el dedo, me condenaron sin conocer la historia completa. Me acusaron de destruir una familia que solo vivía de apariencias, pero eso yo no lo sabía.
Ellos no sabían, no entendían y aún así se sintieron con derecho a juzgarme. Pero ¿quién los culpaba? Nadie ve la realidad detrás de las puertas cerradas, nadie conoce los secretos que se esconden en la oscuridad de los corazones.
Por lo visto eran expertos en juzgar pecados ajenos, cuando los propios eran igual de oscuros. Vanessa, mi hermana, la que siempre fue el ejemplo de lo correcto. Nadie pensó que detrás de su fachada perfecta, había una verdad que de haberse revelado, podría haber destruido todo. Se suponía que yo era la peor de todas, muchas veces me cuestioné si era tan mala como decían. La decisión estaba tomada, no pensaba volver atrás, no había razón. Pero la vida siempre te sorprende.
Y lo hizo. No fue mi amor por Alan lo que derrumbó nuestras vidas; fue todo lo que estuvo oculto, lo que nos hicieron creer. Mi familia ya estaba rota, solo que intentaban a fuerza sostenerla, pero sabemos que cuando algo se rompe y lo arreglas, tarde o temprano vuelve a quebrarse.
Ya había enfrentado muchas cosas, sabía que estaba dispuesta a luchar con uñas y dientes por él. Y sí, debo reconocer que me dolió, pero no tanto como lo que el destino preparó para mí después. De verdad pensé que ya la tormenta había quedado atrás, estábamos juntos, éramos felices y teníamos muchos planes que fueron alterados por ciertas circunstancias. Yo decidí enterrar el pasado con todo, pero al parecer el pasado no estaba dispuesto a darse por vencido tan fácilmente.
Y justo cuando pensé que una vez más habíamos superado lo peor lo perdí. Lo perdí a él y mi mundo se vino abajo. Ese dolor no se comparaba con nada. Luché entre la vida y la muerte y en mi dolor encontré la decisión más difícil de todas. Dos caminos, dos opciones. El perdón o el odio.
La vida no era justa.
Lo que jamás imaginé fue que los secretos de quienes me juzgaron con tanta dureza, tendrían el poder de romperlos a ellos también y acabar con los pedazos de esa familia que ya estaba rota. A veces el karma llega de la manera más inesperada, y no siempre llega a tiempo para evitar el daño.
Todo se puso de cabeza y por alguna razón había cosas que dependían de mí, incluyendo el destino de esas personas que en su momento cortaron lazos conmigo y me trataron como lo peor. De verdad que el destino era ilógico, nos pone en encrucijadas que no entendemos. Tenía la oportunidad de sacarme la espina, por supuesto tenía que aprovecharla, pero qué creen, no era tan hija de puta como todos decían, por alguna razón yo no podía ser tan miserable. De verdad que eso me frustraba bastante. Y pensar que todo empezó así:
—Tengo que viajar a New York.
Pensé; bueno entre más rápido salgamos de esto mejor. Pude haberme quedado, pero decidí acompañarlo y apoyarlo, sólo sería cuestión de algunos días tal vez. Aunque la sola idea de tener que regresar me provocaba una revolución asquerosa. No era nada del otro mundo, ¿verdad? Esto va a pasar rapidísimo y seguiremos como si nada; me repetía en silencio mientras íbamos camino al aeropuerto.
Me equivoqué, no fue nada sencillo. Me reproché tantas veces, ¿por qué no me quedé? Incluso pensé que tal vez a mí también me alcanzó el karma, pero por qué con él.
…
Ahora, todo ha cambiado. Y aunque mi vida no será nunca como antes, he aprendido a vivir con ello. Porque aunque los secretos salen a la luz y las familias se destruyen, el amor... ese amor verdadero, lo único que me ha quedado intacto, es lo que me ha permitido seguir adelante. Y ahora, con todo lo que ha pasado, la única pregunta que me queda es: ¿podré perdonar?
Esta es mi historia. Una historia de amor, de errores, de secretos, de dolor... y de una nueva oportunidad.