Capítulo 5

843 Palabras
—¿Está seguro de que me busca? —Por supuesto que si señorita Hansson-. Estaba confundida, sus dudas comenzaron a salir, ¿Cómo el príncipe heredero a Moldavia la buscaba? ¿Para que la quería ver? —Vamos señorita, su alteza espera— Enrique se movió a un lado cediendo le el paso a la pelirroja. —Pero…debo avisarle a mi compañera que saldré un momento           º. El guardaespaldas lo pensó por un momento, pero asintió ante el comentario de Clarisa. —Adelante señorita. —Gracias. La pelirroja entró por la puerta trasera, buscando a Jennifer, hasta que la vio que estaba viendo la televisión. Y en esa pantalla se mostraba al príncipe Eduardo. El mismo hombre que la esperaba afuera en un carro de lujo.   —Jenni, tengo que salir--tomo el celular de la barra guardándolo en sus jeans. —¿Salir? ¿A dónde? En unos minutos abriremos la tienda. —Lo sé, es urgente, juro que te lo recompensare. —Está bien, ve, pero enserio tienes que pagarme el favor. —¡Ya te dije que lo haré! Clarisa salió esta vez por la puerta principal, camino un poco hasta localizar el automóvil más lujoso que se encontraba en la avenida, afuera de este estaba el guardaespaldas del príncipe. —Adelante, el príncipe está dentro del automóvil. A pasos lentos e inseguros entró y se sentó en el cómodo asiento del coche. Clarisa fue quien volteo a verlo. Tenía que admitirlo, el príncipe si que era atractivo, su perfil era único, sus largas pestañas, nariz fina y unos pequeños pero carnosos labios, a pesar de que no le interesaba su vida, tenía que admitir que era demasiado masculino.   —Clarisa Hansson.... —el príncipe quito sus vista de la venta dirigiéndola por primera vez a la pelirroja. -Su alteza--Clarisa bajo su cabeza a modo de reverencia-. —Me alegro mucho de que te atrevieras a entrar al carro—el heredero sonrió—lamento que todo esto haya sido tan repentino, pero necesito hablar contigo. —¿De qué se trata alteza? — Clarisa estaba demasiado nerviosa, un sinfín de ideas locas aparecieron en su cabeza, desde las más sencillas hasta las más aterradores, porque el porte y las facciones de este gran hombre imponían haciendo que la pelirroja se sintiera intimidada. —Iré al grano Clarisa— tomo una gran respiración—te necesito para que realices un trabajo para mí, necesito una acompañante para unas reuniones, la prensa y la reina también, solo será para eso, no más. Clarisa no entendía nada. Solo se formuló una pregunta, ¿Porque ella había elegido? Ella era una chica común, con una vida por hacer, deudas por pagar, simplemente no lo entendía. —Se que estas preguntando el porque te escogí, lo hice porque no me siento cómodo con las mujeres que están dentro de la realeza, así que mejor opte por elegir a alguien que estuviera fuera de mi mundo. La pelirroja no dijo más, un silencio tenso se creó dentro del carro. — Y yo...  ¿Tendré algo a cambio? —¿Dinero es lo que buscas? Porque si es eso no hay problema. —N-no, no es eso alteza, solo preguntaba, pero de verdad no sé qué obtendría con todo esto. —Deberías alegrarte, créeme que, si fuera otra chica, el dinero sería su forma de pago. Clarisa de sintió humillada, la fría contestación del príncipe la hizo sentir de esa manera, pensó que sería más amable en persona, pero era lo contrario. —Tu dime Clarisa, te puedo poner un departamento, ropa, joyas, dinero, lo que sea, pero yo quiero que tu seas mi pareja para estos asuntos. —Su alteza, sinceramente no es eso, creo que yo no soy la mujer indicada para este "favor". —Yo te elegí porque sé que tú eres la indicada—por un momento se sintió especial- solo tengo algo que advertirte, una vez que tu estés dentro de esto, tu vida cambiará, al límite de que tengas que cambiarte de residencia, la prensa es así, te siguen a donde vallas con el fin de obtener la mayor información posible, si es necesario tendrás que irte a vivir al  palacio, aunque creo que será lo mejor para que la prensa crea que estamos juntos. Todo esto era un desorden para la pelirroja, todo esto dependía de ella, obtener las cosas que ha querido tener con tan solo dar una orden... Sin duda era algo difícil de responder. —Tienes que pensar lo que te acabo de decir, sé que es algo confuso, pero te beneficiará en todos los sentidos, te doy tres días para que lo pienses con claridad y me des tu respuesta- el príncipe le extendió una tarjeta de presentación—este es el número de mi secretario, por cuestiones de protección no puedo darte mi celular, así que una vez que ya tengas tu decisión le marcarás y ya sabré tu respuesta. Clarisa tomo la tarjeta leyendo el nombre del sujeto desconocido. —Espero y realmente aceptes, créeme que esto te beneficiará, puedes salir. Clarisa parpadeo, realizo una reverencia y el guardaespaldas abrió la puerta por ella, agradeció al gran hombre, para segundos después observar como el lujoso automóvil se veía cada vez menos por la avenida. La pelirroja miro nuevamente la tarjeta, sintiendo que todo esto era raro y nuevo para ella. —Menuda cosa en la que me metí—susurro Clarisa antes de volver a la tienda para atender a los nuevos clientes que ya habían entrado.              
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR