Esté acto de salvajismo ha comenzado, mi estómago se aprieta cada vez que veo como se golpean entre dos personas, la violencia nunca ha sido lo mío, no me gusta ver sufrir a alguien a costillas de alguien más, por lo contrario, siempre trato de ayudar a las personas ya sea en mi consultorio como nutricionista o en el estudio de yoga.
Doy gracias internamente al darme cuenta que se ha terminado el primer combate, menos uno tachó mentalmente la lista.
Dos combates más, ya solo falta una bendita pelea estrella, espero que por ser el "plato fuerte" esto no duré mucho.
Me incomodo que de pronto todo se haya vuelto n***o, y la estruendosa música de heavy metal retumbe por todos los parlantes, y por si fuera poco el anunciador se acaba en halagos al próximo combatiente.
— ¡Dios Ellie tienes que ver a este hombre! — Miranda está pegada al cristal con su vista fija en la jaula y su emoción se nota desbordada por tres manzanas a la redonda.
— Aquí estoy bien, aparte ¿qué tiene de especial ese "hombre"? — mi voz suena tan seca y carente de toda emoción que ella hace una mueca con sus labios.
Simplemente no entiende lo incomoda que es para mí estar en un sitio como éste.
— Amelie ¡ven acá! — me hace pararme del cómodo sillón donde estoy bebiendo un vino del tipo espumoso de esos que con el nombre sé que necesitaría medio cheque de mi sueldo para pagarlo, llegó hasta donde está parada — es que es el hombre, te reto a verlo y no decirme que es un puto sueño húmedo — las luces se prenden y justo ahí en el centro de la jaula están dos tipos.
Las imágenes de un chico castaño, invaden todas las pantallas incluyendo las gigantes y entonces un gemido involuntario escapa de mis labios, no es solo un sueño húmedo, esto todo lo que sabes que está mal pero sin embargo quieres para ti, intento descifrar el color de sus ojos dan un tono verde, tal vez grisáceo, pestañas tupidas, mandíbula tan afilada y apretada que apostaría que puedes partir algo con ella, un par de labios rojos carnosos y el cuerpo tan tonificado que puedo jurar que su porcentaje de grasa es casi nulo, la cámara me hace un favor al recorrerlo de manera lenta, pues es la misma velocidad a la que trabajan mis ojos.
Su cuerpo está lleno de tatuajes por todos lados, tiene esa fachada completa de chico malo que nunca querrías presentarle a tus padres, su abdomen ¡bendito Dios de todos los cielos! Tiene marcado su sixpack correspondiente y las uves que se hace en sus caderas bajas son de esas tan bien definidas que quisieras beber agua en ellas, miro de reojo a Miranda, está sonriendo burlona y yo siento como mis pulmones se quedan sin aire.
— Te lo dije Amelie ese hombre tiene todo lo que uno necesita — y un ¡hasta más! se me viene a la cabeza, quiero dejar de ver a semejante espécimen, pero mi cuerpo no responde, al contario mi sexo se comienza a palpitar y unas ganas salvajes se colgarme de su cuello invaden mi cabeza, es algo que se siente tan primitivo, que casi puedo jurar que cualquier momento un gruñido saldrá de mi pecho.
Me alejo del cristal y me dejo caer en sillón cruzo mis piernas lo último que necesito es que mi amiga se dé cuenta del calentón que he tenido al ver a ese tipo — Demon — lo llama por el apodo con que lo han presentado — es todo un muro el otro pobre tipo no puede conectarle ni un solo golpe — mi rubia amiga está animado emocionada y yo miro de reojo las pantallas gigantes donde un enaltecido castaño sonríe arrogante —¡un maldito round Ellie! el pobre idiota le duro solo un round, fue knock-out, te lo digo ese adonis puede agarrarme a patadas cuando guste — me incomoda esa clase de comentarios y mi amiga lo nota.
— Créeme Miranda Parker no querrás jamás que alguien te toque, no de esa forma — se agacha apenada mientras yo me acerco y la abrazo, ella estuvo conmigo cuando Logan me dejo hecha pedazos y no me refiero solo a lo físico.
Ha terminado la pelea ¡aleluya! por fin podremos irnos, reviso mi reloj de muñeca sinceramente muero por salir de aquí, la puerta se abre de golpe — Señoritas ¡buenas noches! espero que hayan disfrutado del espectáculo — es un chico castaño enfundado en un traje n***o que parece hecho a la medida, el que está hablando, los ojos de Miranda lo escanean de arriba abajo.
— ¿En qué podemos ayudarte? — pregunta mi amiga anticipándose a cualquier cosa ¿de cuándo a acá esta tonta es tan servicial?
— Mi nombre es Tyler Evans asistente personal de Scott James y tengo la instrucción de invitarla a usted — me señala — está noche al pent-house personal del señor James — mi estómago da un vuelco y mi garganta se seca al escuchar eso.
Es el nombre del chico sumamente sexy y caliente.
— Puede por favor decirle al señor James que no estoy interesada — el tipo pone una cara que no logro descifrar, por otro lado, siento como Miranda me quiere matar por negarme, pero yo simplemente no necesito darle mayor importancia a esta persona en mi vida, ¿Qué tanto puede querer de mí? un revolcón y botarme en cualquier callejón obscuro ¡paso!
— Mucho me temo que debo insistir — bueno acaso este tipo no sabe lo que es un no.
— Pues la respuesta es no y no me hace gracia que insista en algo que no va lograr — me planto de manera firme, o por lo menos, así lo siento. — ¿Señorita? — lo deja al aire esperando escuchar mi nombre como respuesta, pero no lo sé lo digo.
— Señor Evans, si su jefe lo que quiere es tener un cuerpo que follar está noche, ándale a la calle Topsy Crest tengo entendido que en esa zona parece buffet — le doy un ademán con la cabeza a Miranda, realmente tengo urgencia de salir de aquí, pero ella no se mueve.