– ¡Buenas tardes! Hoy es un día memorable, lo es por dos razones; es la culminación de sus estudios, de años de sacrificios, de desvelos de competencia sana, de una lucha constante por dar lo mejor de sí a cada instante, y es más memorable aún porque hoy celebramos veinte años de excelencia académica y no podíamos hacerlo de otra manera que graduando a más de ciento cincuenta estudiantes con un deseo enorme de salir a las calles y comerse el mundo.
Los nervios estaban a flor de piel, por fin podía decir que era una profesional graduada en lo que había sido mi sueño, mi punto de partida desde que tenía uso de razón. La moda era mi vida y estar delante de mis profesores, mis compañeros y familiares cumpliendo la primera parte de mi meta había sido un sueño del que no quería despertar.
La segunda era comerme el mundo a base de creaciones que quitaran el aliento. Estaba preparada para salir a la calle y diseñar, pero no en cualquier atelier, mis diseños debían tener el sello de los mejores hasta el día en que pudiera ver mi nombre en cada etiqueta, en cada caja y lo más importante en cada luz de neón de las sucursales que tenía pensado abrir por todo el mundo.
En ese momento tan importante mi cerebro recreó imágenes de personas que me hubiera gustado que me viesen. Quería tener la oportunidad de mirarlos a la cara y gritarles que esa era yo; Thairé, una chica nacida y criada en los suburbios de Milán, una chica de la que todo el mundo había dudado que algún día llegaría siquiera a pisar una universidad.
– Y en nombre de los estudiantes pido que suba hasta este podio la alumna Thairé Espinosa. –Cuando escuché mi nombre de boca del maestro de ceremonias reaccioné y dejé mis pensamientos a un lado. En mis manos tenía el discurso que debía leer. Era hora de dar las gracias en nombre de mis compañeros. Desde arriba miré al salón lleno de personas importantes; compañeros familia, profesores y el lugar vacío donde debían estar mis padres, fue cuando reaccioné y me di cuenta de que estaba sola, de que seguía estando sola y que entre ese grupo de personas no había nadie que haya venido a verme, a acompañarme. Decidí no leer el discurso que había escrito y dejar que mi boca fuera la expresión de mi alma.
–…Somos un ejemplo de que cuando encontramos lo que amamos, no está permitido dejarlo escapar, aquí estamos todos los que pensamos que hemos hecho la mejor inversión de nuestras vidas. En algún momento tendremos nuestro espacio, porque somos lo nuevo, aprovechemos cada minuto, cada segundo para que cuando tengamos que ser lo viejo nuestro nombre quede escrito con tinta indeleble, por ello, no podemos permitir que nos afecten los pensamientos negativos de otras personas, que seamos atrapados por dogmas, que el ruido y opiniones ajenas silencie nuestra creatividad, ¡Vivamos! ¡Hagamos nuestro propio ruido creando tendencias!
Estuve a punto de quedarme sin respiración, todos empezaron a aplaudir de pie, había sido un discurso de una estudiante de veinticuatro años a quien la vida le había puesto un millón de trabas pero que ella inteligentemente ha sabido enfrentar.
– Thairé, ¡Felicidades ha sido un gran discurso!
– ¡Gracias! –Respondí a uno de mis profesores de diseño –. Ha sido lo que he pensado en este momento.
–Si así piensas de todo este conglomerado que es la moda, entonces nosotros no tenemos más que decir que estamos muy orgullosos de la persona que hemos formado.
No me dio tiempo de responder al profesor porque se acercaron todas mis compañeras y compañeros a abrazarme y cuando me dijeron que no se equivocaron al elegirme como su portavoz estuve a punto de llorar de emoción, pero de repente Iam se acercó y me dio un beso quitándome el aliento.
–Felicidades nena, estoy muy orgulloso de ti. –Iam era mi novio, no esperaba que viniera porque tenía trabajo, pero me alegré de verlo, llevábamos algunos meses enrollados, pero era una relación controlada por mí, sin un proyecto en común, él vivía en casa de sus padres y follábamos cuando nos apetecía, no eran polvos para tirar cohetes, pero con él me sentía a gusto y menos sola.
– ¡Es la hora de tirar estas borlas al aire para que dejemos atrás años de esfuerzo, nos liberemos y empecemos a crear obras de arte fantásticas! –Interrumpió Kira acercándose con alegría. Todos nos quitamos nuestros birretes y lo lanzamos al aire, a la vez que gritamos con júbilo.
–¡¡¡A por todo!!!
–Nena, ahora tú y yo tendremos nuestra propia celebración, he reservado para cenar y celebrar que la mejor diseñadora de Milán es mi novia.
–No te equivoques Iam, los mejores me sacan muchos años, pero algún día seré como ellos. –Era una promesa, era mi promesa.
–Tú serás su reemplazo y yo estaré a tu lado para ver esa transformación.
–Yo tengo ganas de comerme el mundo Iam, ojalá y lo pueda hacer bien, para que este mundo que es tan complicado no me coma a mí.
–Tú serás todo lo que quieras ser Thairé, te conozco y nunca te ha faltado valor para enfrentarte al miedo.
–Nunca me faltará valor, pero… como has pedido ver, ellos no han estado, no se interesan por las cosas buenas que le pasan a su hija, porque estudiar una carrera no da un beneficio a corto plazo.
–Pero yo estoy aquí, siempre lo estaré. Perdóname lo que te voy a decir, pero tú padres son unos egoístas.
–Lo sé, pero a pesar de ello, son mis padres.