I

1707 Palabras
Nowe Ellos observan con atención mis movimientos mientras escuchan atentamente mis palabras, pero sobre todo, sus ojos se encuentran sobre mí esperando a que cometa el más mínimo error; sin embargo, eso no sucede. Lo que ellos no saben de mí es que no hay hombre que tenga más confianza que yo, por tanto necesitarán otra técnica si es que quieren intimidarme. —Innovación es lo que define a PeachP Advertising —digo. —Es por ello que les propongo este nuevo plan de diseño que además de adaptarse a las necesidades de nuestros clientes, ninguna otra empresa de publicidad maneja este tipo de estrategia, les aseguro que esto nos posicionará en el puesto número uno de las opciones de las empresas más potenciales. Todos los presentes miran a Samuel Acker, el presidente de la compañía. Ninguna propuesta es aprobada sino pasa antes por el señor Acker; sin embargo, a pesar del largo silencio no pierdo la calma. Por alguna razón estoy extremadamente confiado de que mi propuesta se ha de poner en marcha. —La propuesta es brillante Nowe. —Felicita el señor Acker cuando analiza las gráficas que he presentado. —No podía esperar menos de ti, así que asegúrate de ponerlo en marcha lo más pronto posible. —Lo haré, gracias señor. —Digo complacido. Los representantes de cada uno de los departamentos directivos se ponen de pie y se dirigen hacia la salida, me aseguro de recoger mis cosas y me dirijo hacia a la puerta; sin embargo, la voz del señor Acker me detiene. —Has hecho un excelente trabajo hoy muchacho. —Felicita al mismo tiempo que palmea mi hombro. —Se lo agradezco señor. —Si mal no recuerdo llevas más de cinco años trabajando para la compañía —no evito sonreír, le he dedicado mi vida a este lugar. —Y desde he llegaste, la compañía ha alcanzado su mayor potencial gracias a ti. —Solo hago mi trabajo. —Respondo fingiendo falsa modestia. ¿De verdad apenas notó que gracias a mí este lugar no le hizo compañía al Titanic? >> —Nada de eso muchacho —el señor Acker hace un extraño ademán. —Has hecho mucho por PeachP Advertising y por ello creo que eres el indicado para el nuevo puesto. —¿Qué quiere decir? —Mi corazón ha comenzado a bombear sangre más rápido de lo normal y mi pulso comienza a acelerarse. —La compañía se ha extendido gracias a ti y por ello quiero que ocupes el puesto de vicepresidente —sus palabras hicieron eco en mi cabeza ¿hablaba en serio? ¿Vicepresidente? —Eres mi mano derecha Nowe, así que estoy seguro que harás un excelente trabajo. —Yo...no sé que decir. —Digo intentando disimular mi emoción. —Tan solo debes aceptar —dice Acker  como si fuera lo más obvio —¿Qué dices? —¡Por supuesto que sí señor Acker! Él sonríe satisfecho. —Sin embargo, hay una condición —de un momento a otro mi emoción se esfuma, sabía que esto era demasiado bueno para ser verdad. —El puesto que te ofrezco no es como cualquier otro, el vicepresidente debe mantener una imagen íntegra y de liderazgo que represente a nuestra compañía. No podemos darnos el lujo de manchar la imagen de PeachP Advertising. —Le aseguro señor que no tendré problemas con ello. —Si había algo que me distinguía en esta compañía era mi dedicación a este trabajo y mi reputación intachable. —Suenas muy confiado Nowe. —Lo estoy señor Acker. —Él asiente. —Se acerca el fin de año y aun no hemos cerrado el trato con aquella empresa italiana. Si consigues cerrar ese trato antes de fin de año, la vicepresidencia es tuya. Es claro que el viejo Acker me está poniendo a prueba, todos saben que conseguir un contrato con Stefano Russo es casi imposible; sin embargo, aceptaré el reto. No hay nada ni nadie que pueda detener a Nowe Moltoni. —Tendrá ese contrato firmado antes de la fiesta de año nuevo. Se lo aseguro. —Una sonrisa se forma en el arrugado rostro de Acker. —Eso espero Nowe, eso espero. Y sin decir nada más, Acker sale de la sala de juntas. Es momento de poner manos a la obra. [...] Las miradas y susurros no se hacen de esperar cuando atravieso los pasillos de camino a mi oficina, era de esperarse que cada uno de los empleados de la compañía centraran su atención en mí, después de todo mi talento y mi carácter han dado mucho de que hablar en cada rincón de este lugar; sin embargo, les resto importancia y sigo con mi camino. —¡Buen día señor Moltoni! —Saluda Stella, mi nueva secretaria. Me detengo frente a ella y puedo notar la revista de moda debajo de su escritorio junto a su esmalte de uñas. No puedo creer que pinte sus uñas cuando está en horario de trabajo ¿acaso cree que esto es un salón de belleza? Stella parece nerviosa cuando nota mi mirada fija en los objetos que inútilmente ha intentado ocultar; sin embargo, desvío la mirada para centrarme en ella. —Stella, quiero que contactes a Stefano Russo y programes una reunión lo antes posible —ella parece sorprendida; sin embargo, no se mueve. —¿Escuchaste lo que dije? —¡Sí señor! Pero contactar al señor Russo es muy difícil. —Cierro los ojos tratando se guardar la calma. —Stella ¿cuál es tu trabajo? —Soy su secretaria señor. —Su voz se quiebra y noto como una gota de sudor resbala por su frente. —Exacto y es tu deber hacer lo que te pido a menos que quieras que alguien más haga tu trabajo. —Stella palidece y comienza a escribir rápidamente en un post-it. —¡Lo haré enseguida señor! Ruedo los ojos y entro a mi oficina. Mi escritorio está perfectamente ordenado, desde hasta el más pequeño lapicero hasta mis documentos que utilizo cada día para cada plan de negocios. Esto es un pequeño reflejo de lo que soy y de lo que hago, soy perfeccionista. Lo sé. Algunos ven eso como un defecto, pero gracias a ese defecto he logrado alcanzar el puesto que me han ofrecido y no dejaré que nadie arruine eso. Abro mi ordenador y comienzo a redactar la propuesta de negocios que le plantearé en la próxima reunión que inicia en menos de una hora, estoy concentrado en cada una de las líneas que escribo cuando Stella entra a mi oficina. Ella luce pálida y parece estar temblando. ¿Ahora que le sucede? —Stella ¿cuántas veces te he dicho que no me gustan las interrupciones cuando estoy trabajando? —Lo lamento mucho señor Moltoni, pero olvidé decirle que tiene programada una reunión con la nueva pasante. —Cierro de golpe la pantalla de mi ordenador. —¿Qué has dicho? —De verdad lo siento. Miro mi agenda una vez más, justamente al medio día tengo un almuerzo de negocios con un nuevo inversionista ¿cómo pudo Stella olvidar decirme algo tan importante? —¿Acaso crees que con una disculpa solucionaré esto? —Mi tranquilidad se ha ido por la borda. No puedo creer que esté rodeado por incompetentes. —Señor yo... —No te molestes en disculparte nuevamente —digo con cansancio. —Intenté pasar por alto tus errores y aun sigues cometiendo uno tras otro. Lo único que quiero de ti es tu carta de renuncia. —Señor Moltoni no puede despedirme. —Ya lo he hecho —digo con superioridad. —Ahora vete. Stella se marcha rápidamente de la oficina, una vez solo tomo el teléfono y marco un número que conozco muy bien desde hace tiempo. —¿Oficina de recursos humanos? —Nick, habla Nowe del departamento directivo. —Escucho a Nick suspirar con cansancio del otro lado de la línea. —Nowe ¿a qué debo la llamada? No me digas que has despedido a tu secretaria otra vez. —Su ironía no pasa desapercibida. —No puedes culparme, era una incompetente. —Tal vez se escuche exagerado, pero era verdad. —No me digas que olvidó ordenar tu portafolios por colores igual que Lisa. —Se mofa. —Necesito una nueva secretaria, así que apresúrate a encontrar una pronto. —Exijo. —No es tarea sencilla, ya no queda ninguna. Al parecer nadie quiere trabajar contigo. —Dice seriamente, mis manos toman con fuerza el teléfono. —Date prisa. —Espera Nowe... Cuelgo. Desato un poco el nudo de mi corbata y me dejo caer sobre la silla. ¿Es mucho pedir una asistente que se adapte a mis exigencias? Tomo la chaqueta de mi traje e intento verme lo más presentable posible para recibir a la nueva pasante; solo debo asignarle un departamento para trabajar y listo. Caso resuelto. Me dirijo al pasillo y encuentro a una mujer esperando justo a unos cuantos metros, ella viste unos jeans formales color n***o con una blusa sin mangas de color blanco que hace juego con su atuendo. Su apariencia es aceptable, pero nada extraordinario. No creo que este sea un lugar para ella, necesitará hacer más si quiere encajar en este lugar. Decido acercarme para pedirle que entre a mi oficina cuando algo provoca que me detenga de repente. Ella lleva un auricular en su oreja mientras habla. Está en una llamada y claramente logro escuchar cada una de sus palabras. —Deséame suerte Sara —dice con entusiasmo. —Creo que la necesitaré, después de todo dicen que el director ejecutivo es un cretino de mierda. ¿Acaso acaba de decir lo que acabo de escuchar?>> Carraspeo la garganta intentado llamar su atención, lo cual logra tener resultado ya que cuelga la llamada. —¡Oh! Hola. —Saluda cortésmente. —Así que es usted la nueva pasante. —Digo con indiferencia. —Así es. —Soy el director ejecutivo de PeachP Advertising. —Ella palidece cuando me presento. —¿Es usted...? —Pero no termina la pregunta ya que la interrumpo. —Así es, soy el cretino de mierda.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR