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2944 Palabras
Sky Los chicos ya han llegado y me pillaron justo en el jacuzzi. Después del instituto quedé un rato con mis amigas y después me vine para casa. Me daba bastante pereza hacer la cena así que pedí una pizza hawaiana tamaño mediano. Pagaba Henry así que me pedí la más cara. Después de cenar me puse una película y cuando me aburrí me metí al jacuzzi de la terraza. Me gusta estar sola, pero esta casa es enorme y llega un momento que ya no sabes qué hacer. Me molestaba el hecho de que no podía traer gente a casa. Obviamente era entendible, ya que al vivir con la banda más famosa del momento no podía dejar que desconocidos entraran en casa. Pero noches como esta eran las que más me frustraban al no poder invitar a gente o hacer una fiesta. Después del jacuzzi estuve hablando un rato con Nick y Henry mientras se hacían una ensalada. Me sorprendió el hecho de que estuvieran cocinando eso, sobre todo Henry. Él odia todo lo verde. — Por cierto, ¿Sabéis dónde está Zack? — cuestiono curiosa. Me daba pereza ponerme a buscarlo por toda la casa así que preferí preguntar. — Creo que está en su habitación — me informa Nick. Asiento, me despido y me voy en busca de Zack. Ando rápida hasta llegar ahí, y efectivamente, Zack se encuentra ahí, sentado en la cama mirando el teléfono. — Zack — le llamo desde el pasillo, parada en el marco de su puerta. Él alza la vista de su móvil. — Dime — cuestiona, mirándome intrigado. — ¿Vas a fumar? — le cuestiono. Él hace una mueca de sorpresa. — Sí, ahora iba a ir — responde levantándose de la cama y acercándose a su estantería — ¿Vienes? — Sí — digo sin dudar. Él coge el tabaco y se lo guarda en el bolsillo. — ¿Y vas a ir así en bañador o te vas a cambiar? — cuestiona riéndose de mi look — Lo digo porque ahora ya hace un poco de frío. — Sí, mejor que antes me cambie — añado y se ríe. — Vete a vestir, anda. Te espero aquí — me dice y me voy a mi cuarto. Velozmente me seco bien el pelo y me pongo mi pijama. No me daba vergüenza ir en pijama delante de ellos, era algo que me enorgullecía ya que eso significaba que ya estaba integrada con ellos y que había mucha confianza. Una vez cambiada, me acerco al cuarto de Zack y le aviso. Él viene hacia mí y nos vamos. — ¿Pijama de ovejas? ¿En serio? — se burla mientras andamos por el pasillo. — ¿Algún problema? Es muy bonito — me defiendo. — Muy bonito para una niña de cuatro años — sigue burlándose. «Ya empieza», pienso. Una cosa que me molestaba de Zack era que casi siempre que manteníamos una conversación acabábamos discutiendo. Éramos tan distintos y nos metíamos tanto con el otro que siempre nos cabreábamos. — Mira Zack, ya estabas tardando — me quejo y él sigue riéndose. — Que es broma — dice y para de reírse. — Pues al menos es mejor que tu pijama, que es dormir sin nada — hablo clara — No sé cómo podéis dormir así. — Pues porqué es cómodo — responde y después de pasillos y pasillos, llegamos a la terraza del piso del medio — Cierra la puerta — me pide y la cierro. Nos sentamos alrededor de una mesita blanca que hay atrás de suelo, envuelta de un gran sofá color gris con toldo incorporado, para cuando llueve. Me encanta esta parte de la casa, aunque no vengo mucho aquí. Zack saca la pequeña caja de cigarros, y agarra dos, para después quedarse él uno y tenderme el otro a mí. — Gracias — agradezco. Los chicos no sabían que yo fumaba de vez en cuando, solo Zack. Pese a que peleábamos mucho, confié en decírselo solo a él y funcionó. De momento nadie lo sabía. — ¿No se lo has contado aún? — cuestiona Zack refiriéndose al tema de los cigarros. — No, no me atrevo la verdad — respondo y me encojo de hombros. Zack me tiende el mechero, y me lo enciendo. — ¿Qué dices? No pasaría nada, se lo tomarían bien — me tranquiliza Zack encendiéndose el suyo. — No sé... — balbuceo pensando. — ¿Qué te crees que no lo sospechan ya? Vamos Sky, tienes diecisiete años, todos los chicos de tu edad ya fuman — habla — Por supuesto que se lo pueden imaginar. Suspiro. — ¿Qué te preocupa exactamente? — me pregunta de nuevo y me mira serio. — Más que nada Henry — respondo — Me cuida mucho y se preocupa muchísimo por mí, y si se entera de que fumo, aunque sea de vez en cuando, no sé cómo se lo tomaría — explico nerviosa — Igual me vería de distinta forma. — Que va, que va — dice despreocupado Zack — Igual se alucina un poco al principio, pero nada más, fumar no es nada del otro mundo, y menos tú que fumas poquísimo. Tiene razón. Espero que Henry también lo vea así y no se enfade mucho. — ¿Y mi madre? Si se entera mi madre no sé qué haría — explico, imaginándome lo peor. Hago otra calada. — Bueno, el caso de tu madre es distinto. Pero quieras o no, ya eres mayor, si quieres fumar, fuma — dice Zack e inspira de nuevo el humo — Ella no tiene por qué enterarse. — Ya... — digo y me quedo pensando. — ¿Sabes qué? — me pregunta Zack rompiendo el silencio — Hoy en la entrevista un reportero le ha preguntado a Henry que si erais pareja. — ¿Él y yo? — pregunto perpleja, intentando esconder mi felicidad para que Zack no se dé cuenta. «Así que alguien le ha preguntado a Henry si somos pareja... interesante. Me gusta», pienso y me pongo eufórica. — Sí, y se ve que alguien os vio besándoos, pero Henry ya ha dicho que no eráis vosotros — añade y suelto el aire de la calada que acabo de hacer. — ¿Que alguien nos vio besándonos? — vuelvo a cuestionar, repitiendo lo mismo que Zack me acababa de decir, ya que estaba tan alucinada que mi cabeza desconecto por unos minutos. — Sí — responde. — Madre mía... — susurro y sonrío — Pues está claro que no éramos nosotros, a no ser que él estuviera besando a otra chica. Me rallo la mente por unos instantes al pensar que puede ser que Henry se haya besado con otra chica y por eso nos hayan confundido, aunque tampoco es de mi incumbencia. — Ya te digo yo que Henry no se ha besado con ninguna tía — me explica Zack y me calmo ante sus palabras — O puede ser que tú te hayas besado con otro chico. — ¿Yo? Que va, que va — me excuso ya que yo no he besado a nadie — No me beso con un chico desde hace tres meses por lo menos — cuento y al momento me arrepiento. ¿Por qué le habré contado eso? — Serían dos personas que se parecerían a nosotros. — Claro — dice y hace otra calada. Pasamos unos cuantos minutos más hablando y riendo hasta que se hace tarde. — Creo que me iré a acostar — aviso a Zack — Estoy muy cansada y mañana tengo un examen. — ¿Ya? Si aún es muy temprano — insiste y rueda los ojos. — Ya lo sé, pero llevo todo el día estudiando y estoy agotada— explico. — Está bien, buenas noches — me dice Zack y hace la última calada a su cigarro. — Buenas noches, y mañana no me despiertes a golpes — le digo bromeando, aunque va en serio. Se ríe y me voy. {...} Me levanté al día siguiente gracias a Dios, sin golpes. Miré el despertador, medio dormida y marcaba las ocho de la mañana. «Bien, voy bien», reflexiono. Me vestí sin prisa. Opté por unos tejanos largos de color n***o, y un top de tirantes color rosa. Después me metí al baño para ponerme rímel, un poco de base y corrector. Una vez estuve lista, bajé. Bajo las escaleras y cuando me dirijo hacia la cocina, pasa Nick corriendo por mi lado. — ¡Cuidado que quemo! — exclama este, apresurado. Llevaba una sartén en la mano, y dentro de la sartén había un crep. Se mete en la gran cocina y yo miro el panorama desde las escaleras. — Zack, ¿Dónde está mi cargador? — oigo que Henry le pregunta a Zack, mientras se pone una camiseta. «Madre mía, qué bueno que está» pienso y me derrito por dentro. Hago un esfuerzo y dejo de mirarlo, no vaya a ser que me vea. — Yo no lo tengo, tío. Igual te lo dejaste ayer en el autobús — responde Zack saliendo de la cocina, con una madalena en la mano. Me meto en la cocina. — ¿Y este caos? — declaro confusa. Está la cocina bastante sucia, y todos están muy nerviosos por lo que veo. — Estoy haciendo creps, pero se me están quemando — explica Nick, nervioso ya que no podía darles la vuelta. Me río de él. — ¿Ayer tortitas y hoy creps? — cuestiono. — Le ha dado la vena cocinera — habla Landon, burlándose también Nick él. — Me levanto con hambre, ¿Qué queréis que haga? — se defiende Nick. — ¿A dónde vais? No me habíais comentado que os ibais otra vez — hablo confusa, ya que están todos vestidos. — Nos acaban de avisar ahora — empieza Henry, entrando en la cocina y acomodándose a mi lado — Tenemos que ir al estudio. — Ah, guay — hablo — ¿Vais a grabar más canciones? — No, tenemos que acabar de hacer unos pequeños retoques al disco, que ya sabes que lo sacamos en una semana, y aún nos faltan hasta las fotos — explica Lewis. — Ah, vale — dije. — ¿Tú te vienes? — me cuestiona Nick — Contábamos con que sí, como siempre vienes. — Bfff, no sé — añado y pienso en qué pasara si faltara al instituto y me fuera con ellos. Había veces que faltaba al instituto porqué me tenía que ir con los chicos, o con mi madre, así que faltar no me importaba mucho. — Venga vente — suplica Henry. — Tengo instituto, Henry — me quejo haciendo una mueca. — Pero si te has saltado el instituto muchas veces ya — se interpuso Lewis. Verdad. — Ya, pero hoy tengo un examen de biología y- — Pues mejor que no vayas, así no lo haces y tus amigas te dicen las preguntas — habló Zack y luego alzó las cejas. «Tiene razón» — Bueno venga, voy — digo finalmente y sonrío. Los chicos se alegran. — Cógete la placa con tu nombre — me recuerda Landon mientras se pone el cinturón en el pantalón. — Sí, ya nunca me la dejaré después de lo que pasó — respondo y todos se ríen. La cuestión es que, para ir con los chicos a los backstages, a los camerinos, y todos los sitios, necesitaba presentar una especie de placa para verificar que voy con ellos, e igual que yo toda la gente que trabaja con ellos. Ya iban dos veces seguidas que me la dejaba y no me dejaban entrar. — Jeff viene en veinte minutos — avisó Landon — Ordenemos la cocina un poco. — La ha ensuciado Nick, que la ordene él — habla Lewis y se ríe. Yo, para aprovechar el tiempo, subí a mi habitación dispuesta a prepararme todo lo necesario para hoy. Normalmente el material lo lleva mi madre, que era la que peinaba y maquillaba, pero a veces yo también tengo que llevar mis cosas. Abro mi bolso blanco de cuero y meto un cepillo, laca, gomina y sobre todo la placa. Después de preparármelo todo bajé de nuevo. Me senté en el sofá a esperar ya que Jeff aún no había venido a recogernos. Decidí enviarle un mensaje a Stacy para avisarle de que no iría hoy. "Hola, hoy no vendré al instituto. Me tengo que ir con los chicos, ya sabes. Nos vemos el lunes — ¿Lo tienes todo preparado ya? — inquiere Henry, sentándose a mi lado. — Sí, ricitos— respondo divertida y él sopla, molesto. — Eres pesada, eh— se queja. No le gusta que le diga eso. — En verdad me quieres — balbuceo y este esboza una pequeña sonrisa que logro ver.   — Es verdad — responde sonriendo. Lo miro bien, fijándome en su ropa. — Que guapo estás, ¿no? — lo miro de arriba abajo, riéndome. — ¿Tú crees? — me cuestiona y se mira sus pantalones — Estos pantalones son nuevos, me los compré la semana pasada, será eso. — Sí, definitivamente son los pantalones — hablo y nos reímos — Sin duda alguna. — ¿Esta noche podemos ver una película? — pregunto, ya que Henry y yo normalmente nos poníamos películas de Disney. — Claro, ¿Cuál querrás ver? — No tengo ni idea — respondo indiferentemente.  — Jeff ya está aquí, vamos — nos corta el rollo Landon y Henry y yo, pesadamente, nos levantamos del sofá. Cojo mi chaqueta que anteriormente bajé junto con mi bolso y salgo de casa. — Hola, tíos — nos saluda Jeff, cuando nos ve salir de casa — Así me gusta, puntuales. — Ya, ya — le responde Lewis secamente a la vez que le hace un gesto desinterés con la mano. — Hoy tenemos mucho trabajo — se queja Jeff y todos resoplaron. — Henry, tu cargador estaba en mi habitación — formuló Lewis parándose y le dio el cargador al rizado antes de subir a la furgoneta — Te lo cogí ayer. — Oh, gracias. Pensaba que estaba en el estudio — expresa Henry, agradecido pero confuso a la vez. — Bueno, estamos todos ¿no? — Jeff nos cuenta uno a uno antes de subirnos — Pues vamos — nos abre la puerta corrediza de la negra furgoneta y nosotros nos subimos. Me senté al final de todo, con Henry. — Mira esto — me dice Henry y desbloquea su móvil recién sacado del bolsillo para enseñarme un video de un gato. El vídeo acaba y realmente es gracioso, así que los dos nos tronchamos de risa y los demás voltean a vernos. — ¿Qué os pasa? — cuestiona Nick desde el asiento copiloto. — Nada, nada — responde Henry, recuperando el aliento — Un vídeo que le he enseñado — Nick ignora completamente lo que el rizado le dice y se vuelve a voltear. Nos calmamos y la furgoneta arranca. Hoy está el ambiente tranquilo. Suerte que en nuestra calle no hay paparazis. Los chicos les pusieron una orden de alejamiento, y si veían un paparazzi como mínimo a tres calles de aquí, les ponían una multa de cincuenta mil euros. Sí, muy caro, pero así no se acercaban. Mientras Mark conducía hacia ahí, conecté mis auriculares a mi móvil y me puse a escuchar Rauw Alejandro, hasta que me acordé de una cosa. — ¿Alguno ya ha llamado al instituto diciendo que no voy? — cuestiono, haciendo que todos se callen por completo. Se miraron entre ellos y negaron. — Ya llamo yo — dijo Henry bufando y sacó su iPhone de sus pantalones apretados. Marcó el número del mi instituto y con su ronca voz habló con la recepcionista del instituto. — Hola, uhmmm... — se queda pensando y se lleva la mano al labio — Soy... el hermano de Sky, sí — improvisa Henry — Sky no vendrá hoy — dijo. Todo iba bien de momento — ¿Por qué? Buena pregunta... — se empieza a poner nervioso y me mira preocupado. Automáticamente me llevo las manos a la barriga para que él dijera que me dolía la barriga — E-está embarazada — declara Henry finalmente a mi instituto. ¿¡Qué?! — ¿Qué coño dices? — le susurro alterada y todos los demás que están en el coche no pueden evitar reírse. — ¡No, no! ¡Perdón! — exclama Henry, muy nervioso — Que tiene dolor de barriga, sí — se disculpa él, muy histérico — Perdóneme, es que estaba viendo un documental... de partos de mujer, y.… me he confundido, ya sabe. Lo siento — balbucea y todos nos estábamos riendo a carcajadas — Adiós, buenos días. Colgó y todos nos burlamos de él. Estábamos llorando de la risa. — Hostia Henry, qué risa — decían todos riéndose, hasta Mark se reía. — La próxima vez que llame otro, j***r — se queja Henry, rojo cómo un tomate. — Henry... eres bestial, de veras — anuncio llorando de la risa. Al final él también acabo riéndose, no pudo aguantarse. {...} Joder, ¿Cuánto llevamos ya en coche? Siempre hacíamos esta ruta y nunca me enteraba de por dónde estábamos, ya que el camino todo el tiempo era el mismo. Edificios y edificios. Mi cabeza me pesaba y con la música me estaba durmiendo. Dejé reposar mi cabeza en encima del hombro de Henry y sin darme cuenta todo se me nubló.
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