Capítulo: 2

2075 Palabras
-Probablemente tiene mucho que ver el que sea popular- dije, Carla frunció el ceño y extendió su mano tomando la lista, -Ya sabes, la gente normalmente odia a los populares por su enorme ego...- -Segunda razón- Carla miraba la lista en busca de esta, -¿Ego maníaco?- -Es por qué lo es-                                    -La tercera se resume en vanidoso- asentí, por su parte hizo una mueca -¿Gruñón? Es en serio, ni que fuera un enano de Blanca Nieves- -¡Tienes que admitir que tiene un pésimo control de ira!- -Por qué no simplemente lo pusiste así- me reprochó, -Ya llevarías por lo menos una buena razón- -Sigue leyendo- -¿Que con que duerma en clases?- preguntó, después se señaló de una manera demasiado dramática -Yo también lo hago y eso atribuye a mi buen humor- -¿En qué le atribuye a John?- -Pues muchas creen que es guapo...- mencionó sin apartar su mirada de mi. De inmediato comprendí lo que hacía, por lo que intente mantener una expresión indiferente, -Competitivo, recuerdo que  eso si te gustaba cuando tú y él...- -No, ya no me gusta- dije a la defensiva, -¡Pero eso te encantaba!- insistió exagerando sus palabras, -Recuerdo que nos la pasábamos horas y horas hablando de lo lindo que lucía cuando competía…- -Carla- -Muy bien, continuó- alzó una de sus manos como si pidiera silencio, -Mujeriego, esto está mal considerando que desde que rompieron el solo ha tenido una novia- -¿Hablas en serio?- quise saber, -No te creo- -Una porrista con ojos azules- arrugó un poco la nariz al decir aquello,- Ya sabes, ¿La ojona de pelo castaño de la clase de matemáticas?- -¿Fue su novia?- pregunté incrédula, -Oye no es ojona- -Si, pero ninguno habla casi de ello, duraron como una semana- aclaró, -Por si lo preguntas ellos siguen hablando, son como mejores amigos, supongo que lo dejo en la friend zone- -Bueno, continua- le pedí, -Doble cara- leyó en voz alta, entonces volvió a arrugar la nariz, después me dirigió una mirada cansada -¿Desde cuándo es un personaje de Batman?-  Reí un poco ante sus palabras.  -Entonces…- empecé, Carla, al notar lo mucho que baje el tono de mi voz Carla se acercó un poco más a mi para lograr escucharme -¿Solo ha tenido una novia?-  Sentí vergüenza al preguntarle aquello.  -Si, a mí también me impresiona- admitió alzandose de hombros como si no significase nada, -Aguarda, el equipo de cavernícolas va a pasar- Entonces la estampida de todo el equipo de americano con su respectivo uniforme rojo con blanco que tanto los caracterizaba pasó en frente de nosotras, incluído el castaño de ojos azules que era uno de los que más se lograban destacar. Y esto era en gran parte a  que solía ser uno de los tres más altos del equipo. De hecho del colegio. -¿Te sigue gustando cierto?- preguntó ella sacándome de mi aturdimiento. -Claro que no- ella arqueó las cejas ante mis palabras, -¿Tú qué me dices de Daniel?-  Ella hizo un puchero al recordar a su exnovio.  -Dios se ampara de mí- fingió que aquello la entristecía y después negó ligeramente -No nos dirigimos ni la mirada- -Eso es triste- -¡Claro que no!- exclamó ella realmente indignada, si; Carla era bastante dramática, -He vuelto al mercado, ¿Qué tiene de triste eso?- -Supongo que el hecho que pienses que eres mercancía para volver al mercado- -¿Sabes? Aunque tú mi amiga, no lo veas, tengo la oportunidad de conseguir un modelo ruso como novio con solo chasquear mis dedos- dijo ella, pero aquello lo había dicho con tanta seguridad, que no pude evitar soltar una carcajada, -Dev-  Si, continué riendo estrepitosamente,  - ¡Le diré a John que te estás riendo de él!- exclamó dando un fuerte pisotón,  -¿Qué tiene que ver él con tu modelo ruso?- pregunté intentando no volver a reír, -Aparte no me rió de él, me estaba riendo de ti- -Eso no ayuda- -Pero en serio, ¿Qué tiene que ver?- insistí, -Que tengo hambre- dijo poniendo punto final a aquella conversación, y acelerando su paso, -Sigo sin saber que tienen en común…- ella me dirigió una mirada amenazadora, y yo empecé a dar zancadas para alcanzarla, -Ambos temas- -No me gusta venir aquí- dijo en un repentino cambio de tema. A pesar de que era bastante más alta que Carla, a veces tenía que dar zancadas para seguirle el paso,  -¿Por qué no?- pregunté, -A mí me gusta venir a los campos- -Sí pero John es la razón por la que te gusta venir- reprocho desacelerando un poco,  -Claro que no- conteste, y ella alisó su ya de por si impecable blusa blanca, -De hecho si busco una razón por la que no me gusta venir aquí es por él, pero me encanta el aire libre- -Como sea- ella se quedó mirando a la nada por unos segundos, luego asintió como si se estuviese contestando a sí misma una pregunta, -Vamos, que en serio muero de hambre- Algo que aprendí con el pase de los años, es que Carla y yo, jamás tuvimos algo en común.  Probablemente las mejores amigas son así, sin nada similar. Porque dudo que seamos las primeras o las últimas mejores amigas con una forma de ser tan distinta. Ella era alguien demasiado impulsiva, que siempre estaba tratando de decir chistes o gastar bromas; no importaba qué tan serio fuese el momento. También, se podría decir que era alguien bastante femenina; demasiado. Todas las mañanas tardaba horas en arreglarse. En cambio, yo estaba en el otro extremo. No se me daba hacer bromas, ya que parecía como si estuviera atacando a los demás, si no era necesario que hiciese algo, decidía quitar el dedo del renglón, y bueno, mi forma de vestir era demasiado simple, por no decir algo desaliñada. Aparte de todo eso, nadie podría confundirnos ni aunque estuviéramos en una habitación a oscuras. O si quiera cambiarnos de nombres, porque éramos  literalmente como la sal y la pimienta. Nadie confunde la sal y la pimienta a menos que no pueda oler, o ver, o saborear… Ese no es el punto. Creo que divagué de más.  Al principio ninguna de las dos nos dirigimos la palabra, de hecho a nadie. Cuando ambas estábamos en kínder, acostumbrabamos sentarnos en la misma banca por todo el recreo sin cruzar ni siquiera una mirada. Carla no quería convivir con las otras niñas ya que al ser nueva, empezaron a molestarla jalando de sus trenzas rubias, y persiguiéndola con tijeras para cortarlas.  No fue hasta tercero de kínder cuando empezamos a hablarnos, y esto fue gracias a que a ambas nos sacaron del salón por estar “platicando” de acuerdo con la maestra. Pero realmente Carla había tirado accidentalmente media botella de pegamento líquido en la cabeza de uno de nuestros compañeros, después trato de quitarle el pegamento con una hoja que al hacer contacto con este quedó pegada en el cabello pelirrojo del chico. Yo no pude evitar reír ante esto. Así que la maestra nos sacó  a ambas del salón, fue entonces que empezamos a hablar del porqué había hecho eso y el porqué yo había empezado a reír; claro está que no fue una explicación larga por que teníamos cinco años, y ese monto es cuando por fin empezamos a hablar entre nosotras. Después cada semana iba a su casa o ella a la mía; pero siempre preferíamos estar en su casa, ya que su madre nos horneaba galletas y nos dejaba hacer lo que queríamos. En cambio en mi casa mi madre  que en ese entonces no trabajaba, nos vigilaba con lupa prácticamente, y no nos permitía hacer las travesuras que queríamos. Después en la primaria descubrimos que a ambas se nos hacía difícil hacer más amistades, aunque tratamos. Pero nunca salió bien. Cada vez que tratábamos de incrementar el grupo de amigas terminaba en un rotundo fracaso, (que solo consistía en Carla y en mi) ya que en efecto, no éramos populares, y nuestra manera de pensar siempre ha sido muy singular. Y a las demás siempre les parecíamos fenómenos, cosa que a nosotras también nos parecían ellas; incluso las chicas menores que nosotras nos veían de esa forma extraña que hacían las otras chicas de nuestro salón.  Así que terminamos dejando esa idea de lado hasta que en secundaria ambas conseguimos novio, y la gente empezó a hablarnos más ya que John siempre había sido popular al igual que Daniel. Pero la popularidad de Daniel se fue a la basura dos semanas después de cortar con Carla al declarar su homosexualidad. Obviamente a Carla y a mí no nos importa mucho la popularidad, pero la idea de tener alguien más con quien compartir las cosas era demasiado tentadora. Sarah se empezó a juntar con nosotras cuando John entró en el equipo de americano de la preparatoria. Pero no duro mucho, debido a que cuando entro en el equipo de porristas empezó a juntarse más con ellas y menos con nosotras. Y bueno, Carla pasó de ser una rarita a ser "inalcanzable" debido a la pubertad. -Solo digo...- empezó a insistir mientras alcanzaba una de las bandejas de la cafetería, -Que hacen una muy linda pareja- -Yo solo digo que es una idea…- empecé a decir alcanzando otra para mi,  -Adelante dilo- me retó al interrumpirme,  -Piensas que es una idea idiota- -Exactamente- asentí sonriéndole, ella frunció el ceño,  -Es que si hacen bonita pareja- insistió empezando a colocar cosas en su bandeja, -¡Ambos son muy altos!- -Claro que no- dije alcanzando un contenedor con puré de papas, Carla por su parte tomó uno con pasta, -Bueno, si somos altos; pero no hacemos bonita pareja- -No lo niegues- dijo ella cruzándose frente a mi para alcanzar un contenedor de puré, -Estas a la defensiva- -Por supuesto que no- dije, ambas fuímos hasta una de las mesas que estaban solas, -Lo dices porqué es el único novio que he tenido-  Estaba bastante tranquila, hasta que Carla soltó un grito como si la hubiesen apuñalando, logrando sobresaltarme,  -¡Demonios! Olvidamos los cubiertos- exclamó haciendo un puchero, cuando estuve a punto de ofrecerme a ir por ellos, tomó a un chico que iba pasando de la gorra, jalandolo a ella,  -Hardy, oye, oye- el la miró con los ojos bien abiertos, -Hazme un favor- -Lo que sea por la hermana de Jaber- -Es adoptado- soltó ella de golpe, a lo que el rubio rió. Y no, su hermano, no era adoptado, pero ese chiste siempre lo hacía cuando alguien le preguntaba o mencionaba a este, -Entonces, ¿Si? Es algo muy importante- -De verdad- el se apartó el cabello de la cara para poder ver mejor la expresión de Carla, quién lucia bastante preocupada,  -¿Puedes ir por unos cubiertos para mí y para Dev?- -¿Estas de juego cierto?- preguntó el rubio incrédulo con el ceño fruncido, -¡Por favor!- suplico, el la miro, alzó las cejas y solto un suspiro, El chico desapareció y yo miré incrédula a Carla, -¿Qué?- preguntó extrañada,  -¿Con que así se llama tú hermano?- pregunte, -¿Javier?- -Volvamos a dejarlo en Ja- pidió y llegó Hardy; a Carla se le iluminó el rostro cuando recibió los cubiertos, después me pasó un tenedor y una cuchara, -Oye Carla una pregunta- -No me arrestaron, las esposas no tocaron mis muñecas- -No- el aclaro un poco su garganta antes de continuar, -¿Vas a volver con Daniel?- -No abuses, solo te pedí unos cubiertos- -¿Eso es un…?- -Llamaré a la policía si no te vas- -Que genio- exclamó el rubio, -Iba a invitarte al cine-  Se dió media vuelta, pero Carla ni se inmutó, solo empezó a bailar ligeramente feliz, porque por fin iba a comer,  -Bien- dije intentando procesar  lo que había ocurrido, e intentando recordar qué era lo que estábamos discutiendo-¿En qué estábamos?- -Que haces linda pareja con John- -Para eso debería de haber sentimientos de parte de alguno de los dos- -¿Qué de tu parte no los hay?- -No- dije llevándome una gran cucharada de puré de papa a la boca, -Es lo mismo que tú con Daniel- -Sabes que no es lo mismo- no, y lo sabía; también lo mucho que odiaba aquel tema, -Además no es mi culpa que Daniel resultara homosexual- -¿Entonces es mi culpa que…?- -No lo tomes tan así- espetó al interrumpirme,  -Solo digo que son cosas muy diferentes- -Son casi lo mismo- -Claro que no- dijo poniendo los ojos en blanco, -En cuanto acabe me voy, no sabes lo difícil que ha sido para mi pasar el día entero sin celular- Entonces lo recordé, saqué mi celular del bolsillo y vi la hora, junto con su única llamada perdida. Iba demasiado tarde,  -¿Quieres el mío?- le pregunté a Carla señalando el puré,  -Si, por qué no- contestó, luego me miró atentamente -¿A dónde con tanta prisa?- -Voy tarde, quedé de verme con John después de su entrenamiento- dije, entonces en el rostro de Carla apareció una sonrisa de oreja a oreja, -¡Que no me gusta!- Ella soltó una carcajada, dejando en claro que no me creyó en lo absoluto.
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