2

1964 Palabras
La forma en que se mueve, su voz, su cuerpo, todo es perfecto en ella, por un momento su mirada queda fija en mí y hasta creo que me sonríe. Ella termina su baile y luego realiza otro, después de eso se despide entre aplausos, una cosa curiosa que pude ver fue su marca de nacimiento, porque de seguro tiene que ser una marca de nacimiento en forma de corazón. Alison No puedo creer que este tipo me siguiera, además de sus constantes miradas en la cena ahora esta acá, no puedo creer que sea lo primero que vea mientras hago mi show, pero no puedo negar que me encanta como me mira, esta embobado, de vez en cuando lo miro de reojo, después de mi segundo acto me despido y decido bajar del escenario donde todos los hombres se encuentran, camino en su dirección, pero en el camino saludando a los hombres que son corteses y me saludan. Sigo caminando en su dirección, me llama mucho la atención de que me siguiera, ¿o no me estaba siguiendo y solo se quería divertir? Llego frente a él y su mirada queda fija en mis ojos. –Bienvenido–digo en un tono coqueto– no te había visto por aquí. –N.. no–dice en tono nervioso– no conocía el lugar. –Espero que lo frecuentes desde ahora–digo acercándome a su oído–quizás otro día te permita invitarme un trago– digo eso y me marcho. Me voy a mi camerino, me quito el maquillaje y me cambio de ropa, le dejo un mensaje a Logan, mi chofer nocturno para que me venga a buscar, me termino de arreglar y esta vez salgo por la parte trasera, ya estaba lista como la Alison recatada, salí luego de cinco minutos, por la parte trasera, donde ya me estaba esperando Logan, él es el único que conoce donde vivo, nunca me pregunto por eso, así que es un tema que no hablamos, el viaje se hace muy corto luego de una pequeña siesta, Logan me deja en mi casa y se va, saco mi llave de la puerta trasera y subo a mi cuarto, veo la hora y son las tres y diez de la madrugada, me voy a dar una ducha y al fin a dormir. (…) Han pasado los días, ayer al fin terminé mi carrera, hicimos una cena para celebrar, algo tranquilo, más de lo que quisiera, hoy decidí venir a la playa, quería tomar algo de sol, así que decidí darme una escapada de casa, me gusta estar sola y disfrutar de la tranquilidad, estaba en un bikini blanco, me quería broncear, el sol estaba exquisito, cálido, pero no en exceso, así que no me aplique bloqueador, extendí mi toalla de playa y me deje caer sobre ella, a mi alrededor habían algunas perdonas, uno que otro chico guapo, pero no quise prestar atención. Luego de decir no gracias a algunas invitaciones a tomar algo y tomar mucho sol me fui a casa, necesitaba descansar para ir al club, me ah sorprendido mucho ver a Adam visitándolo repetidamente, cada vez cruzamos miradas, por mi parte son miradas coquetas, porque me gusta la actitud que toma, se pone nervioso y si le doy unos pequeños toques en sus brazos sus mejillas se tornan rojas, pero aun lo le acepto esa copa, aun no, ¿Qué pasara si un día descubre que a la mujer que mira de esa forma es a la misma que le dice monja?, porque sé que me dice así, eso lo sé desde hace mucho y la verdad me da igual. Al llegar a casa no veo a nadie, al parecer mis padres se fueron a trabajar, aunque son médicos, nunca me falto el amor de su parte y siempre trataban de arreglárselas para estar presentes en momentos importantes, mi hermano, no se ve por ningún lado así que debe estar igual en el trabajo o en lo de su amigo. Subo a mi cuarto y me saco la ropa quedando solo en el bikini, cuando siento que la puerta de mi cuarto se abre. –Alison–dice esa voz que conozco y desde que volvió me está volviendo loca, dice ingresando y me queda mirando, algo sorprendido. Yo me giro rápidamente, quedando de espaldas a él–¿Qué haces aquí? –Lo siento– dice mirando hacia a otro lado–tu hermano me envió a preguntar si querías encargar algo con nosotros, encargaremos pizza ¿quieres? –Está bien una de–me interrumpe. –Doble pepperoni y jugo de piña–dice de la nada como si supiera todos mis gustos –Si, gracias, ahora si no te molesta –digo tratando de que se vaya. –Lo siento la próxima toco–cierra la puerta. ¿De verdad les prestaba atención a mis gustos?, que curioso, pienso mientras me quito mi bikini y me voy directo a la ducha, me baño con agua tibia, salgo y me seco, opto por ropa interior de color blanco, saco de mi anticuado closet un vestido muy holgado de color blanco, termino de vestirme y termino por acompañar el conjunto con unas sandalias de color café, con un poco de tacón y me hago un moño en forma de tomate. Obviamente me pongo esos lentes, los cuales realmente los necesito, solo que gran parte del tiempo cuando no me ven utilizo de contacto. Me miro al espejo y nuevamente veo a la Alison de día. Adam Me encontraba en la casa de mi amigo, insiste en que le diga donde eh estado saliendo en las noches, pero me avergüenza un poco decirle que me estoy obsesionando con una mujer que canta y baila en un club, que además apenas y me toma atención. –Adam– dice Max moviendo sus manos frente a mí– llego mi hermana puedes ir a preguntarle si quiere encargar algo, es que tengo que responder la llamada–dice apuntando su celular, el cual está sonando y en el identificador salía paciente 0, curioso el nombre con el que la tiene guardada. Subo directo al cuarto de ella, la verdad conozco cada esquina de esta casa, ya que de niños nos quedábamos a jugar siempre en esta o en la nuestra, subo rápidamente a la ala donde se encuentra se habitación e ingreso sin tocar, la llamo por su nombre y me arrepiento de inmediato al verla, bueno no del todo porque lo que pude ver de ella me gusto, pero desvío mi mirada de inmediato y por el rabillo del ojo miro veo que se gira, por lo que vi está en un bikini blanco, todo lo contrario a lo que pensé que usaría. Le dije a lo que vine, pero sin darme cuenta descubrí que sabía mucho de sus gustos, doble pepperoni y jugo de piña, quizás si preste atención a ella, cierro la puerta cuando ella me llama la atención y bajo, hago los encargos de las pizas y le pido a abue Martina que les diga a las de servicio que nos preparen los jugos. Abue Martina ya está muy mayor, pero no se cansa de estar a cargo de la cocina o haciendo cosas por aquí o por allá, es tan tierna.  Vuelvo al patio donde me encontraba con Max, el apenas llegue termina su llamada, esta algo nervioso. –¿Te pasa algo? –No nada–dice algo nervioso. Definitivamente le pasa algo, lo quedo observando, para que me diga que es lo que le pasa, pero me ignora. –Viste a mi hermana –Si– digo y la voz me juega una mala pasada, porque me sale nerviosa. –Ten cuidado con ella, no quiero saber que te traes algo con ella– dice en un tono amenazante que me causa un poco de risa. –Por favor, es tu hermana–digo entre risas– sabes que no es de mi gusto. –Lo digo porque te conozco y sé que mi hermanita puede sorprender a cualquiera. Me llama la atención lo último que dice, puede sorprenderá cualquiera, luego seguimos hablando por unos minutos, justo cuando llega Alison, también llegan las pizzas. Así que ella me acompaña a buscarlas, encargamos varias, algunas para nosotros y otras para las chicas de servicio. Llegamos a la puerta donde se encuentra el repartidos. Al abrir nos encontramos con un joven, como de nuestra edad, el me mira primero a mí, pero luego se centra en Alison y le dedica una gran sonrisa. –Ali, ¿Cómo estás? –dice en un tono ¿coqueto? –Nick–dice ella sonriéndose, se acerca y le da un beso en su mejilla– bien ¿y tú? –Mejor que tú nunca. Definitivamente le está coqueteando y ella no parece para nada incomoda con eso. –Pasa– dice ella dándole paso para que ingrese a la casa–¿quieres un refresco? –Si no fuera mucho la molestia–deja las pizzas sobre una mesa. –Adam si quieres ve a comer pizza mientras con Max, yo voy luego. Con pocas ganas le pago las pizzas al tipejo ese, tomo dos cajas de pizza y me voy al patio, al llegar Max me queda mirando. –¿Mi hermana? –Se quedo platicando con el repartidor–digo con pocas ganas. –¿Con el repartidor? –dice serio. –Si, y déjame decirte que ese tipo le estaba coqueteando. Ambos iniciamos a comer, sin decir nada, pasan un par de minutos, ya nos comimos una piza y media entre los dos y al fin se digna en aparecer la monja no tan monja. –¿Quién era él? –Preguntamos ambos al mismo tiempo. Rápidamente me quedo en silencio, ya que no tengo porque hacer esas preguntas. Ella toma asiento, deja su caja de pizza sobre la mesa, la abre saca una tajada e inicia a comer– es solo un amigo de la universidad–dice sin darle la debida importancia al tema. –Te estaba coqueteando, no creo que sea un simple amigo– digo mirándola. –Cualquiera diría que estas celoso– dice ella riéndose. –¿Cómo se llama? –dice Max –Ya dije, es solo un amigo y ya estoy grandecita para este interrogatorio, terminemos de comer. Ella come algunas rebanadas y nosotros de mala gana terminamos nuestros trozos de piza italiana. No sé si me enfurece o qué, pero su actitud es de lo más pacífica, hace poco estaba coqueteando con ese tipejo y él tan imprudente, llega y coquetea con Alison frente a mí. Luego de un rato me voy a mi casa y me recuesto en la cama, miro la hora y decido descansar, hoy había sido un largo día, primero en la empresa, tuve que despedir a algunos de los antiguos trabajadores, descubrí que estaban malversando dinero, algo que me enfurece son las personas que se aprovecha y engañan. Después a mi secretaria le dio un ataque de pánico o de esteres, si fue de estrés, fue un día muy agobiante y agitado, el despido de esos empleados dejo a muchos asustados, ya que me altere un poco y deje ver mi lado malo. Esto no lo hago normalmente, siempre trato de ser pacífico y amable pero cuando se aprovechan de eso De un momento a otro despierto, no sé en qué momento me quede dormido de inmediato miro la hora y ya son las once de la noche, me cambio rápidamente por ropa casual, unos jeans negros, polera blanca y zapatillas a juego, salgo de inmediato de la casa en mi moto para ir al club.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR