Aquí me encuentro nuevamente, sentado en la que denomino mi mesa, la cual en estas últimas noches eh estado visitando, puntualmente a las 23:45, me encuentro aquí para ver el espectáculo de Mandy, la estrella, la reina de este lugar, esta mujer realmente me atrae mucho. Es que es tan sensual y talentosa, fácilmente podría ser una gran cantante a nivel internacional.
Luego de terminar su acto baja del escenario y se dirige directamente a mí, me da nuevamente esa sonrisa coqueta y cuando creo que me va a seguir su camino me toma de la mano y me dirige a otro lugar, yo solo la sigo, caminamos por la gente, llegamos a un pasillo, que si no fuera por las tenues luces del lugar se vería completamente oscuro, ella camino a la puerta del fondo y la abrió, en ningún momento soltó su mano de la mía.
Al ingresar lo primero que vi fue un sofá rojo, había un minibar, música de fondo, ella me llevo directamente al sofá.
–¿Quieres un trago? –dijo dirigiéndose al minibar y sacando dos vasos.
Asiento con la cabeza–Lo que tú quieras.
Ella sirve whisky a las rocas y se sienta a mi lado, me entrega uno de los vasos y me queda mirando, por primera vez puedo ver lo hermosos que son sus ojos, son azules, lo otro que puedo ver de su rostro es solo sus labios, son carnosos, como si te llamaran a que los beses.
–¿Qué hacemos aquí? – pregunto con cautela y también con algo de nervios.
Hoy esta vestida de blanco, diría que parece un ángel, pero no es así, no podría ser un ángel, yo creo que le da para uno, pero de los caídos.
–Solo quería estar en un lugar más cómodo y saber algunas cosas de ti–veo como se mueve esa boca y literalmente esos labios me llaman.
–Dime que quieres saber–digo de inmediato.
–¿Tu nombre?
Lo pienso un momento y le respondo–Erick– es el primer nombre que se me viene a la mente, si, tengo claro que ese no es mi nombre, pero no puedo llegar y decirle quien soy.
–Así que Erick, te queda muy bien ese nombre ¿en qué trabajas? –pregunta de una forma muy curiosa para mi gusto.
–Trabajo para una empresa ¿y tu como te llamas?
–Mandy–dice con su voz coqueta, aunque ahora que lo pienso es voz se me hace familiar.
–Hermoso nombre–digo llevando un sorbo de trago a mi boca.
–Gracias, guapo.
–¿Crees que soy guapo? –digo intrigado y en un tono seductor.
Ella se me acerca más a mí y queda frente a mí, casi nuestros labios rosándose, sus ojos van de mis labios a mis ojos–si creo que eres guapo, pero aun así no eres mi tipo.
No puedo negar que eso no fue como un balde de agua fría, pero sé que está jugando, al menos eso espero.
Me acerco aún más a ella, sin tocarla con mis manos, no quiero romper alguna regla, nuestros labios están a milímetros–¿segura que no soy tu tipo?
Nuestros ojos se encuentran, siento esa tensión s****l entre nosotros, veo ella como se muerde su labios y cuando al fin estaba a punto de besarla, alguien toca la puerta y pasa.
–Perdón, te necesitan urgente en la oficina–dice una mujer joven, vestida con un traje semejante al de Mandy, dice eso, me mira, me giña el ojo y se va.
–Nos vemos otro día guapo– se pone de pie y sale.
Así fue como quede solo aquí, luego de unos minutos cuando ya supuse que no volvería y me di cuenta de que estaba como un estúpido esperando me puse de pie y salí del club, me fui directo a casa.
Al llegar subí a mi cuarto, me di una ducha y me acosté de inmediato, no podía dejar de pensar en ella, luego de calmar esos pensamientos recordé que mañana iniciaría a trabajar con la monja, solo espero que sepa hacer bien su trabajo, además por otro lado esta su hermano, mi amigo, que dice que si toco o miro a su hermana con otros ojos me mata, pero eso nunca va a pasar, yo fijarme en la monja, ja, tendría que ser la última mujer en este mundo para poder fijarme en ella.
Alison
Después de coquetear un poco con Erick, casi me muero de risa, el estúpido se cambió hasta el nombre, ese casi beso me dejo con ganas de que sea verdad, pero luego recuerdo cómo me mira cuando soy yo y se me pasan las ganas.
Si no hubiera sido por Mia, esa coqueta, ese beso habría sido realidad, salí de ese cuarto rápido y me fui a la oficina, donde se encontraba Margaret, la que me representa en este lugar, me mostro unos papeles que debía dejar al día, ya que mañana inicio a trabajar en la empresa del tal Erick debo dejar esto de lado por un par de días para poder centrarme en eso y cuando ya lo tenga todo en orden volveré, espero que no sea en muchos días, porque sin subirme al escenario me muero.
Dejé los papeles firmados y me fui a mi casa, necesitaba con urgencia ducharme y dormir, para poder enfrentar los días siguientes.
(…)
Me miro al espejo y me encuentro lista, vestido rojo suelto y hasta un poco más debajo de las rodillas y con las mangas ¾, botines negros de tacón bajo, cabello tomado en una cola de caballo, mis lentes y listo.
Sali de mi habitación, baje al estacionamiento, me subí a mi auto y me fui directo a la empresa, eran las nueve de la mañana, hoy se supone que debería ingresar a las diez de la mañana, pero prefiero estar antes, no me gusta llegar tarde.
Al llegar lo primero que veo es un edificio de unos cuarenta pisos y al frente el nombre de Wilcock, el apellido de la familia de Adam, esta empresa está encargada de la construcción y venta de departamentos y casas muy lujosas, bueno también tiene inversiones y demás.
Al ingresar siento de inmediato la mirada de la recepcionista en mí, una rubia oxigenada, que tiene un escote para nada formal, que la verdad no cuadra mucho con en la infraestructura del lugar, es todo pulcro y elegante, me acerco a ella ya que debo averiguar el lugar donde se ubica la oficina de Adam.
–Buenos días –digo en un tono neutral.
–Buenos días, ¿Qué se le ofrece? –dice mirándome de arriba abajo con desprecio.
–Necesito saber dónde está la oficina de Adam–sigo con el mismo tono.
La escucho reírse con cinismo–¿tu buscando al señor Adam?, ni en tus sueños te va a recibir, márchate por favor, que tengo que recibir a personas más importante que tú.
La verdad no se si reír o decirle sus cuantas verdades a esta señorita, pero cuando ya estaba a punto de irme por mi segunda opción veo como sus ojos se desvían a mis espaldas y se inicia a poner en una pose “sensual”, si se le puede decir así a una pose donde mostraba su pronunciado escote.
–Señor ¿en qué puedo ayudarlo? –dice con una sonrisa dulce, más falsa que los senos que tiene.
–Me puede ayudar agarrando sus cositas y marchándose de este lugar en este instante–escucho decir con voz furiosa a Adam a mis espaldas.
–¿Per porque seño? – tartamudea y se pone blanca como un papel.
–Mira, aquí–le dice posicionándose a mi lado –tienes a la nueva jefa, que será mi mano derecha y tú la desprecias, además mira como vienes vestida, esta es una empresa de prestigio no un burdel.
Y eso ultimo que dijo fue como una pequeña ofensa, sé que en mi trabajo nocturno nos vestimos con atuendos un poco más reveladores, pero bueno, es la realidad, trate de dejar de lado este pensamiento y me centre en lo que sucedía al frente mío.
La recepcionista estaba llorando, suplicando perdón, pero le suplicaba a Adam no a mi creo que eso lo molesto más, porque llamo a uno de los guardias y le dijo que le ayude a empacar, después de eso siguió el camino al ascensor y yo que me había quedado de pie frente a la recepcionista mirando como guardaba sus cosas y me miraba con odio.
–Alison–escucho gritar a Adam.
–Voy– me gire y camine en su dirección, llegue a su lado y justo las puertas de este se abrieron, ingresamos y cuando se cerraron las puertas inicio a hablarme.
–Pensé que llegarías más tarde.
–No me gusta llegar tarde.
–No estoy seguro de eso, a la cena que me organizaron tus padres llegaste tarde.
Me giro un poco y lo observo, esos pantalones negros y ese chaleco del mismo color se amolda tan bien a su cuerpo musculoso y esa c ara perfecta, además ese cabello claro y esos ojos verdes.
–Ese día tuve que hacer unos trámites, te aseguro que llegare a tiempo al trabajo.
–Me parece, si estarás a cargo de esto también tenemos que trabajar en equipo, espero estes a la altura.
–Obvio que estaré a la altura –digo en un tono seco y directo.
Algo que no me gusta es que menosprecien mi trabajo, así que le demostrare de lo que soy capaz. Él fija su mirada en la mía pareciendo que nos estamos retando, pero nos vemos interrumpidos cuando las puertas del ascensor se abren y fuera de ella nos observa una mujer.
–Buenos días, señor aquí le tengo el informe de todas las mañanas–dice extendiendo una carpeta negra, es una mujer un poco más baja que yo, se ve que está cansada, tiene unas ojeras gigantescas, es muy linda, algo rellenita, pero se ve muy bien.
–Gracias –dice el saliendo del ascensor y tomándola.
Yo hago lo mismo, saludo a la mujer y sigo los pasos de Adam, ingresamos a una oficina, me dijo en el lugar, las paredes son blancas, hay dos escritorios, de espaldas al ventanal, me acerco más e el confirmo lo que pensaba, se ve gran parte de la cuidad, me encanta a primera vista.
Me giro y puedo ver que ambos escritorios son café y amplios, uno con una silla blanca y la otra negra, encima de estos laptop modernas y ahora que puedo ver mejor, veo que el techo es n***o con varias luces incrustadas y las paredes son blancas, pero con toques grises, la oficina es muy amplia, tiene una sala de estar, y de una esquina se logra ver que también tiene una zona de descanso, bueno espero que sea de descanso y no sea que traiga mujeres a la oficina.
–¿Te gusta lo que ves? –escucho espetar de la boca de Adam.
Lo observo de los pies a la cabeza, con algo de disimulo–si me encanta lo que veo.
Se que pensó que hablaba en un doble sentido, pero no, ósea si, no lo niego el me encanta, en lo físico, pero también me encanta el lugar, me parece perfecto para trabajar.