Deseo

561 Palabras
Subimos al elevador, el silencio se hizo presente, un grupo enorme de personas subió al elevador quedándonos detrás y con poco espacio, es algo que me da un poco de pánico, mi cara de estrés fue muy evidente, apreté un poco mis ojos y sin esperarlo, él tomo mi mano y la sujetó con fuerza; las demás personas bajaron antes que nosotros quedándonos solos nuevamente, sin embargo su mano no me soltó, el cruzó sus brazos alrededor de mi cintura y me besó, sus labios me buscaban con intensidad, inmediatamente respondí a ellos como si fueran un imán de gran fijación, mis manos sujetaron su cabello y lo acariciaban sin pedirme permiso; él beso mi cuello e intentó ir más allá, el elevador paró y vi como el nuevamente lo cerró y colocó el piso veinticinco, continuó besándome, nuestras lenguas jugaban entre ellas y en cada instante deseé más y más. Se abrió el elevador y el me cargo como toda una princesa, sus brazos eran tan fuertes y firmes que parecía ligera en ellos -Ahora estamos a mano- dijo él, con una enorme sonrisa en su rostro que casi hacía que desmayara,  afortunadamente ya iba en sus brazos y me limité a sonreír. Llegamos hasta una habitación, era la única en el piso, aparentemente era la suite presidencial, era norme y elegante, aunque era lo último que me importaba, solo quería que ese hombre me invadiera nuevamente, hacia tanto que no estaba con alguien y quería vivir este día al máximo olvidándome de todo y todos. Me colocó sobre la cama y pude ver el deseo en su mirada, enrollé mis brazos a su cuello y lo besé apasionadamente, pareciera que solo estaba esperando mi señal para lanzarse sobre mí, sus manos empezaron a recorrer todo mi cuerpo -Eres hermosa señorita desconocida, soy Arthur Crayson, pero eso ya lo sabes- dijo con la respiración entre cortada- Estas segura que… No lo dejé terminar y nos sumergimos en besos y caricias, el quitó su camisa y yo levanté los brazos para que él pudiera despojarme del vestido de un solo tirón mientras inmediatamente traté de quitar su cinturón pero estaba fuera de práctica por lo cual él terminó haciéndolo. Era definitivamente el mejor hombre que había visto en mi vida, quería tomar una fotografía de él con mis ojos; me levantó entre sus brazos y enrollé mis piernas a su cintura, pude sentir el gran, el enorme, deseo que provocaba en su persona, recorrió cada rincón de mi cuerpo con su lengua, me hacía sentir tanto placer que sentía explotaría de tanta intensidad -Arthur, hazlo ya- dije casi rogando Su sonrisa pícara sobresalió – Eres tan excitante- , ven aquí pequeña. -Helena… ese es mi nombre- gruñí -Tan bello como tu cuerpo- dijo Se introdujo en mí como si no hubiera un mañana y nos fundimos en el placer, definitivamente la mejor noche de mi vida, intensa e imparable, hasta dormirnos de cansancio. A la mañana siguiente, desperté muy temprano, estaba ahí en esa habitación que seguramente una noche debe costar lo que yo gasto en un año, ahí estaba el, completamente dormido, con una paz infinita en su rostro y esa belleza que lo caracteriza. Qué noche loca, pensé entre mí y me levanté rápidamente y en silencio, me vestí, tomé mis cosas y me fui a casa.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR