Escalando al jefe

Encuentro casual

Llegue a mi casa, me duché nuevamente, descanse y realicé unos pendientes para luego partir al bar de un hotel reconocido del cual Ivanna me dio muy buenas referencias, queríamos un espacio seguro y elegante donde pudiéramos platicar y beber, me coloque un vestido n***o alentejuelado de tirantes y arriba de la rodilla, unas zapatillas platas y accesorios del mismo tono, hice algunas ondas en mi cabello y me maquillé en tonos oscuros, pinté mi labios de rojo y pasé por casa de Ivy como le digo de cariño. En el camino me platicó sobre cómo va superando la ruptura y sus planes de encontrar al hombre correcto en esta ocasión.

Ya en el bar, platicamos y reírnos sin censura, tomamos varios tragos y afortunadamente soy una excelente bebedora

-Tengo que ir al baño- le dije a Ivy. Me levanté del asiento en dirección al sanitario, fue inevitable ver a ese hombre, tiene tanto porte y presencia, sus rasgos faciales son tan finos que parece hecho de porcelana, quien diría que es un perverso manoseador de mujeres indefensas, estaba ahí con otro grupo de hombres igual de bien parecidos

-Lo que el dinero logra- dije en un susurro- continué mi camino, mientras lavaba mis manos, vino a mi mente la escena de la tarde, el hecho de que ya había perdido esa oportunidad de trabajo y  que aún me sentía enojada con ese hombre de cierto modo, así que decidí divertirme un poco a costillas de él y vivir al extremo al menos por una noche.

Caminé hasta la barra en donde él se encontraba, me coloqué a su costado, pedí un trago al dependiente mientras con mi mano izquierda apreté uno de los glúteos del hombre de una manera muy discreta que sólo el pudiera notarlo; inmediatamente me miró con esos ojos de mar abiertos de par en par, yo sonreí y le guiñé un ojo

-Ahora estamos a mano- dije sonriendo perspicazmente.

Se quedó mudo por unos minutos, cuando estaba a punto de retirarme e irme, tomo mi mano con tal fuerza que no pude zafarme

-Usted sí que hace lo que quiere- contestó entre dientes- acaso va por la vida suponiendo cosas que no son…

No entendía sus palabras, lo que si entendí fue su delicioso aroma que invadió mis sentidos, estaba tan cerca de mí y se veía tan guapo, que sin pensarlo uní mis labios a los suyos en un pequeño y sencillo beso; se quedó atónito y soltó mi mano, por lo cual aproveche a caminar hasta mi asiento con Ivy. El sólo miraba a los lados preocupado porque sus amigos o quizás su novia oculta por allí hubieran visto semejante escena. No pude evitar sonreír en mis adentros, le había dado una lección.

Durante el resto de la noche continué bebiendo con mi amiga, el señor Crayson me observaba desde la barra y realmente me gustaba, su mirada era misteriosa, como si buscara descifrar el código de una caja fuerte llena de dinero, el cuál obvio él no necesitaba, lo tenía de sobra. Pude observar como varias mujeres se acercaban y buscaban tener contacto con él, es obvio, es un cuerazo.

-Amiga, ya me vas a decir quién es ese hombre al que tanto miras- dijo Ivy sacándome de mi burbuja

-Es el hombre abusivo del super, el jefe que no tendré y el hombre más sexy que he visto en mi vida- reí

-Me gusta el hombre con el que habla, iré a conocerlo-ivy se levantó y se dirigió hacia ellos, vi como platicaban y  reían entre ellos, cuando menos me lo esperé ya estaban en nuestra mesa; mis nervios estaban al mil pues no sabía cuánto resistiría al lado de ese hombre tan excitante. Sus ojos me miraban intensamente que podía sentir que atravesaban mi cuerpo, me provocaba una sensación que nadie había logrado.

-Me iré primero-dijo Ivy guiñándome un ojo. Detrás de ella salió Aaron Denver, amigo del señor Cryson, obviamente se habían entendido muy bien. Nos quedamos solos en la mesa y comenzamos a platicar de temas al azar, finalmente decidí retirarme, él se levantó de la mesa

-La llevo hasta su casa- afirmó caballerosamente

-No es necesario, mi coche está en el estacionamiento- dije mientras acomodaba mi cabello y colocaba mi bolso en el hombro.

-Entonces le acompañó hasta allá, ahí también está mi auto.