AIDEN.
Cierro los ojos y escucho los gritos de mi gente, veo sus caras llenas de sangre y de terror.
El pueblo es un desastre. Casas en llamas, gente corriendo para todos lados, gritos y llantos, sangre desparramada en la acera.
¡Aiden tenemos que salir de aquí! me grita Raoul. Lo veo sacarse de encima a tres atacantes, lanzandolos al suelo y arrancando sus gargantas.
¿Dónde está Camil? le pregunto.
Un humano se acerca con una escopeta en su mano, apuntándome.
- No les tenemos miedo. ¡Ustedes no deberían existir! -se lanza en mi dirección, accionando el gatillo.
Me muevo rápidamente para esquivar el disparo y me lanzo contra él. Intenta resistirse, pero no lo logra. Desgarro su garganta, la sangre empieza a brotar por todos lados y sus ojos se ponen vidriosos.
- ¡Aiden! -escucho la voz de mi hermana a lo lejos. La veo agitar sus brazos a través del fuego y corro en su dirección. Atrás de ella veo un tumulto de gente; mujeres, niños, anciano y hombres. - Ya están todos, debemos irnos -asiento en señal de entendimiento.
¡Siganme! le digo a través del vínculo. Miro en dirección a Raoul, que todavía se está deshaciendo de dos personas más. ¡Vamonos Raoul! le ordeno.
Me abro camino a través del oscuro bosque, trazando la mejor ruta para escapar de ahí. Camil me sigue con toda la gente, o por lo menos con los que quedan, y detrás esta Raoul, protegiéndolos.
El sonido de unos pasos me sacan de mis recuerdos.
- ¿No puedes dormir? -Raoul se sienta a mi lado, cruzándose de brazos.
- No, y por lo visto tu tampoco -le reclamo. Niega con la cabeza. - En cuanto cierro los ojos me vuelve todo lo que sucedió. Es una pesadilla.
- Perdimos mucha gente -se lamenta. - ¿Pudiste comunicarte con la manada Raksha?
- Si, mañana nos estarán recibiendo. Prepara a la gente -le ordeno. Enseguida se pone de pie.
- Si, alfa -se ríe, encaminandose al campamento.
Difícil esta la tarea de poder dormir un rato, por lo que me pongo de pie para patrullar el perímetro. Sé que estamos al límite con el pueblo de la manada de Raksha, pero acordé con el Consejo que nos recibirían mañana. Mientras tanto acampamos en los límites, esperando y vigilando.
La noche está despejada y el bosque se encuentra tranquilo. Puedo escuchar el recorrido de los lobos de la manada Raksha, que se encuentran patrullando también. Lo sé porque el Consejo me advirtió que reforzarian la seguridad. Oculto mi esencia para que no puedan detectarme, y me escondo entre los árboles para no interrumpir con su tarea. No quisiera causar un alboroto y poner en peligro la seguridad de mi gente.
Vislumbro un claro que tiene un pequeño lago en el medio y me acerco para descansar un poco. La fresca brisa de la noche empieza a sentirse cada vez más.
Me pongo alerta cuando escucho unos pasos acercándose, y me escondo entre los árboles.
Una loba de pelaje marrón cobrizo aparece, la veo acercarse al lago. Su caminar es pausado pero con gracia. Parece dispersa, sumida en sus pensamientos. Mirando a los costados, se sienta sobre sus patas para poder descansar.
Su pelaje destila destellos cobrizos bajo la luz de la luna, y sus ojos son de un intenso color gris. Un cosquilleo me recorre el cuerpo, y el pelaje se me eriza. ¡Que hembra más fascinante!
Intento reconocer su aroma pero no lo logro, debe estar ocultandolo. Ansioso doy un paso para acercarme y una rama cruje debajo de mi pata.
Ella se da vuelta, intentando ubicar de donde vino el sonido, y nuestras miradas se cruzan. No se siente intimidada, lo noto por su postura. Se gira para quedar de frente a mi, y se sienta sobre sus patas traseras, sin dejar de sostenerme la mirada. Me desafía. Y eso me enoja, y excita.
Bufo, y salgo de mi escondite. Noto que quiere acercarse, lo cual me resulta curioso. Imito sus movimientos, acortando la distancia entre nosotros. Puedo notar su respiración, su nerviosismo.
Una extraña sensación empieza a formarse en mis entrañas. Me pone ansioso no sentir su esencia, necesito reconocerla.
Unas pisadas se escuchan a lo lejos, acercándose en nuestra dirección, rompiendo nuestras miradas. Aprovecho su distracción para desaparecer del lugar. Vuelvo a ocultarme entre los árboles, en un lugar donde no pueda visualizarme.
Un lobo marrón emerge del bosque, parándose a un costado de ella. Su cercanía me molesta, y no sé por qué extraña razón. Se nota a leguas que se conocen.
El lobo marrón desaparece y la loba vuelve a mirar al lugar donde antes estaba. Girando en varias direcciones, trata de ubicarme pero no lo logra, y minutos después desaparece en la negrura del bosque.
El episodio vuelve a repetirse en mi mente. Nunca antes otro lobo me había hecho frente de esa manera. Suelen temerme, sometiéndose a mi. Pero ella no se dejó intimidar en ningún momento. Lo cual he de admitir, me dejó con ganas de saber más de ella. Tengo que encontrarla.
Regreso al campamento al tiempo que vuelvo a mi forma humana. En el camino me cruzo con Camil, que está llevando a uno de los niños en sus brazos.
- Hola hermanito, ¿patrullando un poco? -me pregunta animada. El niño en sus brazos me mira y esconde su cara.
- Si, revisando el perímetro. ¿Cómo están todos? -le sonrió al niño mientras despeino su cabello. Él ríe medio somnoliento.
- Bien, recuperándose -me mira entrecerrando los ojos. Oh no, ya se dio cuenta. -¿Algo qué quieras compartir conmigo?
- Nada que sea interesante -le resto importancia para que no siga preguntando.
- Te conozco lo suficiente para saber que algo te pasó -me presiona. Lo llaman "conexión de hermanos gemelos"
- Cuando lo resuelva te contaré, mientras tanto ocúpate de lo tuyo -sentencio. - Ve a descansar que mañana tenemos que estar temprano -me despido de ella y del niño, y me voy a mi improvisada tienda.
Es tiempo de descansar, mañana será un día complicado. Me prometo a mi mismo que, sea quien sea aquella loba, lo averiguare.
~
A primera hora de la mañana nos encaminamos con Raoul a la mansión de la manada Raksha. Su alfa, Dante, y el Consejo de Ancianos nos están esperando para reunirnos.
Al llegar al lugar nos recibe un señor mayor, su cabello es por completo de color blanco y sus ojos son de color de un gris profundo. Al verlo mis recuerdos de aquella loba vuelven a mi mente, son los mismos ojos.
- Caballeros, bienvenidos -nos saluda con un apretón de mano a ambos. -Mi nombre es Genesio, formo parte del Consejo. Seré su anfitrión para todo lo que necesiten -nos explica gentilmente.
- Señor Genesio, mucho gusto. Le agradecemos mucho poder recibirnos -le devuelvo el apretón de manos explicando mi agradecimiento.
- No tiene nada que agradecernos alfa Aiden. Desafortunados son los eventos que llevan a reunirnos hoy -noto en sus palabras un sentimiento de dolor. - Pasen por aquí-nos guía a un salón donde varias personas yacen esperándonos.
El primero en acercarse a nosotros es un hombre rubio, casi de mi misma estatura, de ojos color verdes. Sus músculos se marcan a través del suéter que tiene puesto.
- Alfa Aiden, Beta Raoul, bienvenidos -nos saluda de la misma forma que el Señor Genesio. -Mi nombre es Dante, soy el alfa de esta manada. Adelante -nos hace pasar al salón, al tiempo que el resto de las personas se paran para darnos la bienvenida.
- Ellos son mi Beta Karlos, y el Consejo de Ancianos; Xander, Kazan, Dana y a Genesio que ya lo conocen -presenta uno por uno.
- Caballeros, un placer conocerlos. Les agradecemos que hayan aceptado recibirnos -digo en agradecimiento.
- Por favor, tomen asiento -nos pide el anciano de nombre Xander.
Todos ocupan sus respectivos lugares al tiempo que Raoul y yo nos sentamos en las sillas que quedan disponibles.
- Para empezar, lamentamos mucho la situación que han atravesado en estos últimos días -habla la anciana Dana, gesticulando con sus manos. -Agradeceríamos que nos pudieran contar en detalle qué fue lo que sucedió y quiénes los atacaron -nos pide.
Miro a Raoul de reojo. Rememorar todo lo sucedido no me hace ninguna gracia.
- Los que nos atacaron fueron un grupo grande de desviados -empieza Raoul, y le agradezco. -Sabían donde estábamos y cuantos eramos.
- Alguien de adentro nos traicionó -la furia empieza a acumularse en mi pecho.
- ¿Y trajeron al infiltrado a esta manada? -pregunta Dana horrorizada. Los miembros del consejo se miran entre ellos. Se puede palpar la tensión en el aire.
- No, Señora Dana. El traidor fue identificado y eliminado. Nos aseguramos bien de eso -le contesto firme. -No se me ocurriría jamás poner más gente en peligro, ya hemos sufrido demasiadas pérdidas.
- Entiendo. Disculpe la incomodidad de la pregunta, pero queremos asegurarnos que ninguna amenaza acecha a nuestra manada -se explica, claramente avergonzada.
- Es totalmente entendible, no se disculpe -levanto las manos en señal de tregua.
- Y digannos, ¿Cuál es el plazo de tiempo que calculan para su estadía? -ahora el que toma la palabra es Dante. Su mirada es sigilosa y su voz denota un tono de amargura. Esta claro que no nos quiere aquí.
- Realmente no lo sabemos, todo el que estén dispuestos a brindarnos -me sincero, porque es verdad. Estamos improvisando sobre la marcha. -Nuestro plan es restablecer nuestra manada en algún lugar cercano, con todo lo que nos haya quedado. Pero mientras podamos hacer eso, necesito un lugar donde mi gente pueda estar segura -les comento.
- No queremos causar molestias ni ser una incomodidad para ustedes. Si deciden que nuestra estadía no es permitida, lo entenderemos -me secunda Raoul.
Dante se aclara la garganta.
- Por favor, son más que bienvenidos. A su gente no le faltará nada -afirma el alfa.
- El señor genesio y yo les mostraremos la pequeña aldea que hemos montado para que puedan utilizar. También les indicaremos todo lo que pueden encontrar en el pueblo -esta vez es Karlos el que habla. Él parece más convencido que el alfa en cuanto a nuestra presencia.
- Perfecto, se los agradecemos mucho -asiento. -Pueden contar con nuestros gamas, deltas y Omegas para reforzar la seguridad de este lugar. Por la tarde les diré que se acerquen aquí para que puedan indicarles las tareas correspondientes.
- Estamos de acuerdo con eso -concede Xander.
- Bueno Caballeros, no los demoramos más. Pueden retirarse -nos despide Dana.
Raoul y yo nos ponemos de pie y saludamos a todos los presentes con un asentimiento. Genesio y Karlos nos acompañan hasta la puerta.
- Oye Karlos, ¿por que no los guías hasta la cafetería para que puedan desayunar? -le dice Genesio.
- Es una buena idea, le avisaré a Alexia. Debe estar cumpliendo su turno ahora mismo -se aleja unos metros de nosotros mientras marca un número en su celular.
- Alexia es mi nieta señores, les puedo asegurar que serán bien recibidos por ella -nos comenta Genesio.
- Muchas gracias por eso señor Genesio -le agradece mi Beta.
- Por favor muchacho, nada que agradecer. Puede decirme Nesio, así me dicen por aquí -se ríe y Raoul se le suma.
- Ya podemos irnos. Alexia nos reservará una mesa -se acerca Karlos y nos guía hasta su coche.
- ¡Nos estamos viendo muchachos! -nos saluda el anciano agitando la mano.
~
Karlos nos conduce a través del pueblo, enseñándonos cada lugar. Cuando llegamos a la cafetería, estaciona y nos bajamos. El lugar es pintoresco. Ambientado con temática de los ochenta, en colores de la gama del naranja y el celeste.
Al entrar nos damos cuenta que el lugar está bastante lleno, y la mayoría de las mesas están ocupadas.
- Como es la única cafetería del pueblo, suele estar bastante concurrida -nos explica Karlos.
- Hola Karlos -saluda una morena de estatura media. -Me dijo Alexia que vendrían, vengan por acá -nos guía a una mesa apartada.
- ¿Dónde está ella? -le pregunta Karlos a la joven.
- Esta terminando un pedido. Ya le aviso que llegaron para que los atienda -nos regala una sonrisa y noto que se me queda mirando más de lo normal.
- Gracias Amira.
Tomamos asiento y Raoul empieza a revisar la carta. No necesito verla porque sé que él ordenará por mi.
- ¡Alexia! Hasta que apareces -Karlos levanta los brazos haciéndole seña a una de las chicas que está atendiendo. A la distancia veo que se acerca en nuestra dirección.
- No seas fastidioso Karlos -se queja ella. Su tono de voz es suave pero imponente.
Karlos se levanta al tiempo que la tal Alexia llega hasta nosotros.
- Déjame presentarte. Ellos son el alfa Aiden y el Beta Raoul -nos señala.
- Bienvenidos. Un placer conocerlos -nos saluda.
Al verla en detalle me quedo en shock. Cabello castaño cobrizo y esos imponentes ojos grises. ¡Es ella!
Sonríe y deja entrever una fila de perfectos dientes blancos, y siento que me quedo sin aliento. Diablos Aiden.