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1301 Palabras
El mundo se detuvo con esas palabras, nunca he pensado... Bueno sí lo he hecho y lo quería con... —No. —Vamos Sara—me ruega—. Hago lo que quieras pero cásate conmigo por unos meses, después nos divorsiamos... —No hay nada que yo quiera—debí controlar mi tono de voz. Su expresión cambia. —¿Segura?—no me gusta su tono de voz—. Un problema de finanzas no se soluciona con setenta mil dólares—abro los ojos cuando dice la cantidad exacta que hay en el banco. —¿Cómo lo...? —Este el trato—escucho con atención—. Nos casamos en menos de un mes, fingimos que nos queremos y amamos, pero en cuanto obtenga las riendas de la empresa decimos que nuestro matrimonio no funcionó y cada quien por su lado. Pero a cambio del favor pago la deuda que tienes con el banco. —No soy ninguna... —Favor se paga con favor—me interrumpe—. No porque seas una puta, y esto nos conviene a los dos. —La respuesta es un... —Piensalo. Salgo de su oficina pensando en lo que me dijo antes de irme. "Esto nos conviene a los dos y no encontrarás otra forma de conseguir el dinero que necesitas" Manejo a casa de mi hermana que está con su pequeña niña jugando en el jardín, la veo a ella y luego a su niña y los sentimientos se afloran. Un par de lágrimas bajan por mis mejillas y le cuento todo a mi hermana cuando ve que estoy llorando. Me consuela. Federico llega después de un largo día de trabajo cuando nos ve a mí y a mi hermana en su sala, a mí muerta en llanto y a ella consolándome. Le contamos todo a Fede y escucha con atención todo. —Creo que deberías aceptar—me dice después de escucharnos. —Federico no es... —Mira no me gusta donde vive Sara—dice Federico seguro de lo que dice—. Además, ¿Quién no dice que tú hermana no logré enamorar al millonario?—quiero hablar y mi hermana también pero no hay palabras—. La deuda en el banco crece por día, para cuando Sara junte los cien ya deberá veinte mil más, creo que es una oportunidad única para intentarlo... Sara no todos son como él... Es tu decisión al final de cuentas. Me quedo a dormir con ellos mientras mi casa es... mientras esto dure... Me quedo dormida entre el llanto que me agarro. (-) Sirvo el café que me pidieron en la mesa cinco, son un par de chicas que vienen diario y que disfrutan del chisme, el día de ho, y una de ellas tiene una revista y le muestra la portada a su amiga, la otra toma la revista y maldice. —¿Quién será la suertuda que lo despacha en las noches?—veo la foto de Jason en la portada mientras sirvo el café. La portada dice en letras grandes y rojas. "El soltero más codiciado del mundo consiguió novia... Pero, ¿Quién es esta chica?" Abren la revista en el articulo y aparece el otro título. "Me he enamorado de la mujer más bella el planeta" Que gran mentiroso resulto aunque no he aceptado a no ser que ser haya conseguido a otra. Las chicas toman su café mientras leen la revista que les roba maldiciones y quejas para esa chica misteriosa para todos. Me acerco a la caja cuando Noa entra contento con un examen en sus manos. —Saque un diez en el examen de matemáticas—celebra y yo no dudo en celebrar con él. —Felicidades Noa—veo el examen que está perfectamente contestado. —Tenías razón sobre pensar en ciertas formulas—dice repasando en su cabeza-. Relacionándolas con cosas cotidianas. —Muy bien—lo felicito—. Te invito un helado después de cerrar. Asiente. Cerramos la tienda y llevo conmigo al chico que ve por la ventana de mi auto mientras avanzamos por las calles a punto de que el cielo de la bienvenida a la noche, lo veo algo cabizbajo, sé que extraña a sus padres ya que sí llegó a conocerlos, él mismo me contó como lo hizo y me dolió saber que tenía sólo cinco años cuando los perdió. Llegamos a la heladería, bajamos de la camioneta después de que la apagó, entramos y él pide un helado de vainilla y yo uno de chocolate. Nos sentamos en una de las bancas que hay en el parque de la esquina de la cuadra para comer el helado de manera tranquila. Vemos a una familia pasar, todos rubios, la niña tiene como unos seis años, lleva un vestido con flores blancas en una de sus manos sostiene la correa del cachorro Dalmata que la guía con insistencia mientras la señora lleva una carriola con un bebé que está en los brazos de su padre. —Mamá era rubia—dice por primera vez en la tarde—. Papá tenía una moto y solía traerme a este parque a jugar con una pelota. Eran súper distintos en todo sentido, mi madre era blanca, ojos verde oliva y una alegría impresionante, papá por otro lado... Tenía el cabello n***o como el mío, era de piel morena, tatuajes en los brazos y una barba que mamá decía que la volvía loca. Pero ambos tenían algo en común... —¿Qué era?—le pregunto y me sonríe. —A mí. Siempre me había preguntado de quien saco sus ojos azules y cabello n***o, y ahora lo sé, después de comer el helado regresamos a la camioneta y lo llevo a su casa... La casa para niños en la que vive... —Algún día verán que eres un chico muy lindo—le digo y él niega. —Ya lo habrían hecho—suspira—. No tengo nada de especial... soy un chico más. Se baja antes de que le conteste. Miro como camina en dirección a la puerta del hogar para niños y suspiro, he pesado en adoptarlo pero mientras tenga la deuda del banco no puedo mantener otra boca, enciendo el auto al verlo desaparecer. Llego a mi casa y veo la vida de mi madre plasmada en las paredes. Me voy a mi cuarto y me quedo dormida en la cama que compartí antes con... Ya no pensaré en él. Ya no... Pensaré en él. Me quedo dormida. Los golpes en la puerta me despiertan y no dudo en despertarme e ir a ver quien toca a las nueve de la mañana del sábado. Abro la puerta y su mirada casi me mata. Me arroja a los pies un montón de revistas y periódicos. Me agacho y reviso los papeles. Mi foto está en la portada junto a la de Jason. —¡Eres una maldita puta!—me grita después de que leo los artículos. No me va a herir, no aquí. —Sólo salí a conseguir lo que tu no me dabas—se pone rojo de ira—. ¿Qué? ¿Se te olvido lo que te pedía que me tocaras y me mandabas...? Su mano toma mi cuello y me estampa contra la pared más cercana. —No te lo diré dos veces—gruñe sin soltarme—. Tú eres mía y de nadie más, así que dile a tu noviecito que se olvide de ti. —Vete al diablo si crees que le diré semejante idiotas—no tardo en recibir un golpe en el estómago. Me tira en mi sillón y después se va dejándome ahí sola. Me acurruco y me pongo a llorar.
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