Verdad o mentira

Capítulo 6 | Olive

―Hola ―titubeó una voz relativamente baja pero varonil.

La primera en mirar hacia el cuerpo que estaba a mi lado fue Mimi. Contemplé cómo sus mejillas pasaron de pálidas a rojizas y cómo sus rasgados ojos se abrían más de lo que alguna vez lo habían hecho. ¿Él nos había encontrado? Respiré hondo y levanté la mirada, dispuesta a enfrentarme con sus verdes ojos y su mandíbula cuadrada.

La sorpresa fue mía cuando me encontré con una mirada confusa.

―¿Elijah? ―dudé.

¿Cómo podía ser que el chico a mi lado fuese Elijah? Era imposible. Lo inspeccioné de arriba abajo, pero no recordaba que el chico misterioso fuese tan alto. Y que tuviese una sonrisa tan linda y tímida.

―Ese soy yo ―afirmó encogiéndose de hombros y pasando la mirada de Mimi a mí. Apretó los labios mientras le sostenía la mirada a mi amiga―. Creí que sabrías quién soy… eres mi admiradora ―añadió estrechando los ojos en mi dirección.

―Oh, claro. Sabe que eres tú, es decir, lo sabíamos… ―habló Mimi por primera vez en su presencia.

―No ―la interrumpí―. Hubo un error. De hecho, no eres tú a quién quería encontrar ―alargué segura.

―Soy Elijah ―repuso de inmediato él―; me enviaste un texto ―continuó.

―Pero no eres el chico misterioso ―dije con renovada seguridad.

―¿Segura? Se llama Elijah, tiene ojos verdes y es castaño ―me indicó Mimi como si yo no lo hubiese visto con mis propios ojos―. Y tiene una voz increíblemente atractiva ―prosiguió en un susurro solo para mí.

―No es ―negué vehemente.

―Espera… ―pidió ella mirando a quien supuestamente se llamaba Elijah―. ¿Eres Hutchence? ―le preguntó.

―S-sí ―respondió él frunciendo los labios.

―¿Bailaste en los PNGZ para Eunji? ―prosiguió.

―Oh ―musitó el chico con repentina sorpresa. Su boca quedó abierta unos segundos―. Yo… sí ―agregó en tono indeciso.

―¡Es él! ―exclamó Mimi con firmeza―. Quizá no lo viste bien, o te pareció más bajo porque llevabas zapatos con plataforma. Míralo detenidamente ―me aconsejó.

―¡Qué no es él! ―murmuré con exaspero.

―¿Segura? ―insistió.

―He dicho que no, es más, él…

―¿De qué chico misterioso hablan? ―dudó interrumpiéndome.

―No te incumbe ―le contesté negando con la cabeza y haciéndole señas a Mimi para que nos fuéramos de allí.

―Perdón, no eres a quién buscábamos ―se disculpó ella intentando contrarrestar mi tono brusco.

―Exacto ―afirmé―. Hubo un error. Vamos, Mia ―dije poniéndome de pie y tirando de su brazo.

Tan pronto como Mimi quedó de pie al lado de él, éste quedó inmóvil mirándola.

―Mia Osment ―balbuceó en estado de shock―. Lo sabía ―añadió en un susurro.

Ambas lo miramos asombradas.

―¿Qué? ―dijimos al unísono.

―Eres Mia Osment ―reanudó parpadeando con asombro hacia Mimi.

―¿La conoces? ―le pregunté confusa.

―¿Me conoces? ―inquirió ella, quizá más confundida que yo.

―¡Por Dios! Eres tú ―exclamó esta vez con más énfasis, sin quitarle la vista de encima―. Tu rostro se me hacía familiar, pero jamás pensé que podría encontrarte aquí. Eres tan… real ―añadió. Apenas lo hubo dicho, pareció arrepentirse. El color rojo subió por su cuello―. Es decir, verte en persona es… increíble.

―Lo siento ―titubeó mirándolo con un fuerte sonrojo―. N-no sé quién eres.

―¿Y por qué lo sabrías? No soy famoso como tú ―contestó él.

―No soy famosa ―dijo inmediatamente Mimi.

Mis ojos saltaron de uno al otro; parecían tan sumergidos en su conversación que yo había perdido protagonismo.

―Sí, lo eres. Te he visto acompañando a Olive Cameron ―aclaró él; mi amiga comenzó a asentir pausadamente―. Sales con ella en casi todas las fotografías ―dijo con ánimo.

―Oh, sí ―apenas susurró Mimi.

El chico pareció recordar que yo estaba allí también y me miró por unos cortos segundos.

―¿Son amigas de Olive? ―preguntó luego señalándonos.

Miré a mi alrededor, temiendo que la gente hubiese oído la conversación, y bajé la mirada.

―Nosotras… sí, yo… ella… ―empezó a decir Mimi.

―¡Oh, dios mío! ―exclamó con repentino asombro el chico que se hacía llamar Elijah. Me miró detenidamente y vi su mandíbula caer unos cuantos centímetros. Sentí la mirada de la gente alrededor y un silencio abrupto consumió el lugar―. E-e-eres tú ―dijo con un hilo de voz.

Mia lo cogió del brazo y lo hizo sentar para que el resto de las personas quitasen la vista de nosotros. Preferí tomar asiento y hacer el menor de los movimientos posibles.

―Eres Olive ―susurró él, mirándome apabullado.

―Shh ―lo silenció Mimi tapándole la boca con una de sus manos―. No lo grites, por favor ―le pidió.

Él comenzó a sacudir la cabeza de arriba abajo con demasiado énfasis.

―Vaya, la peluca te hace irreconocible ―apenas dijo luego de que mi amiga le hubiese quitado la mano de su boca―. ¿Qué… qué se supone que haces aquí? ―indagó olvidándose por completo de Mimi.

―Estoy buscando a Elijah Hutchence ―afirmé respirando intranquila.

¿Tan fácil había sido para él descubrirme? Intenté esconder mi rostro bajo la visera de la gorra fucsia.

―¿Por qué me buscas?

―No eres tú ―le discutí.

―Claro que soy ―me devolvió.

―Pero no eres a quien vi en los PNGZ ―contraataqué.

―¿Qué pasó allí? ―indagó viéndose confundido.

―Choqué con… un chico parecido a ti. Era bailarín de Eunji ―continué.

―¿Y? ―cuestionó no tan curioso como creí que estaría.

―Necesito encontrarlo.

―¿Con qué fin?

―¿Con qué fin? ―repetí tensa por su aspecto tranquilo―. Salió en una fotografía conmigo. Ahora todo el mundo piensa que él y yo somos pareja ―mascullé intentando guardar la calma.

―El chico misterioso ―susurró de repente, sacudiendo la cabeza―. Mierda, ¡Alex! ―dijo golpeándose la frente con una mano.

―¿Alex? ―siseó Mimi reapareciendo en la escena.

Por un breve instante, Elijah la miró, pero entonces volvió su cabeza hacia mí y comenzó a maldecir por lo bajo.

―¿Quién es Alex? ―averigüé.

―Yo… saben, tengo que irme ―dijo decidido.

―¡Espera, no! ―le ordené intentando no hacer un escándalo. Él se puso de pie y lo imité―. ¿Sabes quién es el chico? ¿Lo conoces? ¿Ambos bailaron para Eunji? ―inquirí quizá con demasiada prisa.

―No. Sí. Es decir, no ―tartamudeó.

―Explícate ―murmuré cruzándome de brazos.

Vi su garganta moverse mientras parecía tragar con nervios.

―Puede que lo conozca ―aceptó. Entorné la mirada―. No sabía que era el de la fotografía contigo… ―agregó.

―¿Puedes contactarme con él? ―indagué sintiendo mi pecho subir y bajar con rapidez.

―Qui-quizá ―siseó apretando la mandíbula y bajando la mirada.

―¿Quizá? ―dudé.

―Dependiendo para qué lo necesites ―añadió viéndose contrariado.

Parpadeé.

―¡Lo necesito! Por dios, no es de tu incumbencia para qué ―siseé.

―Es mi pri… mi… un conocido. Claro que es de mi incumbencia ―repuso hablando con tono decidido.

―¡No lo es! ―le contradije.

―¡Sí, lo es! Y si no me lo dices, entonces no te contactaré con él ―argumentó.

Mordí mi labio con fuerza, frustrada, y le mantuve la mirada.

―Elijah ―intervino Mimi acaparando la atención de él―. Consigue el número de móvil de Alex, por favor ―pidió. El chico boqueó como pez fuera del agua―. Por favor ―repitió ella arrugando los labios como los de un bebé a punto de llorar.

―Yo… yo… quizá… ―balbuceó él cambiando el tono decidido por uno torpe e inestable.

―Di que sí ―insistió Mimi juntando sus manos en gesto de súplica.

Elijah respiró hondo.

―Si no me dicen para qué, yo no…

―Si consigues su número y se lo das a Liv, entonces puede que salga contigo en una cita ―murmuró ella sonrojándose fuertemente pero sin perder su coraje.

―L-lo intentaré ―acató Elijah luciendo extasiado.

―¿En serio? ―estalló Mimi saltando de su lugar, para luego abrazar a Elijah y darle un beso en la mejilla. El chico permaneció como una estatua―. Eres increíble, Eli.

―¿Lo es? ―susurré para mí misma.

Me quedé mirando la escena delante de mis ojos por un largo minuto, pensando en cómo Mimi había pasado de ser tímida ante su sonrisa a largarse en sus brazos y apretarlo con tal fuerza que parecía un koala prendida a él. De a poco, Elijah comenzó a aflojar su cuerpo y lo vi sonreír quedamente.

Por encima de su hombro, Mimi asomó su cabeza y me miró.

―¡Agradéceme! ―la vi gesticular sin emitir sonido.

Levanté mi dedo pulgar en su dirección y, antes de que Elijah pudiese verme, lo escondí.

Sí, gracias a Mimi encontraría ―finalmente― al chico misterioso.