Capitulo 5

1459 Palabras
Bruce Me siento pésimo, realmente soy un hijo de puta y un mal marido. Es que nunca he sido un esposo para ella, solo la he ultrajado y menospreciado, pero lo que acabo de hacer no tiene perdón. Y ahora que vi su maravilloso cuerpo se despertó mi deseo por tenerlo, lo conseguí pero ¿a que costo? Debe estar odiándome y no tengo una solución para remediar el daño que acabo de causarle. ¿Por qué aún era virgen? ¿acaso se estaba guardando para alguien más? Pensar que otro hombre pueda tener lo que es mío ahora… Ni siquiera puedo imaginarme algo así sin que la ira recorra mi sistema. He dañado el cuerpo y el alma pura de mi esposa por mi estupidez. No creo poder conseguir redimirme con ella. Luego recuerdo como tembló en mis brazos al tener su orgasmo y me confirma que lo disfruto a pesar de todo. De solo recordarlo me dan ganas de poseerla de nuevo. "Que tonto eres Wells, eso no volverá a ocurrir. No sueñes con su perdón y menos con volver a hacerla tuya". Mi subconsciente juega en mi contra y esta vez no puedo contradecirlo. Salgo de aquel cuarto cerrando con llave, y me encaminó a la habitación de huéspedes. La encuentro acostada, enrollada en su bata de baño hecha una bolita y duerme pacíficamente; la observo por lo que parece una eternidad y pensando en ¿Cómo pudo ella aceptar casarse conmigo? Un desperdicio de ser humano como yo. Las lágrimas secas están marcadas en su bello rostro y algo se rompe dentro de mí. Ahora se lo que debo hacer para darle la felicidad que se merece y la libertad que tanto quiere. -Perdóname cariño, por favor – susurro aún que se que no me escucha y el enorme nudo en la garganta no me deja tampoco – nunca debí traerte aquí, no debiste aceptar ser mi esposa en primer lugar, pero se que lo hiciste por tu familia porque un hombre como yo no merece ser amado, tan dañado y sin corazón. Aún me pregunto ¿Cómo puedo vivir? Hubiera sido mejor morir junto a mi madre biológica -llevo un mano a mi mejilla para limpiar una lágrima que se escapa - lo siento Rachele, te daré lo que tanto anhelas, tu libertad. Ya no me importa el dinero, todo empezó por esa maldita herencia y a pesar de que no puedo remediar el daño que te hice al menos te daré el divorcio si es lo que quieres – beso su frente, sus mejillas, por último sus labios. Salgo de la habitación antes de derrumbarme por completo. Nunca tendré una oportunidad con ella, y no podré decirle que estoy perdido sin ella. La amo demasiado y ahora que lo he aceptado, es tarde. Voy a mi oficina y marcó el número de mi abogado. Rachele Sentir sus labios y escuchar cada palabra que dijo me partió el corazón. No puedo creer que vaya a darme el divorcio, y lo peor de todo es que no lo quiero a pesar de lo que acaba de hacerme. Llevo enamorada de él desde hace mucho tiempo, cuando me defendía en la escuela de los niños abusivos. Dios, ni siquiera puedo describir como me sentí porque en ese entonces no lo sabía bien pero mi corazón corrió como caballo de carreras y las mariposas en mi estómago cada vez que lo veía revoloteaban con desespero. No lo odio, todo lo contrario. Casi toda mi vida deseando lo que las princesas de los cuentos de hadas tenían, una gran boda con su príncipe azul y un felices para siempre. Aquello se convirtió en un bosque oscuro y tenebroso. Aunque no todos los hombres son como él. Siempre lo veía pero él ni se inmutaba, no existía para él. Y tantas veces que trate de olvidarlo pero ¿a quien engaño? Viviendo en la misma casa es algo que no ayuda. No podría dejar de quererlo nunca. Y cuando llegó a casa con su propuesta y anillo en mano… Nada fue como me lo imagine. Ahora que sucedió todo en esa horrible habitación, y no fue nada romántico ni delicado, aún así lo sentí todo. La cuestión es que no quiero dejarle las cosas fáciles y menos quiero mi libertad, no la quiero. *** Las semanas pasan y lo ocurrido entre Bruce y yo parece que no hubiera sucedido. Hemos vuelto a la rutina anterior, no hablamos y pasa de mi completamente. Estoy sentada en la isla de la cocina conversando con Aurelia cuando Bruce llega con un sobre marrón en la mano y me lo tiende. -¿Qué es? – por supuesto que lo sé y el miedo me envuelve en sus brazos. -Lo que tanto quieres. Esta todo arreglado, lo único que tienes que hacer es firmarlos. Ya tienen la mía – Joder. El divorcio El maldito nudo se forma en mi garganta e instintivamente llevo mis manos a mi estómago, donde un pequeño ser está creciendo. No estaré aquí para cuando nazca y él no conocerá a su padre. -No te preocupes, que tendrás el dinero que te corresponde Pero yo no quiero su dinero, quiero a mi familia unida, a este bebé con su padre -¿Qué hay de la herencia y… Y los hijos? -No será más tu problema - siempre lo será Bruce. Todo lo que tenga que ver contigo me importa -De acuerdo - susurro con la voz entrecortada tratando de mantener las lágrimas a raya – voy a recoger mis cosas y te los devuelvo firmados -Bien. Y no te preocupes por la empresa de tu familia, ya ha salido a flote y tú padre ha saldado su deuda conmigo - da la vuelta y se va a su despacho. Sin poder evitarlo empiezo a llorar. Ya no podrás tener a tu papi mi pequeñito, pero siempre me tendrás a mi a tu lado. Digo acariciando mi vientre plano. Supongo que este es el fin, el fin de algo que nunca empezó de todas maneras. Empaco todas mis pertenencias en las maletas y le pido a Jean que las lleve al auto. -Ay señora Wells… Rachele… - Aurelia no sabe que hacer o decir, solo se la ha pasado llorando y disculpándose por su jefe, cosa que no debería - ¿Qué pasara con el bebé? Cuando me enteré que estaba embarazada, ella estuvo ahí apoyándome y se puso muy feliz porque tendría a un crío corriendo por toda la casa, pero eso no sucederá. Mi hijo o hija no podrá conocer a su papá. -Yo lo cuidaré, no te preocupes. Gracias por todo, fuiste como una madre para mi y por favor, no le digas nada a él. Ahora vuelvo a ser una Lee -Usted siempre será la única señora Wells para mi. Y él merece saberlo -Sí lo se, pero no es conveniente que lo sepa ahora -Esta bien. Usted sabrá Rachele - sorbe su nariz y sus lágrimas siguen cayendo a cascadas – lo lamento tanto -la abrazo tratando de calmarla. Yo ya he llorado todo lo que tenía que llorar por el momento. Quizás cuando llegue a casa en los brazos de mi madre, vuelva a derrumbarme. -Iré a llevarle esto -la dejo y camino a su oficina. Bruce Siento que me falta el aire y una opresión en mi pecho esta tratando de matarme. Tarde o temprano tenía que suceder, no quiero que se vaya pero la he alejado de mi con mis malos actos. Y aquí estoy esperando que entre por esa puerta para darme el divorcio o que me insulte mientras está en mis brazos también diciendo que me ama y que me perdona. -Dios ¡la amo! No dejes que los firme Por favor -rezo silenciosamente. En ese momento tocan la puerta y seguidamente se abre. Es ella que entra y deja el sobre en mi escritorio. Tiene los ojos hinchados porque se que ha estado llorando y me siento tan culpable. -Aquí tienes. Supongo que es todo – no puedo creer que esto termine cuando ni siquiera tuve la oportunidad de comenzarlo. No quiero que se vaya pero ¿Cómo pedírselo sin que me rechace? Soy un cobarde por no enfrentar la situación y en vez de eso he decidido abandonarla. -¿A dónde iras? -pregunto desanimado -A casa de mis padres, de donde nunca debí salir. – va a decir algo más pero se calla -adiós Bruce - su voz apenas se escucha y una lágrima la traiciona. Sale de mi oficina dejándome un maldito vacío en mi ser y el alma rota. - Rache - mi voz apenas se oye. – adiós
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR