BRYCE
—Todo está listo.
La voz de Rupert me saca de mi ensimismamiento. El ardor que siento en el pecho no desaparece, ni siquiera porque han pasado dos malditos meses desde que no he visto a América. Nuestros detectives hacen lo necesario, pero al parecer, su búsqueda no ha dado los frutos que espero.
—Toda la pequeña fortuna que era de los Sullivan es tuya ahora —me confirma Rupert.
Es una victoria, pero no la siento como tal, no cuando ni siquiera hemos tenido información certera sobre lo que ocurrió con mi padre y su madre. Investigué a fondo y descubrí que mi padre fue feliz con mi madre; luego se divorciaron por diferencias y murió en un accidente de auto. No encontraron nada más; hasta ahí se cerró la investigación.
—¿Qué hay de Oliver y Alene Sullivan? —pregunto.
—L
