Maxine observó su reflejo en el enorme espejo de la vanidad, en tanto se aplicaba el tono Libéré de Chanel. Sus carnosos labios quedaron entintados de un seductor rojo carmesí; se los relamió, pasó una servilleta por ellos y limpió el exceso. Retocó las ondas de su cabello, se perfumó con el Coco Mademoiselle y se ajustó el escote de su sensual vestido n***o. Era sencillo, liso, pero ajustado al cuerpo, lo que resaltaba sus curvas miel. Se puso en pie, buscó el abrigo que se pondría encima; tomó el pequeño bolso dorado, a juego con los tacones dorados de Jimmy Choo y salió de la habitación, bamboleando las caderas al ritmo de ese caminado felino, provocativo, seguro y altivo que la caracterizaba. Lars había desaparecido de su radar desde que tuvieron la discusión por la tarde y agradec

