Capítulo 3

831 Palabras
El viaje en el tren no fue el más cómodo del mundo, pero lo disfruté bastante, no iba tan lleno y en mi fila de asientos iba sola, por lo que me pude acomodar bien y descansar. Luego de casi diez horas de viaje, veo como estamos llegando a la muy concurrida estación de trenes "La Gare du Nord", la estación de París Norte o estación del Norte en español o en francés como gare de Paris-Nord o gare du Nord y es que este lugar, es la principal estación ferroviaria de Francia y una de las mayores del mundo con más de 200 millones de pasajeros anuales. Es una de las seis grandes estaciones que posee París y me doy cuenta, porque apenas pongo un pie fuera del tren y comienzo a recorrer el lugar me doy cuenta de que está a rebosar de personas, lo que me hace de forma instintiva quedarme de pie, congelada en mi sitio viendo todo el caos que tengo por mi alrededor. Veo como las personas se abren pasos a manotazos y empujones, como algunos van molesto, otros hablando por sus teléfonos y muchos, en su propia burbuja que da igual si pasan a llevar al de al lado Mierda, que locura a la que me vine a meter. Pero a la mente se me viene el recuerdo de algunas noticias que vi cuando busqué información en la ciudad y es que, esta estación de trenes es una de las más conocida también por los carteristas, si, por el robo directo a tus pertenencias y que son tan sigilosos al hacerlo, que ni cuenta te das y cuando lo haces, ya es demasiado tarde. Por lo que con ese pensamiento, cruzo mi bolso y lo mantengo enfrente mío siendo afirmado con fuerzas por mí. No puedo dejar que este viaje se empañe por el robo de mis pertenencias, no son muchas, pero son mías e importantes. Llevo algunos minutos caminando de un lugar a otro sin llegar a ninguna parte, veo negocios, locales, tiendas de todo tipo, algunos quiscos de vidrio y escaleras mecánicas que parece no me llevarán a ningún lugar o eso creo yo porque no conozco nada del lugar. Joder, ya me perdí y el latido acelerado, desesperado y muerto de miedo de mi pobre corazón me lo confirman. Las ganas de salir corriendo me están ganando, comienzo a sudar frio por lo que todo el lugar me está provocando, quien me manda a hacer esto, ya no quiero estar aquí. El altoparlante de la estación anuncia algo que no logro entender por qué lo dicen en francés y no, yo no tengo idea del idioma, con suerte me comunico en el español y el inglés y eso sería todo, no tengo más conocimientos. Las personas caminan enérgicamente, directo a sus destinos mientras que yo llevo al menos media hora varada en este lugar con los nervios comiéndome segundo a segundo. Camino hasta lo que supongo es la salida pero un golpe a mi maleta de mano, un codazo en mis costillas del costado izquierdo y un ligero tirón de cabello, me hacen querer llorar como un niña pequeña que se ha perdido del lado de sus padres. Estoy en una ciudad extraña y no conozco el idioma, creo que fue un error hacer esto. Pero como si el destino tuviera algo distinto para mí y antes de largarme a llorar, levanto mi rostro y veo el letrero que considero mi salvación: "TAXIS" dice en grande y suelto el aire que tenía retenido. Hay una extensa fila para tomar alguno de ellos, pero me da igual, prefiero esperar el tiempo que sea suficiente que seguir vagando como una loca, al menos esperando me aseguro mi turno y que pronto llegaré al hotel que reserve para este fin de semana, Unos minutos más tarde, ya la fila avanzo y me toca mi turno. - Hôtel Londres Eiffel - digo - Eeehh s'il vous plait - digo con los nervios a flor de piel. ¿Me habrá entendido? Su cara me indica que no. Diablos, sí sé que tengo mal francés pero tampoco lo hago tan mal, creo yo ¿o no? - Je vais à l'hôtel Londres Eiffel - le repito intentando sonar francesa, pero creo que falle miserablemente otra vez - ¿Hôtel? - digo con cara de afligida y el hombre abre los ojos, los brazos expresando que no entiende nada para luego quitarme el papel que llevaba en las manos, lo lee y me ve. - Ah! Hôtel Londres Eiffel! - dice y me entrega el papel con algo de prepotencia y rapidez, pero que carácter. Me subo al taxi para que no me deje abandonada, subo con mi maleta en la parte de atrás del coche, porque por algún motivo no confío en mi chofer. El caballero comienza a manejar sacándonos del lugar e incorporándose con velocidad en el tráfico de la ciudad y si Charly...bienvenida a París.
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