Me despierto por el vaivén de mi almohada.
Arriba... abajo... arriba... abajo.
No entiendo por qué se está moviendo tanto, mi cabeza duele y las ganas de vomitar son fuertes en este momento. Abro mis ojos y observo una pared gris, una cama y un torso desnudo sobre el cual estoy recostada.
Uhg... tuve sexo con un desconocido, mi cabeza se inclina un poco para observar el brazo que posesivamente descansa en mi cintura, una catrina y unas rosas rojas tatuadas me saludan. Levanto mi rostro para contemplar al hombre con el cual he pasado la noche y...
LUKE MARSHALL
¡Por todos los muertos!
Tuve sexo con Luke Marshall, de pronto todas las imágenes de la noche anterior vienen a mí. Las veces en las que me dobló para penet...
Cristo este hombre sabe lo que hace. Tuve sexo con el dios del sexo. Sí.
¿Quién es la mujer aquí? ¿Quién? ¡Toma eso Michael!
Por las cortinas se filtra la luz solar, es demasiado intensa para ser temprano en la mañana. ¡Mierda! Se supone que debía irme apenas terminara el sexo. ¿Por qué carajos me quedé dormida?
Me levanto de la suave y enorme cama mientras busco mi ropa en el cuarto, tengo la oportunidad de observar todo a mí alrededor, fotografías, ropa, guitarras de colección, cuadros de imágenes de diferentes ciudades. Frunzo el ceño, esto no parece un cuarto de hotel. Mi estómago se retuerce y corro hacia lo que creo es un baño para despejarlo.
Después de devolver mis tripas, coloco mi ropa interior en mi cuerpo y me animo a salir del baño luego de rociarme agua en la cara y enjugar mi boca. La cama está vacía... j***r. Quería una salida limpia, sin drama y sin las típicas ¿Qué haces todavía aquí? ¿Por qué aún no te has ido? Como siempre pasa cuando el Adonis deja de ser condescendiente contigo al saber que ya obtuvo lo que quería.
Salgo de la habitación y encuentro mis zapatos, llego a la sala y la cocina, Luke se encuentra de espaldas a mí preparando alguna clase de bebida, encuentro mi vestido cerca a uno de los muebles y lo tomo, la música suave suena por algunos altavoces permitiéndome pasar inadvertida. Termino de deslizar mi vestido sobre mi cuerpo cuando el sexy adonis voltea.
Me congelo...
Ah mierda, aquí viene.
—¿Te sientes mejor? —Sonríe. ¿Por qué sonríe? ¿Qué no debería estar molesto por verme aun aquí?—. Estoy preparándote algo para tu resaca, es la mezcla secreta de mamá.
Me quedo observándolo como una idiota ¿está preparándome algo? Luke me guiña un ojo y sigue preparando lo que sea que está batiendo. Se ve realmente comestible en esos pantalones de pijama, la barba mañanera y ese cabello despeinado, sin olvidar su hermoso y fuerte cuerpo, hacen que cualquier mañana de una chica sea perfecta.
—¿Por qué estoy aquí todavía? —Me escucho preguntar, hago una mueca por mi ronca y rasposa voz. Se vuelve hacia mí nuevamente conmigo luciendo confundido por mi pregunta.
—¿A qué te refieres?
—Se supone que debía irme al finalizar nuestro encuentro Es así cómo funciona, ¿no?
Me observa detenidamente. —Emm, sí, por lo general las chicas se van después de que terminamos. —Hace una mueca al recordar algo—, pero estabas muy cansada. —Sonríe y sus ojos vuelven a tomar ese brillo malicioso—. Además, no sería correcto de mi parte arrojarte a la noche, así como así.
—Acabas de decir que las mujeres lo hacen, no hay diferencia. En fin, debo irme. Muchas gracias por todo, que tengas una vida saludable... fue un placer. —Tomo mi bolso del mueble junto a la puerta.
—Espera... —Escucho que corre hacia mí. Abro la puerta apresurada y me estrello contra otro pecho duro.
—Auch... ¿Por qué hay una estatua en la puerta? —Froto mi mejilla y mi nariz. La estatua de pronto se ríe—. Ah, hola ¿Dan?
—Señorita Andrea, buenos días. —Sonríe enseñándome unos dientes muy blancos. Incluso riendo se ve más siniestro.
—Dan —saluda Luke—. Andrea ven, toma asiento, prepararé el desayuno.
—¿Qué? —Ambos, Dan el gigantón y yo preguntamos genuinamente sorprendidos.
—Tengo hambre. —Se encoje de hombros y me toma de la mano para luego sentarme en un taburete de su cocina.
—Debo irme —informo mientras observo más objetos personales en el lugar—. ¿Dónde estamos?
—En mi apartamento.
¿Qué? En su apartamento.
—¿En tu departamento? ¿Pero qué en nombre de Dios te pasa? —chillo.
Dan me observa divertido y Luke luce sorprendido.
—A mi nada. ¿Cuál es tu problema? —Parte una banana en varias rodajas y las mezcla con crema de leche y fresas.
—Según recuerdo, se supone que iríamos a una habitación de hotel, no a tu residencia. ¡Ay, no, Jesús! este lugar mantiene cercado de paparazis, van a verme salir. Probablemente ya me vieron entrar contigo anoche. —Me quejo mientras entierro mi rostro en mis manos.
—¿Y cuál es el problema? Es publicidad para ti.
Lo fulmino con la mirada. —Vine aquí por sexo no por fama —gruño. Ambos hombres me miran sorprendidos—. ¿Qué? No quiero que todos sepan que he follado con la bestia sexy. Simplemente con que yo lo sepa me basta.
Voy hacia una de las ventanas y trato de mirar hacia abajo. Me mareo.
—¿Cómo a cuántos pisos estamos?
—Veinte —responde un poco sonrosado Luke. Sacude su cabeza y le da una mirada a Dan.
—¿Ahora cómo diablos voy a salir de aquí? Traerme a tu apartamento... que idiota.
—Oye, no creí que fueras una chica de cuarto de hotel —responde a la defensiva—. No entiendo, cualquier otra estaría feliz de estar aquí conmigo.
—Sí, bueno, no soy como las otras. Hubiera dejado que la tetona de ayer hubiera venido contigo. Sus tetas quedarían mejor en la primera plana de los tabloides —Me quejo logrando que Dan rompa a reír. Luke lo fulmina con la mirada y luego a mí.
—Anoche no te arrepentías de venir, si mal no recuerdo tú estabas...
—¡Alto! Retrocede campeón. No voy a negar que eres bueno en lo que haces, pero jodidamente no deseo ser una más en la lista de tus conquistas.
—Ruedo los ojos pues ya lo soy. Luke bufa—. Bueno en realidad no quiero que todos lo sepan.
—Eres rara.
—Ni que lo digas —Mi teléfono suena. Es Erika... observo la línea donde debe aparecer la hora y son pasadas las nueve de la mañana—. ¡j***r! ¿Por qué malditamente no me echaste anoche? —grito y corro. Se supone tengo una reunión a las nueve—. Maldita sea, maldita sea, no volveré a beber, jamás
—murmuro para mí misma y respondo al teléfono.
—Andrea ¿Dónde mierdas estás? Estamos esperándote hace media hora.
—Oh Jesús… ella está furiosa.
—Erika lo siento, me quedé dormida. —Salto en un pie mientras intento no dejar caer el teléfono y colocarme los altos zapatos a la vez.
—Será mejor que vueles hasta aquí, es importante y eres la única ausente
—ordena y me cuelga.
Sí, está iracunda.
—¡j***r! —gimo. Marco el número de mi salvador—. Responde...
—¿Bebé?
¡Gracias al cielo!
—Amor —suspiro y Luke me fulmina con sus ojos—. Necesito que me hagas un favor, por favorcito.
—¿Qué sucede cariño?
—¿Dónde estás cielo?
—Llegando a casa. —Doble gracias
—Emm, me quedé dormida en casa de un amigo. Tengo una reunión esta mañana y aún estoy usando el mismo puti vestido de anoche.
—Me imagino que aún hueles a sexo. —Su risa llega desde el otro lado.
—Sip. Por favor, amor, por favor. Puedes traer uno de mis trajes y llevarme a la reunión, las llaves del auto están en la alacena.
—Claro, bebé, dime dónde estás.
—Estoy en… —Miro a Luke quien se encuentra de brazos cruzados fulminando mi existencia—, ¿Puede venir aquí por mí? —Dan es quien asiente mientras Luke ni se inmuta.
Le informo a Tony en dónde me encuentro y flipa cuando reconoce el edificio—. ¿Con quién carajos estás?
—Cuando llegues lo averiguarás. Ahora, date prisa.
—Voy volando, amor.
—¡Te amo! —Sonrío y cuelgo el teléfono.
—Esto… —Señala entre ambos—, es lo más descarado que me ha pasado este último mes. —Observa a Dan—. Creo que tenemos una ganadora para las descaradas locas-psicóticas-manipuladoras de la semana.
—¿Perdón? —exclamo confundida con su actitud—. ¿De qué está hablando?
—¿Follaste conmigo toda la maldita noche y ahora tu novio viene por ti?
—pregunta despectivamente. Se recuesta sobre la isla de la cocina mientras mastica una rodaja de fresa—. ¿Qué clase de retorcidos son? ¿Acaso se quiere jactar de estás follando las sobras de Luke Marshall?
—¿Cómo? —jadeo ofendida y molesta—. Espera. —Tomo uno de mis zapatos y lo arrojo a su cara, lástima que soy mala lanzadora y sólo logro golear su brazo.
—¡Auch! ¿Estás loca? —gruñe mientras frota su brazo. Dan nos observa con cuidado.
—Vuelve a insinuar que soy una puta y golpearé otra cosa —bramo. Tomo el otro zapato en mi mano y levanto una de mis cejas—. El hecho de que haya tenido sexo con un imbécil como tú no me hace puta... —Me aclaro la garganta, posiciono mis hombros y con la mayor calma del mundo murmuro—: Ahora tomaré una ducha.
Dejo a ambos hombres en la sala y busco el primer baño que encuentro. Jodido imbécil, debe tener muchas locas detrás de él para siquiera pensar que sería capaz de semejante show. Ahora la reunión, no puedo creer que no me haya despertado a tiempo para ella. Nunca he incumplido un compromiso en mi vida, y mírame ahora. Maldito Dios del sexo.
Salgo del baño envuelta en una enorme toalla negra, voy hasta la sala. Mi queridísimo Tony ya se encuentra ahí.
—¡Amor! —exclamo agradecida. Tony no se percata de mi presencia, se encuentra muy ocupado babeando sobre la alfombra mientras observa a Luke—. Ey tú, Antonio José Manríquez Rivera.
—Sabes que odio ese José —murmura regalándome su atención ahora.
—Lo sé, pero es la única forma de llamar tu atención cuando obviamente estás comiéndote a un hombre con la mirada. —Luke nos observa confundido.
—Sobre todo si ese hombre luce como un dios, y su cuerpo está hecho para pecar —murmura Tony, lame sus labios mientras yo me doblo de risa al ver desaparecer las cejas de Luke en el inicio de su cabello.
—Permiso. —Tomo a Tony de la mano y lo arrastro hasta el baño para que me ayude a cambiarme. Los pantalones de lino negros y la blusa de seda roja me quedan muy bien, los altos tacones negros y el moño elegante me hacen mucho más presentable.
—Bien, ahora sí luces como una persona seria.
—Soy una persona seria, idiota. —Golpeo su hombro.
—Sí, pero también hay que lucir como una. Ahora ¿Por qué carajos no me dijiste que estás saliendo con Luke-jodida-bestia-sexy-Marshall? —reprende asumiendo el papel de mamá gallina (manos en las caderas y rebotar el pie).
—Lo siento, he estado tan ocupada pensando en la reunión importante para mi carrera, que se me pasó decirte a quién estuve follando anoche. ¡Qué horror! —exclamo con sarcasmo. Cubro mis mejillas con las manos para hacer más creíble el show.
—Ahora tú no seas la idiota. —Golpea mi trasero y salimos del baño—.
Si me hubieras advertido, al menos hubiera usado mi colonia favorita.
—¿Ese pachuli que atrae perdedores? —Río cuando me fulmina con la mirada.
—No atrae perdedores, ilusa. Vámonos de aquí.
—Oh Tony, no te molestes —musito divertida. Río entre dientes cuando lo veo pasarme con dignidad fingida—. Vale, tu pachuli huele delicioso.
Luke nos detiene cuando se cruza en nuestro camino, no puedo evitar volver a recorrer esos músculos de su cuerpo y recordar cómo se sintieron hace unas horas. Un suspiro de anhelo se escapa de mis labios, Luke se percata y sonríe a sabiendas, me recompongo y me hago la digna pasando de largo.
—¿Eres gay? —La pregunta me detiene en seco haciéndome tropezar con mis pies.
—Sí, pensé que era obvio mientras te comía con los ojos —responde Tony, regalándole una de sus sonrisas coquetas.
—Entonces ¿No eres su novio? —Lo intenta otra vez.
—En realidad no. Me gustan los hombres. —Se encoge de hombros—. Además, no importa que tan caliente sea el trasero de Andy, no me follaría a mi prima.
Vuelo a reír, tomo mi bolso y me despido de Dan mientras camino hacia la puerta, me permito disfrutar de la confusión y la vergüenza en el rostro de Luke.
—Vamos primo. Tenemos mucho que hacer hoy.
—¿Prima? —Hace eco Luke, tratando de aclararse a sí mismo.
—Sí, Luke. Tony es mi primo gay. Ahora primito querido vámonos, tengo que llegar a un lugar.
—Oye yo...
—Relax Luke —Corto su disculpa—. No pasa nada. Lo que fue, fue. Ahora saldré de tu camino y tú del mío. Adiós, Dan el gigante.
—Con cuidado señorita...
—Dime Andy —respondo. Abro la puerta, pero me detengo—. Dan ¿Sabes cómo puedo salir de aquí y evitar las cámaras?
—Toma el elevador de personal del edificio, dos puertas por el pasillo izquierdo. Saldrás sobre el callejón, debes ser rápida, a ellos nada se les escapa.
—Gracias grandote. —Me guiña un ojo, pero todavía luce escalofriante.
—Vamos cariño.
Sigo a mi primo, sin mirar a Luke de pie en su propia sala viéndose realmente incómodo. Pronto tomamos el elevador del personal y somos llevados hacia el callejón.
—¿Dónde está el auto? —No veo mi Kia Cerato 2010 rojo por ningún lado.
—Lo dejé en la acera del frente a dos cuadras. ¿Pensé que no querías ser vista?
—Eres mi primo favorito.
—Soy tu único primo
—Cierto.
—Ahora, tú debes explicarme y contarme detalle por detalle tu noche con Luke Marshall. Eres una sucia, acabas de tener sexo con el hombre más codiciado de este mundo.
—Aquí vamos. —Me dejo caer en el asiento de mi auto—. Ya no eres mi primo favorito.
—Desembucha.