Capítulo 5

2131 Palabras
 Las oficinas están en un Edificio de siete pisos. La oficina principal queda en el último, pero hay que subir por las escaleras, ya que el ascensor está dañado. Sophie sube a regañadientes ya que no le gustan para nada las escaleras, me pide que la cargue, pero ¡Dios mío! No puedo conmigo misma, menos podre con las dos, no soy nada atlética, eso se lo dejo a mis padres. Aunque intente llevarla, solo pude un solo piso, «quien viera, como pesan esos huesitos». ¡Casi se me salen los pulmones! Terminamos de subir las escaleras. Nos tomó unos quince minutos subir hasta el séptimo piso, puesto que, teníamos que parar para que Sophie descansara. Tomamos agua de un filtro que está en frente de las escaleras «un buen lugar para colocarlo», nos sentamos y recuperamos un poco el aliento.  En ese piso hay tres oficinas, nos dirigimos a la oficina que está al final del pasillo a la izquierda. Al pasar por las otras dos, noto que no hay nadie, «cosito debe estar trabajando solito, menuda sorpresa le daremos». A medida que me acerco empiezo a escuchar voces, «debe estar en una reunión», pero mientras me voy acercando, me percató de que solo se escuchan dos voces, la de mi padre y la voz de una mujer riéndose «esa risa me parece familiar» pienso. Al llegar frente a la puerta, observo que esta, está entre abierta y sin tocar, me asomo. ¡Dios mío!, mis ojos se abren de par en par, no puedo creer lo que allí está pasando, el cuerpo se me eriza, el pulso se acelera de golpe, empiezo a respirar con dificultad. Doy un paso hacia atrás, pienso «¡No Dios, no puede ser!, ese no debe ser mi padre», me asomo una vez más, tratando de no hacer sonido alguno. «No puede ser, si es el, mi padre está con otra». En eso siento que Sophie va a entrar gritando, pero la detengo; le coloco la mano en la boca, apartándonos de la puerta y tratando de sonar calmada, le digo. —Sophie mi amor, porque no me esperas sentada allí, frente a esa oficina —señalándole con el dedo unas sillas— toma mi celular y juega un Memento, ya nos vamos. —¡Esta bien tía! —Ve un momento ya voy por ti. Sophie incrédula de lo que está pasando se va muy feliz con mi teléfono, se sienta, y se pone a jugar. No puedo permitir que ella vea esto. «¿Como le voy a decir esto a mamá?, se morirá cuando se entere». Siento mucha ira, se me hace un nudo en la garganta, mis manos se ponen frías y empiezan a temblar, puedo sentir las pulsaciones de mi corazón, como bombea la sangre por todo mi cuerpo, mis ojos se nublan, no sé qué hacer, siento que voy a estallar, empiezo a caminar de un lado a otro. «! ¡No papa, tu no! No puedo armar un escándalo, Sophie no debería ver esto» la veo a lo lejos y las lágrimas empiezan a salir. Respiro profundo y trato de tranquilizarme, me quito los lentes, limpio mis lágrimas, me los coloco nuevamente, «debo ver quien es esa que esta con mi padre» me vuelvo asomar, y con delicadeza abro un poco más la puerta para ver quién es la mujer que está con él. No logro ver su cara, solo veo a mi padre recostado semisentado en el escritorio, de espaldas a mí. Observo como abraza y besa aquella mujer, eso me causa una gran repulsión. Toda la imagen perfecta de mi papa se está derrumbando frente a mí. Ya no puedo controlar las ganas de llorar, no puedo dejar de pensar en mi madre, «el tendrá que explicarme todo esto, ¿porque lo está haciendo? ¿porque le hace esto a mi madre?». Siento que el mundo se me cae a pedazos, en eso la mujer lo deja de abrazar y se separa de él, para acomodarse el cabello, ya puedo ver quién es. Mi corazón se detiene de repente, siento como si me fueran dado un golpe en mi cabeza, las lágrimas no paran de salir, un escalofrío recorre mi piel y con horror veo que se trata de Ally, mi amiga Ally, no puedo creerlo. De la impresión, me tambaleo hacia atrás, quedando recostada en la pared de la oficina del frente. El corazón lo tengo acelerado a mil, mis pensamientos no fluyen con claridad, estoy triste y a la vez muy furiosa. Me traicionaron dos de las personas que yo quería tanto. Aún no puedo creer lo que he visto, que esto esté pasando. Quiero armar un escándalo, matarlos a los dos, gritarles a la cara que los ví, pero no puedo permitir que Sophie presencié esto, no puedo dejar que ella se entere de lo que su abuelo está haciendo. No puedo seguir viendo aquella situación, porque si me quedo un minuto más, no poder controlarme. Agarro a Sophie por el brazo y me voy rápidamente. Bajo las escaleras a toda prisa, escucho a Sophie gritarme. —¡Tía, más despacio!, me vas a tumbar. ¡Suéltame! De la furia que tengo cargo a Sophie y bajo las escaleras a millón, no quiero que mi padre se dé cuenta de que estoy aquí, estoy muy nerviosa, mis manos no paran de temblar, no puedo abrir la puerta del carro, mis dedos se enredan con las llaves. Cuando logro abrir el carro, monto a Sophie en el asiento del copiloto, y arranco el auto. Empiezo a tocar corneta para que el señor Mauro me abra la reja del estacionamiento. Mientras tanto, seco mi cara con un pañuelo. El señor mauro viene corriendo por el estacionamiento, en el momento que llega, bajo el vidrio de la ventana y le digo. —Me dijeron que mi padre estaba en una reunión y no quise interrumpir. Por favor, si lo llega a ver no le diga que estuve aquí. —el al verme un poco alterada me pregunta —¿Se encuentra bien señorita?, —me dice con cara de preocupación. —¡Si! señor mauro, no se preocupe estoy bien, por favor salúdeme a su esposa. —le respondo con una leve sonrisa en mi rostro. Salgo de las oficinas y voy manejando, pero mi mente solo piensa en aquello que acabo de ver, siento muchas ganas de llorar, de gritar, pero debo controlarme por mi sobrina. Paso un semáforo y paso otro. Por error me desvió subiéndome a la autopista, voy en piloto automático. Las imágenes de mi padre con Ally es lo único que tengo en mi mente, «ella era mi amiga, éramos hermanas, ¿cómo me pudo hacer esto?» pienso. No estoy concentrada en la vía, los carros pasan pitándome uno tras otro. De pronto siento un golpe muy fuerte en la parte trasera del auto, que hace golpearme la cabeza contra la ventana de la puerta, siento como el carro se eleva y cae de golpe, escucho los gritos de Sophie, suelto el volante, quiero llegar a ella, todo se vuelve silencio, siento como giro dentro del carro, de pronto salgo expedida y caigo en el suelo quedando inmóvil, todo pasa muy rápido, parece un sueño. Estoy casi inconsciente tendida en el suelo, no puedo moverme, no sé qué ha pasado, estoy confundida, todo fue muy rápido, escucho carros que se detienen. —¡LLAMEN A EMEGENCIAS! —¡911! ¡rápido! —Una ambulancia! Escucho como la gente grita pidiendo ayuda, en ese momento solo pienso en Sophie, trato de buscarla, intentando pararme, pero no puedo levantarme, —Espera querida, ya viene la ayuda —escucho la voz de una mujer. Siento un gran dolor en todo mi cuerpo, unas personas me agarran, dicen que no me mueva. No puedo ver nada, todo está oscuro, quiero llamar a Sophie, decirle a alguien que la busque, pero me cuesta hablar. Lentamente y muy bajo digo. —Sophie, Sophie, pero poco a poco voy perdiendo el aliento, solo veo imágenes, no se si son reales o no. Escucho a una persona gritando. —Está perdiendo mucha sangre, su pulso está muy débil, la estamos perdiendo, todo se vuelve oscuro. Estoy en el mar, viendo las olas moverse, veo cuando la espuma va y viene, a mi lado esta Sophie, se está riendo, estiro la mano para tomar su mano, pero no puedo, algo me detiene, ella esta callada, terminando su castillo de arena, con su traje de baño rosado que le regalé en navidad. Ella se levanta del suelo, y camina hacía el agua. —¡Alto Sophie! ¡Espera! ¡NO! La llamo y no me hace caso, trato de levantarme del suelo, pero no puedo mover mis piernas, me voy arrastrando por el suelo, veo cuando una ola gigante la arropa, desapareciendo a mi vista, el mar se calma, no la veo salir por ningún lado. —¡SOPHIEEEEEE! Cuando despierto, creo que tuve un mal sueño, me quedo viendo el techo por un momento, perdida en mis pensamientos. Siento la mano de alguien, no puedo moverme, aun siento impotencia dentro mí. —¡Hija, por fin despertaste! ¡Darío, llama a la enfermera por favor! Trato de moverme, pero no puedo, intento ver hacia los lados. Siento un objeto en mi cuello, no me deja moverlo, veo que mi madre está a mi lado, mientras mi padre se marcha, mi madre es quien sujeta mi mano. —Mi amor, todo va a estar bien, aquí estoy, es mama. No entiendo que está pasando, ¿dónde estoy? empiezo a desesperarme, «¿dónde estoy? ¿porque no puedo moverme? ¿qué me está pasando?» pienso, de repente me viene a la mente la imagen del carro dando vueltas en el aire como un zumbido y solo pienso en Sophie, y me doy cuenta de que algo malo paso. Intento gritar, pero casi no me salen las palabras.  —¡Sophie, Sophie! ¿dónde estás?, ¡búsquenla por favor!   —¡Hija!, ¡cálmate!, ya viene la enfermera. —escucho la voz preocupada de mi madre, esta me sujeta con mucha fuerza. A los pocos segundos llega mi padre con una mujer vestida de blanco, cuando me ve, saca una jeringa. De pronto me empiezo a sentir adormecida y poco a poco, ya no me salen las palabras. Estoy en una calle muy larga, no hay nadie, pero escucho la voz de Sophie que me grita. —¡Tía, tía!, no sé dónde estoy, ayúdame. —me desespero, la busco en todas las direcciones, no la veo en ningún lugar. —¡Sophie aquí estoy! ¡aquí estoy!, no logro verte, ¿dónde estás?, —Tía, ¡ayúdame, no me dejes aquí! —¡Tranquila voy por ti! —de pronto aparece mi auto, está golpeado, boca bajo y ella está dentro de él, intento alcanzarla, corro y corro, pero no avanzo, no sé lo que pasa, le gritó. —¡Sophie ya te vi! ¡allí voy!, ¡estoy aquí! —pero ella no me escucha, y continúa gritando —Tía, ¡ayúdame, no me deje aquí! —esto lo repite una y otra vez. Por más que trato no logro alcanzarla, no puedo llegar a dónde está el carro, hay una barrera invisible que no me deja pasar. De repente observo que mi padre va caminando, está cerca del auto, pero no hace nada por ayudarla, solo va de la mano con una mujer, ellos se ríen. Intento decirle que salve a Sophie. —¡Papa! ¡papa!, ayúdame, Sophie está atrapada, auxilio. —pero tampoco me escuchan, intento buscar ayuda, veo a los lados y no hay nadie. Vuelvo a ver a Sophie, pero ya no está, empiezo a gritar de desesperación, solo puedo escuchar su voz pidiendo ayuda, pero no la veo. Abro mis ojos, «fue una pesadilla» pienso. Todo está en silencio, siento la garganta muy seca, mis labios también están resecos, tengo mucha sed. Observo a mi alrededor, por unos minutos me quedo viendo el techo blanco, es como si estuviese en un sueño, estoy algo desorientada, siento la mano de mi madre sujetando la mía, y ella dormida recostada junto a mi cama, aprieto la mano de mi mamá ella al sentir mi presión se despierta, me ve y tiene una leve sonrisa en su rostro triste, le pregunto. —Mama tengo mucha sed —ella se levanta y sale de la habitación, al regresar trae en sus manos un vaso con agua. Me ayuda a sentarme levemente en la cama. Después de tomar unos sorbos de agua le pregunto. —Mama ¿dónde estoy? ¿qué paso? —le pregunto, aun desorientada.
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