Eran las cuatro de la mañana cuando llegó a casa. Dejó el enorme ramo de rosas en la sala con cuidado, eran pesadas. Todo estaba en silencio, seguro su niña dormía ya. Olía a whisky, había estado bebiendo con David después de terminar el trabajo y mientras otros se encargaban de limpiar. Se había bañado y cambiado en el taller, y apagó el teléfono del trabajo para que nada interrumpiera su descanso. Se quitó la camisa mientras entraba a la habitación. Ella dormía de lado sobre la cama, abrazando una almohada. Llevaba puesta una bata de seda negra que se había subido, dejando ver la ropa interior: un bóxer también n***o que dejaba media nalga al descubierto. La posición en la que estaba la hacía ver extremadamente sexy. Se despojó del resto de la ropa y fue directo a ella. La giró con sua

