Cuando salgo del edificio recibo una llamada de Harry, quiere que conozca a su novio, es como si de la noche a la mañana nos hiciéramos mejores amigos, la verdad decido aceptar, necesito una break después de este día tan intenso.
—Nos vemos en el bar del centro. —confirmo.
Cuando llego veo a dos chicos muy guapos esperando por mí, la primera impresión que tengo es que lucen muy bien como una pareja, a ellos no les da pena mostrarse afecto en público, pero me pregunto si sus padres lo ven ¿Qué haría? ¿Cómo ocultaría esas muestras de cariño? En fin.
—Courtney. —se acerca a saludarme dándome un beso en cada mejilla —Él es mi novio Jacob.
—Mucho gusto. —le saludo igual que a Harry.
—El gusto es mío Courtney, no sabes cómo te agradezco que aceptaras la propuesta de mi terroncito. —dice mientras abraza a Harry.
—Es una ayuda mutua, no debes agradecer nada.
—Bueno iré por unos tragos. —se levanta Harry y se dirige a la barra.
—Iré al tocador. —dejo solo a Jacob, a decir verdad, desde que salí de la oficina tengo ganas de ir al baño.
De regreso a la mesa con los chicos, paso por donde unas personas llaman mi atención.
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Rodeo mi paso con ellos, pero de lejos veo a Helena entre las personas, lo que de verdad llama mi atención es lo cerca que esta Erick de ella.
—Así que dime. —capta mi atención Jacob —Desde cuando descubriste que te gustaban las mujeres.
—No me gusta hablar de ello, pero solo te diré que cuando mis padres se enteraron mi mandaron a estudiar a Inglaterra.
—Siento mucho escuchar eso. —toma mi mano consolando —mis padres saben que soy gay, pero Harry aun no quiere que su familia se entere.
—Es difícil cuando eres una persona importante, no es que no lo seas, pero ambos llevamos apellidos de grandes compañías.
Los Bornigi son los dueños de una cadena de restaurantes italianos en todo california.
—Es cierto.
Harry llega con una bandeja llena de shot de tequila y margaritas.
Tenemos nuestro propio ambiente en la mesa, pero no dejo de ver como Erick se le insinúa a Helena en cada oportunidad que tiene.
Después de varias horas, y sin quitar mi atención de aquella mesa una escena llama mi atención.
Al parecer Helena se quiere ir, pero Erick no quiere que se vaya.
—Chicos, tendremos otra día para seguir. —me despido de Harry y Jacob, tomo mi bolso y camino hasta la mesa.
—Ya me tengo que ir. —escucho que ella habla.
—Mañana no trabajamos. —interrumpe Erick, así que acelero el paso.
—Lo siento, mañana tengo deberes. —se excusa ella.
—Déjame llevarte. —se levanta Erick de la mesa y la toma del brazo jalándola a él.
—La llevare yo. —firme digo detrás de ellos.
—No, lo siento, no. —se tambalea —¿Qué hace aquí? —pregunta sorprendida.
—Vamos Helena. —la toma del brazo para llevarla a la salida.
Camina detrás de mí, ya que se reusó a que la cargara un poco.
—No puedo subirme. —se detiene antes de llegar a mi bebé.
—¿Por qué no? —pregunto mientras busco las llaves en mi bolso.
—Primero ¿Qué hace aquí? —pregunta acercándose.
—Antes de que saques conclusiones, déjame decirte que fue casualidad el coincidir en este lugar, vine con un amigo a este bar, pero me percaté de que estaban aquí, así que decidí vigilarte, bueno a todos, pero cuando vi que estaban tomando shot tras shot, decidí quedarme para que no se pasaran de listos contigo.
—¿Quién? —confundida pregunta.
—Erick, tal parece le atraes o algo así, de verdad no viste sus intenciones.
—Si, pero, no, es un chico bueno.
—Lo sea o no, no debes de confiar así de fácil en las personas. —digo mientras abro la puerta del copiloto para que suba. —¡Vamos!
—No, no quiero vomitar su carro. —repite.
—No lo harás.
No se resiste y sube.
—Estamos más cerca de mi casa que de la tuya. —comentó, no quisiera que llegara en este estado a su casa.
—Si. —alcanza a decir antes de quedarse dormida.
Mi decisión es llevarla a mi casa.
Estaciono mi Rimac C_Two.
Brat viene a mi ayuda cuando ve que abro la puerta del copiloto.
—Por favor llévala al cuarto de huéspedes. —pido mientras conmigo llevo su bolso.
Llamadas perdidas logro ver cuando suena por última vez su celular.
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Envió el mensaje a Emily su amiga que da le brindo un techo.
Gracias por avisar>>
—Mi niña. —Carmela me sorprende en la habitación.
—Ella es Helena, es mi nueva asistente.
—¿Qué hace aquí? —pregunta.
—No quise enviarla a su casa en ese estado, por favor necesito que trigas agua y un té por si despierta.
Ella atiende mis peticiones, mientras quito sus zapatillas.
Acostada en la cama puedo apreciar cada curva de su cuerpo.
Es tan perfecta.
—Por favor, puedes quedarte con ella.
Se que si yo lo hago no me podre contenerme. Pienso.
Camino a mi habitación, quito mi ropa y entro directo a la ducha.
El agua caliente relaja mi cuerpo, pero a la misma vez sube mi temperatura.
Piensa en la biblia Courtney. Recuerdo la frase de Ned en los Simpson.
Ese escote pronunciado no dejo mucho a mi imaginación.
Termino mi baño, pongo una bata de seda, cepillo mis dientes y camino a mi cama, saber que está cerca me hace pensar en muchas escenas, pero ¿Por qué?
Se que desde que la vi, sus ojos color azabache me hipnotizaron, sus labios color carmesí me llamaron la atención, pero el saber que es igual que yo, me hace crear mucha ilusión.
—Y si la lleno de regalos. —agarro mi peluche de gato gordo —o mejor aún, si la traigo a vivir conmigo. —que tonterías digo.
—Niña. —interrumpe mi nana.
—¿Qué paso? —me levanto.
—Está despertando.
Entrelazo mi bata y camino hasta la habitación de huéspedes.
—Carmela, puedes ir a descansar, yo me encargo.
—jefa. —dice en cuanto cruzo la puerta.
—Helena, llámame Courtney.
—¿Qué hago aquí? —pregunta mientras trata de sentarse al borde de la cama.
—No recordé las indicaciones de donde vives —miento —así que decidí traerte a mi casa para que descansaras.
—Le juro que nunca me había puesto de esta manera.
—No debes de decir nada, solo descansa.
—Gracias, pero —duda antes de preguntar —¿Puedo darme una ducha?
—Claro, ya te traigo algo de ropa.
Camino hasta mi habitación, decido darle una pijama de seda de esas que nunca he usado, tenemos un cuerpo algo parecido.
Tomo unas toallas de baño de la lavandería y camino hasta la habitación de huéspedes.
Entro sin avisar, escucho que la regadera está abierta por lo que entro.
Mis ojos se quedan hipnotizados.
Su cuerpo desnudo de espaldas me hace tragar saliva, su perfecto trasero se ve tan delicioso.
No tiene que saber que la he visto desnuda, aunque después de esto será difícil sacarla de mi mente.
Salgo del baño en silencio.
—Te dejo una pijama sobre la cama. —aviso desde la entrada del baño.
—Sera mucha molestia si me la acerca.
Quieres matarme. Pienso.
—Me tapare los ojos. —comento mientras camino por el baño.
—No debe preocuparse, somos mujeres, tenemos lo mismo.
—Claro. —destapo mis ojos, pero ya tiene una toalla encima.
—Encontré esta toalla en el closet.
Le entrego la pijama y ella la mira asombrada.
—No puedo ponérmela, debe costar bastante.
—No te preocupes por eso, tengo muchas más sin usar.
—Gracias. —deja caer la toalla enfrente de mí.
La miro de pies a cabeza, es a un más perfecta de lo que pude imaginarme.
—Se ha puesto algo colorada. —dice mientras se pone la pijama.
—Lo siento. —cierro los ojos.
—Tranquila jefa.
—En el armario del espejo tengo extras de todo por si necesitas higiene bocal, o personal.
Dicho eso camino a la salida del baño.
—Le agradezco mucho las atenciones. —se acerca a abrazarme por detrás.
El roce de las pijamas hace excitante este abrazo.
—Que descanses. —me despido saliendo a prisa de la habitación.
Cierro mi puerta.
Me recargo en ella.
Cierro mis ojos e imágenes de su cuerpo desnudo vienen a mi mente.
Como es posible ponerme así, ella fue sincera conmigo sin ningún fin, pero ¿Por qué siento esto? ¿Qué me está pasando con Helena Peyton?