Amina
Emiliano quiere algo, lo noto por el brillo decidido en sus ojos. Estoy aprendiendo a leer sus señales, y todo en él está al límite, como si tuviera algo que demostrar.
Sea lo que sea, puedo soportarlo. Espero que le haya gustado el show. Por supuesto que sabía que él estaba en casa y yo estaba esperando en la sala, hasta que escuché sus pasos y comencé mi actuación para él.
¿Le gusta que su pequeño gorrión se sonroje y sea inocente?
Puedo jugar a ese juego todo el tiempo que sea necesario. Usando el disfraz que a él le guste.
Rápidamente selecciono un pequeño vestido n***o para usarlo esta noche, pensando que no puedo equivocarme con eso. Compré algunas piezas de joyería caras cuando fui de compras hace unos días, y tambien llevo aretes de diamantes. Unos tacones negros de tiras completan el look. Y recojo las ondas sueltas de mi cabello hacia atrás, dejándolo fuera de mi cuello.
Cuando bajo las escaleras, Emiliano ya me está esperando. Sus ojos empiezan en mis pies mientras bajo y suben las escaleras. La intensidad de su mirada es casi como una caricia física, y siento un escalofrió recorrer mi columna.
Si, está en una misión esta noche.
Igual que yo.
—El conductor esta afuera. Vamos— me abre la puerta principal.
—¿A dónde vamos? —
No responde. Por supuesto que no. Pero no discuto. Me siento en silencio a su lado en el coche mientras el conductor nos lleva a través de las luces de Londres, hasta que llegamos a un barrio lleno de enormes mansiones de estuco. El coche pasa por un par de portones y sube por un camino de entrada hasta la casa. Puedo oír música cuando salimos del coche, un bajo retumbante que resuena en la noche.
Emiliano me lleva a la fiesta y me siento inmediatamente abrumada por toda la gente y el volumen de la música. Todos parecen jóvenes y glamorosos, con brillantes trajes de diseñador. Hay gente bailando en cada habitación, la comida y el licor fluyen…una verdadera fiesta salvaje. Apenas hemos cruzado la puerta un metro y medio cuando veo a un hombre aspirando una línea de cocaína por la curva de los enormes pechos de una mujer con su vestido escotado. Retrocedo, acercándome a Emiliano. Me mira largamente.
—¿Qué pasa, Gorrión? ¿Te preocupa que puedas ver algo que te guste? —
Antes de que pueda responder, un hombre camina hacia nosotros por el pasillo. Es alto y moreno, vestido completamente de n***o y con una barba incipiente en su rostro sonriente y atractivo. Disminuye la velocidad al acercarse a nosotros, mirándome con clara apreciación.
—Wilder— saluda el hombre a Emiliano con una sonrisa. También es inglés, con un acento marcado que me hace pensar en la aristocracia. —Honrarnos con su presencia, que honor—
—Santo— Emiliano se ríe. —Me gusta mostrarles a todos lo que se están perdiendo, de vez en cuando—
—Imbécil arrogante— dice el hombre con buen humor. Luego los hombres se abrazan, dándose palmadas en la espalda en un gesto amistoso y familiar.
Parpadeo, sorprendida por la charla relajada de Emiliano y su genuina muestra de calidez.
¿El lobo feroz tiene amigos de verdad? ¿Y se llaman…Santo?
La mirada de Santo se dirige hacia mi. —¿Y quién es esta encantadora dama? —
—Amina— responde.
—Encantada— Santo toma la mano que le ofrezco y se la lleva a los labios en un beso juguetón.
—Dijiste que te llamabas Santo? — repito, no estoy segura de haberlo oído bien.
—Anthony St. Clair. Al menos ese es el nombre que gritan las mujeres en la cama— dice Santo con un guiño. —Puedes preguntarle a Emiliano sobre eso—
Miro a Emiliano con curiosidad.
—Fuimos juntos a la universidad— Sus palabras no explican nada, y ambos comparten una mirada que lo dice todo. Hay algo que me estoy perdiendo.
Emiliano nos mira y nos dedica una sonrisa criptica. —Voy a buscarnos unas bebidas— dice, y luego desaparece entre la multitud.
Santo me lleva a una habitación más tranquila en la parte trasera de la casa, con grandes sofás esparcidos por todas partes. —¿Así que conoces a Emiliano desde hace mucho tiempo? — pregunto, sin querer desperdiciar esta oportunidad de buscar información con alguien que tiene una historia con él.
Santo se sienta a mi lado. —Desafortunadamente— sonríe, —Nos conocimos en Oxford—
—¿Cómo era en ese entonces? — pregunto con entusiasmo.
—Oh, el mismo arrogante maniático del control— responde Santo. —Pero ya basta de él, tengo más curiosidad por ti—
Pasa un brazo por el respaldo del sofá detrás de mí, las yemas de sus dedos rozando mi hombro desnudo.
Hago una pausa, ¿Este hombre está siendo amable o…?
—No soy tan interesante— respondo encogiéndome de hombros.
Santo se ríe, su mirada recorre mi cuerpo de arriba abajo. Ni siquiera intenta ocultar el hecho de que me está observando. —Sinceramente, lo dudo. ¿Cuánto tiempo lleva Emiliano ocultándote de nosotros? —
—No mucho— respondo. —Todavía no lo conozco tan bien—
—¿Qué hay que saber? — dice Santo. —Siempre y cuando te cuide bien— hace una pausa, sus dedos rozándome de nuevo. —¿Lo hace? —
Me sonrojo. Hay algo en la diversión en los ojos de Santo que me hace preguntarme que está pasando aquí. Si conoce a Emiliano, si son amigos, nunca iría por ahí coqueteando con su chica, no después de ver lo posesivo que es Emiliano. Es una recta para el desastre y la autodestrucción total.
Entonces, ¿Cuál es el juego aquí?
—Solo tengo curiosidad por él— digo, decidiendo que es mejor seguirle el juego. —¿Cómo era cuando lo conociste? —
—¿Emiliano en aquel entonces? — Saint sonríe con suficiencia. —Era prácticamente igual que ahora, intenso. Amo y señor de todo lo que ve—
—¿Y tú no eres así? — pregunto, añadiendo con un toque coqueto.
—Bueno, puedo contarte un secreto— dice, moviéndose para descansar completamente su brazo alrededor de mis hombros. Se inclina, su aliento caliente contra mi mejilla. —Emiliano es el pecador, ¿y yo? Soy el santo—
Me acaricia de nuevo. Me congelo, sin saber que hacer. Entones, veo a Emiliano regresar, caminando hacia nosotros con bebidas en la mano.
Mierda.
Retrocedo ante Saint, esperando que Emiliano provoque una escena de celos como la que hizo con el idiota manos largas en el club, pero ni siquiera se inmuta.
—Veo que se llevan bien— dice en cambio, con otra sonrisa criptica.
—Como en los viejos tiempos— dice Santo, tomando una copa de Emiliano y levantándola en un brindis.
—Quizás deberíamos reunirnos los tres para cenar algún día—
—Quizás— coincide Emiliano, mirándome evaluativamente. —¿Qué opinas, Amina? —
—Claro, ¿Por qué no? — pregunto. Claramente, algo aquí me está superando. Me levanto de un salto. —¿El baño? — pregunto.
Emiliano asiente hacia un pasillo. —Por ahí. No te pierdas—
—¡Y si lo haces, diviértete— añade Saint con un guiño!
Salgo de la habitación y me abro paso entre la multitud, contenta de tener un momento para respirar. Esta fiesta no se parece a nada que haya visto antes. Es elegante y sofisticada, sí, pero también tiene una atmosfera salvaje, del fin del mundo: gente aspirando cocaína con antigüedades invaluables, justo al lado de una mesa con gente jugando partidas serias de ajedrez en lencería. Y en la esquina…veo a una pareja, retorciéndose juntos. Y no solo estan bailando.
Necesito un momento para recuperar el aliento, eso es seguro. Y viendo todo este desenfreno descarado…Mi cuerpo se pone más caliente, más tenso. Como si hubiera sexo en el aire.
Subo la gran escalera para alejarme de la multitud y encontrar un baño. Pero justo estoy terminando, cuando oigo a dos mujeres entrar en la zona del tocador, justo afuera,
—No sé quién es— dice una de las mujeres.
—Pero no importa. Obviamente es la chica del momento—
—Si, y de todas formas no sé porque la está exhibiendo— añade la otra mujer. —Tiene acento estadounidense. No es el tipo habitual de Wilder—
Emiliano. Están hablando de mí.
—Me parece tímida. Dudo que le esté dando a un hombre como él lo que necesita en la cama—
—Ya sabes, a los hombres como Emiliano les gusta la conquista. Todo ese asunto de la virginidad—
—Cierto— dicen entre ricitas. —Se aburrirá de ella en un mes—
—¡Prueba una semana! —
—O en el instante en que se le moje la polla—
Sus voces se apagan y salgo del baño, sintiendo una curiosa punzada de decepción. Debería estar feliz, claramente estoy vendiendo mi acto dulce e inocente, pero si tienen razón…Si Emiliano pierde el interés en mi en el momento en que tenga sexo con el…
Entonces estaré en problemas.