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¿Y si te beso? ; Yoonmin

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familia
bxb
Jeon Jungkook x Kim Taehyung
Min Yoongi x Suga/Park Jimin
BTS
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intro-logo
Descripción

-Bésame, Jimin.

-El sacerdote dijo que los homosexuales se van al infierno.

-Entonces seguiremos juntos allá.

«Donde la familia de Jimin es muy religiosa y Yoongi le enseñará que no todo se basa en un lo que sus padres le dictan»

Advertencias:

La situación que se toma en la historia se pone de forma extremista, no hay nada en contra de la religión, solamente se toma el ejemplo de una familia extremista.

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Inicio
A un lado se encontraba esa pequeña caja de cigarrillos completamente nueva, no iba a fumarse ninguno, no era tan estúpido como para seguir los pasos de ella, además de ser mortal para el cuerpo, pero al parecer sus amigos no lo veían de la misma forma, sin embargo, siempre ha dicho que si se quieren matar por Tabaco en sus pulmones ya no es asunto suyo. Era tarde y no podía darse el lujo de llegar a esas horas de nuevo, luego de la reprendida de su padre al oler el Tabaco y otra droga en su cuerpo, pero reincorporándose al recordar que su hijo puede ser tonto, pero jamás para andar en esos temas. Las calles estaban desoladas como siempre, la pequeña despedida improvisada de sus amigos lo había dejado con una pequeña sonrisa sincera en los labios, al día siguiente por la mañana se irían de Daegu para ir a Seúl, realmente lo único que extrañaría de ese monótono lugar era a sus amigos, lo demás le importaba una mierda. Su vida era completamente normal, una casa descentre, estudios avanzando, y un padre... especial. No es de mal interpretarlo, Yoongi ama a su padre, de hecho, es a la única persona que ama de verdad, simplemente había tomado el papel de padre a muy temprana edad y le gustaba estar "actualizado" en cuento a chismes, tecnología y otras cosas se trataba. Era como vivir con un adolescente viejo. Perdido en sus pensamientos estaba a una cuadra de el que ya no sería su hogar en unas horas más, ese viejo pórtico que tan malos recuerdos le traía, la principal razón de su partida. Contaban en los barrios bajos que los chicos de Seúl eran normalmente estirados, cuadrados, en su mayoría gente petulante. Jamás había sido fan de los estereotipos. Entró a la casa con la llave y al girarla un estruendo se escuchó dentro de la casa, encontró la ropa de su padre esparcida por el suelo y su maleta abierta en el mismo, su padre veía el desastre desde el inicio de éstas, divertido. ―Ups, no pensé que fuera a abrirse― bajó, haciendo rechinar la vieja madera bajo sus pies sin dejar de reír, hasta que vio la mueca sería tan común en su hijo, excepto cuando estaba en casa. ―Un padre normal hubiese bajado la maleta correctamente, pero como no lo eres― Le restó importancia y esquivó la ropa yendo directamente a la pequeña sala. ―Oye, ayúdame a recoger esto. ―Tu desorden, tu ordenas― caminó si poder ocultar una sonrisa cuando escuchó el jadeó dramático de su progenitor. Al entrar a su habitación y encontrar sus posters en cajas y todo vacío se sintió feliz, ya era hora que se fueran a otro lugar, era lo más sano para ambos. Se lanzó en la cama sin importarle el quitarse los zapatos y cerró los ojos, al escuchar su móvil sonar no los abrió, mejor al día siguiente.                                                                                          ••• La alarma de su móvil era la voz de su amigo Namjoon gritando de forma escandalosa una estúpida canción que el pálido odiaba―y con su voz más― para que se despertara rápidamente, apagó el irritante sonido y se levantó de mala gana, necesitaba una ducha urgente. Duchado y vestido bajó las escaleras con sus maletas en mano, ya no estaban las cajas que había el día anterior, así que dejó la maleta con ruedas cerca de la puerta para no olvidarla, su padre estaba acomodando las cosas en el coche, no era muy bueno organizando ni acomodando. ―Deja, te ayudo― comenzó a sacar algunas maletas mal puestas y acomodarlas correctamente, dejando todo perfecto y listo para partir, incluyendo sus maletas. ―No sé qué haría sin ti, hijo― le desarregló el cabello jugando, recibiendo un gruñido por lo bajo. ―Posiblemente estuvieras muerto. El viaje sería largo así que prefirió dormir en el camino con sus audífonos, bueno, eran de Hoseok, pero ahora eran suyos.                                                                                                 ••• La misa había finalizado, arregló su corbatín para no verse desarreglado, era un día especial. El comienzo de Cuaresma era ese día y Jimin ya tenía su propósito para cumplir en sus 40 días, quería dejar de temer y ser alguien seguro, pero no estaba seguro como lo lograría. Su madre se levantó luego de cumplir la penitencia del confesionario y se acercó a ellos, acomodando su larga falda. ―Podemos retirarnos, he sido perdonada. A Jimin no le terminaba de gustar todo eso, su familia era muy religiosa―hay que recalcar el muy―tanto que seguían cada regla de vestimenta y forma de vestir. No tenía mucha libertad, ya que su familia lo había acostumbrado así, no podía estar fuera de casa después de las 9 de la noche, eso implicaba ser castigado. Su vida era aburrida. No podía hacer mucho en realidad, las reglas eran muy específicas, y aunque técnicamente en unos días es mayor de edad, sus padres no le permiten―ni lo harán―hacer nada que un adolescente "normal" haría estos días era aburrido. No quería ser una decepción, así que solo obedece a su madre y ya. Cuando bajaron del pequeño automóvil vio su casa de un color perla, las bellas flores que adornaban el jardín hacían un contraste hermoso con el color de la cerca y unos... ―Mierda... Se escuchó esa queja a un lado de Jimin, un señor algo joven intentaba levantar una caja la cual había caído anteriormente, su madre, al escuchar el insulto tapó los oídos de su hijo y reprendió al adulto. ―Dios mío, no diga malas palabras señor, hay niños presentes― suspiró indignada, destapando los oídos de su hijo. El adulto miró hacia los lados, como buscando algo y cuando paró, contestó. ―No veo a ningún niño señora, además el chico de ahí se ve grande, no creo que le perturbe realmente― logró levantar la caja y se retiró. Jimin quiso reír, pero tuvo que aguantarse, su mamá exhaló enojada y su padre le decía que lo ignorara, que Dios le haría pagar por su vocabulario. Cuando sus padres se adentraron a el jardín Jimin vio a un chico alto de tez pálida salir de la misma casa con una sonrisa, caminaba al auto donde el adulto estaba anteriormente y sacó unas maletas, por alguna razón no podía dejar de verlo, era muy lindo. Espera ¿Qué? Asustado por sus pensamientos tomó con sus manitas el escapulario que portaba, sin dejar de ver al muchacho, al parecer el desconocido lo notó, ya que solo lo miró y volvió a su trabajo, ignorándolo. No puedes tener esos pensamientos con un chico, irás al inferno por eso. Su mente le reprendía, pero hacía caso omiso a la misma, estaba perdido viendo cada paso que daba, hasta que cerró la puerta de la casa y volvió a su cuerpo, no podía creerlo. Asustado entró a su casa, no podía ser nada.   

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