Capítulo 6-Malcolm

1401 Palabras
Siento que algo se mueve debajo de mis brazos. ¿Qué diablos está pasando? Abro un poco mi ojo izquierdo y veo a Cristina intentando escapar. Se ve linda con esa expresión de "Vete al diablo". Aplico más presión, lo que la enfurece aún más. Contengo la sonrisa que quiere aparecer en mi rostro. "¡Malcolm, maldito imbécil, si no te levantas, no me culpes! " La escucho gritar a todo pulmón, pero mantengo mi agarre firme. "¿Qué está pasando?" pregunto desconcertado. Ella no responde. Me empuja sin piedad al suelo y me quedo viendo cómo corre hacia el baño, como si su vida dependiera de ello. Escucho los sonidos desagradables que provienen del baño. "¡Carajo!" No puedo evitar maldecir mientras escucho cómo su vómito interrumpe su ataque de ira. Ella repite el proceso: respira, lanza un insulto y vuelve a vomitar. Es repugnante. No sé cuánto tiempo estuvo así. No puedo evitar acercarme lentamente con mi cazadora. No sé por qué estoy haciendo esto. Una vez que la distancia entre nosotros se acorta, la coloco sobre sus hombros. Ella me nota en ese momento, pero me ignora y sigue con lo suyo. No puedo dejarla así. La ayudo con su cabello, lo sostengo mientras le susurro: "Relájate, sé que es asqueroso, pero es mejor que lo vomites todo. No sé qué diablos te dieron anoche, pero por tu bien, tienes que sacarlo por completó". Ella no responde, posiblemente se siente incómoda. La entiendo, yo también lo estoy. No entiendo qué estoy haciendo, ¿por qué lo hago? ¿Por qué hice esa maldita apuesta? Por mucho que lo niegue en el fondo de mí sé la respuesta, por más que intente engañarme a mi mismo. Quiero destrozar a cualquier idiota que se acerque a ella. No soporto que la toquen, y eso no puede ser así. Solo tenemos una jodida regla, y es que nadie puede entrometerse en la vida del otro. Nuestras vidas son una porquería. Ya tengo demasiados problemas como para involucrarla. Somos un par de miserables, desgraciados que se dejan llevar por sus deseos carnal. Y solo eso seremos. Su grito me saca de mis pensamientos. "¡Cállate, idiota!..." No puede terminar, vuelve a vomitar. Me doy cuenta de que está muy pálida. No completa sus palabras y se desvanece en mis brazos. La atrapo de inmediato. Se ve realmente horrible. La llevaría de vuelta a la cama, pero su cabello huele horrible. Tiene una sustancia asquerosa adherida. Yo también tengo ganas de vomitar, pero me resisto. Camino hacia la ducha, lleno la bañera, quito mi cazadora de encima de ella y comienzo a limpiar suavemente su cabello, su rostro y su cuerpo. "¡Malcolm, te estás volviendo loco!" susurró. Después de secar su cabello, la recuesto en la cama con mucho cuidado, es la primera vez que hago esto. Rebusco en mi armario. ¡Mierda! Me quedé sin ropa limpia de nuevo. Escuadriño entre las prendas que debo lavar y tomo una camisa que se ve mejor que las demás también es la que huele mejor. Con delicadeza se la coloco a Cristina, quedo hipnotizado, no puedo apartar mis ojos de ella, es realmente hermosa. El gruñido de mi estómago, me recuerda que debo comer algo, pero soy un pesimo cocinero y estoy seguro que ella no esta en condiciones de comer unos vuelvos revueltos que es lo unico que no se quema en la cocina. ¿Debo encargar el desayuno para ambos? En menos de 20 minutos, el desayuno está listo, solo hay que desempacarlo. Lo coloco en un lugar visible del cuarto y cierro la puerta con cuidado. Regreso al baño para tomar una ducha rapida. Salgo y regreso al cuarto, la toalla quedo en el suelo. Notó que Cristina se despertó y esta intentando levantarse, pero cae nuevamente en la cama. "¿Ya estás despierta? ¿Cómo te sientes?" pregunto preocupado. Anoche no estaba para nada bien. "Bien, solo estaba admirando tu techo. Me encanta tu sentido de la decoración" contesta de mal humor. "Gracias, pero la humedad ya venía incluida en el apartamento" respondo. ¿Cómo puede estar tan tranquila después de todo lo ocurrido? Piensa que es normal desmayarse o no poder levantarse de la cama. Ella tiene el don de sacarme de mis casillas. "Maldita sea, Cristina, hablo en serio. Te vi intentando levantarte y fracasando. ¿No has aprendido a cuidarte siendo ya adulta?" "Pero mira quién habla, señor responsable, que por cierto, la semana pasada recibió un disparo en el brazo izquierdo. ¿Tú tampoco sabes cuidarte?" Tengo que admitir que tienen su punto, pero no es lo mismo. Ella no entiende que si no hago esto, no podré estudiar, no podré encontrar una salida a toda esta mierda. Sé que es irónico meterme en más mierda para salir de ella, pero así es. Realmente desearía haber tenido otra opción, pero nunca la tuve. "Mira, Cristina, no te comportes como una niñita malcriada. Los dos sabemos que no es lo mismo. Simplemente vayamos a desayunar" "Sí, claro, no es lo mismo. Ambos llevamos una vida de mierda en la que no le importamos a nadie más que a nosotros mismos. No valoramos nada ni a nadie. Somos una completa basura, un pesticida repugnante que contamina todo a su paso. Eso es lo que somos. Dame el maldito desayuno para poder largarme de aquí". Cómo odio volverme adicto a sus malditos labios. Tiene razón en todo, incluso con el desayuno. Cristina, tienes razón. Eres un veneno que ya se ha fusionado con mi propia sangre. Y lo peor es que no deseo la cura. Antes de que pueda responder, suena su teléfono móvil. Ella hace una mueca graciosa, lo atiende y contesta: "¿Cómo está la chica más sexy y divina de todas?" La observo divertido. ¿Desde cuándo puede decir algo tan halagador a alguien? Intento resistir la risa, pero ella me observa advirtiéndome. Ya no puedo contenerme. Ella me arroja uno de sus zapatos y lo atrapo mientras giro los ojos. ¡Qué ilusa! Observo detenidamente sus expresiones y respuestas. Es la primera vez que la veo así. Ella respira y continúa. "Estoy en la cama con Jason" Cuando mi mente procesa esas palabras, me enfurezco. Estoy harto del maldito Jasón. No sé quién comenzó ese estúpido rumor, pero lo golpearé cuando descubra quién fue el responsable. No puedo evitar recordar las imágenes de la noche anterior: Cristina encima de él, los ojos del idiota cuando habla de ella. Mi mente se convierte en un caos. Salgo de mi habitación, azotando la puerta. ¡Quiero matarlo! Al salir de allí, mi teléfono volvió a sonar. Reviso el identificador y veo que es Ricardo. "¿Qué sucede?" pregunto. "A las 2 a.m. necesito que estés en las coordenadas que te enviaré. Lleva tu arma, la necesitarás. Cuando llegues, recibirás más instrucciones". "Ok". Escucho cómo la llamada termina y me vuelvo hacia ella que me observa con burla. "No te preocupes por mí, continúa con tu llamada" dice. "No lo hice por ti". aclaró cuando sé que si lo hice por ella. "Lo sé, jódete, Malcolm". ¿Por qué te ves triste de pronto? Antes de que se vaya, la tomo del brazo. "¿No tienes nada que explicarme?" "¿Como qué?" pregunta confundida. "¿Por qué dijiste que estabas en la cama de Jason?" Vaya, Malcolm, ¿desde cuándo haces escenas de celos como si fueras una linda princesita? Me río de mí mismo. "¿Qué se supone que debía decir? ¿Que estaba en tu cama? Tú conoces a tu desquiciada prima. No cumplí con lo único que ella me pidió. Me revuelco contigo, Malcolm, lo sabes. Por esa maldita apuesta, eres el único... Debo mentir para que no nos descubran. Dime, ¿es divertido arruinar aún más las cosas? ¿Alcanzar un nuevo nivel de miseria?" Ahora entiendo por qué tantos halagos. Ella asusta a cualquier persona, incluso a Cristina. Se ve linda cuando está enojada. No puedo resistirlo, tengo que provocarla más. "Por supuesto que lo es". Me acerco y la beso. Ella responde. Me encantas, cada vez me intoxicas más. Pero luego ella me empuja y nos separamos. "Adiós, Malcolm" me dedica una mirada que no comprendo. Se va. Ni siquiera pude ofrecerme a llevarla, pero luego tendremos tiempo, Cristinita.
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