Capítulo 5-Cristina

1540 Palabras
Mi cabeza parece que va a explotar, el dolor me atraviesa y mi estómago se retuerce, algo intenta subir por mi garganta, siento el líquido, no, no puedo permitirlo. Intento moverme, pero me encuentro inmovilazada, algo me sujeta. ¿Qué demonios está sucediendo? Trato de abrir los ojos, poco a poco mis pupilas se ajustan a la maldita luz. Aunque no entiendo del todo lo que está ocurriendo, esta habitación me resulta extrañamente familiar. Una brisa cálida roza mi oído, levanto la mirada y es como si me jugaran una cruel broma, esto no puede ser real, ¿verdad? Debo mantener la calma, me toco el estómago por reflejo y me doy cuenta de que solo llevo puesta la chaqueta de Malcolm. Bien, Cristina, cálmate, vamos a pensar con claridad, mantén la cordura. Solo hemos bebido demasiado, sí, así es. Entonces aquel acosador se nos acercó, lo ignoramos, sí, así fue. Insistió en llevarnos a casa, claro, lo rechazamos, pero después empezamos a perder el control, incluso antes de alcanzar nuestros límites. Sí, ese maldito bastardo debe haber hecho algo, manipuló nuestras bebidas después de que el chico guapo desapareciera. Maldita sea, algo nos sucedió. Todo fue culpa mía, soy una maldita idiota. La regla número uno es: cuidar nuestras bebidas, y la segunda se entrelaza con la primera: no aceptar tragos de desconocidos. Mierda, la cagué. Mira dónde hemos terminado. Vamos, Cristina, respira o despertarás al otro bastardo que está a tu lado. Sí, tengo razón, debemos calmarnos. Pero en ese segundo siento que ya no puedo aguantar más, necesito vomitar. "¡Malcolm, maldito imbécil, si no te levantas, no me culpes! "advierto, sacudiéndolo desesperadamente. En ese momento, me doy cuenta de que no puedo soportarlo más. Lo empujo sin piedad al suelo y corro hacia el baño como si mi vida dependiera de ello, comenzando a vomitar. Espero haber acertado. "¡Maldita sea!" Repito el proceso una y otra vez, vomito, respiro y finalmente suelto un insulto. No tengo idea de cuánto tiempo pasé así, solo sé que me vuelven a poner la maldita chaqueta en los hombros y él se acerca con una extraña ternura, me ayuda a recoger el cabello y me susurra: "Relájate, sé que es asqueroso, pero es mejor que lo vomites todo. No sé qué diablos te dieron anoche, pero por tu bien, tienes que sacarlo por completó". Maldita sea, ¿por qué me hablas de esa manera? ¿Por qué viniste por mí cuando ella está embarazada de tu hijo y son tan felices juntos? Eres un maldito hipócrita, mi vida es una basura contigo en ella y sin ti será aún más miserable, cabrón. No te atrevas a tratarme tan bien. "¡Cállate, idiota!..." no pude continuar, el vómito repugnante volvió a subir por mi garganta. Él permaneció pacientemente a mi lado hasta que logré expulsar todo de mi cuerpo. Finalmente, mi cuerpo se relajó. Intenté levantarme, pero todo se volvió oscuro y mi conciencia se desvaneció. No tengo idea de cuánto tiempo ha pasado, solo sé que mi cabello está húmedo y llevo puesta una de las camisas de Malcolm. Su aroma me resulta extrañamente reconfortante, me hace sentir segura. No, no, Cristina, basta ya. Solo te estás enfermando. Aún no sabes qué harás de ti, qué pasará con ese bebé, y todo en lo que puedes pensar es en su fragancia, ¿en serio? Sí, ¿qué estoy haciendo? Intento levantarme, pero mi cuerpo vuelve a caer sobre la cama debido a la gravedad. ¿Qué me está sucediendo? Sostengo mi cabeza, tratando de detener el zumbido. "¿Ya estás despierta? ¿Cómo te sientes?" me pregunta. "Bien, solo estaba admirando tu techo. Me encanta tu sentido de la decoración" respondí con sarcasmo. "Gracias, pero la humedad ya venía incluida en el apartamento. Maldita sea, Cristina, hablo en serio. Te vi intentando levantarte y fracasando. ¿No has aprendido a cuidarte siendo ya adulta?" "Pero mira quién habla, señor responsable, que por cierto, la semana pasada recibió un disparo en el brazo izquierdo. ¿Tú tampoco sabes cuidarte?" "Mira, Cristina, no te comportes como una niñita malcriada. Los dos sabemos que no es lo mismo. Simplemente vayamos a desayunar" "Sí, claro, no es lo mismo. Ambos llevamos una vida de mierda en la que no le importamos a nadie más que a nosotros mismos. No valoramos nada ni a nadie. Somos una completa basura, un pesticida repugnante que contamina todo a su paso. Eso es lo que somos. Dame el maldito desayuno para poder largarme de aquí". Antes de que Malcolm pudiera responder, mi maldito teléfono suena y rezo para que no sea ella. Lo miro y confirmo mis temores. Yo y mi maldita suerte. "¿Cómo está la chica más sexy y divina de todas?" pregunto en un intento de halago. Malcolm me observa divertido, el bastardo quiere reírse. Agarro uno de mis zapatos y se lo lanzo, él lo atrapa. Pongo los ojos en blanco. "No jodas, Cristina, eso ya lo sé, como todo el mundo. ¿Dónde diablos estás?" Oh, no fue tan efectivo como pensaba. ¿Tan obvia fui? "En primer lugar, humildad, amiga mía". "Cállate, solo responde, y no intentes alargarme de nuevo, eres horrible en eso pero muy sincera, es lo único que te ayuda" ordena y comenta. Miro a Malcolm, que espera mi respuesta. Respiro hondo y continúo. "Estoy en la cama con Jason" contesto, con la mente en blanco. ¿Esa fue mi mejor idea? Me avergüenzo de ser la mejor promedio de mi curso. Un portazo me devuelve a la realidad y pienso en silencio: gracias, idiota. Sigo hablando por teléfono con la psicótica de mi mejor amiga, intentando darle razones para detener su absurdo interrogatorio, pero ella no es una mujer sin cerebro ni de las que se rinden fácilmente. ¿Por qué todas las personas inteligentes están chifladas? "Aparentemente, no es Jason. Corrección, no es Jason. Mi hermano comentó que lo llamaste, fue a la fiesta por ti y no pudo encontrarte, sigue muy preocupado, probablemente esté recorriendo los centros médicos en estos momentos". "¿No lo detuviste?" Pregunto con horror. "¡Pamela!" Le reprochó. "¿Dónde estás, Cristina? ¿Quién cerró esa puerta?" "No te preocupes por tu hermano, solo ignora el hecho que está conduciendo preocupado y puede tener un accidente" Ella continúo, ignorando mis palabras. "Él suele ser muy listo, pero cuando se trata de ti, dudo que tenga cerebro". "Por favor, llama a tu hermano y dile que estoy bien" le suplico. "Lo sé, acabo de mandarle un mensaje, ya debe estar regresando". "Si me estás llamando, algo sucedió, ¿verdad?" intento cambiar de tema con conciencia culpable, pero un poco más tranquila al saber que Bruno sabe que estoy bien. No recuerdo haberle marcado. "Sí, tu maldito padre enfermo. Le cerré la puerta en la cara esta mañana, le dije que cuando despiertes, regresarías, y amablemente le grité que se fuera a la mierda". "Jaja, puedo imaginar su horrible expresión. Por eso te amo, eres la mejor". "También te adoro, pero sigues sin responder, querida. Dime, ¿dónde estás?" Ella no planea dejarme ir. "¡Oh no, no! ¡Mi batería está a punto de agotarse!" "Maldita sea, Cristina, no puedes simplemen..." Pues esta tarde me convertiré en un c*****r y el idiota será el culpable. Escaneo la habitación, localizando mi bolso junto a mi ropa. Veo el desayuno que Malcolm compró, ¿esto significa que el desayuno está listo? Tonto continúa en su empaque. Por favor, que no sea así está cafetería la conozco, pero cuando lo abro, sí, son mis favoritos. No puedo resistirlo, rápidamente me lo trago todo. Siento cómo recupero un poco de mi fuerza. Termino de vestirme y camino hasta el comedor donde encuentro a un Malcolm muy enfadado hablando por teléfono. Cuando nota mi llegada, cuelga. "No te preocupes por mí, continúa con tu llamada "me burló de él y de mis propios pensamientos. Tonta, eso es lo que eres, todavía te ilusionas tan fácilmente porque compró tu desayuno favorito. "No lo hice por ti". "Lo sé, jódete, Malcolm". Pero antes de que pueda irme, él sujeta mi brazo derecho. ¿Qué demonios les pasa a todos que me sujetan así? "¿No tienes nada que explicarme?" pregunta de forma muy inadecuada. '¿Cómo qué?" pregunto, confundida por su irracionalidad. "¿Por qué dijiste que estabas en la cama de Jason?" "¿Qué se supone que debía decir? ¿Que estaba en tu cama? Tú conoces a tu desquiciada prima. No cumplí con lo único que ella me pidió. Me revuelco contigo, Malcolm, lo sabes. Por esa maldita apuesta, eres el único... Debo mentir para que no nos descubran. Dime, ¿es divertido arruinar aún más las cosas? ¿Alcanzar un nuevo nivel de miseria?" "Por supuesto que lo es". Se acerca, me besa, y yo, estúpidamente, respondo hasta que mis neuronas vuelven a funcionar. No lo hagas, Cristina. No puedo seguir así. Lo empujo lo más lejos que puedo. "Adiós, Malcolm". Salgo del lugar dando intentando no olvidarme como respirar. Saco mi teléfono y llamo a un taxi. Tengo que regresar al infierno.
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