CAPITULO 02

1445 Palabras
* * * * * * * * — Por Dios, te ves... Linda. — Exclamó con duda mí madre, después de verme con el horrendo vestido que decidí ponerme. — Si tenemos suerte celebraremos tu compromiso está noche y el de tu primo Vikram. Tu padre quiere lo mejor para ti y se asegurará de conseguirte un caballero. — No entiendes que hago ésto porque no tengo elección. En realidad no hay nada que celebrar... ¡Estoy harta! ¡No pienso ser igual que tú, mamá! — Me quejé y ella apretó los labios bajando la mirada, sabía que mamá no tenia la culpa. En nuestra familia se ha repetido el mismo patrón desde siempre y cómo diría mi padre: "El matrimonio es un intercambio de ganancia donde ambas partes se benefician, aquí no hay espacio para el amor". — Lo siento, mamá. — Tomé su mano. — tienes razón el vestido es bonito. — Le dije para remediar la forma en que le hablé. Sonrió de nuevo y me guió hasta el pasillo. — Necesito ir al tocador ya te alcanzo. — Me excusé, la verdad es que necesitaba respirar. — Bien. Te veré en unos minutos para la presentación. No te tardes y no causes problemas. — Dice antes de dejarme. «No causes problemas» Es más fácil decirlo que hacerlo. Bajé las anchas escaleras hasta la primera planta, pasando entre las docenas de invitados en la gala. La multitud hace que me tense; no conocía a nadie, por eso me concentro en llegar a las extraordinarias mesas de postres, pero una horda de camareros se mueve al mismo tiempo que yo con bandejas repletas de bebidas. Por mala suerte tropiezo con uno de ellos y varias copas caen sobre mí, dejando en peores condiciones el vestido. ¡Genial! Ahora tendré que cambiarme de nuevo. Me desvío de mí objetivo para retroceder, evitando tropezar de nuevo, también esquivo las miradas que me lanzan más de un invitado y estoy segura de que no se debe a qué me hayan reconocido cómo la hija de Archer Harper, sino por mi aspecto, aquí todos parecen recien salidos de un desfile de la semana de la moda y mi vestido ancho, largo, sin forma, de color verde chillón no armoniza con su elegancia. No es porque no supiera lo que estoy usando, es porque así lo he decidido. ¡JA! Veamos cuántos pretendientes logro atrapar está noche con estos harapos. Fue imposible regresar a mi habitación, me desvíe hacía uno de los pasillos que da hacia el tercer piso para ocultarme en una de las estancias, pero al abrir la puerta me encontré con un intruso el cuál no veía desde hace años. — Oh... Cielito... Creo que te has equivocado de piso, acá solo puede pasar la familia. — Dice con un tono de voz amable y mucho más agudo de lo que es. — ¡Vaya, te ves fantástico! — Sonreí. — — No has cambiado absolutamente nada. — ¡Por favor! Querida. — Batió sus manos con algo de gracia. — Me lo dicen tanto que ya estoy acostumbrada. — Dió un breve carraspeó. — Quiero decir acostumbrado... — Mmmm ya veo. — Le contesté admirando su look, la verdad es que Masón, se veía increíble. — Muy bien, hermanastra más fea. Ya es momento de que te vayas, no es correcto que estés aquí... — ¿Que dice mi tío Richard sobre tu look, o mejor aún cómo te trata mi primo Vikram.? — Pues, hay muchos abusos e insultos de su parte pero ya sabes, los hombres de mi familia son retrogra... — Se quedó observandome por unos segundos, hasta que me reconoció. — ¿Dara? Por Dios, ¿eres tú? — Se acercó a mí para darme un abrazo. — No te reconocí querida. — Se disculpó mientras me repasaba con la mirada. — Si. Lo noté. — ¿Pero que te sucedió, porque carajo estás vestida así.? — Sonreí sin poder evitarlo. — Me vestí así para conocer a mi futuro marido. — El negó con su cabeza. — Ay, cariño. Ya las cartas están echadas, nuestra familia se va a fusionar con los Lennox tarde o temprano. Aunque mientras eso pasa te puedes divertir. — Me toma del brazo para sacarme de arrastra de esa habitación. — ¿Que haces a dónde me llevas? — Vamos por algo de diversión, pero para eso primero debemos huir de aquí. — Sus palabras me llevan por un mar de posibilidades, era justo lo que deseaba. — Tu y yo nos llevaremos muy bien. — Le digo a mi primo Manson y este me sonríe. — Demasiado bien, querida. Logramos escabullirnos por el jardín trasero, solo faltaban pocos metros para llegar al auto de Masón cuándo alguien nos detuvo. — ¿Que hacen? — ¡Ahhh! — Dejé escapar un débil grito de sorpresa cuándo me dí cuenta de que se trataba de Marcus. — ¡Que susto me diste! Voy a escapar está noche, no le daré el gusto a mi padre de intercambiarme cómo si fuera una vaca. — Las emociones atraviesan su rostro cómo un rayo, veo dolor en el y lamento que sea así. — Seguramente tu padre estará furioso. — Se inclina hacía mí y pasa sus dedos por mi cabello revuelto para acariciarlo con ligereza. — Lo sé, estoy horrenda pero no hay tiempo. ¡Vamos! Tienes que venir conmigo. — Lo tomé de su mano para traerlo con nosotros. — Hagas lo que hagas, para mi, siempre serás hermosa. — Dejó un beso en mi mejilla que me desestabilizó. — Bueno, bueno. Disculpen tortolitos. — Masón nos interrumpe y casi se come a Marcus con sus ojos. — pero... no tardarán en darse cuenta de que no estás. — El tiene razón, Dara. Escaparte ahora sólo te dará más problemas. — Marcus me hace considerar lo que estaba a punto de hacer. — Si, es una locura. Creo que será mejor regresar... —Me silenció colocando un dedo sobre mi boca. — Yo los distraeré y así tendrás más tiempo para salir de aquí. — Me sorprendió su respuesta, entonces me lance sobre él para abrazarlo. — ¡Gracias! — Promete que sólo será está vez Dara, si mi padre se entera que te estoy ayudando se decepcionará mucho de mí. — Dejó un beso en mis labios antes de separarse. — Solo está vez. — Prometí alejándome de él. [...] Claro que lo que dije era en serio. Pero cuándo una persona cómo yo, a la cuál han mantenido aislada de todo abre los ojos ante el maravilloso mundo, cumplir una promesa cómo esa se vuelve un reto difícil y mucho más después de haber conocido el lugar hacía dónde Mason me llevó. Era una propiedad en los suburbios, cualquiera podría pensar que el sitio estába abandonado pero luego de pasar el callejón frío y desolado es dónde comienza la diversión. Estacionamos el auto en el parqueadero, había una fila enorme para ingresar, las personas llevaban máscara y un atuendo alocado que mostraba mucha pero mucha piel. — ¿Dónde estamos? — Pregunté deslumbrada por todo lo que tenía ante mí. — Es un sitio prohíbido y muy exclusivo, te prometo que te encantará. — Hizo una pausa. — Ten, usa ésto. — Me dió un antifaz, luego avanzamos hacía la entrada, veía que la mayoría de las personas usaban un código para ingresar. Nosotros no teníamos uno, debía inventar algo para que nos dejarán pasar, tenía que saber a cómo diera lugar lo que sucede tras esas puertas. Una vez que fue nuestro turno de ingresar, él hombre a cargo de la seguridad nos interrogó. — ¿Su contraseña? — Preguntó con voz pesada. — Pues... Mire amigo éste es el asunto, nosotros... — ¡Copacabana! — Escuché la voz de Masón y enseguida volteé a verlo. — Tengo mis contactos, querida. — Se rió con picardía. — Pueden pasar... — Dió unos toques en la enorme puerta que segundos después se abrió. — Bienvenidos al club HELL'S. ¡Guau! Las luces, la música, el ambiente libre, las personas... Todo era impresionante, no tenía idea de dónde estaba ni que pasaba, solo sabia que por primera vez en mi vida sentía que este era mi lugar. Si quería cumplir la promesa que le había hecho a Marcus, incluso me dije a mi misma que sólo daría una miradita a ese mundo que no conocía. El problema fue que esa miradita me dejó embelesada y debo admitir que en el futuro eso complicaría las cosas mucho más de lo que ya están.
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR