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1256 Palabras
No suelo usar mi don para manipular a la gente, pero esta vez era necesario y con una sonrisa dulce le tendría en el bote. —¿Qué favor?— parecía algo nervioso. —No es nada, si no quieres hacerlo no es obligatorio, aunque sería muy importante para mí y lo tendré en cuenta.—estaba preparando el terreno. —Déjate de rodeos y dime lo que quieres.— me cortó.—Rapidito. Con esa palabra me enfureció tanto que no podía seguir en el personaje, ni siquiera era un favor, él había causado el problema. —No me vengas con exigencias encima, que te arranco los ojos y me hago unos pendientes .—Coloqué mi pelo y empecé a serenarme, tenía que dejar la táctica de angelito inocente, ya no era nada creíble.—Tú vas a venir a comer a casa de mi padre mañana, quieras o no, porque todo esto ha sido por tu culpa. —Vale.—me dedicó una sonrisa pícara— Aunque si vamos tan en serio como para presentarme a tu familia, deberíamos poder besarnos al menos.—colocó las manos en el marco de la puerta y se aproximó lentamente a mí. Una vocecita en mi interior me gritaba que me apartase y saliese corriendo escaleras abajo. Otra decía que era precioso y que iba a ser el mejor momento de nuestras vidas. Y luego habló otra que decía que era un enorme cliché. Di un paso atrás y él me miró asombrado. —¿Qué?— pregunté, consciente de que no estaba acostumbrado a esto. ☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆*:.. Se había apartado. Me había hecho la cobra a mí, que estaba acostumbrado a ser deseado por todas e indomable como Spirit. Le di la oportunidad a ella y la desperdició. En ese momento me di cuenta de que había otro motivo, tenía que haberlo. ¿Estaba enferma? ¿No se lo esperaba? ¿Se acababa de masturbar? ¿Quería ir más despacio? ¿Quería ser ella quien se lanzara? ¿Su mejor amiga estaba enamorada de mi y no podía traicionarla? ¿De verdad le gustaba el tal Alex? ¡Claro!¿Cómo no me di cuenta antes? Una chica como ella, reservada y antisocial, que prefería pasarse el día leyendo que en una discoteca llena de extraños contoneándose al ritmo de la música. —Es tu primer beso ¿verdad?— pregunté lleno de vergüenza por no haberlo pensado antes, para haber sido más delicado o algo así. —¡Ja! —solo dijo eso y después empezó a reír.—Claro que no es mi primer beso. Me quitó un peso de encima con eso. —¿Por qué no me has seguido el beso?— volvía a no tener respuesta. —Porque no quiero.— respondió con una firmeza asombrosa, luciendo una sonrisa que no le cabía en la cara. —Vaya, eso me ofende.— supongo que es normal. —Pues qué pena.—sentenció con sarcasmo —Veamos qué ropa te pondrás mañana.—me dio un leve empujoncito y yo me hice a un lado para que pudiese pasar, aunque no podía estar menos de acuerdo. Se quedó parada en la puerta de la cocina. —¿Cuánto lleva ahí eso?— en mi defensa, no estaba preparado para la visita. —Lo sé, se me está acumulando la ropa sucia...— lo cierto es que no llevaba muy bien eso de poner la lavadora y tender. —No me refería a eso, sino a eso.— vi cómo miraba al interior de la cocina. —No he tenido tiempo para limpiar los platos.— Satán sabe que ese fregadero había llegado a estar mucho más lleno que entonces. —¡Estoy hablando de esa cucaracha muerta de la encimera!—señaló al insecto panza arriba con las patas estiradas. —¡Mierda! Se supone que las lagartijas que solté se encargarían de esto.— se llamaban Destructora, Asesina y Katana. —¿Necesito vacunarme para entrar a tu habitación?—quizá. ☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆*:.. Pasé por alto el resto de los horrores que había en las otras salas y conseguí abrirme paso hasta su armario. Después de un buen rato de obligarle a probarse todo lo que yo elegía al estilo Pretty Woman, opté por unos vaqueros oscuros con una chaqueta azul marino y una camisa blanca debajo. Dejé que él eligiera si llevar corbata o no, por supuesto, eligió no llevarla. Solo pude rezar por que no hiciese el ridículo demasiado estrepitosamente delante de mi padre. ☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆.。.:*・°☆*:.. Intenté convencerme a mí mismo de que no era real al oír el timbre sonando una y otra vez sin parar. Me arrastré por la cama hasta llegar al frío suelo, ¿dónde estaban mis calcetines ahora que les necesitaba? Ah, en el montón de ropa sucia junto a mi camiseta de pijama. Al abrir somnoliento y aturdido, me encontré nada más y nada menos que a Ana, como nunca la había visto, también es cierto que no la conocía desde hacíamuchotiempo, pero estaba deslumbrante. Llevaba un vestido rojo ajustado y suelto en la parte de arriba, con cortes en los costados y un collar plateado. Además de unos zapatos de tacón alto a juego con el color carmesí del vestido. —No me lo puedo creer.—dijo ella frunciendo el ceño.—Ya tendrías que estar listo, no sabes ni vestirte ¿era mucho pedir? —Estás muy guapa.— fue lo único que se me ocurrió para intentar calmar un poco la situación. —Vístete, el coche estará en la puerta en media hora.— Pasó por mi lado metiéndose en mi salón y se sentó en el sillón a ver la tele.—¿A qué esperas? Yo pasé a mi habitación para ponerme la ropa que ella había elegido y en unos minutos ya estaba listo. —No sé anudarla.—le entregué la corbata después de varios intentos en los que casi acabo ahogado. —¿Llevarás corbata?— vi una chispa de esperanza en sus ojos. —Tú vas muy elegante.— lo que quería decir era «Voy contigo da igual lo que me ponga, nadie me mirará» —Es verdad.— se acercó a mi cuello y cuando colocó sus gélidas manos sobre él, me recorrió la espalda un escalofrío eléctrico— Solo espero que no me avergüences delante de mi padre, por favor. Miré a sus envolventes ojos y asentí, no podía negarle nada. Tampoco podía ser tan difícil, que no soy Mogli. —Gracias.—colocó su mano un poco por encima de mi nuca y sentí un deseo increíble de besarla, pero antes de que pudiera hacer el más mínimo movimiento ella se apartó para mirar su reloj.—Van a llegar a recogernos, coge tu abrigo y baja conmigo. Cerré la puerta y descendimos en el ascensor hasta el primer piso. Al lado de mi moto estaba una limusina negra, que no tenía pinta de ser barata. —Sube.—me indicó Ana con un ademán. —¿Es...? Ella me ignoró y se metió en el vehículo, yo también lo hice. Arrancamos.
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