Joan Carrington, la reciente viuda la acogió en su casa e intentó calmarla. También le dió una camiseta para reemplazar la que Paul había roto.
Calixta aún temblaba cuando entro Charlie. Se echó a sus brazos y se puso a llorar como una niña. El la revisó, le preguntó si estaba bien y Calixta se sintió cohibida para hablar frente a Joan.
Charlie percibiendo esto le hizo un gesto a su madre para que los dejara solos. Y reiteró.
Le tomo la cara que estaba hinchada de tanto llorar, y volvió a preguntarle.
-Que te hizo Calixta, háblame -
Calixta sollozo aún más fuerte y se tiró a sus brazos.
-Ee..s.. qu..e...me...si...ento... avergonzada!- Acentuó con un sollozo.
El la tomó por la barbilla.
-Tu puedes decírmelo todo-
-Es que él- ella sollozo nuevamente- me tocó, ¡yo no quería!!!!-
Charlie se dió cuenta enseguida de lo que había ocurrido.
-No es tu culpa querida...es una reacción biológica del cuerpo...eso no significa que lo hayas querido- le dijo con dulzura.
Ella se acercó a él y le dió un beso en los labios...necesitaba borrar el feo recuerdo de lo que había pasado.
El no pudo evitar responder por un instante pero luego la alejo...
-¿Es que acaso no te gusto??? ¿o es que te doy asco??- el sonrió con ternura y acarició su mejilla.
-No hermosa...es que eres muy joven todavía...y no podemos...-El bajó la mirada un poco avergonzado y llevo la mano de Calixta a su dureza - Tu me excitas como ninguna, pero aún eres una niña...-
Calixta lo tocó maravillada, quería sentir más de ese hombre, intento meter la mano por su pantalón y llegó a tocarlo cuando él tomó su mano y la sacó.
Apoyo él su frente en la suya.
-Se siente tan suave- murmuró la joven mientras el se debatía para combatir el deseo de tomarla en el piso de su living.
-Aun no podemos- finalmente declaró.
-No te salve de un abuso para someterte a otro cariño, ¿entiendes?-
Ella asintió aunque quería seguir tocandolo.
-Solo tenemos que esperar un año- murmuró él, ya que a los 17 era legal en el estado.
-Quiero que seas mi primero- susurró ella y el sintió que el pene se le engrosaba de deseo.
La miró fijo, los ojos cargados de pasión.
-Asi será, te lo prometo...-