Capitulo 3. Deseo prohibido

393 Palabras
Joan Carrington, la reciente viuda la acogió en su casa e intentó calmarla. También le dió una camiseta para reemplazar la que Paul había roto. Calixta aún temblaba cuando entro Charlie. Se echó a sus brazos y se puso a llorar como una niña. El la revisó, le preguntó si estaba bien y Calixta se sintió cohibida para hablar frente a Joan. Charlie percibiendo esto le hizo un gesto a su madre para que los dejara solos. Y reiteró. Le tomo la cara que estaba hinchada de tanto llorar, y volvió a preguntarle. -Que te hizo Calixta, háblame - Calixta sollozo aún más fuerte y se tiró a sus brazos. -Ee..s.. qu..e...me...si...ento... avergonzada!- Acentuó con un sollozo. El la tomó por la barbilla. -Tu puedes decírmelo todo- -Es que él- ella sollozo nuevamente- me tocó, ¡yo no quería!!!!- Charlie se dió cuenta enseguida de lo que había ocurrido. -No es tu culpa querida...es una reacción biológica del cuerpo...eso no significa que lo hayas querido- le dijo con dulzura. Ella se acercó a él y le dió un beso en los labios...necesitaba borrar el feo recuerdo de lo que había pasado. El no pudo evitar responder por un instante pero luego la alejo... -¿Es que acaso no te gusto??? ¿o es que te doy asco??- el sonrió con ternura y acarició su mejilla. -No hermosa...es que eres muy joven todavía...y no podemos...-El bajó la mirada un poco avergonzado y llevo la mano de Calixta a su dureza - Tu me excitas como ninguna, pero aún eres una niña...- Calixta lo tocó maravillada, quería sentir más de ese hombre, intento meter la mano por su pantalón y llegó a tocarlo cuando él tomó su mano y la sacó. Apoyo él su frente en la suya. -Se siente tan suave- murmuró la joven mientras el se debatía para combatir el deseo de tomarla en el piso de su living. -Aun no podemos- finalmente declaró. -No te salve de un abuso para someterte a otro cariño, ¿entiendes?- Ella asintió aunque quería seguir tocandolo. -Solo tenemos que esperar un año- murmuró él, ya que a los 17 era legal en el estado. -Quiero que seas mi primero- susurró ella y el sintió que el pene se le engrosaba de deseo. La miró fijo, los ojos cargados de pasión. -Asi será, te lo prometo...-
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