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Embarazada del duque

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Descripción

Jazmín Gómez es una famosa modelo española que ha decidido dejar a un lado su carrera para adentrarse al mundo de la maternidad. Su novio, le ha dicho que no desea ser padre y dan por terminada su relación, por tanto, ella va a una clínica de fertilidad artificial y se realiza una inseminación.

Lo que nunca imaginó, es que meses después, sería contratada para trabajar en Leuchtenberg Designs, una importante compañía de modas, que casualmente, le pertenece a Antoine Leuchtenberg, heredero del ducado francés quien necesita un heredero varón, y es, Jazmín, quien en su vientre carga la última esperanza del duque.

Antoine hará cualquier cosa por conquistar a Jazmín, incluso, si eso implica, tener que fingir querer a esos nueve errores que cometió años atrás, antes de realizarse la vasectomía, que ahora han crecido: nueve niñas, nueve traviesas y alocadas niñas.

¿Hasta dónde fingirá Antoine?

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Capítulo 1: Número equivocado
Jazmín Respiro profundo una última vez y hago girar la manecilla de la puerta blanca que tengo enfrente, entro en la consulta de la doctora Laura Rivera, especialista en reproducción artificial y me acerco a la camilla donde me está esperando junto a dos enfermeras y a mi mejor amiga Nicole, quien me puede acompañar gracias a que trabaja en esta clínica de fertilización como anestesista. y doctora Rivera. Nicole toma mi mano que comienza a sudar y la sujeto fuertemente. —Todo va a estar bien —murmura para tranquilizarme y deposita un cálido beso en mis manos—, cuando despiertes tendrás una vida creciendo dentro de ti y sonrío al imaginarme por fin embarazada. Me colocan la anestesia y miro todo a mi alrededor, el bombillo sobre mí, la bata verde de la doctora, las pinzas y jeringas y todo comienza a dar vueltas antes de sumergirme en un profundo sueño. Cuatro meses después Sentada en el sofá de la sala vistiendo solo unas bragas negras, un enorme pullover de mi equipo de fut favorito el Real Madrid y unas pantuflas de conejitos, coloco sobre mis piernas cruzadas, el segundo envase de helado de fresa que engullo el día de hoy y es que desde que comencé mi embarazo, solo se me antojan esos dichosos frutos en todas sus versiones; aunque las preferidas por el renacuajo que crece en mi interior, son las cubiertas de nutella. Miro las noticias en la tele y ya empieza Estrellados, un programa de cotilleos donde hunden a las celebridades, trato de alcanzar el control para cambiarle al canal. Tengo suficiente con ver en picada mi carrera de modelo como para seguir viendo personas fracasar, pero antes de darle al siguiente canal, no puedo creer lo que estoy viendo. —¡Joder!, soy yo —le grito al televisor y aumento el volumen al máximo. —Todos recordarán a la afamada modelo internacional Jazmín Gómez, la española que con tan solo 20 años conquistó las pasarelas más importantes de toda Europa. Empieza a hablar la presentadora y debo reconocer que me siento orgullosa por la carrera que tengo o que tuve. Imágenes mías son puestas en pantalla y reconozco donde fueron tomada cada una: mi último desfile en Milán, la gala de Top Model USA a la que fui invitada y ¡oh dios! ese vestido rojo, sí que me quedaba genial, pienso y me toco mi enorme barriga. —Nuestras fuentes aseguran que sus días exitosos han acabado. Recientes fotos fueron tomadas tras su retiro de las pasarelas para enfrentarse a la maternidad, y de la despampanante rubia de treinta años, que una vez fue, ya no quedan rastros —habla seria y ponen audio grabado de público sorprendido —. Estas imágenes fueron tomadas hace dos días, donde se le ve saliendo del supermercado. Sigue dando la noticia y me voy acalorando. ¡Serán gilipollas! Rechino los dientes de la rabia al ver fotografías mías editadas y totalmente falsas, es cierto que soy yo; y sí, efectivamente son de cuando fui al super. He adquirido algunos kilos de más y estoy hinchada, pero no poseo esa corpulencia. Me llevo las manos a la cara cuando giro para verme al espejo y observo las manchas que también me han salido, bajo la mirada, alzo el pullover y detallo la piel cuarteada en mis caderas, pero todo es propio de este proceso. Tomo el control, apago la tv y lo tiro con fuerza al sofá. Siempre soñé con ser madre, mi carrera me dificultaba encontrar el momento adecuado y cuando lo fue, mi ex novio Luis después de ocho años de relación me dijo que él no quería ser padre. Asi que lo mandé a freír espárragos y tomé la decisión de que yo podía hacerlo sola. Recibí cientos de críticas, pero las personas que realmente me importaban, me dieron su apoyo. ¡Que se vayan a la mierda! Camino a la nevera a por un vaso de agua y estoy tan molesta que la puerta termina pagando mi enojo. —Parece que alguien está de mal humor —entra Nicole cargada de bolsas de compra que deja sobre la encimera. —Deberías de haber escuchado todo lo que hoy dijeron sobre mí en Estrellados. Me acerco a “ayudarla” o mejor dicho a curiosear que compró. —¿Y por qué sigues viendo esos programas? —cuestiona. Guardo silencio. Solo respondiéndole con un encogimiento de hombros. Realmente no quiero admitir el por qué lo hago. Añoranza. —Ahí solo se hablan banalidades —añade, con toda la razón–. Y, no está en esa bolsa —expresa agitando un enorme pomo de nutella en el aire—. Y… —continúa buscando con la otra mano alargando el momento—. También traje fresas maduras y frescas para mi sobrina —termina de decir y corro a abrazarla. —Eres la mejor —la beso, tomando el envase de nutella—. O sobrino — le aclaro. —Lo sé —contesta con aire orgulloso y sonrío—. Déjame decirte querida BBF por el tamaño, al menos ahí hay unos dos sobrinos o sobrinas. Llevo mi mirada desde la trigueña hasta mi vientre y puede que tenga razón. A pesar de que mi gestación está muy avanzada, no he querido saber el sexo o la cantidad, quiero que el destino me sorprenda. Nicole se despide y va camino a su habitación. Desde que quedó embarazada de Sue hace seis años, me vine a vivir con ella para ayudarla, ya que su familia no vive en España y el padre de la pequeña el día en que se enteró, quiso comprar su silencio y no reconocer al bebe, asi que desde ese entonces somos nosotras tres contra el mundo. Escucho mi tono de celular sonar al ritmo de Morat y es que últimamente estoy obsesionada con esos tíos, son una maravilla. —Buenas tardes, ¿quién habla? —pregunto. —Buenas tardes ¿Es Jazmín Gómez? —contestan desde el otro lado de la línea —Si soy yo, ¿en qué puedo ayudarle? —Soy la secretaria del director de Leuchtenberg Designs. ¡Oh dios mío! Debo sujetarme o me caeré al suelo. No puedo creer lo que escucho. Me separo el celular del rostro y chillo emocionada. —Estamos interesados en trabajar con usted. El próximo desfile será una colección para embarazadas y nos encantaría contar con su participación en el equipo. — Estaría encantada de trabajar con ustedes y poder desfilar uno de sus diseños —contesto rápidamente, intentando de que no se note lo emocionada que estoy. ¡Pero joder! Llevo años buscando una oportunidad con la reconocida marca francesa-española. — Perfecto, le enviaremos un email con la fecha, hora y lugar de la reunión para la lectura del contrato y ultimar detalles. Muchas Gracias. — Gracias a ustedes por contactarme —termino de hablar y seguidamente cuelgan. Vibra el celular mostrándome en la pantalla la notificación del email: mañana en la torre Leuchtenberg de Madrid, 9:00 am. Empiezo a gritar y a aplaudir. Amo mi trabajo y desde que quedé en estado, nunca más me llamaron para participar en algún desfile o sesión fotográfica, solo una asesoría en el primer mes de gestación. Nicole me escucha y baja asustada. Está desnuda y empapada. Al verla empiezo a reír a carcajadas. — ¿Qué pintas son esas? Acaso piensas seducir a esta sexy embarazada —le pregunto pasando las manos por mi cuerpo contorneando las caderas, en mi intento de ser sensual. — No seas tonta ¡Me asustaste! —dice llevándose una mano al pecho —. No debes exaltarte de esa manera. Ruedo los ojos. Ahí está el regaño. — Y tú. No deberías estar dándole este espectáculo a aquellos chicos. Señalo hacia las puertas del balcón que están abiertas y hay un grupo de jóvenes parados viendo el lindo trasero de mi amiga. Se voltea escandalizada por mi comentario. — ¡Me las pagarás! —me señala amenazadoramente y se va corriendo. Después de bañarme y cenar, abro las puertas del closet, buscando que ponerme para la entrevista de mañana, antes no tenía problemas de vestuario; con fama, un cuerpo delgado y esbelto, todas las marcas querían que luciera sus mejores diseños; solo era llamar y lo tenía en minutos. Ahora nada me queda y aunque he de aceptar que a veces me deprime, soy feliz porque cumpliré mi sueño de ser madre y le daré a él o a ella todo el amor del mundo. Escojo un vestido blanco que Nico me regaló y unas sandalias bajas color café que combinaré con un pequeño bolso. Me acuesto boca arriba, mi nueva posición favorita para dormir desde hace cuatro meses, ya que la inmensa barriga me prohíbe adoptar alguna diferente; coloco varias almohadas bajo mi nuca para estar algo inclinada y llevo mi afelpado edredón azul rey hasta la cintura. Reviso mis cuentas en las r************* por lo general solo uso Twitter e i********:, por eso me sorprendo al ver una notificación de w******p, no tengo agendado el número, pero de igual manera entro al chat. Al ver el video que han mandado junto a ¿así o más duro? ¿te gusta lo que ves?, tiro el celular a un lado de la cama y me llevo las manos a las mejillas que siento arder. El móvil sigue sonando y asomo mi cabeza para leer en las notificaciones: ¿estás ahí?, ¿qué pasa preciosa?, ¿te asusta el tamaño? Río por el ego que se carga este tío y le contesto: “Es una pena, pero se ha equivocado de número. Además, déjeme decirle que bestias más feroces han sido domadas, por tanto, no asusta”. Doble palomita azul. Quiere decir que está pendiente. “Y……” “Lindo lunar” Bloqueo la pantalla y dejo el celular en la mesita de noche que está a mi izquierda. —Menudo calentón me ha pegado esto. Le hablo a la soledad de mi habitación. Llevo un buen tiempo sin follar y ya mi cuerpo lo aclama. Pienso en el atractivo hombre del video, imponente, musculoso, gracias a que estaba solo en un bóxer n***o pude apreciar un abdomen de lavadero, y una gran…. mis pensamientos son interrumpidos por el tono de llamada y cuando lo agarro, veo que es el mismo número. Cuelgo y entro al chat: “Pues te invito a domarme preciosa” Leo y me sonrojo. Contesto: “ni tú eres Spirit ni yo soy Little Creek” y automáticamente me arrepiento al darle enviar. Debo dejar mi pequeña obsesión por esa peli. ¡Dios! ¿Qué va a pensar? ¿Qué soy una cría? Lo que él haya pensado no sabría decirlo. Lo que sí puedo asegurar es que este tío está igual de chiflado que yo; pues justo cuando lo voy a borrar recibo: “No me rendiré”. Quedo en shock ante la única respuesta que no esperaba y por mi propio bien desconecto los datos móviles y hasta la wifi. Apago la lamparita de noche y trato de dormir, aunque sé que me costará bastante. ¡Maldito adonis indomable!

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