Un secreto

1266 Palabras
La clásica cinta amarilla que acordona el área ya fue colocada por los peritos para cuando el detective Lightwood llega a la presunta escena del crimen, seguido de sus hermanos. Cruza por debajo de la cinta y comienza a analizar todo, desde la fachada del edificio hasta los escalones que pisa para poder entrar en él. A los ojos de cualquier persona podría lucir como un edificio cualquiera, una serie de departamentos con amplias ventanas y una fachada que nos pasa desapercibida para cualquiera, pero para Alexander resulta ya un lugar ya muy conocido y no porque lo hubiera visitado o visto siquiera con anterioridad, es solo que ya había visto tantas lugares con las mismas características dentro de los meses anteriores que le resultaban realmente conocidos. -Agente Lightwood... - Aquella voz lo saca de sus pensamientos. -Lo siento. ¿Qué fue lo que paso? – -Lo normal al parecer. – - Explícamelo de camino al lugar – -Sera mejor que lo veas tu Alec... las cosas son bastantes fuertes, además requerimos a Isabelle, esta vez las cosas fueron.... Bueno más violentas. – Comenzamos a avanzar entre la multitud que intenta examinar la escena, peritos, fotógrafos, policías intentando mantener el orden. Cuando llegamos al lugar no puedo evitar sorprenderme. Aun con lo poco que llevo en esto he visto cosas inimaginables, cosas que resultan imposibles de creer, en ocasiones de verdad me pregunto cómo es que el ser humano es capaz de cometer esas atrocidades. Pero en los últimos meses todo lo que llegue a conocer quedo atrás, pensé que había visto lo peor, pero cuando este asesino apareció todo se puso en perspectiva. Isabelle se me adelanta y comienza su rápido dictamen, Jace se retira porque como abogado no está acostumbrado a estas cosas, mientras yo comienzo a analizar todo el lugar detalle por detalle mientras me coloco los guantes. El lugar está hecho un caos, sangre por todos lados manchando el piso y parte de las paredes, rasguños a lo largo de estas, cabellos y un par de jarrones rotos, pero lo que nunca puede fallar en estos casos... el espejo... en esta ocasión es uno mediano colocado en una de las esquinas de la habitación. -¿Qué es lo que tienes Iz? – -Mujer de entre 20 a 23 años, tez morena, cabello lacio y obscuro, cuerpo promedio, de estatura promedio, ojos azules. Muestra señales de lucha y tortura y por el estado de su ropa también muestra señales de abuso y por lo que puedo ver a simple vista, la causa de muerte es por arma blanca, bastante violenta debo decir. No puedo definir aun cuantas heridas recibió, debo examinar eso más a fondo. ¿Tú que tienes? – -Diversas manchas de fluido, posiblemente sangre, esparcidas por paredes, piso y puertas. Rasguños que se muestran desde la puerta, por parte de la pared y hasta llegar al piso a donde actualmente se encuentra la víctima. A pesar de eso, todo está en completo orden, como si hubieran ordenado y limpiado un poco antes de irse y lo que no puede faltar... un espejo recargado sobre la primera pared justo frente a la puerta. – -¿Es él cierto? – Pregunta Isabelle, a pesar de ya conocer la respuesta. -Estoy a punto de averiguarlo – Con cuidado giro un poco el espejo, solo para encontrarme con lo que ya esperaba, una pequeña nota que descansa pegada a la parte trasera de este. La abro lentamente y como siempre las palabras que utiliza me hielan la piel. Isabelle debe notarlo porque inmediatamente pregunta sobre el contenido de la nota. "Alexander... siempre llegando tarde. Es una verdadera lástima que esta chica muriera con la esperanza de que apareciera alguien que la ayudaría. Pero las cosas no siempre son como deseamos. Un logro más para mí... una víctima más para usted agente Lightwood. Sabe... aun intento averiguar cuál será su combinación perfecta.... ¿Qué opina sobre la piel morena y ojos exóticos? Saludos Alexander." Intento mantener el control pero me es casi imposible, sus palabras rondan por mi cabeza una y otra vez. Nota la mano de Iz sobre mi hombro y eso logra que me tranquilice un poco. ¿Quién es este hombre? ¿Qué es lo que quiere demostrar? -Iz... ¿y si esto último es una pista? ¿Y si este psicópata nos está indicando quien es su próxima víctima? – -Puede ser, pero... Alec ¿cuánta gente con esas características pueden vivir en Nueva York? – Hago un gesto de frustración, pues Isabelle tiene razón. El teléfono vibra y contesto inmediatamente. -Agente Lightwood – -Agente, creo que debe venir a la estación de inmediato.... – -No puedo, estoy en una escena del crimen. – -Pero señor creo que esto de verdad podría interesarle... ya hable con el señor Herondale. – -Más vale que sea importante.... – Jace aparece de tras de mí y me arrebata el teléfono. -Estaremos en la estación lo más pronto que podamos – Dice y cuelga. -Pero qué demonios Jace... - -Dos chicos están la estación de policías y están reportando a una persona desaparecida hace 1 hora y media. – -Vamos Jace a eso aun ni se le considera como desaparición y tú lo sabes. – -Lo sé y creme que si no hubiera sido por la descripción que la chica grito por teléfono, no me hubiera molestado. – -¿De qué hablas? – Pregunto más interesado. -La descripción que la chica dio fue: Hombre alto, de cabello obscuro y bien peinado, cuerpo trabajado... piel morena y ojos verde dorado... como los de un gato. – No puede ser. No puede ser verdad. -¿Piel morena? ¿Ojos como los de un gato? Estoy casi segura de que eso entra en ojos exóticos. – Dice Isabelle antes de regresar a dar órdenes a los peritos a su cargo. -A la estación ahora. – No esperamos más. Isabelle, Jace y yo corremos al carro. Tenemos que llegar a la estación. Ya. Puede que en esta ocasión logre salvar a alguien. Puede ser que esta vez... el hombre de los espejos no cobre una vida más. Departamento de policías Nueva York 11:45 -¡Maldita sea! ¡Le digo que mi amigo Magnus Bane está desaparecido! ¡¿Es que no piensa mover ni un maldito dedo?¡ - Catarina grita haciéndose escuchar por toda la estación. No ha sufrido un ataque de pánico porque su enojo y su miedo no se lo permiten. -Señorita, le pido que se calme, las personas que la van a ayudar vienen en camino. – -¡Le estoy diciendo que mi amigo dejo de contestar las llamadas y de pronto su teléfono está apagado¡ ¡¿Y usted me pide que me calme?¡ ¡Carajo¡ - -Cata... intenta respirar un poco, si el señor dice que ya viene alguien que nos va a ayudar, debemos confiar en él – -Pero Magnus está en peligro Ragnor... lo puedo sentir... - -Yo también Cata... yo también. – De un momento a otro tres personas entran a la estación casi corriendo y se dirigen con el policía en guardia que señala a Catarina y a Ragnor. -¿Catarina Y Ragnor? – -Si... - Dicen al unísono -Necesito que vengan conmigo y me digan todo sobre su amigo. Yo puedo ayudarlo. – Y con eso Ragnor Y Catarina siguieron al hombre de cabello obscuro y ojos azules por el amplio pasillo que llevaba al cuarto donde darían la información de la que dependía la vida de su amigo.
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