Capitulo 3

1358 Palabras
—Hola mi niña, ¿Cómo te fue en la escuela? — Preguntaba mi abuela al verme entrar a casa, yo aún seguía un poco sorprendida por lo sucedido con el azulejo, yo me limité a contestar —Bien— — ¿Solo bien? Te ves un poco seria— Me contesta mi abuela saliendo de la cocina para ver lo que sucedía, ella es una mujer de 60 años, pero con una gran vitalidad, me sorprende demasiado por qué no aparenta su edad, su melena larga y rizada como la mía solo que, con algunas canas, pequeños ojos negros, estatura media y un poco robusta —Es solo que salimos a comer con unos chicos y uno de ellos es algo extraño— Mentí un poco, me sentía insegura de decirle lo del pájaro, la verdad yo aun dudo lo que vi  —Ay hija los chicos son complicados, toda una variedad para escoger, no te pongas mal solo porque el chico es extraño, habrá más con quienes puedas salir, eres igual de hermosa que tu madre y creo que encontraras a un chico guapo en este lugar— Me mordí un poco el labio al recordar a Richard, es un chico misterioso y puedo casi asegurar que peligroso, pero aun así hay algo que me atrae —Creo que iré a hacer mi tarea— —Está bien mi niña—  Me fui corriendo por el pasillo hasta que llegue a las escaleras subiendo a toda velocidad, necesitaba pensar un poco, Richard y su presencia distractora, el amable profesor y el ateo jugador de basquetbol además de lo sucedido con ese pequeño azulejo. Me recosté en mi cama para pensar, de pronto mis párpados pesaban más de lo normal y quede profundamente dormida.     *********             ********     —Elena—  —Elena—  —Elena— Escuchaba voces a la lejanía, voces huecas y de distintos tonos, estaba en un lugar obscuro, diversos tonos de grises y n***o me rodeaban, además de sombras amorfas, yo solo caminaba tratando de encontrar las voces que me llamaban; a pesar de estar un poco asustada seguía caminando, algo me incitaba a seguir y de pronto ahí entre las penumbras aparece — ¿Profesor Simmons? — Me da una sonrisa de medio lado, su sonrisa es siniestra y de pronto sus ojos se tornan completamente obscuros y su piel más pálida —Hola Elena— Un fuerte escalofrío recorre mi columna vertebral al oír ese tono de voz tan distorsionado, y el miedo se acrecentó al notar el cambio físico de Balthasar, grandes garras, pálido y sus globos oculares completamente negros; di unos pasos hacia atrás tomando por impulso el crucifijo que tengo en el cuello, él se acercaba cada vez más, me volteé y corrí a toda velocidad, no sabía si tenía sentido el correr de esa manera, para empezar, no sabía ni donde tenía que ir, me sentía perdida — ¿Tienes miedo Elena? — Escuchaba la voz cerca de mí y al girar mi cabeza para ver tropecé llevándome un fuerte golpe contra el piso, giré y ese ser estaba cerca de mí con sonrisa siniestra —No me hagas daño por favor— —Oh Elena te haré más que eso— Se acercaba a mí y yo arrastrándome trataba de alejarme, comencé a gritar con esperanza de que alguien me ayudara y... —Elena, hija por favor despierta, despierta— Desperté, mi pulso estaba acelerado, algunas lágrimas corrían por mi rostro y lo único que cruzo mi mente fue abrazar a mi abuela —Abuela por favor no te vayas, no me dejes sola— —Tranquila mi niña, solo fue un sueño, aquí estoy, no te dejaré nunca cariño, pero dime ¿qué soñaste? — Decía mi abuela tratando de tranquilizarme abrazándome y acariciando mi melena, solté un profundo suspiro y le comenté —Fue horrible abuela, una fea bestia me perseguía— — ¿Bestia? — —Si abuela, una bestia con aspecto demoniaco, fue espantoso— —Tranquila mi niña, ya pasó solo fue un mal sueño, anda vamos a cenar— Asentí y bajamos juntas hacia el comedor.      *******              ********     —Y dime hija, ¿qué hiciste hoy en la escuela? — —No hubo gran cosa abuela, excepto que la profesora Murray esta incapacitada y nos pusieron a un profesor suplente— —Oh dios mío, no me digas que la vieja de Bertha Murray no se ha jubilado, si esa mujer le dio clases a tu madre— —Si abuela es muy vieja y aún sigue ahí, pero por el momento disfrutamos que no está y el profesor suplente es genial— — ¿Ah sí? Y ¿cómo se llama tu magnifico profesor? —  Preguntó mi abuela mientras servía una taza de té y yo contesté —Balthasar Simmons— Y fue que un ruido estalló, mi abuela dejó la taza caer al suelo, me sorprendí — ¿Te encuentras bien abuela? — Ella lucía un poco pálida y muy sorprendida —Si hija, estupideces de vieja ya sabes, la edad me hace más torpe— No le creí, pero no quería incomodarla así que seguimos con nuestra cena en silencio.       Ya era de mañana, hoy si desperté temprano y pude desayunar sin que Lucy me apresurara, y como ya se volvía costumbre en el camino mi alocada amiga me contaba lo que le paso el resto de la tarde anterior —Ay nena, Jack es tan perfecto, es genial y muy sexy— — ¿Ya cayó tan rápido? — —Aún no, pero pretendo conquistarlo, y por cierto tú no te quedas atrás, le gustaste a Ian, me pidió tu número y.…— —Dime que no se lo diste— —Si se lo di, dijo que te llamaría para salir— Rodé los ojos, esto no me puede estar pasando a mí, el chico no me cae del todo bien y mi muy extrovertida amiga le da mi número de móvil —Ay, pero no pongas esa cara, te hice un favor además quizás te termine gustando y en más de un sentido— Me sonroje por el significado de ese comentario — ¡Lucy! — — ¿Qué? A poco no te gustaría dejar de ser virgen y en manos de un chico tan guapo— —Ni loca estaría con él, es extraño—  —Como digas, pero sé que te terminara gustando— Siguió conduciendo hasta que llegamos a la escuela, nos fuimos a nuestra clase de historia que era la primera del día, sentí cierto nerviosismo al recordar el sueño perturbador con Balthasar transformándose en demonio; tomé mi asiento y volteé atrás, Richard no estaba —Al parecer tu chico predilecto no vendrá hoy— —Quizás se le hizo tarde— En eso entra el grupo de porristas de Susan Patterson y detrás de ellas rápidamente se acomodó en su lugar Richard, que al verme me dio una sonrisa de medio lado, es interesante como un completo desconocido que no tengo ni la más remota idea de cómo es su voz me atraiga tanto —Buenos días muchachos, saquen su libro por favor y ábranlo en la página ciento cincuenta y siete— Dijo el profesor sacándome de mi ensoñación, hago lo que pide y de pronto Lucy alza la mano para preguntar —Dígame, Señorita...— —James, Lucy James— —Está bien Señorita James ¿que se le ofrece? — —Vera, la profesora Murray dijo que tendríamos una expedición y quisiera saber si usted también la llevará a cabo— —Sí, estoy enterado de los planea de la profesora Murray y efectivamente me encuentro revisando la agenda escolar para poder salir de excursión— Todos gritan de emoción un ¡Yeih! —Silencio muchachos, iremos de excursión, pero no por diversión, es parte de sus estudios— — ¡ahhh!— Contestamos en un lamento colectivo provocando la gracia del joven profesor —Bueno continuemos con la clase, todos en la página ciento cincuenta y siete— Toda la clase transcurrió de modo normal.  
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