Pía se sintió turbada como nunca, ¿Sería el tiempo que tenía sin hacer ese tipo de terapia? ¿O era el sensual cuerpo de Alma? Y su sumisión, se entregaba sin protestas a todo lo que se le sometía.
Pía no decidía si le gustaba que se entregara sin quejas o la posibilidad de llevarla a otro extremo en el que revelará que quería sentir, que quería hacer.
Alma tenía una piel hermosa y suave, Se sorprendió pensando en su angelical rostro y su cuerpo desnudo. No podría seguir llevando por allí sus pensamientos. Se reprendió por pensar en ella, era una paciente, eso nunca le había pasado, nunca había tenido más de dos pensamientos para con un paciente, ni hombre ni mujer, se preció siempre de ser muy profesional en ese aspecto.
Conocía a otra rubia que ese día le sacaría las ganas para que no se confundiera, Liana. Su enfermera particular. La citó en su apartamento, la chica no dudó en presentarse a su puerta, y a la hora acordada allí estaba ella, una rubia más bien voluptuosa, alta y con el cabello por los hombros con un corte bob con el que su cabello liso destacaba, la chica era preciosa, tenía un rostro de muñeca de porcelana y unos ojos verdes vivaces y pícaros, sus largas pestañas le suman un toque sensual.
—¡Creí que no me llamarías más! —dijo haciendo pucheros, a Pía le encantaba eso.
Pía se acercó a ella y sin decir más la besó en la boca profundamente, un beso dramático y sensual, enseguida la chica colgó sus brazos alrededor del cuello de ella y se dejó acariciar el trasero por Pía que lo masajeaba y la apretaba más contra sí, sentía los pechos grandes de la rubia sexy que tenía devorándose, Liana llevaba un vestido de flores corto, Pía comenzó a besar su cuello y Liana se mostró afectada por sus besos, le acarició el cabello, lamió sus labios y ladeó la cabeza para que Pía se dedicará a hacerle lo que quisiera en su cuello, Pía la lamió y la chupo con intensidad, hizo que jadeara y soltara pequeños gritos, la tenía vuelta loca contra ella.
Condujo a Liana hasta uno de los sofás de la sala, la desvistió y dejó caer su vestido que reveló su cuerpo desnudo, hizo que se colocara de espaldas a ella mientras permanecía de rodillas recostada contra el sofá. Le introdujo un dedo y Liana sonrió soltando un pequeño quejido, luego otro dedo y la chica cerró los ojos y lamió sus labios preparándose para el festival de sensaciones que le esperaba, un tercer dedo y soltó un gemido largo, enseguida comenzó a moverse al ritmo de los dedos invasores que la tenían penetrada y la acariciaba por dentro con furia.
Jadeos y temblores se apoderaron del cuerpo de Liana mientras se construía su orgasmo que explotó haciéndola gritar al tiempo que lamía sus labios, estaba aferrada al sofá. Pía la besó en la espalda. Ella se volteo y la besó, mientras comenzaba a desnudarla, la llevó hasta la habitación que conocía del apartamento de Pía y la hizo tenderse sobre la cama, sacó un falo de la gaveta junto a la cama y después de chuparlo embistió a Pía una y otra vez con él, hasta que alcanzó el clímax entre jadeos.
Liana se subió sobre Pía y la besó en la boca con un beso sensual y largo, mientras duraba el beso acarició sus pechos, y fue bajando con su boca hasta chuparlos, Pía se aferró a su rubia y lisa cabellera. Bajo hasta su sexo y lo atacó con su lengua, Pía gritaba de placer, movía su cabeza de un lado a otro, disfrutaba de lo que hacia esa lengua en su sexo y entre jadeos pensaba que esa lengua era la de Alma.
Quiso reprenderse por el pensamiento pero cerró los ojos y luchó para evitarlos en vano. Cuando fue al baño en medio de la madrugada, observó a Liana dormida, acarició sus cabellos y besó su frente, era una mujer hermosa, muy sensual, la prendía bastante, esperaba poder calmar sus pensamientos hacia Alma con ella.