Capítulo 2

2146 Palabras
2 años después. New York city. — nana, nos vemos al rato — digo tomando mi bolso — ve con cuidado mi niña, y por favor tienes que comer que yo cada día te veo mas delgada — sonrío al escucharla, porque si por mi nana fuera ya me tendría como puerquito. — tranquila nana, no te preocupes — le digo, dándole un beso en su frente. Sé preguntaran que ha pasado en estos dos años, pues bien, como mi padre lo dijo, me vine a New York y por petición de mi madre, mi nana se vino conmigo, ella es mi única compañía. Tome las riendas de la empresa y la manejo desde aquí, desde hace dos no he regresado a Rusia y no me malentiendan, pero creo que es lo mejor, no les diré que mi corazón ha sanado ya que me volví distante con las personas, no me es fácil confiar en ellas y en los únicos que confío son en mis padres, mi nana y mi hermano. No tengo amigos, he evitado a toda costa relacionarme de esa manera con alguien, lo último que quiero es volver a pasar aquello así que solo me dedico a mi trabajo, y soy buena en ello. Me han apodado Mujer de hierro, ellos piensan que no lo sé, pero no me importa, soy lo que soy y no creo cambiar, a quien le parezca bien y si no, también. A mi solo me importa concretar un buen negocio que ponga en alto el nombre de nuestra empresa. El chófer abre la puerta para mi, y le agradezco. No crean que soy una mujer prepotente. Entro al gran edificio y pasó por recepción, todos los empleados me saludan al verme, contestó sus saludos con un asentimiento de cabeza, subo al ascensor que es exclusivo para mi. Llego al ultimo piso, que es donde se encuentra mi despacho, mi asistente ya me espera, para saber mi agenda. — buenos días, señorita Mariel — saluda mi asistente — Buenos días — contesto yo. Sí, el echo de que sean mis empleados no significa que deba tratarlos mal, aunque se que muchos aquí también me llaman con ese apodo, obviamente sin que yo los escuche, pero a mi no me importa, mientras ellos hagan bien su trabajo, para mi esta bien. Entro a mi despacho y acomodo mi blazer en el respaldo de mi silla, camino hacia la enorme ventana y miro la ciudad — ¿Qué tenemos para hoy Gigi? — pregunto. Gigi se aclara la garganta y empieza a decirme la agenda para hoy, hay un nombre que me llama la atención, es dueño de una de las cadenas hoteleras más grandes de New York, y no hace mucho me entere que le interesa que nuestros arquitectos hagan otro complejo hotelero para él, y eso seria maravilloso. — ¿a que hora es la reunión con el señor Smith? — pregunto — a las tres de la tarde — muy bien, prepara todo y por favor reúne a Fabio y Melissa — digo y Gigi asiente — muy bien señorita, algo mas que se le ofrezca — pregunta y niego con la cabeza — puedes retirarte — le digo y ella sale de mi despacho. Vuelvo a mi escritorio y tomo asiento, enciendo mi laptop y me pongo a revisar algunos contratos de la sede en Rusia. Se que a mi padre más que nada le gustaría que fuera yo, la que estuviera allá y no él, pero siento que desde aquí hago un gran trabajo. La sede principal es la de allá, claro está, pero yo desde aquí he hecho mis propias aportaciones. Mi padre, está contento con el resultado y eso es lo único que me importa. Ya casi es la hora de que el señor Smith llegue, espero que de verdad tenga una muy buena propuesta que me llame la atención y que sea prometedora. Mi asistente toca la puerta, y le digo que pase — señorita Mariel, el señor Smith ya ha llegado, lo han pasado a la sala de juntas — suspiro — muy bien, vamos entonces — le digo y salimos a la sala de juntas. Entró a la sala de juntas, mi asistente entra después de mi, me sorprendo al ver al hombre que se levanta en cuanto me ve entrar, es muy guapo debo reconocerlo, tiene unos ojos de colo gris, y es alto, diría yo que mide aproximadamente un metro noventa o un poco más, a pesar de su traje se ve que tiene un cuerpo bien formado por ejercicios, y he de reconocer que desde hace dos años ningún hombre había captado mi atención como él. — buenas tardes, señorita Kusnetzova, es un placer para mí conocerla al fin — dice, tomando mi mano y depositando un beso en ella. Su gesto de algún modo me hace sonrojar, porque siento mis mejillas arder, pero trato de reponerme inmediatamente, para que no lo note. — buenas tardes señor Smith, el placer es mío — contesto y él me sonríe. Ambos presentamos a nuestros Asistente y nos disponemos a hablar de negocios. Narra Alexander Mi nombre es Alexander Smith, tengo 26 años, soy empresario y no es por alardear, pero soy muy bueno en los negocios. Fui engañado por mi novia y uno de mis mejores amigos, pero después de bajar la molestia por el asunto reflexione y con Nattie mi error fue dar prioridad a mi empresa, a mi trabajo, a mis metas y no involucrarla a ella en ello. Siempre he tratado de aprender de mis errores y disculparme si es mi culpa. Lo hice con Nattie pero rompí del todo esa relación, con ella y con el que decía ser mi mejor amigo. Después de eso no he tenido tiempo de otra relación, más bien me he dedicado a esperar a esa mujer que me haga sentir el amor de nuevo. Giro en mi silla, desde donde estoy puedo ver toda la ciudad, me pongo a pensar en todo lo que he pasado. Hasta que George entra sin previo aviso, él es la única prueba que tengo de que la verdadera amistad si existe, después de lo sucedido hace dos años atrás. — hey, tierra llamando a Alex — dice él en tono burlón, sabe que hay veces que me pierdo en mis pensamientos — me he enterado que tienes una cita con la Mujer de hierro — dice y yo lo miro sin entender — hay Alex — dice él. — hablo de Mariel Kuznetsova, la hermosa rusa — dice él — no la conoces, bueno  yo tampoco, pero algunos que han trabajado con ella, dicen que es una mujer muy dura, no permite relacionarse más allá que no sea trabajo tanto así que la han apodado la mujer de hierro — lo miró y no doy crédito a lo que escucho. — escuchas lo que dices George — le digo — ¿que? No te estoy mintiendo, es más, por ahí escuche que ella tiene un pasado y eso fue lo que la hizo huir de Rusia. Río al escuchar a mi amigo — de verdad que te volaste la barda con esto, y pareces peor que mujer por dios George — le digo y él ríe — solo te digo amigo mío que te cuides y que sepas jugar bien tus cartas con esa mujer, a demás dicen que es una mujer muy bella. — haber hermano, tranquilizate, que solo voy en busca de que su firma haga el complejo hotelero, me han mencionado que ella es una excelente arquitecta y quiero que ella sea la que haga el trabajo — le digo, levantándome de mi silla y tomando mi saco. Mi asistente y yo llegamos al lugar, el edificio es enorme y tiene el apellido Kuznetsov en grande en lo mas alto del edificio, resplandece con el sol. Los dos entramos al lugar, la recepcionista nos ve y sonríe. — buenas tardes señores ¿tienen alguna cita? — pregunta y mi asistente es el que habla — buenas tardes señorita, el señor Smith tiene una cita con la señorita Kuznetsova. — oh señor Smith lo estábamos esperando, tomen el ascensor en el piso veinte, la recepcionista del piso los llevara a la sala donde la señorita Mariel los atenderá. La recepcionista me mira y coquetea conmigo y yo niego con la cabeza, mi asistente y yo hacemos lo que nos han dicho y subimos al cubo gris. Llegamos al piso deseado, salimos del cubo gris y vemos enseguida a la otra recepcionista. — Buenas tardes señores, sígame por favor — nos dice y los dos le hacemos caso. Entramos en una sala y la mujer habla antes de salir — la señorita Mariel vendrá en unos minutos ¿les puedo ofrecer algo de beber? — pregunta — agua por favor — digo y ella asiente — en seguida se las traigo, con permiso — dice saliendo del lugar. La chica trae nuestro pedido y sale de nuevo, no pasa mucho tiempo cuando la puerta es abierta de nuevo. La verdad no creía lo que George había dicho, pero es que esta mujer no es bella, es bellísima, es simplemente hermosa, tiene un hermoso cabello color castaño que le cae hasta su cintura en hondas naturales, unas curvas que la verdad yo si me perdería en ellas, sus ojos son simplemente hermosos, no es muy alta, pero tampoco muy baja, me gusta creo que me he enamorado a primera vista. — buenas tardes, señorita Kuznetsova, es un placer para mí conocerla al fin — dijo tomando su mano y depositando un beso en ella. Noto que este gesto la hace sonrojar, pero ella trata inmediatamente de disimularlo. — buenas tardes señor Smith, el placer es mío — me contesta amablemente y yo le sonrío. Presentó a mi asistente, así como ella hace lo mismo. Ella toma asiento al igual que su asistente que se sienta a un lado. Aclaró mi garganta antes de hablar, pues no se porque, pero me he puesto nervioso, ella me ha puesto nervioso. — quiero ser directo y voy al punto clave de esta reunión, se que para esta empresa trabajan muchos arquitectos de renombre, pero yo solo quiero lo mejor de lo mejor, es decir a usted — ella me mira alzando una ceja pero no dice nada y continuo. — Creo que con mi capital, experiencia y nuevo enfoque, para el nuevo complejo y su diseño innovador, obtendríamos el mejor complejo turístico — terminó de decir esperando su respuesta, porque de algo estoy seguro no me iré de aquí, sin obtener lo que quiero. — señor Smith, como usted lo ha dicho tenemos a muchas personas que puede ayudarlo aquí... — no dejo que termine su oración y la interrumpo. — como bien lo dije, quiero lo mejor de lo mejor, tengo muy buenas referencias de usted, se que es una gran arquitecta, sus diseños son únicos y eso es lo que quiero para mi nuevo hotel, algo único y diferente y eso solo usted puede dármelo — Ella se queda callada y parece pensar todo lo que he dicho, y yo en mis adentros ruego a los cielos para que ella acepte la propuesta. — puedo aceptar, pero con una condición — dice y no se porque, pero sonrío — dígame su condición — le digo. Ya casi me siento triunfante — llevaré acabo todo lo relacionado con el hotel que usted quiere, pero quiero que me haga su socia. Casi hace que me atragante al escucharla decir eso, yo no tengo socios, todo lo que mi familia posee, es trabajo que se ha hecho de generación en generación, y ahora yo soy el que lleva el mando de todo lo que tengo más aparte lo que yo he aportado, pero pensándolo bien, no suena nada mal. Esa idea me está gustando, y así romperé el legado de mi familia. — me parece perfecto — digo y ella me mira incrédula — será la mejor sociedad que haga en mi vida — digo, pero yo pienso que será algo más, pues mi cabeza y mi corazón dicen que con ella toda mi vida serán cincuenta, cincuenta. Tal vez me esté adelantando, pero la esperanza muere al último y más con lo que George me ha dicho. Ella me mira sin decir palabra, vaya jamás creí dejar muda a la mujer que según dicen que es de hierro. — ¿está seguro? — pregunta y yo asiento con la cabeza — mas que seguro, pues vine en busca de usted como mi arquitecta y será mi socia también, todo esto es ganar, ganar — le digo y ella sonríe. Ver su sonrisa es maravilloso, este negocio me traerá algo más que una socia temporal, estoy seguro.
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