Capítulo 17

956 Palabras
Estaba bajando las escaleras cuando me tope con Alec, nos quedamos allí de pie, mirándonos fijamente. Nadie dijo nada. No sabía que decirle después de lo que paso entre nosotros, estábamos evitándonos, era la primera vez que nos encontrábamos en la casa. Él subió un escalón bajo mi penetrante mirada. Estaba tan guapo, así todo sudado y con el uniforme del equipo de Futbol de la escuela. –Hola– dijo mientras subía dos escalones más. –Hola– mi voz apenas fue un susurro. –No te había visto. –Yo tampoco a ti. –Cierto, nos estamos evitando– iba a negar eso, pero no se me ocurrió nada. –No digas que no, que sé que es verdad. ¿Papá esta en casa? – negué con la cabeza, él termino arrinconándome contra la pared– ¿Y Alex? –Está durmiendo…– me beso sin dejarme terminar de hablar, sin dejarme procesarlo siquiera. Y no sé cómo rayos acabamos en su habitación, bueno sí lo sabía, pero eran detalles menores, era la segunda vez que entraba en su habitación, él no me dejo mirar, desde que la puerta se cerró me agarro por la cintura y me dio vuelta. Me beso otra vez. Lleve mis manos a su cuello, me acariciaba por todas partes, sus dedos fueron a parar en los botones de la camisa del uniforme. No me opuse por que tanto él como yo quería esto. Quería que esto pasara, soñaba con esto demasiado, por años y ahora que estaba sucediendo algo me decía que parara, aunque mi cuerpo no quisiera. Sus labios y sus manos no me dejaban pensar con claridad. Aquí estaba yo, media desnuda en la habitación del chico que tanto quería. Siendo besa y acariciada por él. Deseándolo como todos los días. Le quite la camiseta con los dedos temblorosos y torpes. Nos volvimos alejar y le saque la camisa por sus brazos, cuando sus labios estuvieron a escasos centímetros de los míos, me sujeto por la cintura y me llevo a su cama, me dejo allí, su sabana tenía su olor, embriagador. Me deleite, entre estar en sus brazos, sentís sus labios sobre los míos y su olor. Mis dedos recorrieron todo lo que pudieron hasta llegar a su pantalón y tiré de ellos mientras él me besaba el cuello, sus manos se apoderaron de mis senos y gemí, sintiendo sus dedos sobre mis pezones. Aunque ya no era virgen, nadie jamás me había tocado así. Terminamos desnudos, él se tomó su tiempo, besándome y acariciándome. En un momento se levantó y abrió el cajón de la mesa de al lado de su cama, teniendo el preservativo puesto me penetro lentamente hasta que tuvo en el fondo, gemí una y otra vez, busqué sus labios para ahogar mis gemidos. Lo estaba disfrutando. Había soñado muchas veces con este momento. Jamás pensé que se diera en una ocasión como esta. No duramos mucho tiempo para llegar al clímax, ambos agotados. Me sentía bien, no como las veces anteriores, mi respiración era débil. Cuando termino se tumbó a mi lado y me llego a sus brazos, beso mi pelo repetidas bese. Me sentí viva, sus brazos eran cálidos, comencé a amar este lugar, aquí, ya no había otro lugar donde quisiera estar. A mis pensamientos llego Alex y sentí una sensación extraña. Me sentí mal por un momento. Como si lo que acaba de hacer estaba mal, pero yo lo quería, quería que esto pasara ¿no era así? Estaba hecha un lio en ese momento, era la primera vez que tenía sexo por gusto, porque lo había decidido yo, con alguien que me gustara y que lo disfrute, pero ¿Por qué me sentía tan mal? Y no dejaba de pensar en Alex. – ¿En qué piensas? –susurro, su aliento llego a mi oído y me estremecí. –En nada– se me escapo una sonrisa amarga. –Solo que es la segunda vez que estoy en tu habitación y no la vez anterior no pude espiar bien. –Cierto… siento lo de esa vez y por todas las veces anteriores. –dijo me gire para mirarlo, tenía una expresión de dolor en el rostro. –Bueno, yo también te he hecho unas cuantas cosas malas. –¿Cómo cuáles? –me senté en la cama cubriéndome con la sabana. – ¿Recuerdas esa vez que te dio picazón por todo el cuerpo? – se quedo pensativo unos segundos. –Sí, lo recuerdo, no pude jugar en uno de los partidos más importante de ese año. –Bueno…– me mordí el labio inferior– Convencí a Alex para que te pongamos polvos picantes en la ropa– abrió la boca indignado. –Lo sabía, siempre lo supe… supe que eras tú, pero nunca me imaginé que Alex pudiera atreverse a hacer algo así. – me encogí de hombros. –Te sorprenderías las cosas que he logrado que él haga… hablando de Alex, debería irme– me puse en pie buscando mi ropa. –¿Por qué te vas? – lo mire mientras me abotonaba la camisa. –Realmente iba a prepararle algo de comer a Alex, no ha comido nada en el día y él no tarda en despertarse. –¿Quieres que te acompañe? –¿Tú en la cocina? –Te sorprendería de las cosas que puedo hacer en la cocina. –Lo dudo– le dedique una sonrisa– creo que no seria buena idea, luego me estarás distrayendo. –Aguafiestas. –Nos vemos luego– salí de su habitación antes de que me respondiera y baje los escalones de dos en dos, algo agitada. ¿Qué diablos acababa de hacer?
Lectura gratis para nuevos usuarios
Escanee para descargar la aplicación
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Autor
  • chap_listÍndice
  • likeAÑADIR