- ¡Estas frente al nuevo jugador de la reserva de Los Diablos Rojos! –fue mi manera de saludar a Rachele cuando la recogí de su trabajo. - ¡Waoooo! –exclamó, mientras venía corriendo hacia mí– Felicidades, felicidades, felicidades, cariño –me decía mientras me besaba por lo ancho y largo de mi cara. - ¡Ya no se den tan amor! –oí gritar a doña Rosa– algún día van a terminar… - Se nota que nos quiere mucho tu jefa –le mencioné a Rachele. - Jajaja… lo dice para fastidiarnos –me dijo Rachele muy tranquila– no le hagas caso. - Lo sé cariño, simplemente trataba de ser dramático –le di un pico– ¿Me esperas un rato aquí? Don Paco, me dejó que le de a doña Rosa un recado. - Aquí te espero mi amor –me contestó muy sonriente. Fui dentro

