Capítulo 2.

1633 Palabras
— Amiga ¿Dónde estabas? — pregunta Génesis cuando ve llegar a su amiga con el rostro algo perturbado. — Yo... yo tuve un inconveniente para encontrar un baño desocupado. Ya estoy aquí. Génesis no dijo nada pero pudo ver que algo la había espantado lo suficiente, le tendió si café y decidió que no seguiría preguntando porque no quería incomodarla. — Menos mal que llegaste a tiempo, el jefe no ha llegado algo que le resultó raro a todos porque según entiendo, los rumores dicen que no tolera retrasos. — Quizás no los tolera de otros, pero siempre que se retrase él no pasa nada. — dice Anna recuperando un poco la compostura, por lo menos algo le había salido bien hasta ahora hubiera sido muy engorroso que el primer día llegara tarde y el jefe la regañara por eso. A pesar de tranquilizarse por eso no podía evitar pensar en el hombre del cuarto de descanso, tenía grabado toda la situación en su mente y algo que no podría olvidar nunca es lo atractivo que era. Se preguntó si se tratará de un médico pasante, aunque por la edad del hombre quizás se trate de un médico titular, si era así rogaba no estar a su servicio por mucho tiempo porque le haría la vida a cuadros. Decidió que no pensaría tanto ahora eso, debía de enfocarse en ver a sus compañeros y estudiar el panorama. Sabían que el primer año era una carrera donde debían mostrar todas sus mejores cualidades y habilidades, las aprendidas en la escuela de medicina y las que aprenderían aquí con los titulares. Algo que solía pasar muy a menudo es que entre internos se roben los mejores casos, esto hace que las experiencias que uno va ganando sean mejores o peores para uno mismo y el puntaje final depende justamente de las habilidades que se adquieren ante situaciones extremas. Cuando vio a su alrededor pudo percatarse que el programa tenía pocos cupos ya que tan solo eran 10 los internos, pero podía ver en el rostro de todos que la ansiedad los sostenían, incluso a ella misma. Todos estaban muy impacientes por comenzar y estaban listos para lo que parecía sería una batalla. En el momento en que vio que una figura tomaba lugar al frente de la sala de reuniones, cuando pudo identificar a la persona no pudo evitar ahogarse con su bebida, sus ojos no daban crédito a lo que estaba viendo. ¿Qué estaba haciendo él ahí? «Esto tiene que ser una maldita broma.» pensó, no podía ser que el mundo la odiara de esta manera. Pero cuando volvió a mirar al frente sintió que sus latidos se detenían, él la estaba mirando directamente y en sus labios se dibujó lo que parecía una sonrisa maliciosa. «No puede ser, este será mi fin. » Trató de actuar normal, no reaccionaría ya que sino, estaría perdida. Miró en otra dirección mientras los demás estaba muy curiosos viendo al hombre que estaba de pie frente a ellos pero no emitía palabra alguna. Momento incómodo sin lugar a dudas. Génesis le pellizcó las manos haciendo que la mirara. — Que tipo más raro, ¿No lo crees? Ha llegado tarde y ni siquiera se ha presentado aún. — Susurró, Anna estaba pálida en ese momento. — ¡Buenos días! — un saludo hizo que todos callaran y dirigieran su mirada al frente — Lamento la tardanza, he tenido un encuentro sorpresivo con una persona que me retrasó debido a la charla. En ese momento Anna sintió la fuerza de una mirada pero tomó todas sus fuerzas por seguir enfocada en un pequeño punto sobre la mesa. Su voz tenía un efecto raro en ella, erizaba su piel desde los pies hasta a la nuca. Ese hombre ya tenía cierto poder en ella y lo sabía, el poco tiempo que habían pasado dentro de esa habitación ese breve momento en que lo vio como un hombre y admiró su cuerpo hizo mella en ella. Saber que es su jefe, mejor dicho el maldito jefe de todo el hospital, la metía en un grave aprieto ya que su futuro dentro del programa estaba en sus manos y no podía dar un paso en falso o podría despedirla. En realidad podría pasar hoy mismo ya que cometió su primera falta sin antes comenzar el día. — Bueno me presento con ustedes, soy el doctor Damien Karp seré su nuevo jefe general. Sé que tenemos muy buenos médicos en nuestra nómina como titulares como también muy buenos médicos internos que han ingresado este día, a ellos bienvenidos. — Todos aplaudieron brevemente — Sé que sonará algo hipócrita de mi parte, pero quiero aclarar algo muy importante. Odio los retrasos. Los tiempos de cada médico es muy valioso como para desperdiciarlo, así que espero que sean responsables en cumplir con sus trabajos en tiempo y forma. Con respecto a la organización por el momento seguiremos con la misma distribución que mantenía el antiguo jefe, pero sepan que iré cambiando las cosas día a día. En cuanto a los internos, les diré que deben esforzarse este año superarse a si mismos, trabajar duro y no dejar que otros vean sus debilidades, formarse de un carácter y recordar este día siempre para luego en el futuro ver cuánto han aprendido y mejorado. Anna estaba muy sorprendida, el hombre era bastante intimidante, serio y autoritario sin dudas, pero también un líder nato. Sus palabras habían sido inspiradores para los internos, a ella le sorprendió porque sintió como le hablará a ella personalmente, aunque sabía que no era así. De todas formas sus miedos se habían atenuado dando paso a la confianza, debía esforzarse para poder ser una persona diferente, ser aquella persona que siempre quiso y así poder finalmente escapar de su verdadera realidad. — Ahora, nombraré a los titulares y sus respectivos internos. El turno será de 72 hs así que espero que hayan venido preparados, los servicios durarán tres turnos y luego se rotará, el jefe de residente será quien informe las rotaciones igualmente si un titular desea que un interno esté más tiempo a su servicio así será ya que como titulares pueden ver las capacidades de sus alumnos, algunos serán muy buenos en alguna especialidad y algunos no tanto, como sea el caso el titular evaluará si requieren pasar más tiempo o no. De todas formas no pueden mantenerse siempre en un mismo departamento deberán rotar si o si porque tienen una cantidad de horas requerida para todas ellas. Luego de eso comenzó a distribuir a cada interno, Génesis se había quedado dura cuando escuchó la especialidad que le correspondía. Traumatología. Ambas amigas se miraron porque sabían que trauma era una verdadera caja de sorpresas, algunos dirían que es afortunada y algunos dirían que no tanto, ya que en ese departamento uno no tenía idea de los casos que podrían presentarse. Cuando el titular a cargo levantó la mano a Génesis se le dibujó una pequeña sonrisa en los labios, el médico en cuestión era uno de lo más jóvenes dentro de los titulares, bastante guapo y con una sonrisa deslumbrante que iba dirigida hacía ella. Anna sonrió porque su amiga se había sacado la lotería con ese turno, solo esperaba que el doctor no sea también una sorpresa y fuera alguien muy duro con ella porque no había que fiarse de su cara bonita, pero no se lo diría para no dañar las ilusiones que ella ya tenía en mente. Sin embargo cuando escuchó su nombre Génesis rápidamente abandonó sus pensamientos ya que no daba crédito a lo que sus oídos estaban oyendo. ¿Acaso la asignaron con él? No podía ser verdad. Cuando levantó la vista y los fijó directamente en el jefe este también se mostró un tanto sorprendido ya que claramente no se había esperado eso tampoco, pero lo supo disimular bastante bien, aunque ella por supuesto que lo notó. — Muy bien, ahora sí, a trabajar. — anunció y con varios asentimientos de parte de todos, uno a uno comenzaron a abandonar la sala dejándolos a solas. ¿Cómo es que no hay otro interno al servicio del jefe? La vida era cruel y nuevamente se lo estaba demostrando. — Doctora Rhodes, ¿Cree en el destino? Anna quedó petrificada en su lugar, cuando lo miró vio como el hombre se recostaba en la mesa para poder mirarla sin siquiera un poco de disimulo, la estaba inspeccionando de pies a cabeza. Tragó en seco, se sentía muy incómoda con su mirada puesta en ella ¿Por qué la estaba mirando de esa forma? — No es agradable que lo miren como si fuera un dulce, ¿No es así? — dijo nuevamente el doctor logrando que reaccionara, una risa se le escapó a Karp — Le estaba dando de probar de lo mismo que ha hecho hoy conmigo, nada más. ¿Quién iba a decir que conocería a mi interna de una forma un tanto peculiar? Pero bueno supongo que el destino tiene sus bromas. Anna se preocupó cuando vio acercarse a Karp dando pasos lentos y cortos, haciendo su recorrido aún más largo. Sus ojos no dejaban los de ella y por más que quisiera evitar su mirada no podía porque él la tenía atrapada. Cuando estuvo a medio metro de distancia pudo sentir nuevamente ese aroma mentolado destilar de él, olía gloriosamente. — Quiero dejarle algo en claro doctora Rhodes — dijo, pero esta vez su voz había sonado aún más ronco y más íntimo logrando erizarle nuevamente la piel — Este turno será un verdadero martirio, le haré pagar por hacerme llegar tarde y disfrutaré hacer de su vida un tanto miserable. ¿Quiere saber porqué? Es simple, porque lo quiero.
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