30A su regreso, la señora Jennings se dirigió directamente a la habitación de Elinor y Marianne y, sin esperar que respondieran a su llamado, abrió la puerta y entró con aire de verdadera preocupación. -¿Cómo está, querida? -le preguntó en tono compasivo a Marianne, que desvió el rostro sin hacer ningún intento por responder. -¿Cómo está, señorita Dashwood? ¡Pobrecita! Tiene muy mal aspecto. No es de extrañar. Sí, desgraciadamente es verdad. Se va a casar pronto... ¡es un badulaque! No lo soporto. La señora Taylor me lo contó hace media hora, y a ella se lo contó una amiga íntima de la señorita Grey misma, de otra forma no lo habría podido creer; quedé abismada al saberlo. Bien, dije, todo lo que puedo decir es que, si es verdad, se ha portado de manera abominable con una joven a quien c

