Daniel apenas se dio vuelta, y vio a un joven de un poco menos de su edad, con rasgos finos y buena presencia, definitivamente, su ropa parecía de vagabundo, así que tomó distancia.
—¿Quien eres?—exclamó él—¿Y cómo sabes del castillo?
—Yo soy Viscencius, el hermano de Alice...
—¿Que?
—Sí, te he seguido, sé que conoces a Alice y que has visto el castillo.
—¿No estabas como algo llamado la oscuridad?—preguntó Daniel reticente.
—Alice me trajo de vuelta...
—¿Y porque no me dijo nada de ello?
—¿Porque lo haría?
Daniel pensó en la poca estima que le tenía esta señorita para ser él quien buscaba ayudarla.
—Soy Viscencius Versalius, nadie como yo podría conocer más ese castillo y la tragedia de Sablyer.
—Aún no ocurre...
—¿La tragedia? Ya ocurrió, por eso solo quedan los cimientos del castillo.
—Vale, me queda claro que también lo ves, pero eso no te hace confiable.
—Debes sacarla de allí, si Alice me liberó, quizás hizo lo mismo con Jack.
—Ella no lo ama—atinó a decir Daniel—.Si eres su hermano, fuiste el que la encerró.
—No sabes quien es Jack, pero yo conozco esa historia y no debe repetirse, morirá mucha más gente, porque no se limitará solo con el castillo porque no hay nadie, sino que buscará hacerse de poder con tu pueblo.
—¿Mi pueblo? Es una ciudad, y de todas maneras, ¿que puede interesarle a él las cosas del mundo moderno?
—Él es un caballero, sobrevivirá al tiempo que sea, porque es un asesino y siempre buscará la manera más fácil de hacerse de riquezas, sino, le pedirá a Alice que vuelva el castillo a cuando realmente todo valía en él.
—No voy a acompañarte—dijo con gesto desconfiado Daniel.
—Pensé que buscabas ayuda para Alice...
—Sí, pero puedo hacerlo solo.
—Como sea—dijo el joven y se apresuró a caminar rumbo a donde era el castillo.
Daniel corrió a su casa a ver al nombre de quien era la explanada donde se encontraba el castillo, y sí era cierto que su último dueño mantenía el apellido Versalius. Así que lo llamó, y éste fue rápido en aparecer y pedirle que venga a la explanada.
—Bueno muchacho, ¿cómo dices que ves un castillo aquí?—espetó el anciano.
—¿Usted no lo ve? Es un Versalius.
El anciano suspiró.
—Son todos esos libros y demás, la tragedia de Sablyer, los Versalles, en fin. Mira, como sea si existe tal cosa, no quiere que yo lo vea.
—¿Ha habido alguien antes que quisiera saber de lo mismo?
Él asintió con la cabeza.
—Historiadores, pero, ¿sabes que son cuentos, verdad? Ja, jóvenes viajando en el tiempo, desaparecer un castillo, un caballero asesino, es una tontería perder el tiempo en esas cosas. ¿Ésto es parte de alguna tarea de tu escuela?
Daniel asintió con la cabeza porque de decirle que veía el castillo, prefería que lo viera como una persona decente, aunque había faltado a clases para el encuentro y estaba bajando su rendimiento.
El anciano se marchó dejando solo a Daniel, justo al momento que escucha una conversación.
—No se lo que rompería los barrotes en este tiempo, tienes tú la culpa de todos modos por encerrarme.
—Ya basta Alice—dijo echando un suspiro sosteniendo un hacha.
Daniel se hizo presente.
—Necesitas más herramientas que un hacha...
—Pero lo lograré eventualmente, ¿cierto?
—Sí, pero costará muchísimo tiempo—dijo tomándose de la nuca con gesto dubitativo—.Así que era cierto que son hermanos...
—¿Lo has visto antes?—interroga Alice.
—Sí, pero no me ha querido ayudar.
—¿Y tú porque actúas tan raro?
Daniel se rió.
—¿Raro yo? ¡Esto es raro! ¿Porque alguien que quiere a su hermana la encierra entre paredes?
—No lo entenderías—respondieron al unísono los hermanos Versalius.
—¿Porque ese hombre es Versalius y no puede ver el castillo?
—Porque ya no es pura sangre—espetó Alice.
—Ajá, ¿Y de dónde viene su apellido?
—Versalius d' Versalles.
—Entiendo. Entonces, según entiendo no hicieron familia, pero hay sangre Versalius aunque hayas hecho desaparecer todo su hogar...—dijo dirigiéndose a Alice.
—Nuestros padres nunca estuvieron en Sablyer esa noche—esclareció Viscencius.
—Entonces, ellos siguieron su vida...
—Claro que lo hicieron.
—¿Y no se preguntaron donde rayos había quedado el castillo?
—Sabían de los relojes del tiempo.
—¿Entonces hay una posibilidad de que ellos sigan con vida en su tiempo?
Ambos asintieron con la cabeza.
—¿Y no quieren volver a verlos?
—Somos solo nosotros dos—espetó Alice con ojos llorosos.
—No puedes salir de la vida de las personas y volver como si nada, sobretodo cuando te dan por perdido...—dijo con gesto cansino Viscencius—.Además correrían peligro, con Jack.
—Además nuestro padre no hubiera sido benevolente con la situación, y Jack realmente podía matarlo, hubiera sido catastrófico.
—Entonces, lo desapareciste todo porque sabías que podría empeorar...
Alice asintió con la cabeza.
—Además, Jack creía que tenía a Alice comiendo de su mano, ellos estaban enamorados pero él no poseía riquezas ni títulos, era escoria y por eso hizo se hizo amigo mío—dijo aclarando Viscencius—.Quería ver de cerca todo así que fui descuidándome, descuidando a Alice, a las dos Alices y él comenzó a trazar planes.
—¿Con la mala?
—Oye, sigo aquí.
—Vale—suspiró Daniel—.Pero eres una parte malvada.
Ella negó con la cabeza.
—Eso pensaba Jack. Claro que hay una parte malvada, pero no dejaría de amar a mi familia.
—Entonces se tuvieron que enfrentar...
—Y entonces Alice desapareció Sablyer—comentó tranquilo Viscencius.
—¿Y asesinó a toda la caballeria?
Ambos asintieron con la cabeza.
—Vale, sí que era sanguinario y peligroso.
—¿Ahora entiendes porque nos preocupa tanto que haya viajado con nosotros?
—¿Porque vinieron? Digo, de todas formas, pudieron elegir cualquier tiempo, ¿porque éste?
—Mi otra parte estaba aburrida...—admitió Alice.
—¿Y solo por eso?—preguntó Daniel con ironía.
—Sabía que ya no importaba Sablyer en este tiempo. Cada cien años las cosas dejan de ser importantes, ¿no?
—No realmente, existen museos—espetó Daniel.
—No te molestes con ella, la oscuridad no es para cualquiera, y nosotros tenemos el poder de volver e irnos.
—¿Y porque solo no se quedan en un lugar?
—Eso queremos hacer...—comentó Viscencius—.Pero no hasta que derrotemos a Jack.
—¿Y ahora es más frágil?
—Pues sí, no conoce ésta época y nosotros somos dos...
—Tres, conmigo. Bueno, si considerara ayudarlos...—dijo dando vueltas en círculo Daniel.
—Jack debe aún creer que Alice, o al menos una parte de ella estaría aún enamorada de él...
—Y no es así...
Alice solo se llamó al silencio.
—¿Aún lo amas?
—La otra Alice quizás no piense lo mismo...
—Es por ésto que estás encerrada—dijo poniéndose de pie Viscencius—.No podemos darnos el lujo de que suceda lo de Sablyer. ¿Alguna vez pensaste en las familias de los caballeros? ¡Ni siquiera saben que están muertos, Alice!—exclamó con recelo.
—Está bien, dejemos el regaño—dijo Daniel intentando alivianar las cosas—.Quizás él ya esté muerto, quizás salió de Sablyer y se quedó en su tiempo.
Alice y Viscencius se miraron al unísono, pero el gato Ceshire se unió a la conversación.
—Nunca salió de allí—espetó al llegar.
—Ceshire—suspiró Viscencius.
—Un gusto volver a verte, Viscencius...Como sea, les cuento lo que sé, él estaba muy preocupado en asesinar de una vez y para siempre a Viscencius, y querida—dijo dirigiéndose a Alice—.Tú también te estabas quemando, o al menos tu cuarto lo hacía.
—Sí, recuerdo el humo y mis dibujos quemándose.
—Él nunca te buscó—espetó Ceshire.
—Era un patán—dijo en voz alta Alice.
—Sí, pero es más fácil decirlo que sentirlo, ¿verdad?
Alice vuelve al silencio.
Viscencius comienza a adentrarse en el bosque. Daniel corre tras él.
—¿Que haces? ¿La vas a dejar allí encerrada? No sabemos hasta que días no ha comida.
—Tiene a Ceshire...
—¡Es su gato no su hermano!
—Entonces ayúdala tú—dijo tajante y amén de lo dicho se alejó. Daniel solo estableció una cosa en mente, si su hermano no la ayudaba, entonces sería tarea de él liberarla.