5- Río Han

2076 Palabras
Grité. Me limité a gritar. Aunque más que un sonido de terror ante mi quizá incipiente muerte, pareció un grito de guerra. -¡Woooohoooo! -exclamé, echando la cabeza hacia atrás para sentir el viento en la cara y sin dejar de abrazar por la cintura a un Jungkook que no paraba de reírse. Daba miedo, sí, un miedo increíble; y sin embargo era ese tipo de miedo mezclado con excitación lo que venía necesitando hace un tiempo. Sentirme viva, eso era todo. Allí me sentía totalmente viva, con los nervios a flor de piel; alejándome de mi hogar y mi paz con el chico más lindo del mundo. ¿Que cómo se sentía? ¡Era un jodido sueño hecho realidad! Las luces pasaban volando a nuestro alrededor cuando tomamos el puente; todas ellas como una gran bola de boliche.  Apreté con fuerza mis muslos al acolchonado asiento de la motocicleta y solté un brazo. Jungkook giró la cabeza sobre su hombro, como si quisiera verme, pero inmediatamente volvió la vista al frente. Solté el otro brazo y los estiré a ambos lados, como si imitara a un avión. -¡¡¡Pauline!!! -gritó Jungkook, aminorando un poco la velocidad-. ¿¡Estás loca!? -¡Woooohoooo!  -Dios mío -se rió y dobló en una esquina, bajando aún más la velocidad por culpa de la zona peatonal. Las luces se volvieron muchísimos más fuertes y cargaron nuestra visión con una contaminación importante. Lugares para comer aquí y allá, y todos prometían ser los mejores. Sin embargo, el muchacho paró decidido en el lugar que tenía en mente.  Quitó su casco y luego el mío, y me observó con los ojos brillantes como aquella noche. -¿Estás bien? -preguntó. Yo tenía una sonrisa enorme en la cara y todo el cabello parado. Asentí con euforia. -Hacía mucho no montaba una -traté de explicarme. Frunció el ceño con una sonrisa y levantó la barbilla, tratando de leerme la mente. -No creí que esa sería tu reacción. -¿Te hubieras divertido más si fuera la típica chica que se abraza a tu cuerpo y te pide por favor que cuides de ella? -me burlé mientras me bajaba del vehículo, sintiendo las piernas agarrotadas-. Pues no, no soy de esas. -Ya lo veo... -murmuró, y luego encadenó la motocicleta a un poste-. ¿Lista? -¿Para comer? Siempre. -Genial. Se me quedó mirando con tal sonrisa que no pude menos que acobardarme y apartar la mirada. No era un gran restaurante pero tampoco era uno de comidas rápidas. "Chicken Kitchen" era un restaurante de pollo (pollo frito, pollo saltado, pollo a la parrilla) bastante moderno y colorido.  -¿Puedes pedir por mi? Necesito ir al baño -se disculpó, marchándose de mi vista. Me acerqué al muchacho del otro lado del mostrador y le sonreí. -Hola, yo... -¡Hola, bienvenida a Chicken Kitchen! ¿En qué puedo servirte? -sonrió. ¿Sonrió? No estaba segura, su sonrisa era rara. Como si quisiera enseñarme sus dientes blanquísimos. Oh... no, sí. Si, eso era definitivamente una sonrisa. ¡Qué lindo! -Creo que... Hum... Bueno, dos de los combos de pollo frito -señalé con un dedo la pantalla. -¡Genial! ¿Tu bebida? -Eh... ¿cola? -Cola. ¿Aderesos? -¿Puedo pedírtelos después? No estoy segura de qué querrá mi compañero. -¿El imbécil emo que se fue al baño? -se burló el castaño. Me quedé boquiabierta. -¿Le conoces? -¡Ah, sí! Jeon Jungkook, ¿cómo no iba a conocerlo? -hizo una mueca y se rascó el cuello, justo sobre un corte en su remera holgada. ¿Qué clase de moda era esa de usar ropa rota?-. Vamos juntos a la universidad. -¿¡Ah sí!? -me sorprendí-. Supongo que por eso vinimos a éste lugar, él te conoce y... -Nada de eso: se robó a mi novia. No tenemos nada en común ahora mismo -se encogió de hombros y volvió a sonreírme-. Es un chiste, mi novia me prefirió a mi -se rió de su propio chiste y yo forcé una sonrisa nerviosa. -Ah... -asentí-. ¿Ahora están bien? -¿Cassie y yo? ¡Sí, estamos muy bien! ¡Ya llevamos cuatro años saliendo! Es adorable.. -Me refería a Jungkook, pero me alegro que las cosas estén bien con tu novia -me rasqué el brazo, nerviosa. ¿Por qué de repente este chico me contaba su vida personal?-. Llevaré los dos combos. -¡Oh sí! -anotó algo en la computadora y me alcalzó el recibo-. A la izquierda, final de la fila. -E-espera, no te he pagado. -Lo agregué a la cuenta del mocoso -me guiñó un ojo-. Se sentirá culpable si tu pagas y  -¡Gomowa! -le agradecí y caminé hacia donde me había indicado justo cuando aparecía Jungkook. -¿Has ordenado? -inquirió. -Ahá. -Genial -me sonrió. -¿Deberías ir a buscar un asiento mientras espero la orden? -No vamos a comer aquí: tengo un mejor plan. -¿Río Han? -inquirí con el entrecejo fruncido, viendo en dónde habíamos aparcado.  Me bajé de la motocicleta con los dos tachos rellenos de pollo frito caliente y las bebidas y las deje sobre una de las mesas de picnic. -¿No dijiste que querías una cita conmigo? -¿Disculpa? ¡No dije eso! -¿O sea que no quieres una cita? -hizo un puchero y yo lo imité, enseñándole lo mucho que me dolía que lo hiciera-. Yo creo que te morías por salir conmigo. -Cierra la boca o me iré en taxi -me mofé, y luego descubrí uno de los tachos para atacar una alita de pollo que sabía como el paraíso-. Mmmmh, por Dios. Es increíble. -Lo es, ¿verdad? -se metió una pata entera en la boca-. El restaurante pertenece a mi hyung. ¿Podrías creerme si te dijera que antes tenía un local en los barrios bajos? ¡Ahora es uno de los chefs más conocidos en todo Seúl! -Jincha, tienes buenos amigos -asentí, metiéndome otra alita en la boca. Jungkook sonrió con los mofletes hinchados de comida, y yo me sonroje... No, no sé por qué me sonroje. Tal vez, se me ocurre, porque me sentía dichosa de presenciar al -menos algunos minutos con una persona tan linda y tierna; o quizá simplemente hacía mucho calor. -¿Y tú? -inquirió mostrándome todo su proceso digestivo mientras que hablaba-. ¿Tus amigos? Sacudí la cabeza. -Considero a Minha una de mis mejores amigas; aunque no pasamos mucho tiempo juntas. -¿Por qué no? -Bueno... ella estudia, y tiene su pandilla universtaria en la que yo no puedo meterme. -¿Les caes mal? -¡Ni siquiera los conozco! No soy parte de ello y no voy a meter mis narices en donde no me llaman. -¿Entonces no tienes más amigos? -Pues el Sr. Yeol... -¡El portero no cuenta! -abrió los ojos como platos-. Pauline, ¿eres una chica así de solitaria? -No -respondí con seriedad. De repente me enfadaba que me hablara de aquel modo-. No soy solitaria, sólo... -Eres artista y te gusta estar contigo misma. -¡Sí, es exactamente eso! -Te pareces a mi madre. Sentí como si me hubiera abofeteado en plena cara. Que me comparase con su madre en parte me hacía sentir orgullosa, porque suponía que tenía un gran afecto hacia su madre. Si embargo... Si un chico que te parece súper mega lindo te dice que te pareces a su madre entonces ya puedes ir derechito a la zona de amigos. -Qué bien -me ahogué con mi propia comida-. Eso está muy bien. El muchacho rió y se pasó una mano por el pelo, dejándome plena visión de su frente y cejas y oh Dios bendito María purísima... -Mi madre pinta -sonrió-. ¿Has oído alguna vez hablar de la famosa Jeon Hyeyuk*? Se me cayó el pollo de las manos. -¿¡Jeon Hyeyuk es tu madre!? -levanté los brazos como si estuviera bendiciendo la comida-. ¿¡Hyeyuk!? ¿¡Es tu madre!? -Así es -sonrió y bebió de su gaseosa-. Veo que la conoces... -¿¡Qué si la conozco!? ¡Es majestuosa! ¡Sus obras son increíbles! ¡Es una de mis pintoras favoritas! Dios mío, no sabía que tenía hijos. -Pues ya vez que las pinturas no son las únicas cosas que hace bien -enarcó una ceja. Sacudí la cabeza. Éste chico no podía ser más destruye moods-. Tal vez podrías entrar en la indrustia del arte... gracias a mi. -¿Perdón? -Mi madre es muy conocida, ¿no? Si ella te recomendara... -¡Claro que no! -sonreí-. No puedo pedirle semejante cosa; y además quiero ganarme el buen visto por mí misma y no por ninguna influencia. -Pues parece que no te han dado muchos buen vistos... El pedazo de pollo a medio comer que tenía una mano terminó en la cara de Jungkook. -Si vuelves a decir eso me voy. -No pretendía herir tus sentimientos, por favor perdóname -fingió entristecerse y yo rodé los ojos-. Ya en serio, yo podría... -Ya te he dicho que no. No quiero que las cosas funcionen así. -Como tu digas, pero tienes mi apoyo -me guiñó un ojo y tuve que contenerme para no arrojarle otro pollo a la cara. Y no es que hubiese dicho algo malo, simplemente verlo guiñar un ojo era mucha información que cavilar. ¿Por qué será que tendemos a pellizcar, morder o golpear las cosas que se nos hacen lindas? Aigoo-. Pero esa no es la mejor parte: te has ganado un nuevo amigo. -¿Ah sí? -inquirí con voz burlona-. ¿Quieres ser mi amigo? -Por ahora -arrugó la nariz en una sonrisa y agachó la mirada a su comida. Y, por un momento, casi me creí el que se hubiera avergonzado de su propio comentario. -Mocoso... -comencé, apartando la mirada hacia el río Han. -Ohhh ya es muy tarde -Jungkook se fijó en la hora de su celular y apretó los labios-. Qué mal... tendremos que volver a casa. -¿Tarde? Antes no te parecía tan tarde -entrecerré los ojos. -Pero sí que es tarde, estoy tan cansado -bostezó y fue la cosa más mal actuada del universo-. Levanta tu pequeño trasero de ahí y vamos a casa. -Oh... sí, está bien. ¿Decepcionada?  Sí. Mucho. Y sin embargo me sentía como la princesa y el guijarro: algo no estaba bien pero no tenía ni idea de qué era. Arrojamos el resto de cartón engrasado y bebidas vacías al cesto y Jungkook se apresuró tanto en ponernos los cascos y subir a la motocicleta que por un momento me replanteé el que quizá me hubiera quedado algo en un diente y él no era capaz de seguir viéndolo; o a lo mejor se había dado cuenta de que era terriblemente aburrida y no quería saber más de mi, o... ¿Había hecho ruido al comer? Lo dudaba, y si fuera ese el caso él había sido mucho más salvaje que yo. ¿Y si le di pena? Aunque no sabría por qué... Es decir, motivos me sobraban pero no había estado toda la noche revolcándome en mi frustración; ¿entonces qué...? Cuando sentí que Jungkook me quitaba de un tirón el casco desperté de mis pensamientos. Giré la cabeza hacia el edificio amarillo y casi me sorprendí de verlo ahí. Realmente había hecho rápido. Me bajé a prisas pero sentí tan entumecidas las piernas que prácticamente rengueé hasta la entrada; siendo totalmente consciente de como una mujer de mediana edad que pasaba por allí me miraba curiosa, luego miraba a Jungkook y finalmente negaba con la cabeza. ¡Ay pero por Dios! ¡Qué gente malpensada! Jungkook también pareció notarlo, porque se rió bajito como si se enorgulleciera de algo y me pasó un brazo sobre los hombros para llevarme hacia el ascensor. Subimos los cinco pisos en sumo silencio, mientras yo me sentía cada vez más incómoda y él iba sonriendo más y más. Cuando las puertas metálicas se abrieron el muchacho me soltó y caminó como una bala a su departamento. -Adiós -murmuró con una sonrisa que me molestaba. Lo vi desaparecer detrás de la puerta como un rayo parada en medio del círculo con cara de tonta. -Pero qué chico raro -murmuré. Me encogí de hombros y de un par de zancadas me encontré frente mi propia puerta.  Mientras buscaba en mis pantalones las llaves me puse a pensar en la rara reacción de Jungkook y en qué podía estar pensado. ¿Se estaba burlando de mí? ¿Yo le haría gracia? ¿Tendría otro pla...? ¿¡Dónde mierda había metido mis llaves!? Sostuve mi teléfono y la billetera en la mano y palpeé todos los bolsillos que traía. -La mierda... -solté un gemido de dolor y dejé caer mi frente contra la puerta-. Pabo, pabo, pabo, paboooooo. ¡Me había olvidado de sacar la llave! Y claro, con las prisas que me había metido el imbécil de... Un momento. Despegué la frente de la pared y me giré para fulminar con la mirada a la letra "H" sobre la puerta de madera. Apreté la mandíbula y los puños con fuerzas, y caminé hacia ella para luego tocar el timbre con insistencia. Para mi sorpresa, o no tanto, la puerta se abrió en menos de un segundo. -¿Sí? -murmuró Jungkook, sonriendo como un chiflado. Abrió la boca como si se sorprendiera, pero como dije antes: era un muy mal actor-. ¡Oh! ¡Pauline! ¿Qué sucede? ¿Olvidaste las llaves antes de salir? Uff, ya lo que veo que sí por la cara que tienes... Mmmh... Ya es pasada la medianoche, no querrás despertar al Sr. Yeol para que te la llave maestra -hizo un puchero, como si pensara-. Supongo que lo mejor es que te deje pasar la noche en mi casa... Jeon, estás muerto.
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