Bajo por comida, Atina y Miranda están en la cocina llenas de harina al parecer ayudan a mamá Amaranta a hacer sus pasteles de chocolate y a empanizar pollo, me ven y sonríen las tres mis hermanas May y Susan están decorando galletas y Jon con Cassandra ayudan comiéndoselas muevo la cabeza de ver que por esta vez los que se las están comiendo no son mis hijos, cuando llego al refrigerador hay un pastel de moras azules, que es lo primero que tomo del refrigerador seguido de un par de copas con nieve de chocolate, para Sander tomo las frutas, una manzana y un tazón de fresas, mamá Amaranta me regaña por la comida que llevo pero en esto momentos no estoy de ánimo para prestar atención a sus regaños, me falta algo para tomar y me encamino a el refrigerador de vinos que tenemos en la cocina, hay un vino tinto que me encanta y es lo que tomo, meto todo en una canasta que usa Susan para trasportar sus desayunos a las habitaciones. Regreso a mi habitación Sander no está en la cama, dejo la canasta en la mesa y comienzo a comer el pastel de moras, me sirvo el vino en una copa que tome de la cocina sabe delicioso la mesa ya no es la que estaba está es de hielo y las sillas también, observo el cuarto para darme cuenta que los picos siguen pero más cortos y la temperatura del lugar no ha cambiado y que algunos muebles son de hielo. Sander sale del baño con el pelo corto y ya bañado, me dedica una sonrisa encantadora y siento que la Cobra se retuerce en mi piel, se sienta en la silla que está frente a mí y ve lo que estoy comiendo, gracias a que mantiene la temperatura baja la nieve no se va derretir come la manzana primero se sirve un poco del vino en una copa que él hace con hielo, como más de mi pastel de moras, pero la verdad me llama la atención una enorme fresa roja de su tazón, continuo comiendo de lo que yo tengo la copa de nieve de chocolate me sabe deliciosa devoro las dos copas con nieve rápido, Sander deja la fresa que estoy cazando y se levanta de la silla y se toma el vino que resta de su copa de hielo.
-¿Tú solo te cortaste el cabello?- pregunto con un poco de curiosidad tengo mucha y él lo sabe.
-Sí, no me digas que todos estos años pensaste que una persona lo cortaba- asiento despacio siempre lo pensé, pero hoy me doy cuenta que estaba totalmente equivocada y para mi mayor desgracia él sonríe- Eliza, mi papá me enseño a hacer esto desde que tengo memoria, Miranda también sabe cómo Luca, Miranda sabe pintar el cabello también eso no lo aprendimos Luca y yo pero lo de cortarnos el pelo creeme que lo aprendimos bien.
-Perdona mi ignorancia de todos estos años- no miento y mi todo de disculpa es muy sincero- no tenía idea de que eras tú el que cortaba tu cabello.
-Disculpa aceptada, y como ibas a saberlo si dormías toda la mañana- pequeño defecto de mi reinado uno más a la cuenta, cada vez me convenzo más de que soy la peor reina de Caldera- pero no importa y si quieres cortarte el pelo que ya te hace falta dile a Miranda, aunque te va regañar.
-Tal vez se lo pida- enserio lo necesito me cansa tener el cabello largo, he visto como se lo pinta a mamá y le queda increíble tal vez también le pida eso.
-Necesito hablar con Gabriel y Alexander, ¿crees que podamos retomar nuestro tiempo a solas en la noche?
-Claro, necesito hablar con mamá de unas cosas y aprovechar para quitarme el largo de cabello- me pongo de pie y regreso todo a la canasta.
Me baño y cambio poniéndome un vestido turquesa con destellos plateados, hago una trenza en mi cabello que lo recoge todo se me ve bien hasta cierto punto donde se empieza a notar que está maltratado, bajo a donde vi por última vez a Miranda dejo la botella en su lugar y acomodo todo el pastel quedo a la mitad la fresa roja quedo en la habitación Sander la guardo en hielo, me gusta la nueva decoración que tiene mi cuarto, Miranda no está en la cocina, la busco en diversos lugares y no la encuentro por ningún lado hasta que la escucho en la habitación de mamá, fin de mes, nuevo color de cabello en mamá, toco a su puerta y Atina es la que abre la puerta no deja de ser sarcástica, cuando me saluda mamá solo me dice que si ya estoy disponible y le contesto que solo por el día de hoy lo estoy, Miranda ya termino de pintarle el cabello a mamá y parece que el castaño oscuro gano. Le digo a Miranda que mi cabello necesita corte porque lo noto maltratado pero no le digo que ya sé que ella lo corta y Atina dice que ella lo puede hacer, que quien creo que se lo corta y pinta de rubio oscuro, Miranda saca unas tijeras del cajón de mamá y me sienta en una silla, mamá me quita la trenza y casi me pega al ver mi cabello, y Miranda darle un infarto.
-Lo tienes demasiado maltratado- vocifera mi madre al sostener mi cabello- Miranda córtaselo hasta donde ya no lo tiene maltratado.
-Pero es demasiado lo que tendría que cortar- mis nervios se hacen presentes- y se le bonito a media espalda.
-Si pero si se lo cortas a media espalda se le va a maltratar más después-Miranda calcula un punto y no me gusta hasta donde señala su mano.
-Hasta aquí quedara bien, sin que se le maltrate- mi madre asiente y Miranda voltea al espejo donde ve mi cara de temor-lo siento Sara- comienza a cepillar mi cabello rojo como la flama, rociá agua sobre él con su don y cuando lo tiene bien cepillado comienza a cortarlo me lo deja hasta más debajo de los hombros, miro las largas tiras de cabello que hay en el suelo y las cortas que ahora están en mi cabeza- no se te ve mal el cabello corto.
-Se te ve mejor- dice mi madre tomando un mechón de mi cabello- se ve más natural.
-Adiós a mis largas trenzas-mi lamento es apagado y corto como mi cabello.
-Nunca te lo haz pintado ¿Verdad?-comenta Atina colocándose a mi lado- se te vería genial en un tono dorado.
-En un n***o también- dice Miranda imaginándome de pelo n***o- o de un castaño oscuro como el que trae tu mamá.
-No le estarán pensando en pintarle el pelo ¿O sí?- las dos se miran y asienten- ¿Sara no vas a poner objeción?
-Mi cabello lo prefiero como está-me intento levantar pero Atina me vuelve a sentar.
-De ninguna manera te lo pintaremos para ver cómo se te ve otro color-Miranda toca mi cabello y observa con entretenimiento mis ojos me intento volver a parar pero Atina me vuelve a sentar- ojala Kendall estuviera aquí para sentarte y tenerte quieta con su don.
-La bruja de metal jamás recuperara su poder-refunfuño para mí y es una de las pocas cosas en las que jamás me arrepentiré.
-Atina dame el nueve- le pasa un frasco con tinte no veo bien la etiqueta pero o me gusta la cara de mamá- no se le va a ver muy raro.
-Y un cuatro- propone Atina pasándole otro paquete de tinte- o es muy bajo.
-Es muy bajo-contesta mi madre mientras ve mi color de piel- que les parece un doce.
-No se le vera exagerado- analizan cada parte de mi cuerpo y de mi cabeza- un quince tal vez.
-Cómo crees Miranda, es muy fuerte el color- Atina remueve los tintes y mi madre con Miranda analizan que color se me vería bien pero prefiero mi color natural, intento ponerme de pie otra vez pero me vuelve a sentar Miranda- que les parece un once y medio.
-Se le vería fantástico-afirma mi madre viéndome los ojos- y un poco de trece en las puntas.
-Mejor vemos como se le ve todo en once y medio, después vemos si le agregamos un tono más oscuro en las puntas- las tres asienten, Miranda prepara mi cabello con una sonrisa enorme en su cara.
Dura aproximadamente tres horas en desaparecer totalmente el rojo de mi cabello para que tome el color que quieren que tome, y otra hora más esperando a que el tinte se pegue al cabello, Atina se lo cambia del color mantequilla que trae a un color chocolate, paso de ser de un aceite a un sabor que me encanta, Miranda se lo pinto también de rubio oscuro a color castaño oscuro se le veía mejor su color natural como mi color natural, para mi buena suerte mis cejas son café claro como las de mamá y pestañas negras también como las suyas, a mamá se le ve bien su color nuevo como a Miranda que decidieron pintárselo del mismo color, Atina sonríe cuando por fin Miranda me quita los residuos del tinte, cierro los ojos en todo lo que hace después, siento como lo cepillan y secan, como le cortan las puntas para emparejarlo.
-¡Listo!-vocifera Atina llena de felicidad, mis ojos no los abriré para nada.
-Si abriera los ojos para contemplarla mejor-Miranda no se escucha contenta pero no me importa-creo que no hará falta un tono oscuro en sus puntas.
-Si no lo hace falta- contesta mi madre dándole la razón-Sara abre los ojos pareces niña chiquita, abre los ojos- la orden de mi mamá me llega y los abro poco a poco, hasta notar que estoy de espalda la espejo y ellas son mi panorama.
-Se le ve fantástico-dice Miranda dando una enorme muestra de sus perfectos dientes- el color miel se le ve excelente buena elección Atina.
-Porque no te miras en el espejo- me susurra mi madre en el oído, me doy la vuelta poco a poco con los nervios a flor de piel, el color de mi cabello se perfecto en mi cabeza pero extraño ver el rojo de la flama en el espejo-¿Qué opinas?
-Les quedo lindo pero…
-Prefieres tu color natural- termina por mí Atina- lo sabemos pero se te ve genial ese color.
-A cenar- la voz de Asur suena desde la puerta cuando me ve se le abren los ojos de par en par- Sara, se te ve… Fantástico.
-¡Verdad! No le gusta, prefiere su color natural- comenta Atina pasándome una mano por el cabello- pero ya no importa la reina de las flamas nos pudo asar vivas por esto pero no lo hizo.
-Asur le puedes traer a mi hija un vestido rojo por favor-dice mi madre acercándose a ella- y a las chicas uno de diferente color de sus habitaciones y de paso ponte tu uno hoy cenas con nosotros- se me olvidaba que Asur prefería cenar en su cuarto con Nicolás y Jon- dile a mi sobrino que lo espero en el comedor a y diles a los caballeros que no los quiero oliendo a sudor, con un traje de preferencia nadie entrara al comedor sin ropa apropiada hoy será una cena formal ya me canse de que no se den las cenas como se debe por no estar en el castillo, así que los quiero arreglados.
-Como usted diga majestad- Asur y la mayoría le teme a mi madre cuando habla así- ¿también a los príncipes?
-No, a mis nietos dejalos cenar en su recamara con su tía Susan- parece que no los voy a arropar hoy tampoco- ve por favor Asur.
Asur sale de la habitación y Atina empieza a peinarse el cabello chocolate que trae, Miranda se hace un peinado con una trenza en forma de corona en la parte de enfrente de su cabeza, se pone pasadores en la parte de abajo para que no se le suelte y deja el resto del pelo suelto y se le ve precioso, Atina se hace una trenza complicada de las que muy pocas veces me hacía, Mi madre ya acostumbrada a peinarse, se hace una trenza y después la hace girar en su cabeza para formar un peinado espectacular, Asur regresa con los vestidos que mi madre le pidió, el mío es rojo con encaje n***o en el escote, el de Atina es blanco con bordados tintos en forma de petalos que caen en la parte de la falda, el de Miranda es azul con detalles amarillos. Mi madre se pone uno lila con detalles celestes en la parte del escote, Asur lleva uno color rosa pastel con detalles más fuertes del mismo color rosa. Cuando llegamos al comedor todas entran y escucho a Gabriel alagar a Miranda por el nuevo tono de pelo.
-Mi amor me encanta ese color- puedo ver a Miranda dando una vuelta en su dirección.
-Se te agradece Gabriel- le dice mi madre ya ella tiene el mismo color.
-A usted se le bien- se gira a Miranda- pero a mi esposa se le ve perfecto.
-Gabriel me vas a ser que me apene- le dice Miranda, le doy el paso a Asur quien se ríe de mi pena- espera ver a tu hermana.
-¿Qué le hiciste a mi hermana?- le pregunta él y ella no contesta.
-Solo te diremos que le quedo genial- anuncia Atina sentándose junto a su hermano que viste un traje n***o con detalles celestes como su país-a más de uno en la habitación se le alterara el corazón- Miranda y ella se ríen por el comentario.
-Niñas, no sean así ¿Dónde está Sara?- dice mi madre al no verme en la habitación- no se supone que venía con nosotras.
-Se quedó afuera- le responde Asur por las causantes de mi nueva apariencia- le da vergüenza entrar.
-Si le quedo fantástico el color- rezonga Atina.
-Sabes cómo es Eliza- la voz de Sander me llena más de nervios, los escucho hablar y bajo la cabeza.
-Sabes que es malo escuchar una conversación- levanto la vista y veo a mi primo dándome una sonrisa que le atraviesa toda la cara- se te ve muy bien el color.
-Se supone que soy de cabello rojo como mi flama no rubia- hago una bola roja en mi mano y el hace una dorada en la de él.
-Sara no dejes que el cambio te perturbe y la flama se adapta a los cambios- la vuelve a hacer roja y después a dorada apago la mía y le sonrío- ¿Entramos majestad?
-Apague su flama, niñero real-reímos por el apodo que le digo desde que me case con Sander, él entra primero y lo sigo detrás- buenas noches- los saco de la discusión para que me presten atención.
-Eliza-Gabriel es el primero en hablar y adular- disculpe majestad ¿No ha visto a una chica pelirroja con el cabello largo?
-No- digo dedicándole una sonrisa a mi hermano- creo que las señoritas que están a su lado la mataron.
-Eliza-Alexander titubea al hablar y para que se sonroje más sonrió un poco más para él- se te ve perfecto ese color- está sonrojado de más y se le nota bastante.
-Gracias Alexander- camino en dirección a mi lugar junto a Sander que tiene la cabeza abajo mirando al plato vacío- alteza ¿está ocupado?- trato de que voltee a verme pero creo que esta igual que Alexander o peor- majestad ¿me escucho?
-Adelante alteza- no va a levantar la cabeza hasta que asimile que ya no soy pelirroja- se supone que en ese lugar va mi esposa pero no ha llegado-levanta la cabeza y su respiración se corta, está un poco menos que Alexander pero con una gran sonrisa en la cara- no creo que venga ¿Verdad?
-No- meneo la cabeza en negación- cenamos muero de hambre.
-Mi querida extraña- miro a mi hermano que parece extrañamente contento- me regala su nombre por favor.
-Sara Soleil, reina de Caldera, Señora de los Infiernos para servirle- digo con el tono que mi madre me enseño cuando me debía presentar en los otros reinos- a me falto Nueva protectora de la Flama Eterna- sonrío al decir mi título completo se escucha bien en mi boca.